26 marzo, 2010

EL EX-PROFESOR

El profesor de instituto se dio cuenta que su trabajo era una puñetera servidumbre y esclavitud y entonces decidió abandonar la profesión metiéndose en un restaurante local a freír hamburguesas. Ganaba muy poco, pero había logrado recuperar su dignidad y cierta alegría. Ya tendría tiempo de reconducir su vida por otros derroteros más satisfactorios económicamente hablando. Cosa que ocurrió más pronto de lo que había pensado.

Cuando le hablaban o le recordaban su anterior profesión de profesor de instituto prefería no decir nada. Si le insistían respondía: “Mira, yo me di cuenta que aquello para mí era una esclavitud y una servidumbre miserable y decidí mandarlo a tomar por el saco. Ahora vivo mucho mejor”.

2 comentarios:

  1. Siempre habrá el integrado y satisfecho de turno que te contestará: "Bueno, ya se sabe; no todo el mundo vale para todo. La profesión de trabajador de la enseñanza requiere una cualidades que no todo el mundo tiene por qué tener, paciencia, programación, programación de aula, formación, dedicación a los muchachos, diversificación curricular y bla bla". Nunca nadie te comprenderà en este puto mundo.

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  2. Pero este ex-profesor del relato ha tomado una determinación absolutamente cerrada y definitiva con el tema.

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