Cuando era profesor en el instituto de Korbaterk en el concejo de Konvatorero, los alumnos de bachillerato me llegaban tarde después del recreo todos los días. Un día les avisé que al día siguiente no permitiría la entrada de quellos que llegaran tarde. Y así lo hice.
Más de la mitad de la clase llegaron tarde y se quedaron fuera. Pero al cabo de unos minutos llaman y dicen que no tengo derecho a dejarles fuera y yo respondí que ya estaban avisados y que permanecieran fuera.
Al poco rato vuelta otra vez a querer entrar y yo les cierro la puerta diciendo lo mismo que les había dicho antes. Ellos me contestaron que TENÍAN DERECHO A LA EDUCACIÓN y que no podía echarlos.
A los cinco minutos el Jefe de Estudios viene y me dice que hay unos alumnos muy enfadados porque yo les había cerrado la puerta y que si por favor podía ir a hablar las cosas con ellos para solucionarlo.
Abandono el aula (cosa que no tuve que haber hecho) y sigo al Jefe de Estudios. Allí en Jefatura estaba la mitad de la clase exponiendo sus quejas y aduciendo que yo había provocado un forcejeo con ellos con malos modos al cerrar la puerta. El jefe de Estudios escucha a los alumnos y yo estoy en un estado de conmoción. Pensaba que el Jefe de Estudios llevaría las cosas de otra manera y con mayor discreción, y; sobre, todo con mayor respeto al profesor.
No. Allí estaba siendo linchado por los chavales bajo el supuesto de un "diálogo" para solucionar la situción que YO TAMBIÉN HABÍA CREADO. O sea, el profesor como uno más en el bullicio juvenil, compartiendo sandeces a cara descubierta y bajo la "mediación democrática" del Jefe de Estudios y la Dirección oyéndolo todo tras la puerta contigua.
Fue una experiencia humillante y bochornosa. Y los comentarios que tuve que oir de los Jefes eran que yo ESTABA NERVIOSO, QUE NO PODÍA ACTUAR ASÍ "forcejeando" con los alumnos, etc.
Me dí cuenta de la profunda corrupción en que había entrado la enseñanza.
No hubo NI UN SÓLO PROFESOR QUE ME APOYARA o que me diera algunas palabras de aliento. ¡NI UNO! Máxime siendo mi relación con todos ellos bastante buena.
(Crónicas del Purgatorio)
30 abril, 2010
NIÑAS
Cuando era profesor en el instituto de Corvatera en el concejo de Convatorera, un día había llamado la atención a dos alumnas cotorras que no paraban de hablar. Cuando acabó la clase las dos alumnas indignadas vinieros a mí y me dijeron: "Vamos a hablar con el Director, nos ha parecido muy mal lo que nos has dicho y no tienes razón alguna para decírnoslo".
Ni que decir que había quedado de piedra.
Fui al Director y se lo dije. Pero el Director sonrió y no dijo más.
(Crónicas del Purgatorio)
Ni que decir que había quedado de piedra.
Fui al Director y se lo dije. Pero el Director sonrió y no dijo más.
(Crónicas del Purgatorio)
29 abril, 2010
CREATIVIDAD CEREBRAL
El cristianismo fundamentalista cree que hay que creer en el canon de las Escrituras como si este canon reflejara una historia de acontecimientos objetivos ocurridos en tiempo y espacio. Se trata de creer en el dogma y en las doctrinas al pie de la letra y seguirlas. Se trata en resumidas cuentas de obedecer al Canon: la Biblia. La obediencia entonces produce la salvación. Dios como Supremo Emperador da unas leyes y regulaciones que el creyente ha de seguir obedientemente. En cada iglesia siempre habrá alguien que sabe interpretar esas Escrituras correctamente y entonces la obediencia a Dios pasa primero por la obediencia al orden o interpretación establecida por las autoridades de esa iglesia.
