24 abril, 2011

WILLIAM DE OCKHAM VIENE A NUESTRO AUXILIO

William de Ockham (1287-1347) creía que la omnipotencia de Dios era su voluntad absolutamente libre. Eso quiere decir que la omnipotente voluntad de Dios no tiene por qué atenerse a ninguna Razón Universal o necesidad alguna. Es Voluntad infinitamente contingente y entonces el mundo es como es por libre y arbitraria decisión divina. Pero el mundo podía haber sido de infinitas maneras diferentes ;y, de la misma manera que hay agua en el mar, pues haber sido vino o fariñas. Si lo normal es andar para adelante, pues pudo haber sido al revés; andar para atrás como normalidad, etc. Pero esto implica además que el presente depende siempre de la voluntad de Dios que lo sostiene. Si Dios deja de sostenerlo pues el mundo se va a freír espárragos. Ockham distingue la fe de la razón de la siguiente manera. La fe pertenece a la Revelación y la Revelación no tiene nada que ver con la razón e intentar razonar la fe o la existencia de Dios no nos lleva a nada. Y, en cuanto a la Revelación, pues depende también de la libre y absoluta voluntad contingente divina. Eso implica que, de la misma manera que Dios se encarnó en Jesucristo pues pudo haberse encarnado en un burro o en lugar de amarnos los unos a los otros pues pudo haber sido lo contrario: odiaros los unos a los otros. La razón es una facultad que Dios nos dio para vivir lo mejor posible en esta existencia. La fe es otro mundo que nada tiene que ver con la razón. Ockham, entonces, separó de una manera contundente la fe de la razón. El conocimiento en todo lo concerniente a esta vida terrena se lleva a cabo con la razón y otras facultades mentales, sin tener que recurrir a la fe o la revelación para nada. Cabe decir entonces que William de Ockham optaba por un conocimiento empírico de la realidad basado en hechos y datos; en lugar de adaptar los hechos y datos a una razón universal inexistente.

Entonces la Brutal Teodicea de Leo Smith por la cual perdió literalmente la cabeza, era equivocada según Ockham, por la sencilla razón de que es intentar razonar lo que no es posible razonar. Razonar las cuestiones divinas es una pérdida de tiempo pues estas están ahí para obedecerlas y punto. La Revelación nos habla de todo lo concerniente a la moral, el más allá, la redención, etc; pero para vivir en este mundo necesitamos la razón empírica. Mezclar ambas cosas es un un error que solo nos lleva a absurdos y a aporías.

Y, curiosamente, este voluntarismo omnipotente nos puede llevar facilmente a Calvino y su predestinación. Hum!! Esto es una aventura interesantísima...!!!! Caliente, caliente, ....

9 comentarios:

  1. No deja de ser, Sr. Nesalem, lo mismo de siempre. Al escéptico se le contesta: "No nos toque Ud. la pera con sus chorradas, porque todas las cosas de la Religión son así porque son así, porque a Dios le ha salido de las narices que sean así y punto, que para eso es Dios, para hacer lo que le sale de las narices." ¿Qué va Ud. a contestar a esto? Pues no hay nada que contestar, evidentemente.

    Con lo cual llegamos al cabo de la calle: que para hacer este viaje no necesitábamos alforjas.

    Runand

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  2. Señor Runand. ¿Cómo puede uster pasar por alto de esta forma al gran Ockham, el del filo de la navaja racionalista y precursor del más rabioso empiricismo? Fíjese bien en lo que dice este hombre en su época tan difícil. Haga una pequeña inmersión en la sabiduría especulativa medieval y no la rechace así de manera tan LOGSE y tan frivolona.

    Por cierto ¿en qué viaje tan importante está usted metido que le impide el placer y disfrute de las grandes especulaciones metafísicas? Hombre, Sr. Runand, hay viajes de la mente y el espíritu que es conveniente también hacer.

    Un saludo

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  3. Creía que se iba a dar Ud. cuenta de que mi comentario no es sino una aplicación personal de la famosa navaja: las cosas que pueden decirse en lenguaje coloquial, sencillo y breve no es necesario decirlas utilizando gran aparato conceptual ni gruesos volúmenes de plúmbea teología.

