Veo una película en el canal francés TV5. El tema es de manual de lo políticamente correcto. Una trama de una relación homosexual entre un joven musulmán y otro francés. El padre del francés es empresario y tiene prejuicios contra los musulmanes. El muchacho musulmán está empleado en la
empresa del padre del chaval francés. Un día llegan el padre y la madre a casa y descubren a los dos amantes en pelotas en una habitación. El padre entonces busca cualquier buen pretexto para echar al chaval musulmán de su empresa. La cosa se complica y sale a relucir el prejuicio del padre a los musulmanes como parte fundamental de la película y ya no sólo por la homosexualidad. Los gestos del padre se hacen cada vez más perversos y malvados mientras que la madre es comprensiva y compasiva y echa en cara al padre su racismo contra los extranjeros y musulmanes. Bueno. Quizás la peli hubiese dado un cambio y acabase en otra cosa diferente a lo que yo estaba viendo y juzgando. No le di ocasión. Me resultaba una película-tópico; del tipo caza subvenciones socialdemocráticas. Un patético rollazo. Sólo válida para practicar mi maltrecho francés.
Oigo en tertulias de radios y teles progres y no tan progres cosas que pretenden ser rompedoras contra los prejuicios existentes, la moral conservadora, el machismo, los sentimientos "anticuados", el racismo, la xenofobia, etc. Me sorprendo de que no se den cuenta de lo tópicos que han llegado a ser estas críticas por puro desgaste. Lo repetitivas y aburridas que ya resultan ante una realidad que ya se ha desplazado hacia otras coordenadas y por lo tanto han pasado a ser puro anacronismo. En realidad--y en la realidad-- ya está todo "roto" y volver al papel de rompedor revolucionario, ahora revestido de hipertolerante socialdemócrata, resulta aburrido. Ser feminista radical ya no se puede entender como discurso liberador a la vieja usanza. Quizás esté significando otra cosa. Ser afectivamente pro-gay y proclamarlo como
estandarte de biempensante democrático se ha quedado obsoleto. Puro gesto ya anticuado. Ser anticatólico al mismo tiempo que comprensivo con el islam es el colmo de la esquizofrenia. Y en eso se queda. Criticar todo sentimiento religioso en nombre de la ciencia resulta ya un pose de anacronismo agotado hasta la médula. O al revés. En realidad ya está todo roto y no hace falta exhibir bulldozers o rompehielos, porque simplemente ya no queda nada por romper. Hasta el racismo y su opuesto: el antirracismo se han globalizado de forma sorprendente. Ya no se trata del blanco contra el negro exclusivamente, sino también del negro contra el blanco, o el negro x contra el otro negro y; o también el oriental chino contra el oriental japonés o coreano y viceversa. El racismo y el antirracismo ya no son exclusiva del hombre blanco, se ha diseminado por todas las culturas y pueblos y a todos atañe.
Lo que está ocurriendo ahora, en nuestro presente, son las recomposiciones de los fragmentos, de los trozos, de los residuos de una civilización que ha logrado triturar con éxito toda posibilidad metafísica; todo axioma moral o ético; toda verdad en sí. Pero lo que ha hecho la civilización occidental es el veneno que ya corrosiona al Islam y a todas las culturas. Nadie puede vivir aislado en su rincón de la selva o del desierto. Ahora es la época de las recomposiciones. Y estas son las nuevas mutaciones. Resistentes a toda crítica ya que el ácido de la razón ya no tiene poder sobre ellas. Profundamente cínicas en relación a cualquier intento por dominarlas o apropiárselas en nombre de cualquier gran significante. En realidad importan poco las razones y las críticas; tan sólo importa el mero existir como a cada cual se lo pida el cuerpo. Ya no hay que dar razón de nada una vez que la misma razón se ha cuestionado a sí misma hace tiempo como otro producto histórico occidental. Las recomposiciones se presentan como autoevidentes y autosuficientes; se sustentan en el mismo límite de todo lo existente. Es inútil pretender romper o sermonear con humanismo socialdemocrático. Estamos ante otra cosa. Ante algo que vive en primer lugar su propia inmanencia con la mayor creatividad o destructividad posibles.
31 diciembre, 2016
08 diciembre, 2016
EL HOMBRE SALTARÍN
A lo lejos veíamos un hombre saltarín. No había nadie por la calle. La vida se reducía tan solo el hombre saltarín que hacía de su cuerpo una peonza. Cuando nos acercábamos a él, él se alejaba girando sobre sí mismo y haciendo un recorrido errático de alejamiento. Y así caminamos por un tiempo hasta que perdimos de vista al hombre saltarín, al hombre peonza.
La fábrica era enorme. Toda la producción parada y el silencio era abrumador. Las máquinas nos miraban como bestias relajadas. Nos quedamos mirando a una de ellas y la aislamos del resto. La contemplamos por un tiempo en su misma estructura, su misma configuración, su misma figura. Su belleza mecánica nos llevó al éxtasis. Sus circuitos perfectamente silenciosos y en reposo. Quietos. Potencialmente productivos. El silencio seguía siendo abrumador. Entonces nos pusimos a correr alocadamente por los pasillos poblados de máquinas girando hacía la izquierda y luego a la derecha y siguiendo en línea recta. Líneas rectas. Y de repente he ahí a lo lejos al trasluz de un gigante portón de salida estaba el hombre saltarín bailando y saltando como una peonza. De nuevo nos quisimos acercar a él y de nuevo se fue alejando. Salimos de la enorme fábrica y el sol nos deslumbró. Todo brillaba demasiado.
Nunca deseas que llegue la noche a una ciudad desierta. Durante el día proyectábamos fantasmas diurnos de esperanzas de luz, de claridades y sombras. De tonalidades de color. De espectros que cobraban vida propia, pero que luego desaparecían sin sentido, sin control. Había momentos en que los espectros formaban figuras de fabulosa fantasía y sus tonalidades afectivas eran buenas y nobles. Sobrecargadas de inocencia. Los árboles de los jardines y las plantas formaban parte del mundo de los espectros y de sus infinitas tonalidades de color y forma. Se fusionaban y jugaban. Pero habría de llegar la noche. Habría de oscurecer. La noche y su lóbrega oscuridad nos era insoportable. Nadie
puede desear una noche en una ciudad deshabitada y vacía. Pero cuando cruzas el umbral de la noche las pesadillas van cobrando vida como criaturas informes, caóticas, que chocan entre sí y producen toda clase de sentimientos turbios, amargos, desesperaciones, angustias límite y explosiones psicóticas.
Nada es permanente. La noche pasa y surge el amanecer y todo desaparece para dar lugar a una nueva creación en la ciudad vacía. Un nuevo día de luz. Al final de la gran avenida he ahí de nuevo al hombre saltarín bailando como una peonza y saltando y reclamando nuestra atención. Nos acercamos poco a poco y ahora el nos quiere indicar un camino. Quizás una salida fuera de la ciudad vacía.
La fábrica era enorme. Toda la producción parada y el silencio era abrumador. Las máquinas nos miraban como bestias relajadas. Nos quedamos mirando a una de ellas y la aislamos del resto. La contemplamos por un tiempo en su misma estructura, su misma configuración, su misma figura. Su belleza mecánica nos llevó al éxtasis. Sus circuitos perfectamente silenciosos y en reposo. Quietos. Potencialmente productivos. El silencio seguía siendo abrumador. Entonces nos pusimos a correr alocadamente por los pasillos poblados de máquinas girando hacía la izquierda y luego a la derecha y siguiendo en línea recta. Líneas rectas. Y de repente he ahí a lo lejos al trasluz de un gigante portón de salida estaba el hombre saltarín bailando y saltando como una peonza. De nuevo nos quisimos acercar a él y de nuevo se fue alejando. Salimos de la enorme fábrica y el sol nos deslumbró. Todo brillaba demasiado.
Nunca deseas que llegue la noche a una ciudad desierta. Durante el día proyectábamos fantasmas diurnos de esperanzas de luz, de claridades y sombras. De tonalidades de color. De espectros que cobraban vida propia, pero que luego desaparecían sin sentido, sin control. Había momentos en que los espectros formaban figuras de fabulosa fantasía y sus tonalidades afectivas eran buenas y nobles. Sobrecargadas de inocencia. Los árboles de los jardines y las plantas formaban parte del mundo de los espectros y de sus infinitas tonalidades de color y forma. Se fusionaban y jugaban. Pero habría de llegar la noche. Habría de oscurecer. La noche y su lóbrega oscuridad nos era insoportable. Nadie
puede desear una noche en una ciudad deshabitada y vacía. Pero cuando cruzas el umbral de la noche las pesadillas van cobrando vida como criaturas informes, caóticas, que chocan entre sí y producen toda clase de sentimientos turbios, amargos, desesperaciones, angustias límite y explosiones psicóticas.
Nada es permanente. La noche pasa y surge el amanecer y todo desaparece para dar lugar a una nueva creación en la ciudad vacía. Un nuevo día de luz. Al final de la gran avenida he ahí de nuevo al hombre saltarín bailando como una peonza y saltando y reclamando nuestra atención. Nos acercamos poco a poco y ahora el nos quiere indicar un camino. Quizás una salida fuera de la ciudad vacía.
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24 noviembre, 2016
BORRÓN Y CUENTA NUEVA
Quise escribir algo sobre una mujer psicóloga que tenía una teoría sobre las emociones un tanto heterodoxa, pero no extrañas. De todos es sabido que hay culturas o pueblos
inmersos en un universo de espíritus y almas en pena y dioses y diosecillos y toda una plétora de criaturas que viven en un mundo invisible; pero que se dejan conocer a veces dando señales para bien y para mal. Entonces muchos estados de ánimo o emocionales obedecían a la influencia de estos seres externos a nosotros, con su voluntad propia o sometidos a una jerarquía; y nos podían hacer la vida imposible en ocasiones o poseernos y dominarnos a capricho, etc. Incluso en los evangelios se ve cómo mucha gente física o anímicamente enferma, en realidad están poseídos por diablos que les hacen la vida imposible y causan sufrimientos a todos. También dentro del cristianismo los demonios tientan y desvían a la gente a hacer el mal y desobedecer a Dios. En una palabra, ciertos males físicos y anímicos se deben a causas externas a nosotros, a seres objetivos que viven en otras esferas del universo o entre la misma naturaleza; aunque entren en nosotros por infringir normas morales o tabúes o rituales que les abren la puerta.
inmersos en un universo de espíritus y almas en pena y dioses y diosecillos y toda una plétora de criaturas que viven en un mundo invisible; pero que se dejan conocer a veces dando señales para bien y para mal. Entonces muchos estados de ánimo o emocionales obedecían a la influencia de estos seres externos a nosotros, con su voluntad propia o sometidos a una jerarquía; y nos podían hacer la vida imposible en ocasiones o poseernos y dominarnos a capricho, etc. Incluso en los evangelios se ve cómo mucha gente física o anímicamente enferma, en realidad están poseídos por diablos que les hacen la vida imposible y causan sufrimientos a todos. También dentro del cristianismo los demonios tientan y desvían a la gente a hacer el mal y desobedecer a Dios. En una palabra, ciertos males físicos y anímicos se deben a causas externas a nosotros, a seres objetivos que viven en otras esferas del universo o entre la misma naturaleza; aunque entren en nosotros por infringir normas morales o tabúes o rituales que les abren la puerta.
Bueno, pues esta psicóloga recurría a esta misma idea y basaba toda su terapia en captar la naturaleza de estos seres del ultramundo y desprenderlos o dasactivarlos de nuestro escenario psíquico y así liberarnos de esas emociones o apegos afectivos que nos pueden perjudicar o nos hacen daño sin más en forma de esclavitud anímica. Cómo era su terapia no lo sabíamos. Para ello habría que haber ido a una de sus sesiones, cosa que no llegamos a hacer. Una idea un tanto irracional, un tanto subjetiva para nosotros que vivimos en un mundo completamente impregnado con la ciencia, y la ciencia no puede probar la existencia de estos seres; y no es que no lo haya intentado.