El método de investigación histórico de las Escrituras las ha reducido a narraciones teológicas-míticas que en cierta medida reflejan acontecimientos reales sucedidos en el Israel del año I. El cristianismo surge como una escisión del judaísmo provocada principalmente por Pablo y su peculiar interpretación de la muerte de Jesús al que convierte en un Cristo cósmico muy apto para consumo de gentiles. Entender al Jesús histórico sería entender a un hombre con su obsesión mesiánica que llegó a chocar con Roma y de ahí su ejecución. Los efectos psicológicos de esa ejecución entre sus seguidores llevaron más tarde a una interpretación mística y milagrosa de los mismos que luego Pablo y otros (evangelio juánico) supieron desarrollar con más empeño y visión de las cosas.
Cierto cristianismo modernista coincide con la investigación histórica y valora así mismo el Canon, pero la Biblia pasa a tener significados mítico-teológicos universales. O sea, es como un recopilatorio mezcla de verdad histórica y relatos míticos, que refieren a un lenguaje universal de experiencia humana. Así la encarnación es la encarnación eterna e infinita (en el tiempo) de Dios como hombre. El hombre adquiere valor divino y Dios valor humano en todo momento y circunstancia. El calvario y la resurrección son acontecimientos míticos que hablan de la experiencia de muerte y resurrección del hombre en todo momento. Estar vivos es estar siempre con un pie en la nada y otro en la energía de la vida, etc…
Hay mucho juego con las interpretaciones religiosas. Puede ser un campo de especulación y estímulo cerebral muy creativo.
El método de investigación histórico de las Escrituras las ha reducido a narraciones teológicas-míticas que en cierta medida reflejan acontecimientos reales sucedidos en el Israel del año I. El cristianismo surge como una escisión del judaísmo provocada principalmente por Pablo y su peculiar interpretación de la muerte de Jesús al que convierte en un Cristo cósmico muy apto para consumo de gentiles. Entender al Jesús histórico sería entender a un hombre con su obsesión mesiánica que llegó a chocar con Roma y de ahí su ejecución. Los efectos psicológicos de esa ejecución entre sus seguidores llevaron más tarde a una interpretación mística y milagrosa de los mismos que luego Pablo y otros (evangelio juánico) supieron desarrollar con más empeño y visión de las cosas.
Cierto cristianismo modernista coincide con la investigación histórica y valora así mismo el Canon, pero la Biblia pasa a tener significados mítico-teológicos universales. O sea, es como un recopilatorio mezcla de verdad histórica y relatos míticos, que refieren a un lenguaje universal de experiencia humana. Así la encarnación es la encarnación eterna e infinita (en el tiempo) de Dios como hombre. El hombre adquiere valor divino y Dios valor humano en todo momento y circunstancia. El calvario y la resurrección son acontecimientos míticos que hablan de la experiencia de muerte y resurrección del hombre en todo momento. Estar vivos es estar siempre con un pie en la nada y otro en la energía de la vida, etc…
Hay mucho juego con las interpretaciones religiosas. Puede ser un campo de especulación y estímulo cerebral muy creativo.
27 abril, 2010
LOVECRAFT
Hoy he de leer a Lovecraft. He de visitar los mundos viscosos de esos entes cósmicos que nos miran por sus ranuras y grietas que comunican con nuestra realidad. Tan solo esperan. Esperan. Hasta que poco a poco vayan consumando su lenta como blasfema (unholy) e ignominiosa invasión. Los humanos seremos sus esclavos.
26 abril, 2010
LOBOS // WOLVES // LOUPS // LLOPS // LLOBOS
En una revista semanal de esas que divulgan valores “democráticamente” correctos hablaba de cómo los valores cambian y a los niños hay que educarlos de forma diferente porque la sociedad cambia y los padres tienen menos tiempo para dedicarse a ellos; y las formas “autoritarias” están desacreditadas porque hoy día los chavales cuestionan las normas y no son efectivas a menos que se razonen o se les haga ver por qué las normas existen, etc. Luego habla de la necesidad de poner límites a los niños porque tampoco se les debe de dejar hacer lo que quieren; pero negociando con ellos al mismo tiempo y dándoles refuerzo positivo, inculcándoles la tolerancia, etc..
