28 febrero, 2013

¿QUÉ ES UNA NACIÓN?

Con motivo de la polémica suscitada en el epígrafe sobre ¿Qué es Ser Judío?, el Sr. Cuetu, asiduo vistante y colaborador de El Atrio, ha llegado a una definición de lo que lo que es el concepto "nación". Es una larga definición y compleja en sus planteamientos. La sometemos a la crítica de cualquier lector de este blog. Antes sería conveniente darse una vuelta por el apígrafe referencia de donde provienen las anteriores participaciones y que dieron lugar a la polémica. No se olviden del debate sobre El problema no son las autonomías del epígrafe de abajo.

FANIA OZ SALZBERGER: ¿QUÉ ES SER JUDÍO?

¿QUÉ ES UNA NACIÓN? 

1. Ningún historiador ha detectado nunca que hubiera una discontinuidad entre la territorialidad que manifiestan los mamíferos primates y la territorialidad que manifiestan los humanos. Es decir, siempre se observa que los humanos han vivido en grupos numerosos, controlando y ocupando una superfície de tierra que constituye su espacio vital y de la cual extraen sus medios de subsistencia. Nunca se ha observado que los humanos vivieran en la forma de individuos (o familias nucleares) separados y sin relación entre sí y sin ninguna vinculación con ningún territorio. Y ello ha sucedido así persistentemente hasta nuestros días, sin que haya sido observada ninguna discontinuidad. Puede afirmarse que los humanos no hemos perdido en ningún momento de la historia ese instinto o institución territorial que (como otras instituciones importantes) nos viene de los primates, sino que la hemos transformado de manera que hoy en día aparece bajo la forma de naciones.

2. Una nación es un grupo numeroso de gente, que ocupa un territorio extenso que consideran propio, unida por lazos emocionales basados en la consaguinidad étnica, la conciencia y memoria de una historia común como grupo, el uso cotidiano de una lengua común, las costumbres comunes y unas creencias o religión; cierta manera común de comportarse y de hacer las cosas de la vida; un sentimiento y una conciencia de pertenencia, identificación y de fidelidad al grupo, que no excluye la crítica o la discrepancia; un instinto territorial que llega incluso a la utilización de la guerra como medio de defensa cuando el territorio es invadido por grupos humanos ajenos a la nación.

3. Las relaciones de fuerza entre las naciones a lo largo de la historia, han conducido a situaciones políticas muy diferentes. Algunas naciones han conseguido la soberanía o independència política, que es la situación en la cual ninguna otra nación tiene potestad para imponerles leyes o dictados. Una nación soberana o independiente se rige sólo por sus propias leyes, y es libre de aceptar o no las dependencias, alianzas o tratados internacionales que desee. El poder de una nación soberana es ejercido por su estado: conjunto de instituciones civiles o militares que gobiernan sobre los hombres y el territorio. Las formas de estado y de gobierno pueden ser muy variadas entre las diferentes naciones. Los límites territoriales de la nación soberana suelen ser claros, reconocidos y respetados por las otras naciones. Una nación soberana e independiente es reconocida como tal por el resto de las naciones.

4. Históricamente, la soberanía de la nación era ejercida y ostentada por los reyes y otros soberanos. A partir de las revoluciones inglesa y americana, la soberanía de las diferentes naciones pasa progresivamente a ser ejercida y ostentada por el conjunto de miembros de la nación: el pueblo soberano.

5. Otras naciones no tienen soberanía ni independencia. Su territorio nacional y sus gentes están bajo la soberanía y potestad de otra nación más fuerte, o repartido entre varias. Algunas han perdido, incluso, uno o más de los rasgos caracterizadores expuestos en el punto 2, por ejemplo, la lengua común, o la memoria histórica, el sentimiento de pertenencia, o incluso ya no ocupan un territorio que puedan llamar propio. Sin tener independència ni soberanía, algunas de estas naciones pueden tener un fuerte movimiento político entre sus miembros que lucha por esta independencia con medios que pueden ser muy diversos, mientras que otras parecen aceptar su subordinación sin discrepancia aparente. En este sentido, se observa un amplio espectro de situaciones posibles, desde la enérgica reclamación de independencia por una gran mayoría de miembros de la nación, hasta la pasividad total y la aceptación aparente de su subordinación.