El caso es que había escrito una historia sobre esta señora con un final extraño, donde el narrador sufre de un fuerte apego emocional en forma de enamoramiento de esta misma psicóloga que lo está tratando. Y si la psicóloga está actuando de tal forma en el cuerpo de nuestro narrador, pues eso indica que habríamos de poner en cuestión la misma identidad de la señora: quizás ella misma fuese uno de estos entes funcionando como profesional de los líos mentales. Bueno, la cosa iba por ahí, pero no funcionaba. Lo leía un par de veces y no acababa de funcionar. Y cuando algo no funciona, vale más hacer borrón y cuenta nueva.
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05 noviembre, 2016
LA BIBLIA Y LA HISTORIA
UNO
Nadie puede
captar el pasado en toda su complejidad, en su multidimensionalidad. Recuperar
el pasado es una labor que se complica a medida que nos alejamos en el tiempo. Las
huellas del pasado lejano son las ruinas, los objetos que han quedado, los
documentos de la época; los monumentos con inscripciones; las tradiciones
orales, etc. Pero aun las huellas de ese pasado lejano hay que clasificarlas
en gradación de muy fiables a poco fiables. Hay que estar seguros de la época
de los objetos, de su facilidad para ser interpretados, contrastados y
encajados dentro de un contexto histórico. Cuando nos adentramos en la lectura
de la Biblia (Tanaj) nos metemos en una densa textualidad narrativa que
pretende abarcar milenios: desde la misma creación del mundo hasta la época del
segundo templo. Aun hace siglo y medio era posible aceptar la versión oficial
de un canon de Escritura sagrada revelado/inspirado por Dios y suficiente para
llevarnos hacia nuestra salvación y orientación moral. A pesar de las
dificultades y aparentes contradicciones o discontinuidades dentro del mismo
texto; sin embargo la falta de entendimiento del hombre se compensaba con la
sabiduría infinita de Dios. Lo que hoy no entendíamos lo entenderíamos cuando
estuviéremos en presencia del Señor. Doctores tiene la Iglesia, diría un
católico.Una consecuencia de la Reforma fue la de emancipar o liberar la Biblia de su institucionalización y monopolio interpretativo por parte de una jerarquía eclesiástica que impedía hasta su misma lectura por parte de los creyentes. Esta independencia y libre circulación de la Escritura hizo posible también; y, a medida que pasaba el tiempo, el sometimiento de los textos sagrados al análisis crítico de la razón y la
ciencia. No sólo se afinaron los estudios y cotejamientos filológicos o lingüísticos, sino que también se recurrió a la arqueología, a los métodos cada vez más sofisticados de la crítica histórica, de las disciplinas de la antropología; la datación de objetos, etc. Aun sin cuestionar la lectura desde la fe que incluso algunos de estos investigadores seguían profesando, no había porqué renunciar a la razón. La Biblia, en cuanto documento que reclamaba verdad histórica en aquellos acontecimientos fundacionales del pueblo de Israel, por medio de los pactos/alianzas o convenios y promesas entre Dios y Abraham, más tarde Noé, luego Moisés y por último David; --y, después por el cristianismo--, debía de mostrar su realidad histórica con mayor razón y motivo, siendo verdad Divina.
(CONTINÚA)
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13 octubre, 2016
OIGA, ¿ES USTED EL MISMO O ES OTRO?
Últimamente llevo viendo gente que hacía mucho tiempo que no veía. Gente que me para en la calle o en el autobús o en el centro comercial y me pregunta: ¿Tú no serás Nesalem? "Sí, sí, el mismo que ves, pero algo más viejo," respondo yo. Y entonces tratamos de recordar
juntos aquellos años o aquellos momentos o aquellas aventuras o aquellos meses del servicio militar y nos enfrascamos en relatos que se reactivan y cobran nueva vida. Luego cada uno sigue su camino y posiblemente ya no nos veamos más, o quizás otra vez más, pero cada vez más mayores, más mermados, más cerca ya de un final cada vez más posible.
¿Final? Tengo el profundo presentimiento de que la vida de un ser humano no acaba con la muerte física. Creo que esta vida en la Tierra tiene un sentido que a nosotros se nos escapa. Toda nuestra existencia y la existencia del universo es un misterio abrumador que para mí esconde significados profundos y dimensiones infinitas, aun sabiendo que nada de esto se puede demostrar, ni tampoco sustentar con razonamientos convincentes.
Hay veces que paseando en solitario por los alrededores de la ciudad o por playas muy extensas o por caminos de montaña que cruzan antiguas aldeas o caserones o iglesias abandonadas, el poder de la imaginación me empuja a un temor reverencial hacia la infinitud de todo lo que me rodea y el tiempo se para en un presente eterno por unos momentos. En esos momentos creo que D-ós es una realidad que no se puede reducir a ningún enunciado, a ninguna teología, a ningún juicio lógico. Es una profunda intuición, no es una demostración que aspire a convencer a nadie. Quien lo percibe lo percibe, quien no pues no. Se trata de afectos profundos no de teorías o constructos mentales. Es un algo poderoso que afecta a todo el cuerpo. Cuerpo. El cuerpo en toda su plenitud. ¿Ilusión? Bienvenida y duradera sea esta ilusión. Sin ella la vida para mi y para muchos como yo perdería su sabor enigmático, misterioso, mítico, romántico. El trasfondo de
ese aburrimiento consustancial con la rutina, el trasfondo de esa conflictividad ineludible entre las personas: esos equívocos, esos inexorables deslizamientos de significado que tantas veces nos fuerza a vivir solos con nosotros mismos y aun así parece que nunca llegaremos al fondo de nada. El trasfondo que trasciende miedos y ansiedades, y nos devuelve o restablece una confianza en la vida que jamás nos puede abandonar.
X: ¿Oiga?
N: Sí.
X: ¿Es usted Nesalem?
N: Sí, ¿por qué lo pregunta?
X: ¿Se acuerda usted de X cuando vivía en Y?
N: Sí, ahora que me lo dice usted es.....claro...usted es X que vivía en Y, pero usted ... no sé qué decirle... ya casi se me borró de la mente...dígame ¿qué recuerda de mí? ¿Cómo era yo?.../...
juntos aquellos años o aquellos momentos o aquellas aventuras o aquellos meses del servicio militar y nos enfrascamos en relatos que se reactivan y cobran nueva vida. Luego cada uno sigue su camino y posiblemente ya no nos veamos más, o quizás otra vez más, pero cada vez más mayores, más mermados, más cerca ya de un final cada vez más posible.
¿Final? Tengo el profundo presentimiento de que la vida de un ser humano no acaba con la muerte física. Creo que esta vida en la Tierra tiene un sentido que a nosotros se nos escapa. Toda nuestra existencia y la existencia del universo es un misterio abrumador que para mí esconde significados profundos y dimensiones infinitas, aun sabiendo que nada de esto se puede demostrar, ni tampoco sustentar con razonamientos convincentes.
Hay veces que paseando en solitario por los alrededores de la ciudad o por playas muy extensas o por caminos de montaña que cruzan antiguas aldeas o caserones o iglesias abandonadas, el poder de la imaginación me empuja a un temor reverencial hacia la infinitud de todo lo que me rodea y el tiempo se para en un presente eterno por unos momentos. En esos momentos creo que D-ós es una realidad que no se puede reducir a ningún enunciado, a ninguna teología, a ningún juicio lógico. Es una profunda intuición, no es una demostración que aspire a convencer a nadie. Quien lo percibe lo percibe, quien no pues no. Se trata de afectos profundos no de teorías o constructos mentales. Es un algo poderoso que afecta a todo el cuerpo. Cuerpo. El cuerpo en toda su plenitud. ¿Ilusión? Bienvenida y duradera sea esta ilusión. Sin ella la vida para mi y para muchos como yo perdería su sabor enigmático, misterioso, mítico, romántico. El trasfondo de
ese aburrimiento consustancial con la rutina, el trasfondo de esa conflictividad ineludible entre las personas: esos equívocos, esos inexorables deslizamientos de significado que tantas veces nos fuerza a vivir solos con nosotros mismos y aun así parece que nunca llegaremos al fondo de nada. El trasfondo que trasciende miedos y ansiedades, y nos devuelve o restablece una confianza en la vida que jamás nos puede abandonar.
X: ¿Oiga?
N: Sí.
X: ¿Es usted Nesalem?
N: Sí, ¿por qué lo pregunta?
X: ¿Se acuerda usted de X cuando vivía en Y?
N: Sí, ahora que me lo dice usted es.....claro...usted es X que vivía en Y, pero usted ... no sé qué decirle... ya casi se me borró de la mente...dígame ¿qué recuerda de mí? ¿Cómo era yo?.../...
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25 septiembre, 2016
CONVERSACIONES PENDIENTES
Me queda la sensación de tener conversaciones pendientes con mucha gente. Conversaciones que nos hubieran llevado a algún territorio común de empatía. Aunque fuese una empatía breve, una resonancia de segundos; una chispa de fusión de afectos.
Sentarse a tomar un café con ganas, verdaderas ganas de hablar; aunque sea con las miradas y en silencio; aunque sea con los gestos del rostro, de las manos, del cuerpo. Es imposible conversar cuando estamos en guerra. Cuando estamos en permanente vigilancia contra la intrusión no deseada; cuando los golpes de la vida nos han llevado a la permanente desconfianza; cuando hemos notado simulación, superficialidad oportuna; desviación del interés aparente hacia territorios yermos que no nos interesan y nos aburren, pero que al otro le satisfacen de una manera que nos sorprende. Imposible conversar cuando las ideas son fijas e invariables. Cuando la creencia o la fe política, o religiosa, es determinante y el enemigo es enemigo absoluto y no hay términos medios o senderos que se pierden en el bosque de la indeterminación y del misterio y donde los dos podamos ser trasladados a un nuevo territorio sin más referencias que la oscuridad y la claridad de las estrellas. Tengo la sensación de que muchas conversaciones que he mantenido a lo largo de mi vida han quedado sin terminar, sin tan siquiera comenzar por un mismo camino; sin que las palabras hayan tenido esa resonancia que nos invita al riesgo de ir avanzando a territorios de miedos comunes, de fantasías comunes, de caos común, de laberintos desconcertantes; de ansiedades bailando en la cuerda floja; de vistas hacia esos paisajes inesperados de lo absolutamente nuevo. En ocasiones me he visto tomando el camino equivocado de la conversación por no herir sensibilidades, por no desagradar, por ir con la corriente del otro o de los otros; pero luego me daba cuenta de mi insinceridad, de mi falsedad, de mi
desfiguración y mutilación cuando ya no había remedio ni pasos atrás. Tengo muchas, muchísimas conversaciones pendientes que jamás se llevarán a su término. De las que siempre me queda la sensación de: "podría haber dicho ésto en lugar de aquello que fue una absoluta estupidez"; o "pude haber respondido ésto que era lo que realmente sentía y no simular lo que no sentía." Oiga usted. ¿Y por qué no pensar que esas conversaciones fueron las que tuvieron que ser y si nunca llegaron a su término era precisamente porque nunca hubo tal término final? Así es la vida: entrecortada, discontinua, decepcionante, ambivamente, disonante, y equívoca en sumo grado. Amén.