Hay algo en este discurso pedagógico psicológico que me tira para atrás. Hay mucho paternalismo de educador equilibrado, de especialista necesario que nos informa y nos ayuda a la educación del niño y el adolescente. Suelen ser psicólogos “majos” de facciones maduras y sanas y que reflejan un sincero interés clínico y científico por las relaciones de “convivencia”; además de comprensión y amor por la vida y cosas de esas tan aborrecibles y empalagosamente de moda. Esta gente rellena páginas y páginas de revistas populares; de programas de televisión, de radio, etc. Y, a juzgar por los resultados, me parece que las cosas no cambian mucho o nada con tantas hermosas recetas: los chavales en los institutos siguen siendo mayoritariamente mal educados, vagos y arrogantemente indisciplinados. Toda una sociedad buenista lava sus culpas colectivas en la defensa del “menor”, elevado este, a un rango de privilegio rayano en la santidad intocable. Las familias al desvencijarse no soportan el peso de una educación imposible por no disponer ya de tiempo ni tan siquiera de la mínima autoridad para ello. Si un chaval se empeña en hacer lo que se le dice, tiene el 85% de posibilidades de salirse con la suya y lo sabe. Lo sabe ya desde una temprana edad porque se lo han inculcado de alguna manera y porque ve la debilidad de los padres o parejas desvencijadas o una madre sola que no puede con todo, etc.
Las sociedades nunca han sido perfectas. Y la actual todavía menos. El mundo cambia y las nuevas formas de recomponer la sociedad traen más dolores de cabeza, desasosiego y preocupación que equilibrio y tranquilidad. El pasado no era bueno, pero el presente tampoco. Cuando se pone la lupa y se ven las relaciones a nivel de portal, de calle, de barrio, de piso o casa; de escuela o instituto o de trabajo; las cosas son siempre conflictivas. Algunas individualidades son intratables, malas personas; hijos de puta redomados; auténticos perros-vampiros. Con pocos que lo sean ya tenemos distorsiones maquiavélicamente sutiles, roces inevitables, conflictos y violencias tan inútiles como agotadoras e inexplicables muchas veces. El malo, el paranoico; sobretodo el paranoico, es capaz de llevar su ansiedad, miedos y angustias a todo su círculo de actuación. Y esas formas de ser tan patológicas son incurables, nos vienen dadas por la naturaleza de la misma manera que las flores y los verdes campos llenos de lirios. Es inevitable que el fuerte aspire a machacar al débil y aquí no valen leyes que valgan porque dentro de una supuesta sociedad hiperconsciente de la necesidad de acabar con las explotaciones; sus mismos políticos, líderes, psicólogos; educadores sociales, etc. suelen ser vampiros profesionales que necesitan chupar la sangre de los demás para sobrevivir ellos a su modo y semejanza. Todo lo demás es pura retórica de lobos disfrazados de corderos que buscan medrar y competir como el que más pero pretendiendo se buenos y majos y tolerantes.
Resumiendo: el mundo es muy cabrón y su cabronicio es más insidioso y diabólico cuanto más pretende ser majo, equilibrado, tolerante; zapateril o manflorita. Todos a robar en la política, todos a utilizar el poder por el poder; todos a sermonear sin fin; todos a salvar al mundo a través de cada cretinismo personal. Hay raras excepciones, las hay: son los pocos héroes entre los cuales yo no me puedo incluir, pero lo intento de algún modo.
Corolario:- A pesar de todo hay una palabra llamada dignidad y que reclama los mínimos valores universales e incondicionales. El héroe ha de salvar su dignidad por encima de esquemas ideológicos, corruptelas, trampas, mentiras, e hijoputismos de todo tipo.
