El Dallas Theological Seminary está interesado en demostrar que el Nuevo Testamento está inspirado por Dios y es un texto objetivo sobre una realidad objetiva con sucesos que han sido verdad y no mito o ficción sustentadora de teologías concretas. Es decir, si yo leo el Nuevo Testamento estoy leyendo verdades que Dios quiere que yo sepa. Los milagros son milagros, el Jesús de los evangelios es real en todas sus modalidades y aparentes contradicciones. Los textos son absolutamente fiables y el canon se establece no porque la Iglesia lo establezca en base a una selección interesada y de acuerdo con una teología ya delimitada, sino que es el Texto en sí como una Verdad que se va imponiendo por sus cualidades intrínsecas de Revelación divina. Es, entonces, el Texto el que hace posible el Canon sagrado cristiano en base a su self-evidence (en su misma evidencia) Verdad y no la selección humana de una iglesia cristiana concreta (en vías de ser católica), ya un tanto alejada de sus principios como secta judía, en oposición a otras iglesias cristianas contrincantes que también reclaman su verdad.
El Dallas Theological Seminar organiza un interesante debate en Dallas entre Daniel B. Wallace, famoso erudito del Nuevo testamento, creyente protestante fundamentalista y, Bart D. Ehrman, famoso erudito agnóstico sobre el Nuevo Testamento que reduce los textos canónicos a documentos amañados o producidos u organizados en su mayor parte para justificar teologías concretas de iglesias concretas en los primeros dos siglos del cristianismo. Para el primero, Daniel B. Wallace, todo en el Nuevo Testamento es divinamente inspirado y así como la Verdad se va imponiendo a la mentira o el fraude; pues los textos Verdaderos se fueron imponiendo a los falsos para formar el Canon neotestamentario que hoy día tenemos a nuestra disposición en todas las biblias (católicas y protestantes). Para Bart D. Ehrman todo es humanos y muy humano en el Nuevo Testamento. Ehrman ha sido traducido al español y suele aparecer en muchas librerías como La Casa del Libro, FNAC, etc. Wallace, sin embargo, por ser protestante, es conocido más bien entre los suyos. Quizás esté traducido por editoriales protestantes como CLIE, y, suele aparecer en páginas web de iglesias fundamentalistas españolas.
El debate tendrá lugar el 1 de Octubre. He aquí la reseña http://bible.org/.
Mi opinión al respecto parte de la idea de que todo lo que conocemos lo hacemos desde la mente humana y con lenguajes humanos. La mente misma es algo imposible de conocer en sí misma y la realidad externa es algo que podemos conocer hasta cierto punto. Que esto, en lo que estoy escribiendo ahora, es un ordenador es algo que todos podemos corroborar. Lo mismo el parque ahí afuera, etc.. Pero conocer el ordenador como cosa-en-sí sabiendo en qué consisten todos sus componentes materiales y electrónicos, etc, es imposible. Solo podemos manejar las manifestaciones que nos permite la materia para nuestro conocimiento y uso. Los textos que componen el Nuevo Testamento pudieran ser manifestación de una Verdad de Dios que este quiere que sepamos y aceptemos; pero esa misma idea de Dios y de Verdad no dejan de ser ideas que se producen en la mente humana. Wallace, curiosamente también fundamentalista científico, nos dice que el Nuevo Testamento es verdad porque es ante todo verdad objetiva demostrable. Ehrman admite que esas son ideas de la mente humana basadas en hechos ya muy filtrados e interpretados por textos producidos a decenas de años a posteriori y sufren las mismas vicisitudes y contingencias de cualquier texto o documento histórico. Probar su historicidad es siempre problemático y entonces el Nuevo Testamento no pasa la prueba científica que demuestre su Infabilidad.
Mi opinión al respecto es que es un error tratar de demostrar científicamente la fe. La fe o se entiende en primer lugar como milagro, y por tanto la intervención divina en la mente humana por revelación; o, de otra manera es meterse en camisa de once varas. No hay nada más patético y fraudulento (inconscientemente fraudulento, a veces) como ver a un creyente tratando de usar el método científico para demostrar su fe. La fe y la ciencia son dos mundos diferentes. El creyente ha de aceptar su Nuevo Testamento porque se lo dicta la fe. Es un libro de fe. Tratar de demostrar la infabilidad del Nuevo Testamento por el método científico es un error. Es hacer trampas y se nota mucho.
De todas maneras veremos a ver qué ocurre en ese debate en inglés y si luego lo editan en video para seguirlo con un buen café.
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