20 septiembre, 2010

MENORÁ

Cuando la vida se acaba empieza otra cosa: la muerte, el silencio, lo desconocido, la nada, o la plenitud de un pleroma divino.

Cuando piensas y piensas y piensas y tratas de llegar a un absoluto de cualquier tipo: sea una objetividad incuestionable y sin fisuras, sea una verdad contemplativa en su pureza; al final llegas a un silencio, a una inconsciencia sin lenguaje, a una dimensión desconocida, a un no-lugar, a un no-tiempo.

Eso. Ello.

Y pensar que vivimos en un mundo donde todo su trasfondo es eso y ello.

Ahora mira a la menorá. Puedes darle la vuelta.

La menorá tiene como base un ello, un eso, y de esa dimensión salen los siete brazos. Los siete atributos divinos que luego podrían subdividirse y ramificarse y así abarcar el universo.

Los siete brazos son también la Torá, la Ley. La Ley que rige el universo, pero también la ley moral.

Todo en el universo sigue una ley de equilibrio, desequilibrio y compensación.

Es una ley absoluta e infinita y es el trasfondo de todo.

http://www.youtube.com/watch?v=zSgiXGELjbc&feature=fvsr

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