Entre el comunalismo extremo de niños criados en guarderías estatales sin padres naturales que los reclame y la absoluta dependencia de los niños a la familia y su ámbito hay términos medios. El comunalismo de guarderías estatales podría ser ya una realidad en países como Suecia. Curiosamente este país está consiguiendo con fina y sibilina ingeniería social democrática lo que la Unión Soviética o la Camboya del Pol Pot no pudieron conseguir por la fuerza. Siendo como es Suecia un país avanzado con un alto nivel de vida y cultura, es fácil de deducir que ese es el camino deseado para obtener la sociedad más próxima al ideal. Suecia se ha planteado acabar con las diferencias de género. El hombre y la mujer han de ser absolutamente iguales ante la ley y el Estado. Nada que objetar al respecto: deja que cada cual lleve su vida individual como quiera. El que quiera casarse y fundar una familia monogámica tradicional pues bien y el que quiera vivir como familia de hecho también, y el que quiera vivir solo pues solo y el que quiera formar una familia monoparental pues bien del parabien. El problema es que el estado sueco guiado por el partido socialdemócrata en el poder, posee una ideología propia sobre lo que es correcto e incorrecto en el ámbito social. El Estado sueco se interfiere en la vida social tratando de corregir desigualdades y dislocaciones a base de subvenciones y beneficios.
La plena libertad de elección sobre cómo se ha de vivir implica sus riesgos. Si yo elijo formar o mantener mi status de familia monoparental he de atenerme a lo que eso implica en responsabilidad individual, en tiempo de trabajo de atención a los chiquillos, más el tiempo que he de dedicar al trabajo para poder vivir y mantener a la prole. Tanto esfuerzo y derroche de energía y sacrificio implica una mala elección; una vía ineficaz y fuente de agotamiento prematuro. No tiene cuenta seguir esa vía. Es una elección perjudicial tanto individualmente como socialmente. Pero he aquí que en Suecia (y en muchos países avanzados ya es la norma) esa vía es potenciada y subvencionada de tal manera que aparentemente deja de ser incómoda (que no es verdad ni mucho menos y por mucho dinero que se meta) para llegar a ser una opción protegida. Es decir, aquellos que han elegido el matrimonio tradicional o vivir solos han de entregar parte importante de sus ingresos para mantener aquello que es disfuncional y perjudicial. Se tasa o penaliza lo que implica mejor reparto de funciones para educar a los hijos y compartir responsabilidades como padres y madres, que aquello otro que implica desarreglo, agotamiento y triple esfuerzo.
Pero he aquí que como la familia monoparental sigue siendo incómoda y agotadora para las madres o padres que la eligen, entonces hay que seguir equilibrando con servicios sociales, con psicólogos, con voluntarios que ayuden, con guarderías de horarios más largos que dejen más libertad a la madre, etc. Más y más dinero se invierte en mantener una opción de arreglo familiar en detrimento de otras opciones que han de pagar por ello haciendo su opción algo insoportable económicamente hablando. La interferencia estatal que obedece a unos parámetros ideológicos claros militantemente feministas, neo-marxistas y neo-freudianos donde la familia tradicional es fuente de opresiones, violencias y machismos, hace posible un desequilibrio social que han de pagar los demás. Se crea toda una burocracia interesada en que esto sea así, pues de ese modo se crean más puestos de trabajo. Pero cuando rompe la familia natural de padre y madre con hijos naturales, se desnaturaliza la sociedad (Oh! gran sueño de los post-estructuralistas, por fin todo pasa a ser discurso social!!) y entonces comienza un ciclo de relaciones artificiales y artificiosas que rechaza todo aquello que implique responsabilidad hacia lo que no se siente como propio. Si mi nuevo amorcito implica niños que cuidar o preocuparse entonces no me interesa y me voy a la mínima que me presenten problemas y si me voy el Estado incluso me premia con un divorcio o separación o huida fácil que refuerza mi egoísmo. No voy a seguir porque lo alargo. El lector puede sacar conclusiones de manera clara y con otros arreglos sociales actuales que dan votos y son fuente de inagotable demagogia.