Un saludo,
Hay algo en este discurso pedagógico psicológico que me tira para atrás. Hay mucho paternalismo de educador equilibrado, de especialista necesario que nos informa y nos ayuda a la educación del niño y el adolescente. Suelen ser psicólogos “majos” de facciones maduras y sanas y que reflejan un sincero interés clínico y científico por las relaciones de “convivencia”; además de comprensión y amor por la vida y cosas de esas tan aborrecibles y empalagosamente de moda. Esta gente rellena páginas y páginas de revistas populares; de programas de televisión, de radio, etc. Y, a juzgar por los resultados, me parece que las cosas no cambian mucho o nada con tantas hermosas recetas: los chavales en los institutos siguen siendo mayoritariamente mal educados, vagos y arrogantemente indisciplinados. Toda una sociedad buenista lava sus culpas colectivas en la defensa del “menor”, elevado este, a un rango de privilegio rayano en la santidad intocable. Las familias al desvencijarse no soportan el peso de una educación imposible por no disponer ya de tiempo ni tan siquiera de la mínima autoridad para ello. Si un chaval se empeña en hacer lo que se le dice, tiene el 85% de posibilidades de salirse con la suya y lo sabe. Lo sabe ya desde una temprana edad porque se lo han inculcado de alguna manera y porque ve la debilidad de los padres o parejas desvencijadas o una madre sola que no puede con todo, etc.
Las sociedades nunca han sido perfectas. Y la actual todavía menos. El mundo cambia y las nuevas formas de recomponer la sociedad traen más dolores de cabeza, desasosiego y preocupación que equilibrio y tranquilidad. El pasado no era bueno, pero el presente tampoco. Cuando se pone la lupa y se ven las relaciones a nivel de portal, de calle, de barrio, de piso o casa; de escuela o instituto o de trabajo; las cosas son siempre conflictivas. Algunas individualidades son intratables, malas personas; hijos de puta redomados; auténticos perros-vampiros. Con pocos que lo sean ya tenemos distorsiones maquiavélicamente sutiles, roces inevitables, conflictos y violencias tan inútiles como agotadoras e inexplicables muchas veces. El malo, el paranoico; sobretodo el paranoico, es capaz de llevar su ansiedad, miedos y angustias a todo su círculo de actuación. Y esas formas de ser tan patológicas son incurables, nos vienen dadas por la naturaleza de la misma manera que las flores y los verdes campos llenos de lirios. Es inevitable que el fuerte aspire a machacar al débil y aquí no valen leyes que valgan porque dentro de una supuesta sociedad hiperconsciente de la necesidad de acabar con las explotaciones; sus mismos políticos, líderes, psicólogos; educadores sociales, etc. suelen ser vampiros profesionales que necesitan chupar la sangre de los demás para sobrevivir ellos a su modo y semejanza. Todo lo demás es pura retórica de lobos disfrazados de corderos que buscan medrar y competir como el que más pero pretendiendo se buenos y majos y tolerantes.
Resumiendo: el mundo es muy cabrón y su cabronicio es más insidioso y diabólico cuanto más pretende ser majo, equilibrado, tolerante; zapateril o manflorita. Todos a robar en la política, todos a utilizar el poder por el poder; todos a sermonear sin fin; todos a salvar al mundo a través de cada cretinismo personal. Hay raras excepciones, las hay: son los pocos héroes entre los cuales yo no me puedo incluir, pero lo intento de algún modo.
Corolario:- A pesar de todo hay una palabra llamada dignidad y que reclama los mínimos valores universales e incondicionales. El héroe ha de salvar su dignidad por encima de esquemas ideológicos, corruptelas, trampas, mentiras, e hijoputismos de todo tipo.
Un saludo,
22 abril, 2010
MÚSICA
Últimamente no sigo las noticias y no sé qué está pasando por España. Oigo algo sobre Garzón, sobre el Constitucional y Cataluña, sobre la crisis y Zapatero, y un volcán en Islandia que paralizó los cielos aeronáuticos. En lugar de las noticias oigo música clásica o mi música preferida. Cuando voy al Instituto Jovellanos voy con música clásica, cuando salgo también. Cuando llego a casa también. Cuando preparo clases oigo a Alan Parsons, a los Moody Blues, a los Beatles, a los Rolling y música country. Nada de noticias. No quiero oír nada del iluminado-mesías Zapatero. Quiero desconectar de tal manera que cuando algún día conecte con la realidad de las noticias, Zapatero ya no esté en el poder y quizás encuentre el país irreconocible con otros nombres, otros acontecimientos; podría suceder que hasta Cataluña fuere independiente y Asturias viviera de la hostelería y el ocio erótico.