Sentarse a tomar un café con ganas, verdaderas ganas de hablar; aunque sea con las miradas y en silencio; aunque sea con los gestos del rostro, de las manos, del cuerpo. Es imposible conversar cuando estamos en guerra. Cuando estamos en permanente vigilancia contra la intrusión no deseada; cuando los golpes de la vida nos han llevado a la permanente desconfianza; cuando hemos notado simulación, superficialidad oportuna; desviación del interés aparente hacia territorios yermos que no nos interesan y nos aburren, pero que al otro le satisfacen de una manera que nos sorprende. Imposible conversar cuando las ideas son fijas e invariables. Cuando la creencia o la fe política, o religiosa, es determinante y el enemigo es enemigo absoluto y no hay términos medios o senderos que se pierden en el bosque de la indeterminación y del misterio y donde los dos podamos ser trasladados a un nuevo territorio sin más referencias que la oscuridad y la claridad de las estrellas. Tengo la sensación de que muchas conversaciones que he mantenido a lo largo de mi vida han quedado sin terminar, sin tan siquiera comenzar por un mismo camino; sin que las palabras hayan tenido esa resonancia que nos invita al riesgo de ir avanzando a territorios de miedos comunes, de fantasías comunes, de caos común, de laberintos desconcertantes; de ansiedades bailando en la cuerda floja; de vistas hacia esos paisajes inesperados de lo absolutamente nuevo. En ocasiones me he visto tomando el camino equivocado de la conversación por no herir sensibilidades, por no desagradar, por ir con la corriente del otro o de los otros; pero luego me daba cuenta de mi insinceridad, de mi falsedad, de mi
desfiguración y mutilación cuando ya no había remedio ni pasos atrás. Tengo muchas, muchísimas conversaciones pendientes que jamás se llevarán a su término. De las que siempre me queda la sensación de: "podría haber dicho ésto en lugar de aquello que fue una absoluta estupidez"; o "pude haber respondido ésto que era lo que realmente sentía y no simular lo que no sentía." Oiga usted. ¿Y por qué no pensar que esas conversaciones fueron las que tuvieron que ser y si nunca llegaron a su término era precisamente porque nunca hubo tal término final? Así es la vida: entrecortada, discontinua, decepcionante, ambivamente, disonante, y equívoca en sumo grado. Amén.
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08 septiembre, 2016
LA VUELTA A ALTA TOWN
Volvía al pueblo después de muchos años fuera. Había visitado muchos países, conocido a muchas personas, trabajado en diferentes ocupaciones. Volvía viudo y oficialmente retirado de su vida activa. Sus hijos ya hacía tiempo que habían comenzado a crear sus propias familias en diferentes países. Era hora de volver al pueblo y ocupar la vieja casa de su infancia, de sus padres. Se sentía satisfecho. Llegar a ser viejo podía ser una satisfacción. El camino ya había sido recorrido y ahora se trataba de descansar. Vivir esperando la muerte y la muerte como algo necesario, positivo, renovador; morir era un acto de justicia que la vida proveía como final al cansancio y al agotamiento. En el pueblo sólo quedaban
Bill el tendero y su mujer, los dos ya bastante mayores. Luego estaba Sherry Murmann, la antigua madame del ya fenecido club Chica Linda. Vivía en el amplio primer piso de su antiguo negocio ahora tan solo ocupado por su voluminoso cuerpo que se bamboleaba por los pasillos y el salón sin saber qué hacer. Más allá la iglesia de madera había cerrado hacía una década, cuando todavía quedaba algún feligrés, restos de los tiempos mejores de Alta Town. En la casa contigua vivían el Reverendo Cullspy y su mujer ya sumergida en una profunda demencia que la tenía prostrada durante la mayor parte del día. El Sheriff Morton seguía ocupando su oficina, aunque ya no disponía de ayudante alguno y su vida de jubilado abarcaba ya un par de décadas. Allí seguía leyendo sus novelas de aventuras, interrumpido muchas veces por Mirma, su vieja compañera y amante que insistía en forzarle a comer un plato de pinto beans.
Cuando se metió en la casa de su infancia fue poco a poco desempolvando los recuerdos de una familia y un pueblo con mucha vida y juventud. Una familia entre otras muchas familias. Una infancia entre otras muchas infancias compartidas en juegos, en aventuras, en alardes de imaginación. Había escuela, y los domingos la mujer del Reverendo Cullspy les daba grandes trozos de brownies cuando respondían las preguntas sobre la Biblia correctamente. Había vida. Comunidad la necesaria. Pero todo eso quedaba en un pasado remoto cuando las minas de hierro todavía funcionaban. Ahora el pueblo y él acabarían languideciendo juntos.
Bill el tendero y su mujer, los dos ya bastante mayores. Luego estaba Sherry Murmann, la antigua madame del ya fenecido club Chica Linda. Vivía en el amplio primer piso de su antiguo negocio ahora tan solo ocupado por su voluminoso cuerpo que se bamboleaba por los pasillos y el salón sin saber qué hacer. Más allá la iglesia de madera había cerrado hacía una década, cuando todavía quedaba algún feligrés, restos de los tiempos mejores de Alta Town. En la casa contigua vivían el Reverendo Cullspy y su mujer ya sumergida en una profunda demencia que la tenía prostrada durante la mayor parte del día. El Sheriff Morton seguía ocupando su oficina, aunque ya no disponía de ayudante alguno y su vida de jubilado abarcaba ya un par de décadas. Allí seguía leyendo sus novelas de aventuras, interrumpido muchas veces por Mirma, su vieja compañera y amante que insistía en forzarle a comer un plato de pinto beans.
Cuando se metió en la casa de su infancia fue poco a poco desempolvando los recuerdos de una familia y un pueblo con mucha vida y juventud. Una familia entre otras muchas familias. Una infancia entre otras muchas infancias compartidas en juegos, en aventuras, en alardes de imaginación. Había escuela, y los domingos la mujer del Reverendo Cullspy les daba grandes trozos de brownies cuando respondían las preguntas sobre la Biblia correctamente. Había vida. Comunidad la necesaria. Pero todo eso quedaba en un pasado remoto cuando las minas de hierro todavía funcionaban. Ahora el pueblo y él acabarían languideciendo juntos.
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24 agosto, 2016
SOCIEDAD CIVIL Y AMENAZAS TOTALITARIAS
En España nos falta ahora encontrar la sociedad civil como territorio común de las ideología. El laicismo que pide la sociedad civil libre de control religioso o de manifestaciones religiosas en complicidad con el poder político, debería pedir también la no interferencia de las representaciones políticas particulares en el espacio ideológicamente neutro que debería ser el escenario civil, la sociedad civil. Hay ideologías que por su naturaleza reclaman para sí todo el espacio social por considerar sus representaciones y valores como los Valores y Verdades
incuestionables. En una palabra, hay ideologías que no contemplan más verdad que la suya y que por esa razón se ven obligadas a imponerse como sea al resto de la sociedad. Ello son la Verdad y los demás somos unos alienados que solo esperamos la redención que nos ofrecen los Conocedores de esa Verdad.
Es por eso que la democracia, para ciertos ideólogos, no es nada más que un pretexto para conseguir esa sociedad perfecta o camino de ser perfecta y que es perfecta porque sólo unos pocos tienen la claves de tal paraíso que nos espera y es obligación imperativa imponerla. Como es necesaria históricamente según el esquema de estos redentores, entonces se convierte en misión moral el acaparar todos lo espacios sociales posibles con el objeto de imponer, prohibir, sabotear--incluso violentamente--todo aquello que no encaje en su pensamiento PARTICULAR; tan particular como cualquier otro, pero elevados por ellos a UNIVERSAL. He ahí un nuevo totalitarismo. Un nuevo Catolicismo universal con sus censuras, inquisiciones, y teólogos.
incuestionables. En una palabra, hay ideologías que no contemplan más verdad que la suya y que por esa razón se ven obligadas a imponerse como sea al resto de la sociedad. Ello son la Verdad y los demás somos unos alienados que solo esperamos la redención que nos ofrecen los Conocedores de esa Verdad.
Es por eso que la democracia, para ciertos ideólogos, no es nada más que un pretexto para conseguir esa sociedad perfecta o camino de ser perfecta y que es perfecta porque sólo unos pocos tienen la claves de tal paraíso que nos espera y es obligación imperativa imponerla. Como es necesaria históricamente según el esquema de estos redentores, entonces se convierte en misión moral el acaparar todos lo espacios sociales posibles con el objeto de imponer, prohibir, sabotear--incluso violentamente--todo aquello que no encaje en su pensamiento PARTICULAR; tan particular como cualquier otro, pero elevados por ellos a UNIVERSAL. He ahí un nuevo totalitarismo. Un nuevo Catolicismo universal con sus censuras, inquisiciones, y teólogos.
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09 agosto, 2016
DINAMARCA / DANMARK / DENMARK/ DANEMARK / DÄNEMARK
Dinamarca. Denmark. Danmark. Calles céntricas por la noche de Copenhague. Tengo que recordarme que estoy en el año 2016. Todo el mundo está relacionado de alguna manera con los móviles. Ahora veo cuerpos que ocupan espacio y se mueven o permanecen quietos. Creo que ha habido un importante cambio de
perspectiva. Cuando los homínidos tienden a vivir a través de las pantallas virtuales o hiperreales yo, sin embargo, me veo atraído por los fenómenos físicos en su aparición en la esfera de la apariencia. Me dejo llevar, o mejor dicho me disuelvo en los fenómenos y me abandono en su milagroso existir. Aun su existir fatigoso, cansino, deprimido, aburrido. Existir es un milagro. Una fusión del espíritu y la materia. O mejor dicho: la materia es la fusión de infinitas intensidades en coexistencia. Las visibles y las invisibles. Las corporales y las incorporales.
Lo primero que deseo cuando llego a un país como Dinamarca es poder aprender su lengua cuanto antes. Qué pena no tener tiempo para aprender su lengua. Me pasa cuando llego a países cuya lengua no entiendo. O si estoy en países donde mi comprensión de la lengua es aceptable mi deseo es poder perfeccionarla. La lengua como clave de significados, juegos de sonidos, ordenamiento sintáctico. Magia. La lengua es magia. Dices algo y conviertes la realidad en algo significativo. Haces ruidos con la boca y tienen sentido para el otro cerebro que los descodifica. Qué pena cuando en España mucha gente se siente agredida por el catalán o el vasco o el gallego o el asturiano. Se sienten agredidos porque los lentes ideológicos y las razones de Estado se interponen al hecho natural/histórico o histórico/natural de la lengua; e imponen los tópicos sobre la lengua perfecta y sus "corrupciones" o sus "dialectos" siempre entendida esta palabra como despectiva o deriva hacia la imperfección, disolución, etc.
Los daneses hablan su lengua y la enseñan y la exhiben con orgullo. Es una lengua minoritaria ¿y qué? Pero tienen el sentido práctico de saber también el inglés como lengua internacional para poder
comunicarse con todo el mundo y con sus vecinos alemanes y escandinavos. Esa sería la verdadera aspiración: todos hablamos nuestra lengua local patrimonio de la humanidad y todos nos sentimos cómodos en nuestros sonidos y palabras y orden sintáctico, al mismo tiempo que también aprendernos a comunicarnos en una lengua más internacional. Las lenguas están vivas y van poco a poco transformándose, mutándose, incorporando nuevas palabras de otras lenguas, cediendo las suyas a otras lenguas. La visita a Dinamarca comienza en
perspectiva. Cuando los homínidos tienden a vivir a través de las pantallas virtuales o hiperreales yo, sin embargo, me veo atraído por los fenómenos físicos en su aparición en la esfera de la apariencia. Me dejo llevar, o mejor dicho me disuelvo en los fenómenos y me abandono en su milagroso existir. Aun su existir fatigoso, cansino, deprimido, aburrido. Existir es un milagro. Una fusión del espíritu y la materia. O mejor dicho: la materia es la fusión de infinitas intensidades en coexistencia. Las visibles y las invisibles. Las corporales y las incorporales.
Lo primero que deseo cuando llego a un país como Dinamarca es poder aprender su lengua cuanto antes. Qué pena no tener tiempo para aprender su lengua. Me pasa cuando llego a países cuya lengua no entiendo. O si estoy en países donde mi comprensión de la lengua es aceptable mi deseo es poder perfeccionarla. La lengua como clave de significados, juegos de sonidos, ordenamiento sintáctico. Magia. La lengua es magia. Dices algo y conviertes la realidad en algo significativo. Haces ruidos con la boca y tienen sentido para el otro cerebro que los descodifica. Qué pena cuando en España mucha gente se siente agredida por el catalán o el vasco o el gallego o el asturiano. Se sienten agredidos porque los lentes ideológicos y las razones de Estado se interponen al hecho natural/histórico o histórico/natural de la lengua; e imponen los tópicos sobre la lengua perfecta y sus "corrupciones" o sus "dialectos" siempre entendida esta palabra como despectiva o deriva hacia la imperfección, disolución, etc.
