21 enero, 2011

RECONSTRUIDO: PROGRE Y NO CONCIENCIADO HABLAN SOBRE LA INTELIGENCIA Y EL MERCADO (III)

(Viene de la II)

PROGRE: Tú, hablas del mercado como si fuera un ente externo a la historia que dicta sus leyes objetivas. Y dices que quien no se atenga a la racionalidad del intercambio del mercado es penalizado con atraso y bloqueo económico. La ley de la oferta y la demanda, entonces es el motor de toda actividad económica y por lo tanto social, cultural, etc. ¿Es eso?

NO CONCIENCIADO: Ma o meno.

PROGRE: Pues yo te he de decir que ver el mercado como si fuera un Dios o un ente metafísico que nos dicta leyes a las que atenerse es una mistificación interesada del poder capitalista. Tampoco quienes pretenden darle una objetividad científica tal como hace Adam Smith y luego otros como F.A. Hayek, Ludwig von Mises o Bertrand de Jouvenel. El mercado es simplemente un intercambio que depende de la relación de fuerza entre las clases sociales, o complicándolo más: entre relaciones de fuerza de diversa índole que son las QUE IMPONEN SUS REGLAS DE JUEGO. Esto es algo diferente a esa visión hipostatizada de los economistas capitalistas o liberales clásicos (ahora ultraliberales). Por lo tanto las supuestas leyes del mercado son ni más ni menos que las leyes que interesan a los capitostes que se benefician de ellas, pero esas supuestas leyes pueden ser otras si los intereses son otros. por ejemplo, si el estado interviene y regula, o si las clases trabajadoras y explotadas le imponen sus leyes más justas, solidarias y de reparto. También se produciría aquello que es lo que es justamente necesario para la sociedad en un plano de igualdad.
Entonces, lo que tu dices del Einstein y del portero no es más que una falsificación de lo que realmente está ocurriendo en un plano más profundo que la gente como tú no queréis ver: Einstein se beneficia del mercado, su inteligencia es más valorada en el mercado y entonces se desarrolla con más intensidad y motivación. Es como las políticas de subvenciones que vosotros tanto criticáis: se subvenciona aquello que interesa que prospere. Y, entonces, el portero, sufre las consecuencias de las penalizaciones que efectúa el mercado a su modalidad de inteligencia. Los factores individuales que moralmente se le llama “vagancia”, “pereza”, “poco ambicioso”, etc, son más bien las consecuencias de una persona que no encuentra su rumbo, que el sistema le discrimina con sus disimuladas políticas selectivas….

NO CONCIENCIADO: De ser el mercado como tu dices, o sea, como una braga de nylon que podemos estirar y adaptar a lo que nos interese, entonces tendrías que explicarme el fracaso estrepitoso de las políticas económicas de los países comunistas. También me tendrías que explicar el boom económico chino del presente basado en libremercado capitalista con mordida estatal incluida, pero solo mordida en forma de pagos a la jerarquía mientras el mercado se mueve e su antojo. Lo que tu quieres decir es que la Historia, los movimientos de la Historia basados en lucha de clases o relación de poder; son las que condicionan un mercado que no es un ser-en-sí, sino un ser-para-sí por explicarlo de una forma existencialista. Entonces de ser así son los hombres y sus intereses concretos los que dan forma a un mercado que de otra manera podría intercambiar de otras muchas maneras. Por eso vosotros, los progres, estáis tan interesados en controlar el mercado de acuerdo a una ideología de intercambio en un plano ¿abstracto? de igualdad donde todos los hombres han de recibir y dar de acuerdo a sus potenciales y modalidades de inteligencia. Con exclusión de valores morales, claro está. ¿Voy bien?

PROGRE: Sí, sigue. Interesante.

NO CONCIENCIADO: Entonces vosotros también sois muy conscientes del mercado o de los mercados, pero con la idea de domesticarlos, de domarlos, de REGULARLOS. En otras palabras de someter el mercado “salvaje” a unas leyes sociales consensuadas o predeterminadas. De otra forma: someter el mercado a la POLÍTICA O A LA IDEOLOGÍA y entonces el mercado pasa a estar al servicio de la sociedad igualitaria donde todos los hombres recibirán de acuerdo, NO A SUS MÉRITOS, sino a SUS VARIADAS Y MULTIDIMENSIONALES CAPACIDADES. Pero es aquí donde yo encuentro grandes fallos en vuestra teoría económica.
Porque, ¿dónde está la “esencia” del hombre? ¿Cómo podemos entender la realidad de lo que es el hombre como individuo y ser social para saber ajustar el mercado a tal modelo o definición? En los principios de la civilización occidental partíamos de que el hombre era “hijo o criatura de Dios”; y, como tal, sería juzgado en un plano de igualdad con la Ley de Dios como espejo y vara de medir. Es decir, los hombres nacían bajo una misma condición de libre albedrío; y, como tal, habrían de esforzarse en mantener esa libertad moral de acuerdo a la moral divina. Ser libre era llevar una vida en consonancia con la Ley de Dios. Otra cosa era el lugar que se ocupaba en la sociedad y desde el cual se ejercía tal libre albedrío moral. Pero en definitiva, todos habrían de dar cuenta a Dios bajo una ley moral universal. Más tarde cuando el concepto de Dios pierde vigencia y validez, queda entonces, la creación huérfana de Padre; y la Ley de Dios va cediendo a nuevos referentes basados en la razón y el conocimiento empírico.