Y mientras escucho música clásica veo el mundo de otra manera, descubro cosas que no me fijaba hasta entonces: empiezo a ver: ¡VEO! Miro a la gente y os aseguro que la gente es más rara de lo que me parecía antes. Hasta mi casa parece otro mundo y cuando miro al parque es un parque y no la PROYECCIÓN DE ALGUNA PREOCUPACIÓN.
Y ahora leo algo de budismo zen para alejarme de la dura realidad.
Voy a poner más música clásica.
Y mientras escucho música clásica veo el mundo de otra manera, descubro cosas que no me fijaba hasta entonces: empiezo a ver: ¡VEO! Miro a la gente y os aseguro que la gente es más rara de lo que me parecía antes. Hasta mi casa parece otro mundo y cuando miro al parque es un parque y no la PROYECCIÓN DE ALGUNA PREOCUPACIÓN.
Y ahora leo algo de budismo zen para alejarme de la dura realidad.
Voy a poner más música clásica.
21 abril, 2010
19 abril, 2010
EL TÍO ABRAHAM
Recuerdo a mi tío Abraham en Samakor montado en bicicleta un día de invierno que llovía. Al poco tiempo coincidíamos todos en casa de mi abuela Rosa-Arío. Abraham al poco tiempo se iba a Sao Paulo por problemas complicados de relación con su mujer. Se fue con la maleta de madera y en barco.
Vivió por muchos años en la Patagonia. Rumores llegan que ha muerto. El tío Abraham ha muerto en algún lugar de la Patagonia. Imaginaros un solitario lugar de la Patagonia donde el tío Abraham sentía la intensa nostalgia de Samakor. Imaginaros las llanuras y el viento y un posible rancho.
Pero no puedo olvidar aquella tarde ya oscura en Samakor, cuando mi tío Abraham era joven y alegre y venía de trabajar en bicicleta. La familia parecía eterna e inmutable, pero todos han ido desapareciendo.
Vivió por muchos años en la Patagonia. Rumores llegan que ha muerto. El tío Abraham ha muerto en algún lugar de la Patagonia. Imaginaros un solitario lugar de la Patagonia donde el tío Abraham sentía la intensa nostalgia de Samakor. Imaginaros las llanuras y el viento y un posible rancho.
Pero no puedo olvidar aquella tarde ya oscura en Samakor, cuando mi tío Abraham era joven y alegre y venía de trabajar en bicicleta. La familia parecía eterna e inmutable, pero todos han ido desapareciendo.
17 abril, 2010
PÉRFIDA SABIDURÍA
Cuando eres un chiquillo crees que los mayores controlan todo para bien. Cuando creces algo más te das cuenta de que las cosas suelen ir más mal que bien. También ves que hay adultos que fallan y son malos, pero sigues creyendo que la solución la tienen otros adultos o los que mandan. Todavía crees que hay un bien que rige las cosas en última instancia, aunque ya ves que el mal es persistente: la gente no hacen más que criticarse unos a otros, siempre hay quejas por las cosas, etc. Cuando ya empiezas a trabajar comienzas a darte cuenta que el mal está más generalizado todavía pero ya lo aceptas como normal, o; esperas a que una ideología, o un régimen político determinado te podrá llevar a un mundo más justo. El bien todavía es posible como rector del universo. O, te haces un cínico y oportunista con las situaciones que vives. O, decides aceptar el mundo como es; y, lucharlo como tal día a día hasta la muerte.
Cuando ya eres más viejo puedes darte ya cuenta que la condición humana no tiene solución y que hay un persistente desequilibrio en tu vida que no hay nada que le pueda poner fin. Eres lo que eres, puedes hacerte más sabio y llegar a desapegarte o a ponerte a distancia de mucho ruido y parloteo emocional humano; pero ya no crees en más soluciones que las que puntualmente puedas solucionar.