    Es decir, que si lo que un creyente quiere comunicar es que el mundo, la fe y la religión son así como son porque a Dios le ha salido de las narices, pues queda mejor dichito así y no es necesario darle más vueltas. A buen entendedor, con pocas palabras basta. Y para ese viaje seguimos sin necesitar muchas alforjas.

    ¿O es que hay algo más que decir al respecto?

    Ahora bien, si lo que queremos es saborear lecturas de sabrosa enjundia teológica, a fe que centenares de gruesos volúmenes nos esperan, en las estanterías de todos los siglos y todas las religiones. Ahí podemos dar vueltas hasta el infinito.

    Runand

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  4. Pero luego, por debajo, siempre està el problema de siempre: que no consta la existencia de un ser llamado Dios. Que no hay pruebas de la existencia de un ser así, y que el hecho de que no haya ni evidencias sensibles ni pruebas razonables de su existencia es razón suficiente para afirmar que no existe.

    ¿De que se habla, cuando se habla de religión, si no hay pruebas de la existencia de dioses ni de almas inmortales? Aceptar cosas sin pruebas, sólo porque OTROS lo dicen (tal cosa es la fe), seria indicio de poco seso. No es suficiente con la palabra de otros, por muy rimbombantes santos que parezcan. Hacen falta pruebas, evidencias o, por lo menos, indicios razonables. Pero nada de esto hay. El universo es mudo.

    Runand

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  5. Todo lo que pueda decir sobre religión lo que Ud. llama, Sr. Nesalem, "la sabiduría especulativa medieval" creo que merece bien poco crédito, más allà del interés meramente historicista. El Sr. Ockham sí que merece crédito, pero lo que él u otros de su época, quizás hasta bien entrado el siglo XX, pueda decir sobre religión no puede tomarse muy en serio. ¿La razón? Muy sencillo: no había la más mínima libertad de expresión. Sólo podía decirse o publicarse lo permitido, y un desliz en estas materias podía costar muy caro. Podía costar hasta la vida. ¿Cómo puede tomarse en serio lo que se escribía sobre religión en condiciones tan restrictivas?

    Runand

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  6. Tiene usted mucha razón Sr. Runand. Pero cuánta dicha se obtiene leyendo las especulaciones metafísicas de los sabios medievales en esta época de información instantánea; de conciencias googleianas que se pueden situar en cualquier lugar del mundo al instante y ver por ejemplo la Ciudad del Cabo, para luego dar al ratón y estar al moemnto en Ottawa. Grandes inventos ha producido la razón, gran herramienta esclarecedora de misterios insensatos y de malignas supersticiones.

    Pero que alegría poder sumergirse uno en las obras filosóficas de las grandes mentes que buscan ese plus ultra del conocimiento, de la experiencia, de D-ós, del más allá que se vislumbra en las noches estrelladas del verano. Qué placer poder sumergirse en las obras literarias del pasado donde había espíritus, misterios, demonios, dioses...

    Qué placer tan inmenso poder disfrutar de la ciencia, de la navaja de Ockham; de la sequedad y brevedad de un mundo intratable; de las inexorables verdades y axiomas matemáticos. pero al mismo tiempo también especular y experimentar con los dilemas metafísicos, la teología más atrevida y dislocada.

    Esto de Ockham me ha impactado: Dios es pura , libre y arbitraria Voluntad. El mundo es así porque quiere que sea así y no hay más explicaciones. Uno tiene fe porque sí y el otro porque no. ¿Razón? NINGUNA!!!!

    Y como todo es contingente a esa Voluntad, lo único que podemos conocer son hechos empíricos tipo Hume. A bailar, a bailar, con la mente hay que bailar!!!!

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  7. Mario Bunge. No conocía este autor; estoy leyendo un libro suyo que està muy bien. Resulta que es un físico filósofo de fama mundial, con una obra vastísima. Me convence bastante mucho de lo que dice. Estoy ahora un poco en òrbita Bunge.

    Runand

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  8. Y, curiosamente, en el último Catoblepas hallamos este interesante artículo:

    http://www.nodulo.org/ec/2011/n110p03.htm

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