6. Existen reinos o estados que ejercen soberanía sobre más de una nación. En tales casos, por regla general, hay una nación de las que forman el reino o estado que es políticamente, económicamente o militarmente hegemónica, y que controla el estado en mucha mayor medida que el resto. En estos casos, hablando con propiedad, la nación soberana sería sólo la nación hegemónica, mientras que las otras, que bien pudiéramos llamar naciones sometidas, carecerían de soberanía en la práctica. En esta situación, no obstante, pueden darse diferentes grados y dinámicas de hegemonía-subordinación entre las naciones que constituyen el estado. Recíprocamente, existen también naciones que se extienden por dos o más reinos o estados; una nación de estas características podría ser nación hegemónica en uno o más de esos estados, o bien no serlo en ninguno.

7. Las naciones no son eternas. Históricamente, se ha observado que pueden surgir naciones nuevas y pueden morir naciones existentes. El nacimiento de una nueva nación suele producirse cuando una parte de la población de una nación emigra a distancia considerable del territorio nacional inicial, o cuando una potencia o unas circunstancias particulares imponen una separación radical entre las partes del territorio nacional inicial. Esta separación geográfica o política puede ir cambiando las características internas de cada grupo mencionadas en el punto 2, de manera que, en un proceso secular de evolución y diferenciación, lo que era en principio una nación son ahora dos o varias naciones diferentes. Este hecho es independiente de que las naciones en cuestión sean soberanas e independientes o no lo sean.

8. Recíprocamente, se han dado casos históricos (o se pueden encontrar en la actualidad) en que unos territorios nacionales diferentes que están en proceso de evolución separada y diferenciación progresiva, pero que, no obstante, poseen todos en común suficientes características definitorias de las que se mencionan en el punto 2. En tal caso, los individuos implicados pensaron, o pueden pensar, que tales territorios y sus habitantes forman fragmentos de una única nación, considerar poco importantes las diferencias y pasar a reivindicar políticamente su unificación o reunificación. En esto puede haber también, naturalmente, diferentes grados y dinámicas, desde reunificaciones conseguidas hasta indiferencia total a la evolución por separado y diferenciación progresiva. Ester hecho es también independiente de que los territorios o fragmentos en cuestión sean soberanos (con estado) o no lo sean.

9. La muerte de una nación puede producirse por la eliminación física de todos sus miembros; pero generalmente se produce por asimilación. Cuando una nación está sometida a la soberanía de otra, puede suceder que los miembros de la nación sometida se vayan asimilando, progresivamente y en un proceso secular, a los miembros de la nación dominante. Las características nacionales mencionadas en el punto 2 irían desapareciendo progresivamente en la nación sometida, de manera que al final del proceso, ya no existiría sino una única nación. En la actualidad, entre las naciones sometidas, podemos observar diferentes grados y dinámicas de este proceso de asimilación, desde naciones que han llegado ya o están entrando en la asimilación y desaparición total hasta otras en las que el proceso no ha hecho más que iniciarse; desde las que resisten políticamente a la asimilación, con mayor o menor fortuna, hasta las que se resignan con actitud pasiva.

