Hay formas de pensar y de ser que se enquistan en una sociedad y, por mucho que se demuestre que son nocivas para dicha sociedad y que lo vienen siendo por mucho tiempo, se persiste en ello como si de una seña de identidad sagrada de tratara, como un axioma incuestionable. En Asturias es imposible que se progrese mientras un alto porcentaje de la población perciba el capitalismo, el dinero, la actividad empresarial, los bancos, el mercado, etcétera; como cosas malas, y perversas por definición. Y, por otro lado, el Estado, el socialismo, lo social, lo público, el poder sindical, etc., como algo bueno, bondadoso, justo, igualitario, etc.
Llevamos años y años con gobiernos socialistas y algunos del PP, que nos siguen demostrando años y años que una economía que no se atenga a una economía real y la acepte como un desafío, esa economía se atasca irremediablemente. Una sociedad que se cierra al mercado, o, por lo menos no lo facilita, hace posible que el orden de lo racional se invierte: la base productiva, la creación de empresas, el apoyo y facilitación de inversiones que hagan posible la riqueza y el empleo se sacrifican en aras de mayores agencias públicas, mayores servicios sociales, más subvenciones, más y más chiringuitos “culturales”, etcétera. Es una sociedad que insiste en empezar la casa por el tejado, sin tener sólidos cimientos económicos que puedan seguir manteniendo el ansiado bienestar social. La Asturias de hoy es una región que no inspira a nadie, que se ha instalado en un conformismo de mediocridad del que no intenta salir por el momento. Como no somos Finlandia con su potencial de honestidad social y de honradez ; el montaje de lo público y social, además de las corrupciones y corruptelas que ha ido generando, (y, la gente y partidos que se han ido enriqueciendo a costa de ello); va a ser imposible seguir manteniéndolo a largo plazo por falta de dinero. Somos una región dependiente del Estado y con muy poca gana o ninguna de dejar de salir de su tutela. Esperamos transferencias de dinero de otros sitios, esperamos que nos saquen las castañas del fuego partidos o gobiernos cuyos intereses no son coincidentes con Asturias precisamente. Y, para colmo de males, seguimos instalados en una ideología de rechazo a todo lo que huela a liberal, a mercados, o a capitalismo, todo ello sin reflexión posible o reconsideración. Es un axioma incuestionable y punto. Los asturianos siguen votando lo mismo una y otra vez.
¿Solución?
Hay países que se anquilosan por siglos en la pobreza y mediocridad; pero eso sí; siempre en posesión de la Verdad. España misma ha sido un ejemplo de ello por siglos. No vemos que se este produciendo un cambio de mentalidad hacia un mayor riesgo, una mayor ambición de avanzar en la economía real que abre posibilidades a un progreso social con fundamento. Encantados de volver a la cuneta de la Historia.
Llamalo como quieras, pero lo de Asturias es un caso del Caziquismo Rancio de siempre, con algunos adornos ideologicos que ya demostraron su futilidad antes de adoptarlos como nuestros. Con la excepcion de los nombres asignados a los diferentes agentes sociales, nuestra Asturias encajaria perfectamente en La Edad Media de Feudos, Senorios, Cazicados y Mandarinatos---donde la posicion de cada individuo queda fijada desde su nacimiento---con la excepcion de aquelos que se arriesguen a salir a otras partes a buscar mejor vida.
ResponderEliminarCien por cien de acuerdo, Sr. Nesalem. Mientras se siga viendo al empresario como un delincuente que quiere enriquecerse a costa de los obreros, no hay nada que hacer. Mientras se siga creyendo que la actividad económica tiene que tener una "componente social" por delante de la económica, mal irá Asturias. Mientras no se comprendan los sencillos principios del liberalismo económico, ya enunciados por Adam Smith hace muchísimo tiempo, no hay progreso económico posible. Mientras no se comprenda que el socialismo, llevado a la practica, no conduce a otro sitio que al crimen contra la población, nunca saldrá Asturias del pozo.
ResponderEliminarRunandros