Los daneses hablan su lengua y la enseñan y la exhiben con orgullo. Es una lengua minoritaria ¿y qué? Pero tienen el sentido práctico de saber también el inglés como lengua internacional para poder
comunicarse con todo el mundo y con sus vecinos alemanes y escandinavos. Esa sería la verdadera aspiración: todos hablamos nuestra lengua local patrimonio de la humanidad y todos nos sentimos cómodos en nuestros sonidos y palabras y orden sintáctico, al mismo tiempo que también aprendernos a comunicarnos en una lengua más internacional. Las lenguas están vivas y van poco a poco transformándose, mutándose, incorporando nuevas palabras de otras lenguas, cediendo las suyas a otras lenguas. La visita a Dinamarca comienza en
København. Copenhaguen, Copenhague.
21 julio, 2016
CADA UNO EN SU CASA, PERO EL ESTADO EN LA DE TODOS
La política queda desvinculada de la moral natural y la religión (Maquiavelo). La política pasa a ser una actividad independiente con el único objeto de preservar el poder de la manera más eficaz y con el máximo apoyo. La política se convierte en una ingeniería que busca la mayor efectividad en su
máquina distributiva de poder. La moral para la política será a partir de ahora una moral de conveniencia, de interés propio de partido, de ideología, de representaciones concretas de la realidad.
La religión queda entonces también desvinculada de la política (Locke, Hume, Kant) y pasa a ser una actividad propiamente de lo sagrado, o de la vinculación del mundo sagrado/supernatural con el mundo real/material/natural/social/histórico. O también trata la religión de centrarse exclusivamente en ese territorio de la fe y la revelación que implican un sentido, un significado moral de la existencia en función de otro mundo superior/reino/cielo/nirvana/satori/paraíso. Las iglesias quedan independizadas del poder político y forman parte de la sociedad civil.
El sexo no sólo se desvincula de una moral religiosa/política a la cual estaba supeditado de forma inmanente y bajo parámetros metafísicos de naturaleza y/o mandamientos de Dios, para quedar independizado de su función biológica reproductora y pasar a ser una energía/libido que ha de disfrutarse para mayor placer y satisfacción de las personas. Los discursos políticos tratan de ahondar más esta separación facilitando la ruptura de los vínculos tradicionales basados en el matrimonio religioso; la disolución de la categoría de género sexual como determinante del uso de la sexualidad. Para ello se codifica a efectos jurídicos y legales toda relación sexual en base al grado de convivencia y sus efectos en cuanto a propiedad, subsidios, etc. El uso y disfrute del sexo queda dentro del marco de opciones libres de cada ciudadano y fuera de la moral tradicional religiosa o de costumbre.
La subjetividad y sus categorías de conciencia, de yo, de alma, de interioridad singular y propia, de libre albedrío/responsabilidad/soberanía, queda desvinculada de sus representaciones metafísicas, naturales, religiosas, filosóficas; para quedar supeditada al concepto vinculante de ciudadanía en referencia al Estado y las leyes del Estado. Fuera de ese marco político/social de ciudadanía la
subjetividad puede manifestarse de la forma que quiera, creer lo que quiera, pensar como quiera, vivir como quiera, etc.
Todas estas desvinculaciones, liberaciones, desterritorializaciones, etc, no se producen dentro de un mundo vacío de codificaciones o limitaciones, sino que todo en última estancia ha de depender de la vigilancia/control/regulación del Estado. Al ser el Estado una maquinaria política al servicio del poder vigente, el control estatal con fines ideológicos/partidistas por un lado; y, las libertades ciudadanas de los individuos por el otro, se moverán siempre en una dialéctica de conflicto de intereses.
máquina distributiva de poder. La moral para la política será a partir de ahora una moral de conveniencia, de interés propio de partido, de ideología, de representaciones concretas de la realidad.
La religión queda entonces también desvinculada de la política (Locke, Hume, Kant) y pasa a ser una actividad propiamente de lo sagrado, o de la vinculación del mundo sagrado/supernatural con el mundo real/material/natural/social/histórico. O también trata la religión de centrarse exclusivamente en ese territorio de la fe y la revelación que implican un sentido, un significado moral de la existencia en función de otro mundo superior/reino/cielo/nirvana/satori/paraíso. Las iglesias quedan independizadas del poder político y forman parte de la sociedad civil.
El sexo no sólo se desvincula de una moral religiosa/política a la cual estaba supeditado de forma inmanente y bajo parámetros metafísicos de naturaleza y/o mandamientos de Dios, para quedar independizado de su función biológica reproductora y pasar a ser una energía/libido que ha de disfrutarse para mayor placer y satisfacción de las personas. Los discursos políticos tratan de ahondar más esta separación facilitando la ruptura de los vínculos tradicionales basados en el matrimonio religioso; la disolución de la categoría de género sexual como determinante del uso de la sexualidad. Para ello se codifica a efectos jurídicos y legales toda relación sexual en base al grado de convivencia y sus efectos en cuanto a propiedad, subsidios, etc. El uso y disfrute del sexo queda dentro del marco de opciones libres de cada ciudadano y fuera de la moral tradicional religiosa o de costumbre.
La subjetividad y sus categorías de conciencia, de yo, de alma, de interioridad singular y propia, de libre albedrío/responsabilidad/soberanía, queda desvinculada de sus representaciones metafísicas, naturales, religiosas, filosóficas; para quedar supeditada al concepto vinculante de ciudadanía en referencia al Estado y las leyes del Estado. Fuera de ese marco político/social de ciudadanía la
subjetividad puede manifestarse de la forma que quiera, creer lo que quiera, pensar como quiera, vivir como quiera, etc.
Todas estas desvinculaciones, liberaciones, desterritorializaciones, etc, no se producen dentro de un mundo vacío de codificaciones o limitaciones, sino que todo en última estancia ha de depender de la vigilancia/control/regulación del Estado. Al ser el Estado una maquinaria política al servicio del poder vigente, el control estatal con fines ideológicos/partidistas por un lado; y, las libertades ciudadanas de los individuos por el otro, se moverán siempre en una dialéctica de conflicto de intereses.
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06 julio, 2016
TURBINO MARCHACANTE MEDITA SOBRE UNA TAZA
Este manuscrito se encontró en una taberna del viejo barrio de Gurmán, en la anciana ciudad de Lobner. Dicen las malas lenguas que el poetastro Turbino Marchacante era un borracho perdido, dado a las malas mujeres y la mala filosofía. Quede ahí este manuscrito con manchas de vinazo como testigo de las alucinaciones que llegó a sufrir este desdichado del arte, o de las malas artes.
La taza, la taza... Nunca puedo ver la taza que está a mí lado en su plenitud o completitud. Siempre me queda algo por ver. Veo la taza de un modo parcial. Incompleto. La taza ha sido mi objeto de contemplación por un momento. La taza que ahora veo ha envejecido algo desde el momento anterior a mi contemplación y yo mismo soy también algo más viejo. Nada permanece quieto. Todo cambia.
Vivimos en el cambio. El devenir. Somos flujo. Es todo un flujo que nunca para. Soy consciente de ello, pero tal consciencia no hace parar el devenir, ni me hace posible ver la taza en su completitud. La misma consciencia cambia y fluye y jamás llega a estar asentada en una permanencia o quietud.
Si acepto las cosas tal como las estoy representando entonces no hay nada, absolutamente nada en lo que agarrarse como verdad permanente donde mi alma pueda descansar. Mi vida sería un flujo entre flujos de energía. Un devenir puro y absoluto. ¿Cómo? ¿Has dicho un devenir puro y absoluto? Entonces he ahí la verdad permanente: la vida es puro devenir. Absoluto devenir. Todo cambia es verdad eterna e inmutable. Si llegamos a esa verdad es porque entonces somos capaces de contrastar lo mutante con lo no mutante. Los flujos del devenir se pueden contrastar con la idea fija, perfecta y absoluta de lo permanente. Entonces no somos seres puramente inmanentes ya que de serlo jamás podríamos hacer tal comparación; tal rebelión contra la pura fluidez de la vida. Seríamos seres inconscientes en nuestra inmanencia, sin jamás poderla trascender. Pero no es así.
Hay una consciencia de vivir prisioneros del cambio, del flujo; de la impermanencia, del envejecer y morir que jamás se podría dar si fuéramos realmente pura inmanencia. Trascendemos nuestra condición material y vislumbramos posibilidades, potencialidades que aspiran a valores comunes trascendentes. Hay rebelión contra una existencia que se ha de agotar y explicar en sí misma. Sabemos que todo fluye y cambia inexorablemente, pero también sabemos oponer a esa inexorabilidad una idea contra-natura de permanencia, de trascendencia, de transgresión a la materia impermanente; a la historia, a la vida misma. La taza y el observador de la taza podrían-ya estar unidos en una contemplación/completitud eterna, misteriosa, más allá de los flujos: en un cosmos de extrañas e inimaginables transparencias. La rebelión del espíritu. ¡Aggghh!
La taza, la taza... Nunca puedo ver la taza que está a mí lado en su plenitud o completitud. Siempre me queda algo por ver. Veo la taza de un modo parcial. Incompleto. La taza ha sido mi objeto de contemplación por un momento. La taza que ahora veo ha envejecido algo desde el momento anterior a mi contemplación y yo mismo soy también algo más viejo. Nada permanece quieto. Todo cambia.
Vivimos en el cambio. El devenir. Somos flujo. Es todo un flujo que nunca para. Soy consciente de ello, pero tal consciencia no hace parar el devenir, ni me hace posible ver la taza en su completitud. La misma consciencia cambia y fluye y jamás llega a estar asentada en una permanencia o quietud.
Si acepto las cosas tal como las estoy representando entonces no hay nada, absolutamente nada en lo que agarrarse como verdad permanente donde mi alma pueda descansar. Mi vida sería un flujo entre flujos de energía. Un devenir puro y absoluto. ¿Cómo? ¿Has dicho un devenir puro y absoluto? Entonces he ahí la verdad permanente: la vida es puro devenir. Absoluto devenir. Todo cambia es verdad eterna e inmutable. Si llegamos a esa verdad es porque entonces somos capaces de contrastar lo mutante con lo no mutante. Los flujos del devenir se pueden contrastar con la idea fija, perfecta y absoluta de lo permanente. Entonces no somos seres puramente inmanentes ya que de serlo jamás podríamos hacer tal comparación; tal rebelión contra la pura fluidez de la vida. Seríamos seres inconscientes en nuestra inmanencia, sin jamás poderla trascender. Pero no es así.
Hay una consciencia de vivir prisioneros del cambio, del flujo; de la impermanencia, del envejecer y morir que jamás se podría dar si fuéramos realmente pura inmanencia. Trascendemos nuestra condición material y vislumbramos posibilidades, potencialidades que aspiran a valores comunes trascendentes. Hay rebelión contra una existencia que se ha de agotar y explicar en sí misma. Sabemos que todo fluye y cambia inexorablemente, pero también sabemos oponer a esa inexorabilidad una idea contra-natura de permanencia, de trascendencia, de transgresión a la materia impermanente; a la historia, a la vida misma. La taza y el observador de la taza podrían-ya estar unidos en una contemplación/completitud eterna, misteriosa, más allá de los flujos: en un cosmos de extrañas e inimaginables transparencias. La rebelión del espíritu. ¡Aggghh!
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18 junio, 2016
LA IGLESIA DESNUDA
La verdad de aquella iglesia era su edificio, su construcción de piedra. No era su simbolismo,
ni tampoco las evocaciones que se interferían en el mismo momento de observarla y contemplarla. Ni tampoco su arte o sus figuras, o sus relieves. No. La verdad de la iglesia era su esencia material como edificio. Su misma presencia como objeto de piedra con una determinada forma. Después de tantos años observando aquella iglesia y tratando de buscar su secreto y su mensaje espiritual y sus simbolismos; al final, de repente, como si de una iluminación se tratase, me di cuenta que el secreto estaba en su pura materialidad; la organización y estructura de su materialidad como un objeto de construcción, como un ente de construcción; como un signo desnudo de significado alguno. Un signo desnudo. Un signo puro. Piedra. Extensión. Espacio. Aperturas. Puerta de entrada.