23 febrero, 2013

CONTINUANDO CON EL ASUNTO DE LA FE

Vamos a imaginarnos una “fe” sólida basada en realidades palpables que demuestren sin lugar a dudas la existencia de Dios y su plan para el hombre. En primer lugar toda la humanidad tendría que ser informada y advertida sin lugar a dudas de ningún tipo sobre el poder de Dios, sobre su voluntad y sobre las consecuencias de desobedecer su voluntad. Toda la humanidad recibiría este mensaje en templos, en estadios de fútbol, en auditorios, en el campo al modo del Sermón de la Montaña, etc. O bien, a través de una revelación dramáticamente subjetiva a cierta edad que fuese coincidente en todo ser viviente. Sería algo así como: “Mirad, yo soy Dios y como prueba de que soy Dios voy a hacer estas cosas (se producen milagros sorprendentes que dejan a todos atónitos). Bien, ahora os voy a dejar claro cual es mi voluntad con vosotros los humanos (habla de su plan de redención o sus normas o su revelación clara y palpable, que no quede lugar a dudas). Luego haría estas preguntas y advertencias: ¿Os queda claro? ¿Hay alguna duda? Bueno, pues ya sabéis a qué ateneros. Quien se muestre reacio o desobediente pertinaz, tendrá su merecido castigo y quien lleve a cabo mi plan de salvación pues se salvará.” Y esa sería una “fe” racional, palpable, comprobable, contrastada. Una fe universal, para todos; sin posibilidad de disensiones, ni sectas, ni nuevos dioses o revelaciones. Pero no es así en nuestros tiempos. Más bien todo lo contrario.

Los "creyentes del libro" tenemos ese libro-revelación en la Biblia. Pero la Biblia no es un libro transparente a un solo y único significado. La Biblia por su composición a lo largo de siglos y las diferentes personas o colectivos que la escribieron, seleccionaron, agruparon; etc., resulta altamente compleja a la hora de interpretarla. Si fue difícil interpretarla correctamente en épocas pretéritas, más lo es en el presente. Situarse en las épocas en que se escribió y deducir sus diferentes niveles de significado, es una tarea harto difícil que jamás nos lleva a ninguna transparencia objetiva. Véanse sino las diferentes religiones y sectas que manan de ella. Si aplicamos un método racional-científico nos llevaremos sorpresas a nivel histórico-arqueológico. Hay contradicciones entre las historias que relata y los descubrimientos o documentaciones que las desmientes. Hay en ella misma diferentes escuelas teológicas en pugna, etc. Resumiendo podemos decir que la fe que nos exige la Biblia es una fe imposible de adquirir por medio de la razón y el sentido común; ha de ser una fe irracional, una fe que apela ante todo a necesidades existenciales profundas en los creyentes. En siglos pasados fue una fe impuesta bajo la amenaza del poder. Fe y poder iban de la mano. Por suerte hoy día somos libres de creer o no creer. Recae en nuestra libre elección.

Quienes recurrimos a la fe hoy día lo hacemos no por motivaciones racionales o científicas; ni mucho menos por que Dios se nos haya manifestado de la forma mencionada arriba. Lo hacemos por necesidades existenciales profundas en nosotros. De alguna manera “sintonizamos” con los mensajes bíblicos; hay algo en esas historias y en esos mensajes que nos atraen y nos atrapan. Hay algo en esos textos que no nos dejan en paz. De alguna manera podemos decir que ya estamos siendo atrapados por la fe. Hay una estructura profunda de significado en la Biblia que nos atrae, nos crea ansiedad, nos invita a aceptarla como clave de nuestra condición humana. Podemos entender las contradicciones de algunas historias o mensajes, su significado mítico en otras ocasiones; sus diferentes maneras de entender el mensaje teológico; pero ese substrato profundo nos sigue atrapando, poseyendo de alguna manera hasta que llega a constituirse en un acto de fe que nos libera. ¿Pero cómo? ¿Soy yo quien decide tener fe o es el texto bíblico con sus revelaciones quien me empuja a tener fe? En mi opinión son las dos cosas: de mí surge una necesidad profunda de creer y de la Biblia surge una revelación que responde a esa necesidad existencial de búsqueda de la fe. Si no se da esta simbiosis jamás se puede producir la fe. ¿Se puede mantener esta simbiosis indefinidamente? ¿De quién depende que se mantenga o desaparezca o pase por olvidos, crisis y altibajos? No hay respuesta a tales dilemas. No hay respuestas tampoco en la Biblia a tales dilemas. La fe ¿se sustenta en mis ilusiones subjetivas?, ¿se sustenta en base a un acto de autosugestión individual y reforzada por lo colectivo? ¿Es fruto de un poder divino o gracia divina que nos posee y nos atrapa y nos hace vivir con pleno sentido la trascendencia que rodea toda nuestra vida, todo este universo? Quien haya sido atrapado en este dilema ha de acabar resolviéndolo de alguna manera. Es todo muy paradójico e inquietante.

