16 noviembre, 2010

GEORGE SOREL Y SUS MÁQUINAS DE GUERRA

George Sorel (1847-1922) fue un curioso teórico del marxismo por una época, además de pensador vanguardista del sindicalismo revolucionario francés. Es una de esas mentes avocadas a la acción, al movimiento y a la radicalidad como modo de vida. Su impaciencia con todo pensamiento intelectual basado en el racionalismo y la abstracción lo llevo incluso a renunciar al marxismo para encontrarse con la flor y nata del nacionalismo reaccionario. En cierta medida Sorel es el eslabón entre el socialismo marxista y el nacional-socialismo que más tarde derivó en el fascismo. No solamente fue influido por Marx, sino también por el “elan vital” de Bergson y su forma de entender el tiempo mejor descrito por el mito y la intuición que por el tiempo abstracto artificial de la física. También hay bastante de Nietzsche, y; curiosamente del filósofo y psicólogo pragmatista americano William James. Para Sorel la pretensión científica del marxismo es algo que no soporta y pronto hace una revisión mítica del mismo donde la lucha de clase y la Revolución pasan a ser valiosos mitos de movilización de las masas contra la cultura democrática-burguesa tan odiada por él. Según Sorel a las masas proletarias no se las moviliza con la teoría de la plusvalía, sino con mitos que encarnan sus intuiciones y experiencias primigenias. Los mitos pueden ser utilizados como una máquina de guerra contra el orden burgués. Según él: “Una civilización asentada en los mitos siempre es superior a una civilización racionalista y materialista”.

Sorel aspira a la continua movilización y acción de las masas a través de estas máquinas de guerra que son los mitos apocalípticos de la Huelga General, la Revolución Proletaria, la Vida de un Nuevo Orden dominado por el trabajo, y la vitalidad de un orden productor. Pero, curiosamente, Sorel no está contra el sistema capitalista en sí ni contra las leyes del mercado. Para él el mercado es también otra máquina de guerra que hará posible con su eficacia productiva el conflicto agudizado entre los proletarios y el orden burgués democrático liberal basado en el individualismo, el hedonismo, el pacifismo, el feminismo, la cobardía, etc. No, precisamente atacaba a los empresarios y el sistema de producción capitalista, sino el orden burgués que dominaba este sistema de producción y que Sorel ve como la pura decadencia de la civilización. Los medios para conseguir acabar con esta lacra histórica son la acción directa, la permanente movilización de las masas obreras a través de los mitos, de las emociones y vitalidad que suscita el mismo. Se trataba de introducir maquinas de guerra contra el orden burgués tanto en la mente como en lo colectivo. Esa era, según él, la manera de acabar con el pensamiento parásito intelectual de la izquierda socialista que pacta con la democracia, con el pensamiento racional y abstracto en general que genera conformismo, vida fácil, hedonismo, etc.. Sorel antepone el espíritu del pesimismo al optimismo. El optimista es “un hombre inconstante, peligroso incluso, porque no se da cuenta de las grandes dificultades que encierran sus proyectos”. Y también: “La gran debilidad de las escuelas socráticas era su optimismo; no se puede agitar a las masas ensalzando el orden saludable, la armonía, la racionalidad de las cosas existentes”. Es el pesimismo griego basado en heroísmo de “las tribus guerreras pobres de las sierras”, el pesimismo del cristianismo primitivo formando un ejercito sagrado que engendra animosa propaganda y “produjo un progreso moral serio”.Y, sobre el calvinismo del siglo XVI: “nos ofrece un espectáculo que acaso es, si cabe, más instructivo; los dogmas del pecado y de la predestinación corresponden a los dos primeros aspectos del pesimismo: a la miseria de la especie humana y al determinismo social”.

Curioso pensamiento el de este hombre. Su influencia yo creo que se deja sentir aun en pensadores como Deleuze con sus “máquinas nomádicas” y otras máquinas de deseo y fascismo, etc. Hay un peligroso placer estético en este pensamiento que efectivamente influyó, no solo en lo que más tarde fueron los movimientos fascistas del siglo XX, sino también en cierta extrema izquierda violenta todavía reciente. Y es que el Estado, pasó también a ser la gran máquina de guerra y movilización corporativista del fascismo 

Libro consultado: "El nacimiento de la ideología fascista" de Zeev Sternhell, Mario Sznajder y Maria Asheri de la Hebrew University en Jerusalén. Siglo Veintiuno. Madrid 1994.

4 comentarios:

  1. Muy de acuerdo con sus opiniones.

    Runand

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  2. (La nota anterior era para el artículo anterior y la metía quí por error. Sobre este comentaré algo más)

    Runand

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  3. Saben cual es la diferencia entre un pesimista e un optimista? El pesimista dice que "No puede ser peor" mientras que el optimista dice 'desde luego que sí!". Por otra parte, en Rumania, después de la segunda guerra mundial, la gente se burlaba de los sindicatos obreros diciendo que "han madurado los tomates", o haber cambiado la camisa verde por las banderas rojas (comunistas).

    Dejando las bromas (pero bromas bastante serias), Sorel parece en efecto un personaje interesante - la extrema izquierda y derecha se han parecido mucho siempre en el fondo, y el cambio de rumbo filosofico de Sorel ne es nada estrano (teniendo en cuenta tambien el periodo histórico) por que las 'maquinas de guerra' suyas han funccionado muy bien para reclutar y manteenr los necesarios ejercitos ideologicos.

    No se si conocias antes a Zeev Sternhell (el autor del libro que consultas) - http://en.wikipedia.org/wiki/

    Zeev_Sternhell, Es un historico israeli, experto en el fascism. En 2008, fue herido en Israel por un extremista de derechas, Yaakov Teitel - http://en.wikipedia.org/wiki/Yaakov_Teitel, que esta actualmente en la carcel esperando su juicio,al estar acusado por varios asesinados e intentos de asesinados ...

    Saludos,

    Marius
    Tel Aviv. Israel

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  4. No os quiero enseñar mi máquina de guerra. Es como un virus paranoico que contagia con facilidad.

    K.

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