Abro la puerta y entro. Un espacio desnudo de significado. Es ahí donde ha de comenzar la contemplación: en su materialidad desnuda, neutra. La iglesia ahora se convierte en símbolo de multitud de significados que cada piedra, cada esquina, cada, ventana ojival, cada columna van ampliando de forma libre y espontánea: refugio, protección, orientación, descanso, punto de encuentro de lo sagrado y lo profano, lo común, el amor; de lo corpóreo e incorpóreo, de lo sensible y lo invisible, lo material y lo inmaterial. Significados que se van desplegando hacia el infinito; que se van explicando a sí mismo en forma de sensaciones libres. Toda la iglesia, todo el edificio era pura manifestación divina en su misma materialidad; en su forma. Nunca había sabido realmente mirar la iglesia. Nunca me había fijado realmente en el edificio en sí. Siempre me había aproximado al edificio vistiéndolo y recubriéndolo de evocaciones, recuerdos, revelaciones, soluciones, proyecciones, ilusiones; quizás una señal definitiva sobre la Divinidad. Pero nunca el edificio en sí como piedra, como materialidad desnuda, como forma y estructura neutra; como una aproximación a un absoluto desprovisto de significados impuestos, externos....
ni tampoco las evocaciones que se interferían en el mismo momento de observarla y contemplarla. Ni tampoco su arte o sus figuras, o sus relieves. No. La verdad de la iglesia era su esencia material como edificio. Su misma presencia como objeto de piedra con una determinada forma. Después de tantos años observando aquella iglesia y tratando de buscar su secreto y su mensaje espiritual y sus simbolismos; al final, de repente, como si de una iluminación se tratase, me di cuenta que el secreto estaba en su pura materialidad; la organización y estructura de su materialidad como un objeto de construcción, como un ente de construcción; como un signo desnudo de significado alguno. Un signo desnudo. Un signo puro. Piedra. Extensión. Espacio. Aperturas. Puerta de entrada.
Abro la puerta y entro. Un espacio desnudo de significado. Es ahí donde ha de comenzar la contemplación: en su materialidad desnuda, neutra. La iglesia ahora se convierte en símbolo de multitud de significados que cada piedra, cada esquina, cada, ventana ojival, cada columna van ampliando de forma libre y espontánea: refugio, protección, orientación, descanso, punto de encuentro de lo sagrado y lo profano, lo común, el amor; de lo corpóreo e incorpóreo, de lo sensible y lo invisible, lo material y lo inmaterial. Significados que se van desplegando hacia el infinito; que se van explicando a sí mismo en forma de sensaciones libres. Toda la iglesia, todo el edificio era pura manifestación divina en su misma materialidad; en su forma. Nunca había sabido realmente mirar la iglesia. Nunca me había fijado realmente en el edificio en sí. Siempre me había aproximado al edificio vistiéndolo y recubriéndolo de evocaciones, recuerdos, revelaciones, soluciones, proyecciones, ilusiones; quizás una señal definitiva sobre la Divinidad. Pero nunca el edificio en sí como piedra, como materialidad desnuda, como forma y estructura neutra; como una aproximación a un absoluto desprovisto de significados impuestos, externos....
03 junio, 2016
EL TREN NEGRO
Bajábamos al metro en Londres. Al llegar al andén había gente bañándose en las cajas de las vías, pues estaban inundadas. El agua debía de estar caliente pues la gente se bañaba con gran placer. Se quitaban la ropa y quedaban en bañador y se lanzaban al agua disfrutando el chapuzón. Nos pareció raro que estuviese ocurriendo aquello. Nos quedamos pensativos. Al otro lado había como una piscina separada de agua más clara donde una muchacha hermosa de pelo rubio largo se bañaba en bikini. De pronto anunciaron la llegada del tren. Rápidamente la gente fue saliendo de la caja de las vías y el agua se fue retirando hasta dejar una de las vías libres. Bueno, podríamos coger el metro después de todo. Qué cosas pasan a veces, pensamos. Pero sin embargo en la piscina del otro lado seguía bañándose y chapoteando la muchacha. La piscina coincidía con las otras vías, pero estaban completamente ocultas por el agua. De repente anunciaron la llegada del tren negro. The Black Train will arrive in one minute. Llegaría por el otro carril, el carril donde estaba la piscina. No lo podíamos creer y la gente ya estaba a la expectativa mirando a la muchacha que seguía tan alegre. Llegó el tren y cubrió la piscina. Se paró. Era un tren pintado de negro, herméticamente cerrado, como si fuese macizo: ninguna ventana, todo él un bloque de acero compacto. Se quedó silencioso cubriendo la piscina. Su presencia nos infundió terror. Parecía un tren procedente de algún horror lejano, de algún mundo de tinieblas eternas; de alguna dimensión infernal o demoníaca. Hubo silencio. El miedo nos hizo ver o sentir algo así como si todo el tren fuese un cuerpo con vida propia. Su pesadez compacta parecía absorber lo sonidos, los pensamientos y emociones de la gente que seguía en absoluto silencio. Al cabo de un tiempo el tren negro fue saliendo de la estación. El espacio donde estaba la piscina de la hermosa chica rubia en bikini había quedado en la más absoluta oscuridad. Luego llegó un tren normal y todo parecía volver a la rutina de un metro de gran ciudad.
23 mayo, 2016
LA EXTRAÑA ÉTICA DE REMPLANO IZNARDELOP
REMPLANO IZNARDELOP DEJA UNA HORRIPILANTE REFLEXIÓN SOBRE LA MORAL ENCIMA DE SU MESITA DE NOCHE ANTES DE PARTIR PARA LA AMAZONIA.
Vaciar de moral. Vaciar la conciencia de moral. La gente está sedienta de hacer juicios morales. Reproches morales. Pero las cargas morales nos siguen afectando a niveles más profundos, incluso en la percepción. No es lo mismo mirar al mundo con ojos inocentes que con los ojos cargados de moralidad: de reproche y juicio moral. La moralidad nos corroe y nos pasamos la vida haciendo
críticas sobre los demás, sobre uno mismo: creemos que hay un orden superior y que nosotros somos los jueces de tal orden y de tal moral sustentada en dicho orden. Pero ¿qué es la moral? Exploremos. La moral va ligada al sentido o la intencionalidad con que enfocamos nuestra vida y generalmente ese sentido nos viene dado de maneras directas o indirectas: a través de la educación, de la religión, de las ideologías o trozos de ideología que vamos absorbiendo de un lado y otro. De alguna manera vamos estructurando una representación consciente de lo bueno y lo malo en función de parámetros que consideramos superiores o soberanos a otros valores u opciones. Pero ¿no hay una moral natural con la cual nacemos? ¿No hay un condicionamiento genético que ya nos predispone a ciertas tendencias o conducta?
Cuando nacemos ya nacemos dentro de una estructura/lugar familiar con valores definidos o asumidos. El niño ya es objeto de atención, de significado, de manipulación y, poco a poco, esa su "naturaleza" peculiar en estado inconsciente de inocencia se va estructurando de acuerdo a valores, a normas, a la percepción de lo que está bien y está mal. Otra cosa es que luego se rebele contra ellas o busque otras alternativas. Podríamos hablar de inocencia (inconsciencia). Hasta podríamos hablar de un alma del niño única y singular en él/ella. Pero, cómo se ha de marcar significado a esa singularidad corresponde a un significado social/externo: el sentido particular se encarna en el significado social. Y ese significado al recurrir a un orden superior, normal, de sentido común--comúnmente aceptado--pasamos ya al sentido moral y con ello a la moralidad, al inevitable juicio moral.
Pero el juicio moral no desaparece ante posturas radicales o subversivas de la moral; tampoco el nihilismo se escapa al ejercicio del juicio moral que condena, ya que la condena a cualquier absoluto implica ya un reproche moral radical a ese mundo que nos "impone" sus prejuicios soberanos. Los
radicalismos revolucionarios llevan una fuerte carga moral de indignación y resentimiento que habrá de imponerse a la sociedad una vez esta se someta al nuevo poder. Una conducta anarquista conlleva una "moral contramoral" que se opone a la moral que critica, etc.
¿Hay manera de vaciarse de moral y situarse en un espacio ético más allá de toda moral? ¿Hay manera de recuperar un punto de vista vacío de moral? ¿Hay manera de quedar fuera del juicio/reproche moral tanto hacia otros como hacia nosotros mismos? Si la moral nos viene dada de forma externa y actúa como elemento de orden social, personal y de sentido y significado; ¿Qué hay más allá de la moral? ¿Qué podría surgir en una conciencia que rechaza cualquier tipo de moral o contramoral en su relación con la naturaleza, con la realidad, con las personas? Es decir: alguien que deja de juzgar a los demás y a la misma percepción de las cosas bajo una carga o investidura de moral que siempre parte de una verdad, de un prejuicio y de una soberanía. ¿Qué mundo hay detrás de la moral? ¿Pura animalidad? ¿Pura inocencia/inconsciencia? ¿Una nueva sensibilidad? ¿Podemos vislumbrar esa posibilidad aunque sólo sea en pequeños resplandores?
Vaciar de moral. Vaciar la conciencia de moral. La gente está sedienta de hacer juicios morales. Reproches morales. Pero las cargas morales nos siguen afectando a niveles más profundos, incluso en la percepción. No es lo mismo mirar al mundo con ojos inocentes que con los ojos cargados de moralidad: de reproche y juicio moral. La moralidad nos corroe y nos pasamos la vida haciendo
críticas sobre los demás, sobre uno mismo: creemos que hay un orden superior y que nosotros somos los jueces de tal orden y de tal moral sustentada en dicho orden. Pero ¿qué es la moral? Exploremos. La moral va ligada al sentido o la intencionalidad con que enfocamos nuestra vida y generalmente ese sentido nos viene dado de maneras directas o indirectas: a través de la educación, de la religión, de las ideologías o trozos de ideología que vamos absorbiendo de un lado y otro. De alguna manera vamos estructurando una representación consciente de lo bueno y lo malo en función de parámetros que consideramos superiores o soberanos a otros valores u opciones. Pero ¿no hay una moral natural con la cual nacemos? ¿No hay un condicionamiento genético que ya nos predispone a ciertas tendencias o conducta?
Cuando nacemos ya nacemos dentro de una estructura/lugar familiar con valores definidos o asumidos. El niño ya es objeto de atención, de significado, de manipulación y, poco a poco, esa su "naturaleza" peculiar en estado inconsciente de inocencia se va estructurando de acuerdo a valores, a normas, a la percepción de lo que está bien y está mal. Otra cosa es que luego se rebele contra ellas o busque otras alternativas. Podríamos hablar de inocencia (inconsciencia). Hasta podríamos hablar de un alma del niño única y singular en él/ella. Pero, cómo se ha de marcar significado a esa singularidad corresponde a un significado social/externo: el sentido particular se encarna en el significado social. Y ese significado al recurrir a un orden superior, normal, de sentido común--comúnmente aceptado--pasamos ya al sentido moral y con ello a la moralidad, al inevitable juicio moral.
Pero el juicio moral no desaparece ante posturas radicales o subversivas de la moral; tampoco el nihilismo se escapa al ejercicio del juicio moral que condena, ya que la condena a cualquier absoluto implica ya un reproche moral radical a ese mundo que nos "impone" sus prejuicios soberanos. Los
radicalismos revolucionarios llevan una fuerte carga moral de indignación y resentimiento que habrá de imponerse a la sociedad una vez esta se someta al nuevo poder. Una conducta anarquista conlleva una "moral contramoral" que se opone a la moral que critica, etc.