15 febrero, 2013

ALGUNOS APUNTES SOBRE LA FE CRISTIANA

En la Torá, la Ley funciona como un mecanismo de compensación y ajuste en un cosmos que depende de la actuación o conducta social, económica y moral de los hebreos. Digo los hebreos porque en este cosmos son ellos, el pueblo elegido, los designados para aplicar las leyes divinas que hacen posible un funcionamiento moralmente ordenado y conforme a la voluntad de Dios (Dios como Rey) para los hombres. Es el proyecto de una teocracia. Este mecanismo de regulación teocrática incluye una institución de la justicia basada en compensaciones materiales, castigos físicos o la muerte. Son compensaciones materiales a actuaciones visibles y demostradas ante la comunidad. Son las obras o las acciones las que cuentan, no los escenarios de la conciencia o la mayor o menor fe invisible e indemostrable de quien desobedece la Ley. No es la subjetividad lo que cuenta, sino la objetividad de la acción y la compensación material. Rige más un sentido “materialista” de la religión. Eso sí, la Ley ha de ser sometida a un continuo proceso de interpretación y aplicación. El pasar de los siglos hace posible una sobrecarga de interpretación que se va acumulando en la tradición y los textos talmúdicos.

Con el cristianismo ocurre un cambio de paradigma. El mecanismo de la Torá o la Ley queda recodificado en función del mismo cosmos, pero ya modificado. El Jesús histórico queda elevado a la condición de Hijo de Dios, más tarde a la segunda persona de la Trinidad como Dios. La epístola a los Hebreos nos hace ver con claridad la superioridad del sacrificio de Cristo sobre el mecanismo regulador de la Torá. La Torá es la sombra de la realidad que habría de venir (algo platónico el tema); y, y esa realidad es el Sacerdocio Eterno del Hijo de Dios que hace posible la absoluta expiación de todos los pecados o faltas humanas de una vez y para siempre. Y esto se aplica tanto a judíos como a gentiles. El pacto de la Ley queda abolido por un Nuevo Pacto. Todo el ritual expiatorio regulado por la Torá queda invalidado: las obras no salvan, solo la fe en el sacrificio expiatorio del Hijo de Dios cuenta para entrar en este Nuevo Pacto o Convenio. Es el acto de la fe lo que nos salva y redime ante Dios para una vida eterna, no para una tierra prometida.

De esta forma se pretende también invalidar la religión judía ante la supuesta superioridad de la incipiente iglesia cristiana. La Ley no desaparece pero ya queda subordinada a un nivel estrictamente moral, de camino señalado por la fe en Cristo.

La fe entonces es algo así como una mutación psicológica o anímica que ha de acontecer en el creyente. La fe es algo invisible aunque sus señales son visibles por medio de las palabras de declaración de fe y de la conducta moral irreprochable. Pero el dilema que se presenta a la hora de demostrar la fe es que tanto lo uno como lo otro pueden ser falsificables ante los demás. No hay prueba objetiva posible capaz de demostrar la existencia de esa fe. Yo puedo declarar mi fe en Dios con palabras y vida moral intachable, pero puedo partir de una impostura meramente filosófica, mística, doctrinaria o mimética. ¿Hay alguien que sepa realmente lo que es la fe? Estamos hablando de un fenómeno absolutamente subjetivo, fuera de toda comprobación objetiva o contrastada; pues desde el momento que pueda haber impostura, la declaración de fe con palabras y las obras no son garantía alguna de una fe auténtica, verdadera y sincera, tal como nos exige una y otra vez el Nuevo Testamento. Lo único que podríamos decir es que solo Dios sabe lo que es esa fe verdadera y sincera y quién la posee realmente.

