13 marzo, 2010

Kirmeville

Hacía frío. Nevaba en Kirmeville. El desierto que rodeaba al pueblo se cubrió de blanco y el aire cortaba como una navaja. El ganado de los ranchos circundantes ya estaba protegido bajo los barracones de madera. La noche era aun más fría y desoladora.

La casa de Henry y Séphora estaba a la entrada de Kirmeville. Los niños miraban por la ventana de su habitación y disfrutaban dibujando monigotes en el vaho cuando empañaba las ventanas. Terry tenía seis años y Lenia siete. Muy pronto tendrían que meterse bajo la manta. Pronto tendrían que dormir después de que su padre les contara otra vieja historia de lejanas tierras.

Pero cuando ya se iban a acostar vieron de repente al pastor Newton dirigirse a la iglesia. El Reverendo llevaba una enorme biblia bajo el brazo. El abrigo que portaba era negro y grueso. Pero el Reverendo iba dando tumbos y apenas se podía poner en pie.

“Papá, papá! Al pastor Newton le está pasando algo! ¡Ven!” gritaron los niños.

Pronto Henry y Shéphora fueron a la habitación alarmados y vieron el estado del Reverendo. Lamentable estado. Demasiado güisqui para combatir el frío. Demasiada cogorza para ir a dar gracias al Señor en horas tan poco adecuadas.

“Ni siquiera el pastor Newton es perfecto. Habrá que salir y llevarle a casa. Procuraremos que no se entere nadie” dijo Henry a su esposa.

Y así metieron a los niños a la cama y poco a poco fueron cargando con el Reverendo en su vieja carreta y tapado con dos mantas. Nunca nadie supo nada y la Primera Iglesia Presbiteriana de Kirmeville siguió creyendo en la pureza y santidad de su inflexible pastor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antes de enviar un comentario escríbelo primero en word para conservarlo en caso de que falle el envío. Trata de que no sea muy largo, pero si quieres escribir más entonces divídelo en más comentarios con el "sigue...etc". En caso de no poder enviar por cualquier razón no descrita entonces envíamelo a rbjoraas@telecable.es y yo me encargo de publicarlo.

REFLEXIONES EN TORNO A LA EXPERIENCIA DE FE PROTESTANTE

  U na experiencia subjetiva es algo inacesible a otras mentes. Lo que ocurre en el alma de las personas es un mundo en sí mismo refractario...