¿Hay manera de vaciarse de moral y situarse en un espacio ético más allá de toda moral? ¿Hay manera de recuperar un punto de vista vacío de moral? ¿Hay manera de quedar fuera del juicio/reproche moral tanto hacia otros como hacia nosotros mismos? Si la moral nos viene dada de forma externa y actúa como elemento de orden social, personal y de sentido y significado; ¿Qué hay más allá de la moral? ¿Qué podría surgir en una conciencia que rechaza cualquier tipo de moral o contramoral en su relación con la naturaleza, con la realidad, con las personas? Es decir: alguien que deja de juzgar a los demás y a la misma percepción de las cosas bajo una carga o investidura de moral que siempre parte de una verdad, de un prejuicio y de una soberanía. ¿Qué mundo hay detrás de la moral? ¿Pura animalidad? ¿Pura inocencia/inconsciencia? ¿Una nueva sensibilidad? ¿Podemos vislumbrar esa posibilidad aunque sólo sea en pequeños resplandores?
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07 mayo, 2016
DE LO OBVIO NO SALE NADA FANTÁSTICO NI ESPANTOSO
A.- La igualdad en abstracto. Todos iguales. La sociedad igualitaria de los seres iguales e igualados. La igualdad total o parcial. Quiero que todo el mundo sea igual a mí.
B.- ¿Cómo? Oiga, la igualdad es para que todos sean como quieran ser y con todas las posibilidades para que lo sean.
A.- Sí, pero ese tío quiere ser algo que yo aborrezco e incluso intenta que
eso que yo aborrezco de él sea universal, para todo el mundo; no sólo para su territorio privado, sino para todo el mundo. Y si para ello ha de utilizar el Estado-Maza, pues lo utilizará.
B.- Oiga, es usted un pesimista.
A.- No, yo quiero también la igualdad de los seres iguales en nobleza, en inteligencia, en creatividad. No me interesa igualarme con el conformista, con el ignorante voluntario y orgulloso de ser ignorante, del violento, del cínico, del hipócrita, del traidor, del vendido, del ladrón, del explotador, del opresor.
B.- Oiga, todos somos un poco de todo: las leyes han de ser iguales para todos. Las reglas de juego iguales para todos y luego cada uno que haga de su subjetividad lo que mejor le parezca y de acuerdo a sus preferencias. Precio que hay que pagar cuando fallan todas las metafísicas y quedamos sin más referente que el día a día en un universo frío e indiferente.
A.- Entonces si eso es así yo haré de la nobleza, inteligencia y creatividad mis axiomas, porqué sí, porque yo quiero que esa sea mi Verdad indiscutible. Pura supremacía de la voluntad. Las voluntades que se enfrentan mediadas por la ley. El poder de la ley sustentada por el Estado. El poder de las voluntades colectivas. El poder gravitatorio de la Voluntad Colectiva de la igualdad en abstracto: todos iguales en un plano liso de igualdad absoluta: o sea, el poder axiomático de las voluntades más fuertes sobre el resto de la masa que se somete a esa voluntad axiomática. ¿Hemos dejado de ser animales?
¿Seguimos con el instinto animal gregario sostenido por la fuerza, el cinismo, el poder de persuasión, el engaño...? Barnices. Complementos. Suplementos. Capas de barniz. Rostros perfeccionados en la simulación y el simulacro.
¿Cuál es su axioma? ¿Es consciente de ser autor exclusivo de su axioma o es dependiente del axioma de otros? Los axiomas son verdades por qué sí, verdades autosuficientes y autoevidentes. Escoja, produzca, vaya al mercado y escoja su axioma. O mejor, vaya al sótano/ático de su casa y fabrique uno a su medida, luego vaya al escenario público a escenificarlo. Suerte. Mucha suerte. Este es un multi-universo frío e indiferente que no revela más verdades que las obvias: 2+2=4; pero de lo obvio y objetivo no sale nada fantástico ni espantoso.
B.- ¿Cómo? Oiga, la igualdad es para que todos sean como quieran ser y con todas las posibilidades para que lo sean.
A.- Sí, pero ese tío quiere ser algo que yo aborrezco e incluso intenta que
eso que yo aborrezco de él sea universal, para todo el mundo; no sólo para su territorio privado, sino para todo el mundo. Y si para ello ha de utilizar el Estado-Maza, pues lo utilizará.
B.- Oiga, es usted un pesimista.
A.- No, yo quiero también la igualdad de los seres iguales en nobleza, en inteligencia, en creatividad. No me interesa igualarme con el conformista, con el ignorante voluntario y orgulloso de ser ignorante, del violento, del cínico, del hipócrita, del traidor, del vendido, del ladrón, del explotador, del opresor.
B.- Oiga, todos somos un poco de todo: las leyes han de ser iguales para todos. Las reglas de juego iguales para todos y luego cada uno que haga de su subjetividad lo que mejor le parezca y de acuerdo a sus preferencias. Precio que hay que pagar cuando fallan todas las metafísicas y quedamos sin más referente que el día a día en un universo frío e indiferente.
A.- Entonces si eso es así yo haré de la nobleza, inteligencia y creatividad mis axiomas, porqué sí, porque yo quiero que esa sea mi Verdad indiscutible. Pura supremacía de la voluntad. Las voluntades que se enfrentan mediadas por la ley. El poder de la ley sustentada por el Estado. El poder de las voluntades colectivas. El poder gravitatorio de la Voluntad Colectiva de la igualdad en abstracto: todos iguales en un plano liso de igualdad absoluta: o sea, el poder axiomático de las voluntades más fuertes sobre el resto de la masa que se somete a esa voluntad axiomática. ¿Hemos dejado de ser animales?
¿Seguimos con el instinto animal gregario sostenido por la fuerza, el cinismo, el poder de persuasión, el engaño...? Barnices. Complementos. Suplementos. Capas de barniz. Rostros perfeccionados en la simulación y el simulacro.
¿Cuál es su axioma? ¿Es consciente de ser autor exclusivo de su axioma o es dependiente del axioma de otros? Los axiomas son verdades por qué sí, verdades autosuficientes y autoevidentes. Escoja, produzca, vaya al mercado y escoja su axioma. O mejor, vaya al sótano/ático de su casa y fabrique uno a su medida, luego vaya al escenario público a escenificarlo. Suerte. Mucha suerte. Este es un multi-universo frío e indiferente que no revela más verdades que las obvias: 2+2=4; pero de lo obvio y objetivo no sale nada fantástico ni espantoso.
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21 abril, 2016
MIRA TÚ QUE ESTE MULTIVERSO ES COMPLICADO DE NARICES
Una idea podría ser vista desde infinitas perspectivas y, ella misma, sería producto de una perspectiva. Sería éste un mundo infinitamente resbaladizo donde cualquier parámetro sería siempre-ya provisional y uno podría acabar en un infinito desplazamiento y rebelión contra el orden
establecido; por ser eso: un orden establecido por quienes te lo pueden establecer por la fuerza. Vía la persuasión o vía la violencia pura y dura o la combinación de las dos de un modo civilizado y democrático.
La fuerza de la gravedad podría ser una fuerza neutral y constante en el universo, mientras fuere el "universo" de la ciencia; pero dejaría de ser tal cosa si nos diéramos cuenta de que no puede haber "uni-verso" como conjunto, ni unidad, por no haber un punto fijo trascendental desde donde poder contemplar tal universo. La fuerza de la gravedad es una fuerza provisional que podría transmutarse en el efecto o el fenómeno de nuevos factores a medida que vamos abriendo la conciencia a nuevas explicaciones. Un "universo" abierto: un multiverso. Mientras, la fuerza de la gravedad puede, al mismo tiempo, ser interpretada/interpelada/interrogada de mil maneras: una fuerza inmanente a unas metas u objetivos dentro de cualquier metafísica religiosa o filosófica o ideológica o mística. O simplemente eso: la fuerza de la gravedad que explica la física hasta el momento dentro de un mundo natural que nos viene dado.
¿Qué ética se puede producir en un multiverso infinitamente resbaladizo? ¿Qué moral es la adecuada cuando todo es provisional y relativo a la conveniencia del momento? ¿Una ética de paso/siempre provisional con sus morales complementarias o de repuesto por si alguna falla tener otra a mano como decía Groucho Marx? ¿Dónde se sitúa un ego que ahora, más que nunca, sí que no está seguro de nada, salvo de lo que más le convenga en el momento? Esa es la conciencia del tiempo histórico que nos toca vivir. Nos apegamos a los derechos humanos con fanatismo y beatería, pero sabiendo ya de antemano que tales derechos corresponden a una ética aristotélica-cristiana-humanista ya desplazada y que sólo es cuestión de que su legitimidad quede cuestionada por nuevas éticas ambiguas/
fantásticas/experimentales a la Peter Singer u otros que ya nos hablan de una ética cósmica años luz del individualismo burgués, etc. Una ética sin individuos, sin almas. Quizás estemos ya sobrando/estorbando ante las exigencias más racionales de una bioética cosmo-comunitaria. Todo va a mucha más velocidad de lo que creíamos. Paul Virilio nos habla de esto.
¿En qué realidad vivimos? Pregunta escolástica: ¿Unívoca dentro de una absoluta inmanencia? ¿Equívoca, en relación a una realidad trascendental que sólo nos muestra sus apariencias/sombras? ¿O análoga en relación a un Dios trascendental que comparte con la humanidad relaciones de semejanza? Nuestra era intenta eliminar las dos últimas preguntas, pero vivir la primera nos sitúa en la más inquietante de las incógnitas.
establecido; por ser eso: un orden establecido por quienes te lo pueden establecer por la fuerza. Vía la persuasión o vía la violencia pura y dura o la combinación de las dos de un modo civilizado y democrático.
La fuerza de la gravedad podría ser una fuerza neutral y constante en el universo, mientras fuere el "universo" de la ciencia; pero dejaría de ser tal cosa si nos diéramos cuenta de que no puede haber "uni-verso" como conjunto, ni unidad, por no haber un punto fijo trascendental desde donde poder contemplar tal universo. La fuerza de la gravedad es una fuerza provisional que podría transmutarse en el efecto o el fenómeno de nuevos factores a medida que vamos abriendo la conciencia a nuevas explicaciones. Un "universo" abierto: un multiverso. Mientras, la fuerza de la gravedad puede, al mismo tiempo, ser interpretada/interpelada/interrogada de mil maneras: una fuerza inmanente a unas metas u objetivos dentro de cualquier metafísica religiosa o filosófica o ideológica o mística. O simplemente eso: la fuerza de la gravedad que explica la física hasta el momento dentro de un mundo natural que nos viene dado.
¿Qué ética se puede producir en un multiverso infinitamente resbaladizo? ¿Qué moral es la adecuada cuando todo es provisional y relativo a la conveniencia del momento? ¿Una ética de paso/siempre provisional con sus morales complementarias o de repuesto por si alguna falla tener otra a mano como decía Groucho Marx? ¿Dónde se sitúa un ego que ahora, más que nunca, sí que no está seguro de nada, salvo de lo que más le convenga en el momento? Esa es la conciencia del tiempo histórico que nos toca vivir. Nos apegamos a los derechos humanos con fanatismo y beatería, pero sabiendo ya de antemano que tales derechos corresponden a una ética aristotélica-cristiana-humanista ya desplazada y que sólo es cuestión de que su legitimidad quede cuestionada por nuevas éticas ambiguas/
fantásticas/experimentales a la Peter Singer u otros que ya nos hablan de una ética cósmica años luz del individualismo burgués, etc. Una ética sin individuos, sin almas. Quizás estemos ya sobrando/estorbando ante las exigencias más racionales de una bioética cosmo-comunitaria. Todo va a mucha más velocidad de lo que creíamos. Paul Virilio nos habla de esto.
¿En qué realidad vivimos? Pregunta escolástica: ¿Unívoca dentro de una absoluta inmanencia? ¿Equívoca, en relación a una realidad trascendental que sólo nos muestra sus apariencias/sombras? ¿O análoga en relación a un Dios trascendental que comparte con la humanidad relaciones de semejanza? Nuestra era intenta eliminar las dos últimas preguntas, pero vivir la primera nos sitúa en la más inquietante de las incógnitas.