Podríamos también seguir preguntándonos. ¿Se puede producir esa fe desde mi mente y voluntad? ¿Puedo yo ser responsable de esa fe que he de producir desde mi mismo? ¿Cómo? ¿Dónde, dentro de mi subjetividad, está esa transparencia desde la cual puedo divisar sin fisura alguna y de forma totalmente objetiva la roca de la fe y permanecer en ella con absoluta certeza y aunque solo sea a base de ocasionales destellos? ¿Una visión? Pero, ¿cómo sé que esa visión no es un producto de mi mente? ¿Una voz? Pero ¿cómo sé que esa voz es de Dios y no mía? ¿Una profunda certeza?

Quizás la clave sea esa: Una profunda certeza que no desaparece. Me podré olvidar de ella ocasionalmente, pero la fe la sustenta Dios de forma objetiva; es un don de Dios, no un producto mío. Pero entonces el Nuevo Testamento no deja claro si esa fe depende de una decisión voluntaria mía o es un don absoluto de Dios que no depende de mi. Dejo abierto el diálogo.

09 febrero, 2013

07 febrero, 2013

VAYA, VAYA. ¿A DÓNDE NOS LLEVA USTED?

Los textos-tejido-bordado están recorridos por intensidades; la intensidad es una energía diferencial (hemos hablado de “espectros” en anteriores epígrafes) que mediríamos en grados. Grados de intensidad. Esta intensidad es polar: va desde el grado 0 (nada, la nada), hasta el grado absoluto de máxima intensidad. Es así cómo podemos vislumbrar velocidades, diferentes velocidades; y, esas velocidades o grados de intensidad van a depender de la mayor o menor libertad de flujos que permitan un mayor o menor grado de intensidad-velocidad. Los flujos obstruidos producirán la disminución de las intensidades-velocidades, produciendo lentitud, estancamiento, ruptura, discontinuidad, derroche y diseminación de energía; y, por tanto, la mayor aproximación al grado cero posible o la nada. Ejemplo: la salud de un cuerpo animal se mueve en ese diferencial de intensidad y en función de factores que hacen posible mejores o peores flujos e intensidad-velocidad mayor o menor.

La economía de un territorio será más o menos estable y óptima si los flujos de intercambio se desarrollan con la mayor intensidad-velocidad. Para ello entran en coexistencia con los canales ético-morales que hacen posible la mayor intensidad-velocidad de energía; y, por lo tanto la mayor creatividad, distribución equitativa y bienestar económico-social de dicho territorio. Es importante ver que los canales ético-morales no son ninguna abstracción sacada de la manga, o, metafísica añadida artificialmente: son canales que también varían en grado de facilitación de flujos. La arbitrariedad moral o la confusión ética es la manera de nombrar los ataques y obstrucciones que se infligen a otros tejidos-texto en su proceso de creación-extensión. Estos últimos opondrán textos-reactivos que también obstruirán los flujos de intercambio perjudicando así los canales de flujos. Es así que la economía de dicho territorio se debilita y se aproxima más al grado cero-intensidad; las velocidades de intensidad-intercambio se harán lentas, se desparramarán (corrupción, ineficacia, atraso); se perderán en charcos viciados de improductividad y por tanto sufrimiento, fricción.

