03 mayo, 2010

RELIGÍÓN E IMAGINACIÓN

Nuestra idea de Dios, nuestra experiencia de Dios nos viene dada por el poder de la imaginación. De la misma manera que podemos crear ficciones y obras de arte y mundos fantásticos y recrear el mundo de una y mil maneras; también podemos crear y recrear a Dios a nuestra manera y semejanza. Pero la realidad sigue ahí en pie y la realidad física, histórica y social requiere el uso de la razón, sentido común y una buena dosis de honradez. Cuando hablamos de realidad hemos de recurrir al discurso científico, al análisis crítico, a los datos empíricos. Una imaginación desligada de la realidad conduce a la locura, a lo neurosis, a los delirios interpretativos; a la cerrazón fundamentalista. La imaginación ha de tener su propio lenguaje, sus propias reglas estéticas; su adecuado tratamiento teológico si hablamos de Dios. La imaginación al vuelo sin formas de expresión equilibradas, ordenadas y trabajadas es el mejor camino a la locura; quizás producto de la misma locura o neurosis. La religión, como una expresión más de la imaginación, necesita del tratamiento adecuado en su doble dimensión: la histórica y la imaginativa. La dimensión histórica ha de estar en manos de la razón y los métodos críticos adecuados. La dimensión imaginativa no sólo ha de estar tratada con disciplina teológica; sino también con todas aquellas normas estéticas que nos permitan expresarla de manera tanto plástica como literaria.

6 comentarios:

  1. El problema es que, si me perdona la osadía, yo creo que el hecho de aplicar el "poder de la imaginación" precisamente para "crear y recrear a Dios a nuestra manera y semejanza", es un uso muy pobre de la imaginación. Puestos a imaginar, podemos imaginar cosas, causas o discurrires cósmicos mucho más novedosas y agudas que un dios personal, ese Dios chato de la tradición occidental, considerado una persona superior a nosotros y que nos garantizará una supervivencia aceptable después de la muerte a cambio de creencia y sumisión. No hay ningún indicio de que el Cosmos haya sido creado por Nadie, ni de cual sea la base material-mental sobre la que se sustenta su ser, ni de por qué tiene que ser más bien que no ser. Pensadores hay que dicen que el Cosmos no es sino la materialización de la Razón, dado que las verdades de Razón tienen que existir de alguna manera, independientemente de que haya o no unas mentes que piensen en ellas, y dado que nada sucede en el Cosmos que no sea debido a unas razones contenidas en las profundidades de la materia-energía, aunque no siempre conocidas por la humanidad. Esta posibilidad, en nada contradictoria con el pensamiento científico, creo que da mucho más juego imaginativo sobre el misterio insondable del Cosmos que la pueril i chata idea de un Dios. Y quien dice esta idea dice otros muchos caminos imaginativos que se pueden emprender, y que no dudo que Ud. mismo sería perfectamente capaz de emprender si se pusiera a ello. Pero eso de Dios, perdone Ud, se hace bastante difícil de tragar para una persona inteligente y cultivada del siglo XXI. A parte de que es en si misma una idea poco productiva y muy poco estimulante. Por muchos millones de creyentes que haya en el mundo. Allá ellos con sus motivos y su nivel.

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  2. Yo sé de buena tinta (ejem...) que nuestro universo es el resultado de una formidable fractura, un fallo en un cosmos mucho mayor que contiene al nuestro. Algo hay roto, algo funcionó mal, y nuestro cosmos, incluído nuestras mentes y almas, es el reflejo trágico de esa rotura, una angustia esencial y constitutiva.

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  3. Gracias por su comentario. Me parece un razonamiento digno de tener en cuenta y hace reflexionar. Quizás hay juicios de valor no compartidos, pero eso no quita el mérito de su comentario.

    ¿Ha leído el Fausto de Goethe? ¿Ha leído La Divina Comedia o a Homero? ¿Ha leído la Biblia? ¿Ha escuchado a Bach y a tantos compositores religiosos cuya fe les ha llevado a lo sublime de la imginación?

    La imaginación tiene sus leyes; sus visones, sus mundos; y Dios o los dioses, para mucha gente a través de los siglos ha supuesto una fuente infinita de creación, de los sublime. Para otros es una fuente válida de valores morales y éticos. Otros ven en Dios un sentido final necesaio para poder vivir.

    El problema no es Dios como idea o experiencia alcanzable con el poder de la imaginación. El problema es cuando la idea de Dios se hace objetiva, cuando el Texto sagrado se hace literalista; cuando la mente humana necesita de referentes fijos e incuestionables.

    Pero eso es también un problema que alcanza a gente no religiosa. Véanse los fascismos y los comunismos del siglo XX. Es un problema de ansiedad, de miedos, de inseguridades individuales y colectivas. Es algo que no esta limitado a la persona religiosa.

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  4. Muy interesante ese comentario 2. Coincide un mucho con la visión de la Kabbalah y del gnosticismo. Esa idea hay que desarrollarla más, pero sí es cierto que hay algo roto, algo que falla.

    ¿Podría desarrollar esa idea más?

    Un saludo,

    Nesalem

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  5. Más que desarrollarla yo, que soy un simple lector curioso, creo que le agradará como la desarrolla este autor: http://www.universoviviente.com/casimir.html

    Aunque una imagen más sorprendente del Universo en que nos hemos metido nos la da este acojonante artículo:
    http://www.crystalinks.com/holographic.html

    Esto son dos ejemplos de lo que yo consideraría un uso de la imaginación digno de los hombres del siglo XXI.

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  6. Interesantes páginas web. Las he puesto en favoritos para consultar y leer con tiempo. Gracias.

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