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03 abril, 2016
EXPERIENCIA ESPECTRAL
Siempre estamos en zona espectral. Las zonas espectrales se abren a nuevos territorios. Incluso aunque nos parezcan recuerdos de una realidad que creemos ha sido siempre realidad aún al margen de nosotros; sin embargo son nuevos territorios que ahora mismo se abren con nueva tonalidad y
trasfondo. Los buenos artistas saben mucho de las zonas espectrales y de los nuevos territorios que son capaces de percibir y sentir. Otros aspiran a ver realidad y territorios comunes. Una realidad que siempre se supone que está ahí como trasfondo y que requiere una razón y una inteligencia perspicaz para captarla y ser realista, objetivo, preciso. Sí, no cabe duda que esa realidad existe y hay que atenerse a ella: la realidad de los medios de comunicación, de los trabajos cotidianos, de las subjetividades ajustadas a los discursos de la normalidad; de las conversaciones tópicas; de las doctrinas y dogmas elaborados por las ideologías políticas o religiosas, de los conocimientos académicos y sus derivados. Son los territorios comunes necesarios para vivir civilizadamente y con "sentido común".
Pero hay mucha más experiencia y muchas más realidades que necesitan de lenguajes más específicos, más marginales, más excepcionales; más subjetivos. Quien descubre la espectralidad de la existencia va a tener que recurrir a nuevos lenguajes, o a lenguajes renovados y recreados y sin perder jamás conciencia de la realidad común donde necesariamente hemos de movernos y desplazarnos. Puertas que se abren a nuevos paisajes. Nuevos cielos y nueva tierra y nuevas almas/ángeles/demonios y abismos insondables y tonalidades infinitas y trasfondos en continuo desplazamiento.
Ojo. Es como una
revelación, como un sentimiento o afecto irreprimible. O te ocurre o no te ocurre. No pasa nada. Vivir la realidad común con acierto no deja de ser también un arte y muchos nadan en ella con/a placer. Pero podría ocurrirnos que por negar lo que somos capaces de percibir; o por considerar la experiencia espectral como un peligro de desajuste o de principio de patología psicológica; entonces la rechazáramos, la intentáramos desterrar de nuestra conciencia y con ello agudizaríamos su poder de trastocarnos, de dislocarnos. Sería diferente si contáramos con esos lenguajes apropiados que nos podrían abrir las puertas de la aventura creativa, de la experiencia espectral sin perder nuestro sentido común en ningún momento. Todo lo contrario.
trasfondo. Los buenos artistas saben mucho de las zonas espectrales y de los nuevos territorios que son capaces de percibir y sentir. Otros aspiran a ver realidad y territorios comunes. Una realidad que siempre se supone que está ahí como trasfondo y que requiere una razón y una inteligencia perspicaz para captarla y ser realista, objetivo, preciso. Sí, no cabe duda que esa realidad existe y hay que atenerse a ella: la realidad de los medios de comunicación, de los trabajos cotidianos, de las subjetividades ajustadas a los discursos de la normalidad; de las conversaciones tópicas; de las doctrinas y dogmas elaborados por las ideologías políticas o religiosas, de los conocimientos académicos y sus derivados. Son los territorios comunes necesarios para vivir civilizadamente y con "sentido común".
Pero hay mucha más experiencia y muchas más realidades que necesitan de lenguajes más específicos, más marginales, más excepcionales; más subjetivos. Quien descubre la espectralidad de la existencia va a tener que recurrir a nuevos lenguajes, o a lenguajes renovados y recreados y sin perder jamás conciencia de la realidad común donde necesariamente hemos de movernos y desplazarnos. Puertas que se abren a nuevos paisajes. Nuevos cielos y nueva tierra y nuevas almas/ángeles/demonios y abismos insondables y tonalidades infinitas y trasfondos en continuo desplazamiento.
Ojo. Es como una
revelación, como un sentimiento o afecto irreprimible. O te ocurre o no te ocurre. No pasa nada. Vivir la realidad común con acierto no deja de ser también un arte y muchos nadan en ella con/a placer. Pero podría ocurrirnos que por negar lo que somos capaces de percibir; o por considerar la experiencia espectral como un peligro de desajuste o de principio de patología psicológica; entonces la rechazáramos, la intentáramos desterrar de nuestra conciencia y con ello agudizaríamos su poder de trastocarnos, de dislocarnos. Sería diferente si contáramos con esos lenguajes apropiados que nos podrían abrir las puertas de la aventura creativa, de la experiencia espectral sin perder nuestro sentido común en ningún momento. Todo lo contrario.
14 marzo, 2016
DE NUEVO HABRÁ QUE LEVANTARSE
Dios. Concepto que se puede rechazar por no haber pruebas sobre su existencia. Dios. Palabra equívoca. Manejada por los discursos religiosos de una y mil maneras. Concepto fijado por
dogmas y catecismos, pero impalpable, incorpóreo, invisible: tan sólo habla por boca de los que creen en él. Pero los que creen en él no dejan de ser personas que creen en él y entonces creemos en lo que dicen esas personas en primer lugar; les damos crédito, pero eso no convence, ni es honrado. No importa si son autores o coautores de algún libro sagrado: no dejan de ser personas que se arrogan la representatividad de Dios. Podría hasta ser blasfemo ante un D-ós real, justo y bueno pretender hablar por él. Pura impostura. Quienes leen estas cosas que reclaman fe absoluta no dejan tampoco de indagar e investigar hasta agotar el texto en su sentido y crítica y al final todo resulta humano, muy humano.
Salvo que D-ós sea una apertura al misterio de la existencia que nos rodea. D-ós: apertura hacia un infinito de posibilidades. Dios como riqueza de significados sin completar, que se deslizan, que se resisten; que ante un Hitler y una Shoah o la crueldad más abyecta o el mal más perverso y la vida en sí con todas sus fatigas y penurias la abertura nunca se cierra. Dios: continuo diálogo con la infinitud de un misterio que deja oír su voz, que no se deja definir, ni cosificar, ni reducir. "Dios"--gritaba un rabino angustiado por los sufrimientos de un campo de concentración alemán--"eres peor que Hitler!!" Vidas dedicadas a la oración y a la práctica de la Torá y a la lectura de las Escrituras y sin embargo Dios impertérrito, silencioso ante el sadismo de las SS.
Lo curioso es que el significado de D-ós no se agota aún cuando los cadáveres siguen multiplicándose en su nombre; o en una de las muchas versiones de su nombre. O D-ós es quizás lo mejor que nos puede ocurrir a los humanos por ser precisamente humanos: que haya una apertura espiritual que nunca se agota aún a pesar de los horrores; y, que gracias a esa apertura espiritual hacía los misterios de la existencia todavía se puedan oír respuestas, extrañas respuestas; susurros de nuevas posibilidades imaginativas, de fusiones sacramentales en momentos imprevistos y entonces la vida vuelve a cobrar pleno significado a pesar de todo y la ética se convierte en una obra de arte sublime....buff!!
Oiga, Tenga cuidado con subir tan alto. Cuanto más alto suba, mayor es la caída.
Y de nuevo habrá que levantarse.
dogmas y catecismos, pero impalpable, incorpóreo, invisible: tan sólo habla por boca de los que creen en él. Pero los que creen en él no dejan de ser personas que creen en él y entonces creemos en lo que dicen esas personas en primer lugar; les damos crédito, pero eso no convence, ni es honrado. No importa si son autores o coautores de algún libro sagrado: no dejan de ser personas que se arrogan la representatividad de Dios. Podría hasta ser blasfemo ante un D-ós real, justo y bueno pretender hablar por él. Pura impostura. Quienes leen estas cosas que reclaman fe absoluta no dejan tampoco de indagar e investigar hasta agotar el texto en su sentido y crítica y al final todo resulta humano, muy humano.
Salvo que D-ós sea una apertura al misterio de la existencia que nos rodea. D-ós: apertura hacia un infinito de posibilidades. Dios como riqueza de significados sin completar, que se deslizan, que se resisten; que ante un Hitler y una Shoah o la crueldad más abyecta o el mal más perverso y la vida en sí con todas sus fatigas y penurias la abertura nunca se cierra. Dios: continuo diálogo con la infinitud de un misterio que deja oír su voz, que no se deja definir, ni cosificar, ni reducir. "Dios"--gritaba un rabino angustiado por los sufrimientos de un campo de concentración alemán--"eres peor que Hitler!!" Vidas dedicadas a la oración y a la práctica de la Torá y a la lectura de las Escrituras y sin embargo Dios impertérrito, silencioso ante el sadismo de las SS.
Lo curioso es que el significado de D-ós no se agota aún cuando los cadáveres siguen multiplicándose en su nombre; o en una de las muchas versiones de su nombre. O D-ós es quizás lo mejor que nos puede ocurrir a los humanos por ser precisamente humanos: que haya una apertura espiritual que nunca se agota aún a pesar de los horrores; y, que gracias a esa apertura espiritual hacía los misterios de la existencia todavía se puedan oír respuestas, extrañas respuestas; susurros de nuevas posibilidades imaginativas, de fusiones sacramentales en momentos imprevistos y entonces la vida vuelve a cobrar pleno significado a pesar de todo y la ética se convierte en una obra de arte sublime....buff!!
Oiga, Tenga cuidado con subir tan alto. Cuanto más alto suba, mayor es la caída.
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29 febrero, 2016
NUESTRO PROYECTO A PESAR DE TODO
No son los argumentos en sí como razonables o irracionales lo que cuenta en nuestra forma de vivir; lo que cuenta son las siglas, la ideología que se profesa con amor y lealtad; la secta que comparto con
mis amigos. Con ello ganamos afectos y sosegamos nuestra ansiedad, pero posiblemente perdamos mucho en sentido común y equilibrio a la hora de razonar y abrirnos al mundo en toda su complejidad.
Esa incapacidad para escuchar con sosiego lo que me quiere decir el vecino, el amigo, el contrincante de tertulia, el cliente, el paciente, el profesional; el vendedor, el cura, el ateo, el creyente, el comunista, el liberal, el feminista, el machista, el izquierdista, el derechista; el hijo, el padre, el abuelo, etc. ¿Qué posibilidad hay de discernir los anhelos, deseos, angustias, miedos, inseguridades y esperanzas de quienes hablamos tras de las posturas, las siglas, los poses, las apariencias, los silencios de sigilo o desconfianza, el arrebato, el discurso que apaga la voz del contrincante o nuestra propia voz, sin dejarla hablar ni tampoco razonar? Para escuchar y escucharnos hace falta tiempo, paciencia, elementos de juicio, datos, ser capaz de conjugar diferentes puntos de vista de forma desapasionada. No hay tiempo. Es muy raro que (nos) concedamos tal tiempo. Es muy difícil mantener la paciencia y entonces nos replegamos en los argumentos de siempre, nos ponemos de uñas ante aquello que amenaza desestabilizarnos; y, seguimos viviendo en un perpetuo desasosiego de lo mío contra lo tuyo o mis blindadas incertidumbres contra las tuyas.
Pero quizás el problema sea más profundo y sea la misma vida quien nos imponga el desasosiego, la inseguridad y el conflicto como motor de la existencia en sí. Quizás sean nuestra propia singularidad, nuestro modo de existir, lo que hace que nuestra potencia de ser se despliegue o repliegue bajo ciertos ineludibles condicionantes y apegos que inevitablemente han de conducir al conflicto con los otros y dentro de nosotros mismos. Pero por eso no hay que desesperar, sino afirmarnos y aferrarnos a la vida como nuestro proyecto a pesar de todo.
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13 febrero, 2016
SACRAMENTUM: NO APTO PARA TODOS LOS PÚBLICOS
El momento sacramental es el desprendimiento de cualquier significante conceptual, cualquier trascendencia reguladora, cualquier imperativo moral discursivo, cualquier mirada de dominio; del yo mando, del yo tengo la razón, del yo soy quien sabe. El momento sacramental es el momento en sí como mundo propio que se explora a sí mismo en sus pliegues y repliegues; sus afectos y sensaciones; sus objetos en un orden maquínico de canalización de intensidades
dispersas en cada una de sus piezas y cada pieza es centro en relación con las demás y cada partícula es centro respecto a todas las demás y cada flujo de partículas circula en un plano de absoluta igualdad en ese momento.