Podríamos incorporar a esta “física” el tema de las relaciones humanas, el arte, los cambios históricos, la mente-conciencia, la ciencia, etc. Es importante mantener el concepto de “espectro” entre dos polos teóricamente absolutos. Quizás esta manera de entender el mundo nos posibilite una mayor integración de las cosas, al mismo tiempo que nos impide caer en fáciles reduccionismos. Pienso que el inmanentismo de Spinoza nos ayuda mucho a comprender esto, pero en mi opinión Spinoza no explica satisfactoriamente los diferenciales de intensidad, ya que la absoluta igualdad de los atributos y modos del Dios spinociano dificulta entender de donde provienen los diferenciales de intensidad o grados de afección, como diría él. Quizás una teoría emanacionista (Plotinio) nos facilitaría una mayor comprensión. Seguiremos explorando.

04 febrero, 2013

LA CULPABILIDAD HUMANA SEGÚN PABLO EN ROMANOS 1,18-32

18 Vemos que Dios manifiesta su ira castigando desde el cielo a toda la gente mala e injusta que con su maldad impide que se conozca la verdad. 19 Lo que de Dios se puede conocer, ellos lo conocen muy bien, porque él mismo se lo ha mostrado; 20 pues lo invisible de Dios puede llegar a conocerse si se reflexiona en sus hechos. En efecto, desde que el mundo fue creado, se ha podido ver claramente que él es Dios y que su poder nunca tendrá fin. Por eso los malvados no tienen disculpa, 21 pues aunque han conocido a Dios, no lo han honrado como a Dios ni le han dado gracias. Al contrario, han terminado pensando puras tonterías, y su necia mente se ha quedado a oscuras. 22 Decían ser sabios, pero se hicieron tontos, 23 pues cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, e incluso por imágenes de aves, cuadrúpedos y reptiles.
24 Por lo cual, Dios los ha abandonado a sus impuros deseos, y unos con otros han cometido acciones vergonzosas. 25 En lugar de la verdad de Dios han buscado la mentira, y han honrado y adorado las cosas creadas por Dios y no a Dios mismo, que las creó y merece alabanza por siempre. Amén.
26 Por eso, Dios los ha abandonado a pasiones vergonzosas. Incluso sus mujeres han cambiado las relaciones naturales por las que van contra naturaleza; 27 y, de la misma manera, los hombres han dejado sus relaciones naturales con la mujer y arden en malos deseos los unos por los otros. Hombres con hombres cometen actos vergonzososy y sufren en su propio cuerpo el castigo de su perversión.
28 Como no quisieron reconocer a Dios, él los ha abandonado a sus perversos pensamientos, para que hagan lo que no deben hacer. 29 Están llenos de toda clase de injusticia, perversidad, avaricia y maldad. Son envidiosos, asesinos, pendencieros, engañadores, perversos y chismosos. 30 Hablan mal de los demás, son enemigos de Dios, insolentes, vanidosos y soberbios; inventan maldades, desobedecen a los padres, 31 son insensatos, no cumplen su palabra, no tienen cariño a nadie, no perdonan, no sienten compasión. 32 Saben muy bien que Dios ha decretado la muerte contra quienes hacen estas cosas; sin embargo las siguen haciendo, y hasta ven con gusto que otros las hagan.

HOY NOS TOCA SEGUIR TEJIENDO Y TEJIÉNDONOS

Los textos son como los tejidos: hay que tejerlos, bordarlos, labrarlos con cuidado, entrelazarlos; formar un patrón o modelo. Pero los textos se hacen con palabras que provienen de otras palabras y se van tejiendo en un nuevo modelo o patrón que siempre está ligado a la infinitud de textos que ya coexisten en una red infinitamente extensa. Palabras que se deslizan, que recurren a su relación afectiva, significativa, metafórica; palabras que se van tejiendo y formando tejido, realidades. Palabras que nunca nos llevan a una transparencia con una realidad sustantiva, a ningún referente definitivo. Textos sobre textos reapropiados por otros textos y formando nuevos textos. Nada ni nadie muere en el universo textual. Todo está vivo e interpenetrado y en avance infinito. Texto materia, texto biológico, texto cósmico, texto mitológico, texto literario; texto científico, texto periodístico, texto musical, sexual, emocional; texto racional, texto delirante, texto trabajo, texto político, texto religioso, texto poético, texto culinario, texto pensamiento, texto onírico…

Pero la Comunidad del Texto conocía el secreto de ese universo. Vivía ya sabiéndose texto, reconociéndose como comunidad textual. Para ellos era imposible hablar de la nada, del pasado o futuro. Era un siempre-ya tejiendo y tejiéndose en diferentes modelos y patrones interconectados en una infinita extensión.