Así que cuando los ideólogos de cualquier politiquería te hablan de sus paraísos o verdades ya no hay nada que evite tu sonrisa irónica. Todavía no han crecido ni madurado. Siguen creyendo en “el Hombre”.
Sólo queda el remedio espiritual de la religión a pesar de sus irracionalismos y perfidias. Sigue siendo el lenguaje del misterio.
Cuando ya eres más viejo puedes darte ya cuenta que la condición humana no tiene solución y que hay un persistente desequilibrio en tu vida que no hay nada que le pueda poner fin. Eres lo que eres, puedes hacerte más sabio y llegar a desapegarte o a ponerte a distancia de mucho ruido y parloteo emocional humano; pero ya no crees en más soluciones que las que puntualmente puedas solucionar.
Así que cuando los ideólogos de cualquier politiquería te hablan de sus paraísos o verdades ya no hay nada que evite tu sonrisa irónica. Todavía no han crecido ni madurado. Siguen creyendo en “el Hombre”.
Sólo queda el remedio espiritual de la religión a pesar de sus irracionalismos y perfidias. Sigue siendo el lenguaje del misterio.
15 abril, 2010
Burket Milkop
Burket Milkop sólo aspiraba a llegar a la cama para soñar. Vivía para poder soñar por la noche y en sus sueños trasladarse a los mundos del sistema planetario que gira alrededor de la estrella Pfimotk. Allí le esperaban los habitantes de Bnoprd, pequeño planeta habitado por gentes inocentes y cándidas que jamás caerían en la intratabilidad y mezquindad de los humanos de la Tierra. Burket se había hecho amigo de muchos de ellos y les contaba historias del planeta Tierra que les aterrorizaba. ¿Cómo podían los humanos ser tan inteligentemente crueles? ¿Cómo era posible que ya desde jovenzuelos estos cachorros humanos crecieran tan perdidos, tan descontrolados; tan inseguros como agresivos? ¿Qué había pasado en la evolución humana que tan solo podían vivir en el desasosiego y el engaño permanente? Los bnoprdianos no podían comprender tanta maldad disfrazada de bondad y viceversa. Sí podían concebir la maldad porque habían sido enseñados en las posibilidades de evolución maligna que potencialmente existía en el universo, pero jamás lo habían experimentado tal como les contaba Burket; o sea, el alma de Burket, ya que no podía aparecer más que como silueta gaseosa.
Cuando despertaba sabía que tenía que trabajar y trabajar y luego deambular por la Gran Ciudad entre gente aburrida que pretendía que todo podía ser de otra manera, pero que siempre era lo mismo bajo otras modalidades cada vez más perniciosas. Había decidido rebelarse contra su condición humana y se negó a ser tan cicatero como cruelmente mezquino: así que vivía sólo y solo para poder soñar por la noche y así escapar de tan infame mundo. El tiempo libre lo dedicaba a leer extrañas e insólitas teologías de religiones ya difuntas; filosofías de tristes filósofos reventados por la vida y sus insidiosos engaños o también podía leer los delirios de profetas trastornados por sus atormentadas visiones. Burket sabía que algo estaba ocurriendo en el planeta.
Cuando despertaba sabía que tenía que trabajar y trabajar y luego deambular por la Gran Ciudad entre gente aburrida que pretendía que todo podía ser de otra manera, pero que siempre era lo mismo bajo otras modalidades cada vez más perniciosas. Había decidido rebelarse contra su condición humana y se negó a ser tan cicatero como cruelmente mezquino: así que vivía sólo y solo para poder soñar por la noche y así escapar de tan infame mundo. El tiempo libre lo dedicaba a leer extrañas e insólitas teologías de religiones ya difuntas; filosofías de tristes filósofos reventados por la vida y sus insidiosos engaños o también podía leer los delirios de profetas trastornados por sus atormentadas visiones. Burket sabía que algo estaba ocurriendo en el planeta.
