04 octubre, 2011

PETER SLOTERDIJK Y EL CELO DE DIOS

Peter Sloterdijk es un filósofo alemán vanguardista que hereda el espíritu crítico de la Escuela de Frankfurt y las tendencias de los pensadores neo-spinozianos y nietzscheyanos y que además está también influido por el discurso deconstruccionista heideggeriano-derridiano. Demasiado “ano”, lo reconozco. En este libro reciente titulado Celo de Dios. Sobre la lucha de los tres monoteísmos. Ediciones Siruela. S.A. Madrid 2011; nos habla del cristianismo, del judaísmo y del Islam, no bajo el punto de vista del discurso racional-científico tipo Richard Dawkings; sino bajo el punto de vista de los juegos de discursos de poder y de subordinación u obediencia; de las afectividades en pugna; de las experiencias vivas o congeladas por las figuras simbólicas de poder sobrenatural, etc… ¿Alguna duda? Pues es la típica retórica posmodernista. Repasadla.

Su ateismo está explicado siguiendo más los parámetros de la crítica literaria o bajo ese mirar el mundo como territorios en proceso de invasión, territorialización o desterritorialización; o en base a codificaciones o descodificaciones y entonces los monoteísmos se mueven en ese juego de dominación, de vivencia apocalíptica del tiempo, de promesas mesiánicas, de los textos-revelación univalentes que llevan a vivir en un mundo de creyentes e infieles que solo merecen ser convertidos, excluidos o exterminados. No obstante, según nuestro filósofo, el cristianismo protestante europeo vive ya una etapa de religión cultural no-celosa que empieza a afectar también a un catolicismo abierto al diálogo con los monoteísmos en oposición al laicismo predominante; o mismamente un Islam que cuando emigra a Europa pues ya se atreve a hablar de diálogo y democracia. El comunismo queda también englobado como una variante de esta lógica monoteísta-mesiánica cuyo celo ha producido cien millones de vidas extinguidas (p. 148)

Dice Sloterdijk: “A la vista de la historia tanto real como virtual de la religión, hay que estipular, además, el desarrollo de tres ateismos correspondientes a los tres monoteísmos, desarrollo que se va produciendo con necesidad evolutiva. Para comprender esto hay que tener en cuenta el hecho de que por regla general el ateismo no surge de un análisis lógico descontextualizado del ser o no-ser de Dios. Prácticamente siempre se produce por negaciones idiosincrásicas de tesis teísticas determinadas y de su entorno cultural organizado. En este sentido el ateismo constituye un fenómeno regional. Hay un ateismo cristiano y su condena por la ortodoxia cristiana, el ateismo islámico y su condena por el celo islámico y el ateismo judío y su condena por la religiosidad judía. ./.Tomás de Aquino consideraba la apostasía de la fe cristiana como crimen digno de muerte ./. la teocracia puritana de Massachusetts amenazaba con la pena de muerte el pecado del ateismo ./. aun hoy en la república islámica de Pakistán los incrédulos pueden ser condenados a muerte bajo la imputación de apostasía y blasfemia. El ilustrado totalitario Rousseau ofrece la perspectiva, así mismo, de pena de muerte para los disidentes de la nueva “religión burguesa”; e incluso en las “sociedades” ilustradas occidentales de hoy no faltan ejemplos de cómo el centro totalitario, religioso y civilmente comprometido, toca a la batida de individuos contraventores del consenso social; una caza que generosamente se contenta con la muerte social del abatido./. Que ateos declarados, por su parte, puedan dejarse embaucar por el propio celo, lo muestra últimamente el caso del biólogo Richard Dawkings, cuyo libro “The God Delusion” erige un monumento a la frivolidad imperecedera del ateismo anglicano.” ( p.56). Curiosamente, en esta apreciación coincide con el filósofo ateo Gustavo Bueno, de quien ya hemos hablado en otra parte.

El problema que yo veo con este tipo de análisis es su falta de claridad. No hay una valoración de una racionalidad clara porque para esta gente el mismo discurso racional queda enmarcado en una univocidad reduccionista, que cierra una supuesta apertura creativa de significados. Es decir: es un discurso represor. No hay una valoración de moralidad porque la moral está en función de una apertura hacia el “otro” que sobrepasa cualquier intento de formalismo moral. El referente moral serían los derechos humanos desarrollados en cada situación. Pero eso es pura vaguedad. Tampoco nos hace mucha referencia a la conjugación que ineludiblemente se produce entre monoteísmos como el cristianismo y el moderno desarrollo europeo, campo que a mi personalmente me resultaría interesantísimo.

Este tipo de crítica pretende vivir su propia guerra de deslegitimación del poder, de toda sumisión, de una descentralización de todo significado unívoco o univalente, para dar lugar a los discursos polivalentes, etc. Es entonces un ateismo que aspira a desplazar la raíz misma de un pensamiento que siempre postula un celo de verdad excluyente. No solo los monoteísmos históricos, sino también sus variantes ateas: ilustración, comunismo, etc.

¿Qué pensáis? ¿A dónde lleva este tipo de pensamiento de infinita apertura? ¿No falta algo importante?

7 comentarios:

  1. Ya que nadie comenta. Estas filosofías solo conducen a un confuso relativismo. A estos profesores estas tortuosas filosofías les da crédito académico en sus universidades y una vida de charla en charla y conferencia tras conferencia. Pero el discurso es INNECESARIAMENTE confuso.

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  2. Sí; y a este respecto, es interesante el capítulo 5 'Ciencia y relativismo' del libro ya mencionado "Lo que piensan los filósofos". Trata de Alan Sokal, que satirizó y desenmascaró este tipo de intelectuales en su famoso libro "Imposturas intelectuales".

    Runand

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  3. Véase una excelente y muy interesante recensión de "Imposturas intelectuales" en:

    http://biblioweb.sindominio.net/escepticos/imposturas.html

    Runand

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  4. http://biblioweb.sindominio.net/escepticos/imposturas.html

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  5. Bueno, no sale. Después de /imposturas. hay que poner html

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  6. La lectura de "Imposturas Intelectuales", lamentablemente, ha acarreado una suerte de falacia "ad auctoritatem" por parte de todos aquellos que se siente adalides del "rigor y la claridad argumentativas". Se extiende, en este argumento falacioso, a nuevas reflexiones que "suenen" a postmoderno, lo que ya señaló y criticó Sokal - con mucha razón - en su momento, para rechazarlo de un plumazo, sin siquiera avanzar más allá de una dedicada y reflexiva lectura de solapa de libros. A veces, el que se considere confusa una lectura, no se debe a una falencia del texto mismo, sino a la mediocre capacidad del lector.
    Muchachos, demasiado filosofía analítica hace prescindir lo relevante en desmedro de lo banal.

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  7. Víctimas de su propio mal entendimiento. Más rigor, reconocer nuestro límites es el espíritu de la sabiduría.
    Un abrazo!!! Recomiendo variedad en la lectura.

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