12 marzo, 2010

FORDING TOWN

Cuando llegas a Fording Town después de viajar muchas horas en tren, te apetece ir derecho al saloon a echar un trago y luego dormir placidamente en el Alamo Hotel. Pero aquel día lejano no había sucedido así: cuando bajé del tren los comanches ya habían acabado su trabajo y los cadáveres se amontonaban en un pueblo que ardía por los cuatro costados. Así perdí a mi familia del Rancho Perdido, y ahora sólo vivo de tren en tren sin nunca pararme en ninguna estación.

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