LA PLAYA (I)

La primera vez que vi una playa fue la playa de Bankestrow, en el país de los Likanors. Era pequeño e iba con mis padres en un tren eléctrico lleno de campesinos y mineros de la región de Ghermontq. Los mineros comían enormes bocadillos de tortilla y bebían grandes cantidades de un vino espeso llamado tirsul. Los campesinos roían zanahorias y a veces tiraban enormes pedos para reírse de los mineros. Las mujeres y las niñas iban en otro vagón.
Cuando llegamos a Bankestrow fuimos todos en riada hacia la playa. Las calles eran más bien estrechas y todos nos movíamos dándonos empujones como toros desbocados. De nuevo las mujeres y las niñas tenían que ir por otra calle y allí también gobernaba el jaleo y los gritos. Los habitantes de la ciudad nos miraban desde las ventanas con cierto temor. El cielo era de un color verdusco con tonalidades rojizas. Prometía hacer mucho calor.
Llegamos todos a la playa al unísono y entonces todos, mujeres y hombres, absolutamente todos; nos desnudamos en porrica y fuimos directamente a las olas y al mar de agua blanquecina como la leche. Miles de personas se bañaban con furor y algunos nadaban hasta la cercana isla de Klotram. Nadar era fácil pues uno flotaba sin tener que mover nada. La playa era enorme y se perdía en la lejanía. Venía gente de muchas partes del país de Gortherolp. Quizás demasiada gente. Miles y miles de personas completamente desnudos: hombres y mujeres mezclados en la gran playa de Bankestrow.
Y esa fue mi primera experiencia de playa.
De las Crónicas de Nuyertwq el Trabajador de Metal de Gortherolp