Estuve merodeando por la casa del Libro de Gijón y me di cuenta que la mayoría de los libros de pensamiento y filosofía o ensayos, en exposición, no merecen la pena ser leídos. Los libros de pensamiento peñazo-progre con autores de apellidos eslavos o alemanes o franceses, me parecen una tomadura de pelo, un vacile retórico de laberintos innecesarios para deconstruir, demoler, demostrar, despedazar, desfamiliarizar, desplazar, diseminar; despiezar la sociedad y sus sujetos que ya no son sujetos subjetivos; sino constructos sometidos a vaivenes malignos y engañosos del sistema o de la metafísica, o de la razón instrumental, o del mercado salvaje; de los poderosos que ahora mueven los hilos de maneras más y más sofisticadas. Entonces, ellos, los intelectuales vacilones te dan las claves con su verborrea insoportable, con sus retorcimientos retóricos; con sus malabarismos metafóricos, con sus diarreas fermentadas a fuego lento. Toda una tortura mental para masocas.
La mayoría de los libros expuestos en las librerías no merecen la pena ser leídos.
Sólo leo aquellos que me seducen con una prosa razonable, coherente, sincera, honesta. Los hay, hay pensadores sinceros, honestos y de amena y entretenida prosa. Adiós ya de una vez a los Adorno (puffff!!), a los Derridá (puff) a los Heidegger (puuuufff) a los Harold Bloom y demás pedantes insoportables. Es hora de vivir la lectura.
Por cierto compré el libraco de Stéphane Hessel “¡Indignaos! con prólogo de José Luis Sampedro, y la verdad, psssh, algo panfletario. Es un panfleto con referencias a la resistencia francesa contra los nazis y la afirmación de los derechos humanos, a favor de la nacionalización de la economía, los bancos, las grandes empresas y demás; y, luego nos habla de Gaza y la brutal represión israelí, pasando por el neoliberalismo sin alma al que hay que enfrentarse con valor en la calle, pero por medios pacíficos. Son 50 páginas un tanto sin sustancia. Hessel tiene ya la friolera de 93 años. Esto de DRY me empieza a parecer un bluf inflado por los medios que están hambrientos de noticias y de sensacionalismo tope. Los medios son la madre que lo parió en esa sed de noticias y de espectáculo primera plana.
Eduardo Punset cogió el micrófono en La Escandalera de Oviedo donde están los acampados-indignados y se puso a perorar sobre ese nuevo mundo que están creando.
ResponderEliminarEduardo Punset es un iluso o un oportunista.