05 julio, 2018

SEFIROT

En la nada del espacio en blanco surge la primera letra. Has abierto la puerta. Eres el creador y has de dar forma a lo informe. ¿Para quién? ¿A quién quieres mostrarle tu creación? ¿Qué razón hay para que lo hagas? ¿Qué quieres mostrar? Quizás te has dado cuenta que a pesar de los millones y millones de relatos y narrativas y construcciones de mundos físicos, naturales, históricos, literarios, artísticos, musicales, religiosos; sin embargo el tuyo aun está por nacer. Todos estamos ya inmersos
en producir relatos. En todo momento estamos hablando, describiendo, explicando, justificando; tratando de decir a los demás: este o esta soy yo y es así como veo las cosas. Pero quizás hayas llegado a un momento en que quisieras alejarte del ajetreo diario en el que vives, de los estímulos-respuesta, de los automatismos a que te has venido acostumbrando y adaptando por años y años. Quizás por primera vez te alejas lo suficiente para entender que esos espejos que te reflejan los mundos interiores y exteriores filtran imágenes repetitivas, gastadas por el uso; agotadas en automatismos semánticos. Te has hecho predecible, persona familiar de la que todo el mundo sabe qué esperar y cómo has de reaccionar. Tú mismo ya eres un espejo entre otros muchos espejos que se reflejan mutuamente de una manera habitual, rutinaria, predecible. Dentro de las innumerables narrativas diarias tú ya funcionas como un significado habitual con el que todo el mundo cuenta en el juego de significados, reflejos, sensaciones.
Pero quizás ese espejo comienza a distorsionarse, a retorcerse en sus superficies y entonces comienzas a ver nuevas interioridades que jamás te habías imaginado; nuevas realidades ahí afuera que nunca habías visto; nuevos gestos, movimientos y detalles en las personas que te rodean que te habían pasado desapercibidos y te sorprenden. De repente tu espejo se convierte en espejos que reflejan nuevas dimensiones, nuevos territorios que van surgiendo y te invitan a ser explorados, imaginados, reflejados en nuevas combinaciones especulares.
He ahí el espacio en blanco de la página. Ha surgido la primera letra, la primera pincelada, la primera nota musical, el primer número. ¿A quién se lo quieres contar? ¿A quiénes se lo quieres mostrar? ¿Quién lo ha de oír? ¿Estás resuelta a ser un enigma, una incógnita, una extraña luz que disuelve y difumina lo hasta ahora predecible y familiar?

LA INCREIBLE PREGUNTA SOBRE DIOS

 Poco a poco vas buscando a Dios y vas agotando sin remedio. Dios es una palabra que no lleva a ningún sitio concreto, solo a infinitas espe...