―El terreno mítico-imaginativo es amplio y los racionalistas que desprecian esta dimensión imaginativa, como algo inservible, algo que pertenece más al campo de la superstición o lo emocional; están descuidando una dimensión fundamental que hace posible que las personas funcionen, tengan esperanzas, crean en Dios, disfruten del arte, se preocupen de la política y de los cambios sociales como algo digno, etc.
―Vuelves a la carga Rtsbhuop, te veo venir y traes munición. Dispara.
―Venga tío, déjate de hacer el bobo. El territorio mítico-imaginativo que se escapa a lo empíricamente demostrable e incluso a lo lógicamente posible, es, sin embargo un territorio al que hay que poner algún orden, darle algún sentido o ensamblaje, para que sea productivo en todos los sentidos. Pero es un territorio peligroso. Es la dimensión de la irracionalidad que se puede manipular, que se puede encauzar, que si se logra ensamblar como masa, o como desquicie paranoico-esquizoide; se convierte en un peligro destructivo de tipo fascista, en horrores revolucionarios, en crueldades sin cuartel. Pero también en tramas envenenadas de la vida cotidiana donde se destruye de forma sibilina, se hace sufrir de modo refinado.
―¡Jadalpito! Me dejas turulato con tanta trama salvaje o maquiavélica. Sigue, sigue..
―Es por ello que hay que buscar formas objetivas en el terreno mítico-imaginativo que sirva de referencia. Un marco objetivo donde podamos contrastar lo maligno de lo correcto. Que podamos decir: ¡he tú! ten cuidado, mira por dónde vas, serás todo lo libre que quieras pero eso que dices o expresas es jodidamente maligno; es dañino y destructivo. Ese Dios es terrible y es una idea desquiciada ¿Te podrías imaginar otra cosa menos horrorosa? Es que corres el peligro de joderte la vida y joderla a los demás. Y cosas por el estilo.
―Interesante, pero casi imposible eso de descubrir objetividad en esa dimensión-
―Pero de lograrlo las aplicaciones serían importantes para la ética y la moral, para el arte en general. No se trataría de constreñir a nadie, no sería lo políticamente correcto porque lo políticamente correcto obedece al terreno de las ideologías y las ideologías son parte de lo imaginativo. Pura tautología. Pero sí que podríamos ver y discernir de un modo objetivo los límites de lo destructivo, de lo maligno.
―¡Truenos de Mahoma! Menuda tarea te espera.
―Para eso me jubilo, para entretenerme con estas cosas.
11 mayo, 2010
2 comentarios:
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He leído los diàlogos breves que ha escrito en los pasados días. Muy buenos. Parece que reproducen sueños. ¿Me equivoco? Des el punto de vista literario, diría les encuentro un no sé qué. Es como si fueran demasiado ligeros o juveniles; como si fueran diálogos de comic, y no les faltara más que aparecer dentro de su nube con la punta hacia los personajes. ¿Es un efecto buscado? Hasta la próxima este anónimo.
ResponderEliminarBueno. Yo sueño despierto. Dejo que la imaginación descargue lo que ya lleva dentro y le doy forma. Me gusta el diálogo así que me hace pensar hasta que punto los tebeos influyeron en mí y en muchos.
ResponderEliminarGracias por el comentario.