Ahora es el mismo Hombre quien ha de determinar cuáles han de ser las leyes objetivas que regulen la vida y la existencia. Se elabora el método científico basado en la regularidad e iterabilidad de los fenómenos observables y la posible reducción de estos fenómenos a formulas matemáticas y modelos teóricos. La Ciencia funciona con resultados evidentes. Las leyes del universo siguían siendo externas a nosotros; por tanto conocerlas y ponerlas a nuestro servicio, sería fundamental para la buena marcha y progreso del mundo. Hasta el momento la Ciencia no rechaza la posibilidad de conocer una verdad a la que siempre nos podemos acercar y enunciar con un grado más de objetividad. De no ser así sería imposible reconocer lo que es falso de lo correcto y no habría avance posible. Pero si antes se destrona a Dios como garante del orden humano, más adelante, en el pasado siglo XX, también hay un intento de despojar a la Ciencia de su monopolio sobre la verdad. Nuevas filosofías y formas de pensamiento, incluidas las posmodernas (que muchos de vosotros progres habéis abrazado), niegan la posibilidad de ninguna objetividad, de ninguna Ley Externa al hombre; ya que todo se reduce al lenguaje, a la fenomenología de la conciencia y entonces el método científico es un artilugio más de "producción de la verdad", necesario para una conciencia eurocéntrica en expansión imperialista de conquista razpaz del tercer mundo y la naturaleza. Si antes se "deconstruye" a Dios con la Razón y la Ciencia, ahora la Ciencia queda deconstruida por una relación de fuerza y poder, de culturas y saberes; y, de historias (que no Historia) en pugna por su propia conciencia o Voz Propia en condiciones de igualdad. Un ejemplo nos viene bien para ilustrar este modo de pensar: ¿La ley de la gravedad existe? Bueno, existe y no existe; diría un posmoderno, existe como efecto natural, pero cuando pasa a ser ley física entonces pasa a ser un “constructo” social puesto en función de intereses concretos. Para la conciencia medieval no había fuerza de la gravedad, no existía tal "constructo" a la hora de entender la naturaleza. Mucho pensamiento progre hoy día va en esa dirección.

En resumen, las leyes externas que regulan nuestra existencia han de pasar por el tribunal de la prueba empírica o la experimentación. Pero ¿puede la Ciencia descubrir las leyes morales o políticas o económicas de la sociedad? ¿Puede la Ciencia descubrir los secretos de la mente humana? ¿Puede la mente humana descubrirse a si misma como objeto desde la misma conciencia, sin posibilidad de mirarse desde un punto externo a sí misma? Todos los esfuerzos del psicoanálisis y las psicologías de todo tipo (conductistas, gestalt, cognoscitivas, etc) son nada más que aproximaciones ideológicas a la mente con algunos éxitos y fracasos. La neurobiología busca las bases de la inteligencia en el cerebro, pero sin leyes universales a la vista que se puedan imponer como verdad o aproximación a la verdad de la mente humana. Por tanto, tan solo el método científico aplicado a la naturaleza, resiste con la evidencia y una pertinaz honestidad, el intento de destronarla de su soberanía sobre la verdad. Y, el mercado con sus leyes, forma parte de esa verdad científica consttituida como ley universal. Quizás la única ley que nos sirve de referente objetivo para organizar una sociedad justa y próspera. Cualquier otra referencia posmoderna con pretensiones de bondad o de igualdad o de compasión humanitaria basada en los discursos sociales, en las dinámicas de las historias de todos los pueblos oprimidos por su liberación, o en las experiencias de la conciencia humana; son solo cantos retóricos sin solución real y objetiva alguna a los problemas que tanto cacarean. Sus "soluciones" se convierten en fácil demagogia política que a la larga bloquean las soluciones reales basadas en la objetividad científica. En definitiva: vuestro control de mercado carece de toda legitimidad científica; es pura arbitrariedad ideológica lo que os mueve. Puro idealismo que choca dramaticamente y negativamente contra las leyes objetivas del mercado.

PROGRE: ¡Vaya viaje! Te dejo seguir porque te veo muy emocionado y es interesante lo que dices. Nobleza obliga.

NO CONCIENCIADO: Pues ahora voy al mercado y sus leyes.

PROGRE: Vale, vale. Todo tuyo, pero luego habrá que matizar todo esto.

NO CONCIENCIADO: Adam Smith y Ricardo, John Stuart Mill y Marx creían en el mercado como un fenómeno natural que regulaba la vida social y económica de la humanidad. Encontrar sus leyes era el objetivo de estos investigadores-filósofos. Pero como en toda ciencia las aproximaciones teóricas a su objeto habrían de ser muy trabajadas. El mercado no era la ley de la gravedad newtoniana; la complejidad era bastante evidente. No obstante hay un acuerdo básico en la universalidad de la equivalencia a que nos somete el mecanismo del mercado y cuya aceptación o desinterés nos puede influir satisfactoriamente o dramáticamente en nuestro bienestar y progreso económico. Marx hubiera criticado la postura idealista del progre actual por negar la objetividad del mercado, como ya lo hizo en su día con el llamado socialismo utópico. Marx abogaba por un desarrollo del mercado que hiciera posible una industrialización y producción de riqueza óptima, para así hacer posible la sociedad socialista controlada por la clase obrera revolucionaria. Pero ahora lo dejamos ahí que ya llevamos tres cafés y van a cerrar el local. Menos mal que está prohibido fumar, si no no hubiera podido hablar.

PROGRE: Vale, vale, así tendré tiempo a pensar y repasar en todo lo que hemos venido hablando.  

(continuará

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