29 septiembre, 2011

LAS OLAS TAMBIÉN REVIENTAN Y SE ROMPEN LA CRISMA

En realidad qué me importa que Spinoza nos diga que el mundo es pura inmanencia si luego lo hemos de sentir como puro dualismo. Si bien es verdad que un Dios omnisciente y todopoderoso impediría cualquier externalidad, cualquier fuera de sí mismo, cualquier rincón que se escape a su ser; y de ahí parte la Ética de Baruch Spinoza, entonces ese dios deriva inevitablemente en una absoluta inmanencia. Nada. Ningún rincón de nuestra conciencia, de nuestra mente se escapa a esta inmanencia. En realidad ser consciente de esta realidad nos habría de llevar a una eterna balsa de aceite. Pero no es así. El mundo será pura y absoluta inmanencia, pero los humanos seguimos viviéndolo y sintiéndolo como una lucha, una fricción, un desasosiego continuo. El astuto Spinoza nos hizo ver que había posibilidad de entendernos como modalidades del ser, de la misma manera que el mar tiene olas y las olas se comportan de una manera aparentemente autónoma, pero siguen siendo parte del mar. Y de ahí toda una filosofía de conquista de la quietud de pensamiento.

De nada me sirve esta filosofía si por las mañanas el despertador sigue llamándome a filas para enfrentarme a la realidad en cualquiera de su modalidad o afecto; y, si he de ir en busca de esos afectos que refuercen mi deleite y dicha creativa, no por ello he de quedar libre de pagar un precio en inevitable sufrimiento.

¡Oh, Baruch Spinoza! Gracias por habernos creado otra ilusión óptica.

2 comentarios:

  1. Ninguna filosofía sirve, ninguna religión sirve de nada. Esta, Sr.Nesalem, es la triste realidad. ¿Sirve la ciencia para algo? Hay mucha gente que lo pone seriamente en duda. Al fin y al cabo, tanto es saber que los animales evolucionamos a partir de la materia inerte como saber que nos hizo un imponente dios; tanto es saber que estamos hechos de complicada bioquímica como saber que estamos formados por barro de la tierra. Nada nos ayuda a nada, y nada nos evita morir. ¿Para qué sirve, pues, saber? La vida, igual hay que bregarla cada día.

    Runand

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  2. Pero no es lo mismo bregarla con ideas claras sobre lo que uno quiere y con valores fuertes que uno no renuncia; a bregarla sin sentido alguno.

    Esa diferencia es importante. A usted le falta alma. Le falta el alma. Analicé por qué.

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