27 septiembre, 2011

JUNG DIJO EN ALGÚN SITIO: LA MUERTE DE DIOS VA SEGUIDA DE SU RESURRECCIÓN

Mi imaginación, al igual que la de John Lennon, ha tratado de imaginar un mundo sin Dios, un mundo ateo supuestamente libre de las supersticiones y opresiones de la religión.

No el mundo actual, presente, donde las masas europeas se mueven más en la indiferencia tanto hacia la religión como hacia el ateismo y, por lo tanto se hace difícil saber hacia dónde se van a inclinar las masas en un futuro próximo cuando el hedonismo y la indiferencia moral se agote y surja entonces el tedio y el aburrimiento. Muchos ateos creen que las masas europeas son ateas racionalistas que saben negar a Dios y por eso lo han, supuestamente, dejado atrás. Creo que no están entendiendo nada. La indiferencia de las masas por la religión o por la antirreligión (en Europa, no América), no significa el triunfo del ateismo militante. Tan solo es un período de transición que también está indicando el agotamiento de los relativismos posmodernos, de la frialdad efectiva a que nos lleva un conocimiento sin más horizonte que la muerte.

Mi imaginación ha estado pensando en esa utopía atea de un mundo sin Dios tal como la pensaban los ateos del siglo XIX (a la Feuerbach, Marx, Nietzsche, Freud, etc.) y esa utopía (Oh! John Lennon!) curiosamente ya tuvo su primera oportunidad histórica: los horrores del estalinismo y del nazismo. El ateismo como proyecto histórico, lo mismo que el cristianismo como proyecto político (el absolutismo de la Iglesia Católica, las iglesias estatales protestantes, las corrientes puritanas de imposición social, etc), ya están agotados.

No así el deseo de trascendencia. Ni el deseo de inmanencia.

No así el deseo de espiritualidad, de una vida más allá de la muerte, de metafísica. Ni tampoco de su contrario: monismo, panteísmo, empirismo, etc.

El cristianismo tiene ahora la oportunidad de dar su mensaje al mundo en plena libertad. Dios hecho hombre, muerto y resucitado tiene la posibilidad de apaciguar innecesarias ansiedades y serios dilemas existenciales. La ciencia por su lado tiene todo el universo como infinito territorio para sus investigaciones y descubrimientos.

Me olvidaba del Islam. ¿Y el Islam?

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