El protestantismo sigue siendo la fe más madura y coherente para un mundo como el presente.
Ser protestante exige una individualidad fuerte, un trabajo persistente sobre esa individualidad y un estar en el mundo pleno de realismo. Nada de utopías. Nada de esperar que te administren los sacramentos y te administren tu vida espiritual.
El espíritu protestante exige comunidades de individuos libres que se asocian porque son libres y quieren algo común. No comunidades forzadas, obedientes, mendigantes, oportunistas.
Si la comunidad no funciona se sale y se funda otra que responda mejor. A los países católicos les cuesta trabajo entender esto. No comprenden que hay una iglesia universal insoluble e indivisible; pero la iglesia terrenal es humana y ha de ser la libre asociación de individuos que se valoran a sí mismos porque D—s es garante de salvación y que saben que el mundo no es, ni puede ser ningún paraíso.
Curiosa filosofía protestante. Ese realismo me gusta.
ResponderEliminarK.