Mi conclusión es que una sociedad como la sueca es aparentemente y muy provisionalmente una sociedad feliz, económicamente fuerte, y con un estado providencial que regula y nivela con obsesión y exceso opciones privilegiadas de convivencia en detrimento de otras condenadas a su desaparición. Pero este es un igualitarismo que conlleva caramelos envenenados. Una sociedad que entra en la dinámica de acabar con todo tipo de familia entra en el comunalismo extremo de la cría de hijos en la Gran Guardería estatal. Las familias monoparentales son un paso de transición al abandono total de las responsabilidades familiares. A la larga nadie resiste ese arreglo. Es el paso importante para la utopía de una sociedad regulada y planificada por el Estado. Por un lado la cría de los hijos en la Gran Guardería; y, por otro individuos adultos libres y flotantes sin más apegos que los caprichos del momento regulados por una legislación draconiana en cuanto qué es ofensivo, molesto, traumatizante, para el otro que se acuesta contigo o que toma una copa o que juega al tenis.
Pero una sociedad así se hace inviable a la larga en un mundo competitivo, de pueblos y naciones diversas que aspiran al poder económico mundial y que se arman hasta los dientes para conseguirlo. Una nación así simplemente se bloquea y extingue como un helado de vainilla. Es solo cuestión de tiempo. Suecia es nada más que un espejismo, un sueño de niños que van perdiendo el contacto con la dura realidad hasta que se estrellan con ella.
Lo dije arriba y lo vuelvo a decir. El Estado está para liberarnos de esas cargas de educar a criaturas y cosas tan fastidiosas. Los adultos hemos de vivir una vida de disfrute y placer y luego la nada después de la muerte.
ResponderEliminarEra Nomás (el de arriba)
ResponderEliminarSupongo que los ciudadanos suecos son libres de elegir el tipo de familia o no familia en que quieren vivir, y supongo que el gobierno democràtico sueco gastará los dineros de la manera que la mayoría de los electores prefieren. Si esto no fuera así, elegirian un gobierno diferente.
ResponderEliminarPor ello, y aparte el triunfo de una ideología o de otra, yo creo que no hay nada que objetar al hecho que los suecos monten sus vidas y gasten sus dineros como les salga de los respectivos órganos pensantes, masculinos o femeninos.
Runand
"Muy bien, Sr. Runand --podría contestarme yo a mi mismo--, estamos de acuerdo en que los suecos pueden organizarse como les dé la real gana; pero el tema no es ese; el tema es que Ud., si viviera en Suecia, hacia qué tipo de sociedad tendería? ¿De qué tipo de organización familiar haría propaganda?" Pues, la verdad, no lo sé. Las relaciones de pareja me parecieron siempre y me parecen un tema sumamente complejo y envenenado, fuente de conflictos irresolubles. De hecho, me sentiría más cómodo en una sociedad donde no existieran ningún tipo de parejas, ni sexuales ni no sexuales. Creo que la existencia del sexo físico y mental es un inconveniente muy gordo en la vida humana. La gente se encierra en el castillo de su vida parejaria y deja de estar disponible. Mejor ningún tipo de pareja ni de sexo. Que no nacieran niños y que se caminara progresivamente hacia la extinción de esta especie problemática que es la raza humana.
ResponderEliminarElcomentario anterior:
ResponderEliminarRunand
Opta Sr. Runand, por la opción gnóstica radical de aquellos bogomiles que se negaban a reproducir para así extinguir la diabólica raza humana. No obstante ellos creían en un Dios absolutamente fuera de este universo tan cabrón. Cómo contactaban con él es otro tema.
ResponderEliminarBueno. El mundo que nos toca vivir es así y hay que vivirlo en contínua lucha. Pero no es lo mismo luchar sin creer en nada, que creyendo que hay RAZÓN por la cual vivir y que esa Razón merece ser impuesta en algunos casos en detrimento de otras opciones equivocadas, dañinas, vampirescas, decadentes, etc..
Los suecos están viviendo un espejismo que no les va a durar por mucho tiempo. Si fueran un poco más inteligentes valorarían más esa iglesia luterana que han corrompido hasta la médula. recuperar ese principio absoluto de "el justo por la fe vivirá", sería su solución.