01 febrero, 2013

NO APTO PARA IGUALITARIOS

La comunidad del texto se fue refugiando más y más en la clandestinidad. Los textos eran su mundo y su vida. Todo lo demás iba perdiendo atracción. Los textos eran las narraciones de ese otro mundo mesiánico ahora escondido tras la nostalgia y la siempre remanente ilusión infantil. El mundo aparentemente real era un lugar demasiado cruel, mentiroso, violento, desagradable; tramposo. Entonces se leían los textos fuera del alcance de quienes no podían leerlos porque de leerlos acabarían ensuciándolos, dándoles significados triviales, adaptándolos a la miserable frivolidad humana. Los textos debían de ser protegidos, escondidos, leídos en espacios fuera del alcance de la mayoría. Los textos eran antidemocráticos, elitistas, aristocráticos; los textos eran para los escogidos, para los que rechazaban el mundo y encontraban esa fuerza primigenia, cósmica, divina. La comunidad creaba y recreaba sus mitos y sabía que sus textos eran la puerta al misterio del Gran Texto.

Solo ellos se conocían y reconocían en un mundo oscurecido en su ceguera.

LA COMUNIDAD DEL TEXTO

Nuestra comunidad se forma en torno a la lectura de los textos comunes. Hemos ido al lugar de reunión escondido entre casas viejas que nos hacen pasar desapercibidos. Leemos entonces los textos y la comunidad los comparte. La comunidad los interpreta, los adapta a la presente situación siempre-ya tejida en forma de textos. Todo el universo es el Texto de D-ós. A través de los textos heredados nos adentramos en los laberintos del saber, de la experiencia; del pasado, de lo remoto. La comunidad ha de encarnar los textos heredados para luego producir los nuevos basados en nuevas interpretaciones.

Somos la Comunidad del Texto; viajamos por los textos, saltamos sin cesar de uno a otro a través del tiempo que ellos forman y producen; oímos las voces del pasado en el presente; las palabras de los sabios, de los maestros, de los personajes que hablan en los textos y dan vida a través de las palabras inscritas. El saber que corre de un texto a otro. La sabiduría que nos lleva a reavivar más y más textos y producir los nuevos que nos han de guiar, de dar sentido. En nuestro lugar de reunión somos muy conscientes del Gran Texto de D-ós que es el Universo. El pensamiento de D-ós que es todo el Universo. Y un maestro lee con reverencia el antiguo pergamino, mientras la comunidad medita sobre el texto.

Es a través de la palabra inscrita en los textos; y, textos sobre textos que nos revelan un infinito universo textual de significados que se ponen de acuerdo, que se oponen, que se destruyen; que se aman, que viajan juntos y se esparcen por el mundo; que engendran nuevos textos, nuevos pensamientos; que se recomponen. Nuestra comunidad ha sido exiliada a todos los confines de la tierra con nuestros textos y rollos bajo el brazo.

Al principio era la Palabra, el Universo como tejido textual, intertextual, del Pensamiento de D-ós. El relato textual del pensamiento Divino. Todo lo que vemos y somos solo puede ser comprendido dentro de las palabras entrelazadas.

DE LA RESURRECCIÓN PAULINA A LA RESURRECCIÓN VIRTUAL

  La promesa bíblica se centraba en un mundo transhistórico bajo el gobierno de Dios a través de su Mesías. Los espiritualistas quisieron es...