El momento sacramental es la gracia produciendo realidad a cada instante; nueva realidad, nueva creación, nuevos afectos de diversos colores, de diversas tonalidades: oscuras, absorbentes; pero también claridad y apertura y en las oscuridades nunca cesa la seguridad de una pertenencia absoluta a eso que va más allá de los sentidos, del cerebro, del sistema nervioso: D-ós. Has dejado de conceptualizar a D-ós, vives la experiencia de D-ós: es eso. Los discursos se transforman en pura realidad material y lo material es eso que los sentidos pueden captar y las intuiciones internas producir en formas incorpóreas o incorporales.
Los cristianos se han olvidado de la sacramentalidad. Han reducido la sacramentalidad a una cosificación manipulable y mágica. Pero la sacramentalidad es la gracia en su plena manifestación bajo la forma material, la forma afectiva, sensorial e incorporal.
dispersas en cada una de sus piezas y cada pieza es centro en relación con las demás y cada partícula es centro respecto a todas las demás y cada flujo de partículas circula en un plano de absoluta igualdad en ese momento.
El momento sacramental es la gracia produciendo realidad a cada instante; nueva realidad, nueva creación, nuevos afectos de diversos colores, de diversas tonalidades: oscuras, absorbentes; pero también claridad y apertura y en las oscuridades nunca cesa la seguridad de una pertenencia absoluta a eso que va más allá de los sentidos, del cerebro, del sistema nervioso: D-ós. Has dejado de conceptualizar a D-ós, vives la experiencia de D-ós: es eso. Los discursos se transforman en pura realidad material y lo material es eso que los sentidos pueden captar y las intuiciones internas producir en formas incorpóreas o incorporales.
Los cristianos se han olvidado de la sacramentalidad. Han reducido la sacramentalidad a una cosificación manipulable y mágica. Pero la sacramentalidad es la gracia en su plena manifestación bajo la forma material, la forma afectiva, sensorial e incorporal.
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29 enero, 2016
LO MATERIAL Y LO INCORPORAL
El sentir es material. Las emociones son materiales aunque todo ello es incorporal. Es material todo aquello que logra existir. Lo que no existe no se concibe de ninguna manera, es pura nada inexistente. Cualquier pasión, cualquier emoción, cualquier sueño tiene su propia realidad como sueño encuadrado en su propia estructura y en su momento y en sus efectos. Los efectos de un sueño son
palpables por los sentidos, por el cerebro, por la mente y se traduce en sensaciones o sentidos de tristeza, alegría, angustia, miedo, etc.. Cualquier fantasía, cualquier delirio, cualquier visión tiene sentido y materialidad y por ello sus efectos. Y sus efectos pueden ser visibles para los demás, materializarse a los sentidos de los demás, hacerse común. Algunas ideas sólo pueden existir en la mente de alguien, aunque puede, ese alguien, tratar de explicarlas, de comunicarlas sin éxito o de un modo parcial; siempre dejando algo, siempre inalcanzable. Todo el mundo vive parte de su subjetividad de un modo inalcanzable, de un modo extraviado; de un modo alocado, laberíntico. No todo lo incorporal logra materializarse como elemento comunicable y entonces pedimos, suplicamos por el arte, por la literatura, por una buena película, por una buena conversación, por un acto de amor; mezclarnos con una sinfonía y perdernos en un paisaje. O, por otro lado, los terrores de la vida ante la muerte, el sufrimiento, la tortura, la crueldad más despiadada machacando la inocencia ... las virulencias y violencias de la naturaleza.
Esas ideas, esos sentimientos o pasiones que no pueden ser objetivables o expresables, comunicables
de alguna manera; a veces encuentran un punto común de significación bajo leyes propias de la incorporeidad; de la espiritualidad; leyes incorporales o espirituales que regulan los sentimientos, las pasiones, los sueños, las reminiscencias.
Quien tiene la suerte de encontrar ese punto o puntos de significación incorporal y ser guiado a las promesas espirituales de una materialidad existente e infinita y eterna, entonces ha encontrado a D-os: esos símbolos de consistencia, de sacramentalidad que fijan y regulan y dan seguridad y certeza. Hay rostros visibles dentro de la invisibilidad incorporal: cuerpos que viven en plena libertada dentro de su incorporalidad.
palpables por los sentidos, por el cerebro, por la mente y se traduce en sensaciones o sentidos de tristeza, alegría, angustia, miedo, etc.. Cualquier fantasía, cualquier delirio, cualquier visión tiene sentido y materialidad y por ello sus efectos. Y sus efectos pueden ser visibles para los demás, materializarse a los sentidos de los demás, hacerse común. Algunas ideas sólo pueden existir en la mente de alguien, aunque puede, ese alguien, tratar de explicarlas, de comunicarlas sin éxito o de un modo parcial; siempre dejando algo, siempre inalcanzable. Todo el mundo vive parte de su subjetividad de un modo inalcanzable, de un modo extraviado; de un modo alocado, laberíntico. No todo lo incorporal logra materializarse como elemento comunicable y entonces pedimos, suplicamos por el arte, por la literatura, por una buena película, por una buena conversación, por un acto de amor; mezclarnos con una sinfonía y perdernos en un paisaje. O, por otro lado, los terrores de la vida ante la muerte, el sufrimiento, la tortura, la crueldad más despiadada machacando la inocencia ... las virulencias y violencias de la naturaleza.
Esas ideas, esos sentimientos o pasiones que no pueden ser objetivables o expresables, comunicables
de alguna manera; a veces encuentran un punto común de significación bajo leyes propias de la incorporeidad; de la espiritualidad; leyes incorporales o espirituales que regulan los sentimientos, las pasiones, los sueños, las reminiscencias.
Quien tiene la suerte de encontrar ese punto o puntos de significación incorporal y ser guiado a las promesas espirituales de una materialidad existente e infinita y eterna, entonces ha encontrado a D-os: esos símbolos de consistencia, de sacramentalidad que fijan y regulan y dan seguridad y certeza. Hay rostros visibles dentro de la invisibilidad incorporal: cuerpos que viven en plena libertada dentro de su incorporalidad.
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13 enero, 2016
PERO, EN REALIDAD, ¿QUIÉNES SOMOS?
Me senté a tomar un café en una cafetería de aquel pueblo. Cuando me puse a beber el primer sorbo alguien se había sentado en frente de mí. "Hola, soy yo", me dijo. Era una mujer de rostro fresco y radiante. Afuera llovía y hacía frío. Empezaba a oscurecer. No sabía qué responderle. En realidad no suelen ocurrir estas cosas. Recorrí la mirada por todo el café medio vacío y la mujer seguía allí
mirándome fijamente. Vi que le saltaban las lágrimas y de repente me cogía las manos entrelazándolas con las mías. Ella sonreía, pero era una sonrisa extraña. El café se oscurecía y afuera la lluvia se convertía en tormenta torrencial. Me di cuenta que las manos de la mujer estaban frías, demasiado frías. Un hombre de gruesa barba y de estatura media se acercó bruscamente e hizo levantarse a la mujer. Sentí miedo. El hombre cogió a la mujer por el brazo y se la llevó casi a empellones. Abrió la puerta y los dos se perdieron en la noche fría y tormentosa.
---------- --------------- -----------------
Miré el periódico y las noticias me resultaban aburridas. Las fotos ilustraban algo que no lograban centrar mi atención. La televisión intentaba captar audiencias con algún programa trivial. Acabé mi Coca Cola, enrollé el periódico y salí del recinto de la cafetería del centro comercial. Al no ver más utilidad a aquel rollo de papel impreso lo tiré en la primer papelera que encontré. Había poca gente. Alguien me llamó desde lejos y me di cuenta que era Clamodio Rismartano. En realidad Clamodio era la última persona a la que aspiraba ver en ese momento, pero la vida es así. Era un hombre pequeño de estatura y muy delgado. Tenía cara de roedor y hablaba muy despacio. Me dijo que se alegraba de verme y me preguntó que qué opinaba de las últimas elecciones. Yo repasé las últimas elecciones que había hecho en los dos últimos días de mi vida y me parecían de lo más común e insustancial. Pero mi respuesta fue breve. "He perdido el interés por la política. No creo que la política vaya a salvar el mundo amigo Clamodio", Pero él pareció no oírme y al punto me respondió algo con efusivo entusiasmo sobre la Gran Ilusión que se
había creado en el país con el avance del Partido X. "Las cosas ahora sí que van a cambiar", me dijo. Yo le pregunté que cómo estaba su padre, pues sabía que había estado en el hospital recientemente. Me respondió que bien. Entonces miró el móvil y me dijo que tenía que dejarme pues su mujer lo estaba esperando en una tienda según el último wasap. "A ver si tomamos un café uno de estos días", me insinuó al tiempo que se alejaba disimulando prisa. Miré el reloj y eran todavía las 6 de la tarde. Me dirigí entonces a la librería a ver los últimos títulos.
-------------------- -----------------------------
Habíamos logrado atravesar el bosque chamuscado. Luego subimos la colina. Desde la cota más alta se veía el valle frondoso de Urmal. No nos quedaban muchos víveres y era imperativo encontrar una aldea cuanto antes. Los niños estaban cansados. Pronto descendería la temperatura y el hambre comenzaría a aguzar. Mi mujer, Albi, se cubrió con el abrigo que le había regalado las últimas navidades. Todo había ocurrido muy deprisa. Por suerte habíamos huido a tiempo, pero el futuro era muy incierto.
mirándome fijamente. Vi que le saltaban las lágrimas y de repente me cogía las manos entrelazándolas con las mías. Ella sonreía, pero era una sonrisa extraña. El café se oscurecía y afuera la lluvia se convertía en tormenta torrencial. Me di cuenta que las manos de la mujer estaban frías, demasiado frías. Un hombre de gruesa barba y de estatura media se acercó bruscamente e hizo levantarse a la mujer. Sentí miedo. El hombre cogió a la mujer por el brazo y se la llevó casi a empellones. Abrió la puerta y los dos se perdieron en la noche fría y tormentosa.
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Miré el periódico y las noticias me resultaban aburridas. Las fotos ilustraban algo que no lograban centrar mi atención. La televisión intentaba captar audiencias con algún programa trivial. Acabé mi Coca Cola, enrollé el periódico y salí del recinto de la cafetería del centro comercial. Al no ver más utilidad a aquel rollo de papel impreso lo tiré en la primer papelera que encontré. Había poca gente. Alguien me llamó desde lejos y me di cuenta que era Clamodio Rismartano. En realidad Clamodio era la última persona a la que aspiraba ver en ese momento, pero la vida es así. Era un hombre pequeño de estatura y muy delgado. Tenía cara de roedor y hablaba muy despacio. Me dijo que se alegraba de verme y me preguntó que qué opinaba de las últimas elecciones. Yo repasé las últimas elecciones que había hecho en los dos últimos días de mi vida y me parecían de lo más común e insustancial. Pero mi respuesta fue breve. "He perdido el interés por la política. No creo que la política vaya a salvar el mundo amigo Clamodio", Pero él pareció no oírme y al punto me respondió algo con efusivo entusiasmo sobre la Gran Ilusión que se
había creado en el país con el avance del Partido X. "Las cosas ahora sí que van a cambiar", me dijo. Yo le pregunté que cómo estaba su padre, pues sabía que había estado en el hospital recientemente. Me respondió que bien. Entonces miró el móvil y me dijo que tenía que dejarme pues su mujer lo estaba esperando en una tienda según el último wasap. "A ver si tomamos un café uno de estos días", me insinuó al tiempo que se alejaba disimulando prisa. Miré el reloj y eran todavía las 6 de la tarde. Me dirigí entonces a la librería a ver los últimos títulos.
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Habíamos logrado atravesar el bosque chamuscado. Luego subimos la colina. Desde la cota más alta se veía el valle frondoso de Urmal. No nos quedaban muchos víveres y era imperativo encontrar una aldea cuanto antes. Los niños estaban cansados. Pronto descendería la temperatura y el hambre comenzaría a aguzar. Mi mujer, Albi, se cubrió con el abrigo que le había regalado las últimas navidades. Todo había ocurrido muy deprisa. Por suerte habíamos huido a tiempo, pero el futuro era muy incierto.
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