Recuerdo el día que conocí a Madalyn Murray O’Hair. Fui a verla al salón de la cafetería del Departamento de Business Administration de la Universidad de Texas. Alguien me dijo que daba una charla sobre ateismo y los abusos de la religión en América (EEUU). Era una ocasión para conocerla de cerca.
Era una señora alta, de unos cincuenta y tantos años que vestía un cuerpo moderadamente relleno con un vestido flojo. Sus piernas eran delgadas y muy blancas. Cuando empezó a hablar me di cuenta de la tremenda energía que tenía aquella mujer. Hablaba de un modo muy directo y utilizando en ocasiones un grueso vocabulario que despertaba las risas de los oyentes. Decía cosas como “Que metan la Biblia o el crucifijo por el ojo del culo esos cabrones de curas y pastores que se hacen ricos a costa de nuestro miedo e ignorancia.” Durante una hora nos demostró cómo evaden impuestos las iglesias con sus actividades lucrativas. La corrupción de las mega-iglesias y sus lascivos pastores. Nos hizo ver en que consistía el imperio económico mormón, etc..
Más tarde me la tropecé más de una vez en la biblioteca Perry-Castaneda de la universidad o en alguna otra charla de sobremesa en algún salón del Texas Union en el campus.
Era la fundadora de la Asociación Atea de América con sede en Austin, Texas. Fue la mujer que en el año 1960 ganó el caso Murray vs. Curlet contra el Distrito de Educación de Baltimore por permitir los rezos y lecturas de la Biblia en las escuelas, cosa que afectaba a un hijo suyo. Después de una vida un tanto turbulenta, en parte debido a su indomable carácter, se instala en Austin, precisamente la capital del Estado con mayor número de fundamentalistas cristianos y sede de la poderosa Southern Baptist Convenction. Sin lugar a dudas Madalyn era, por aquel entonces la mujer más odiada de América.
Me enteré hace unos años que en 1995 había desaparecido junto con su hijo Jon y su nieta Robin. Más tarde supimos que sus cadáveres habían aparecido en un rancho de cerca de San Antonio completamente descuartizados con una motosierra. Nada que ver con la extrema derecha religiosa. El caso fue debido a uno de los administradores de la organización atea, que había robado y desviado fondos desde hacía algún tiempo; y, viéndose cogido pues tomó su venganza personal.
Y así acabó Madalyn Murray O’Hair.
Ya hay que tener agallas para declararse públicamente ateo en un país tan religioso como los Estados Unidos. En Europa se tratará sólo de indiferencia, quizá no haya a nivel de masas una irreligiosidad razonada a fondo, pero prefiero un ambiente social donde reine esta indiferencia de la gente que el ultracristianismo puritano de la mayoría de los americanos.
ResponderEliminarRunand