Mejutrekop Klemarwqtp
No había nada que hacer. La verdad estaba tras los gélidos abismos del universo, pensaba Mejutrekop Klemarwqtp. Habríamos de hacer un diseño genético de nave espacial y habríamos de ir a buscar los infiernos que nos quedaban por conocer. Otros ya habían optado por viajar con la mente y habían acabado inmersos en delirantes esquizofrenias galopantes. ¿Quién nos había encerrado aquí? ¿Por qué? ¿Cómo había sido? El mundo se había reducido cada vez más y poco a poco nos íbamos conociendo todos para odiarnos con el más sádico y sarnoso refinamiento.
Sin embargo Mejutrekop Klemarwqtp creía haber encontrado la salida. Se había dedicado horas y horas a meditar sobre los mitos antiguos de las encarnaciones de los dioses en hombres, así como de las resurrecciones de los hombres en dioses; y, se dio cuenta, que la clave estaba ahí: en los mitos ancestrales. Se pellizcaba la carne y presentía que esa potencial putrefacción era la misma esencia de su divinidad cósmica. Y, si así era, él, Mejutrekop Klemarwqtp; se concebía como una esencia divina encerrada en una metódica prisión planetaria. Pero sabía que esa esencia o chispa divina era indestructible. Ese era su secreto absoluto e intrasferible.
Mejutrekop Klemarwqtp vivió el resto de sus días leyendo libros extraños que hablaban de los infinitamente lejanos mundos de nostalgia y de inocencia en la dimensión de Outyr. Oía los sermones de los antiguos sacerdotes momificados de la iglesia Swerdnmopcfgetriana y por las noches las voluptuosas sacerdotisas de dicha religión se le aparecían desnudas en su cama para aliviarle su absoluta soledad. Por la mañana celebraba sus blasfemos y sacrílegos rituales sacados de pegajosos pergaminos. Luego por las noches paseaba solitario por las calles enfermizas de la Gran Ciudad de Xcasrtm.
Sin embargo Mejutrekop Klemarwqtp creía haber encontrado la salida. Se había dedicado horas y horas a meditar sobre los mitos antiguos de las encarnaciones de los dioses en hombres, así como de las resurrecciones de los hombres en dioses; y, se dio cuenta, que la clave estaba ahí: en los mitos ancestrales. Se pellizcaba la carne y presentía que esa potencial putrefacción era la misma esencia de su divinidad cósmica. Y, si así era, él, Mejutrekop Klemarwqtp; se concebía como una esencia divina encerrada en una metódica prisión planetaria. Pero sabía que esa esencia o chispa divina era indestructible. Ese era su secreto absoluto e intrasferible.
Mejutrekop Klemarwqtp vivió el resto de sus días leyendo libros extraños que hablaban de los infinitamente lejanos mundos de nostalgia y de inocencia en la dimensión de Outyr. Oía los sermones de los antiguos sacerdotes momificados de la iglesia Swerdnmopcfgetriana y por las noches las voluptuosas sacerdotisas de dicha religión se le aparecían desnudas en su cama para aliviarle su absoluta soledad. Por la mañana celebraba sus blasfemos y sacrílegos rituales sacados de pegajosos pergaminos. Luego por las noches paseaba solitario por las calles enfermizas de la Gran Ciudad de Xcasrtm.
12 abril, 2010
OTRO PASEO
Me levanté y fui a dar otro paseo por las afueras y todo eran trincheras de guerra y bombas explotando a mí alrededor y balas que rozaban mi cabeza. ¡Cago en tal! Yo había venido a ver a los pajaritos y las plantas y el riachuelo, y me encuentro con el cataclismo de la Guerra. Al parecer los garrapzarrapos de Garrapzarrap nos habían declarado la guerra mientras yo echaba la siesta y ahora nos invadían sin ningún escrúpulo. Todos los románticos y ensoñadores paisajes de los alrededores de mi ciudad ardían y los prados verdes se habían vuelto lodazales sulfurosos sembrados de cadáveres humanos y de patos salvajes rígidos. Los garrapzarrapos eran gente feroz que seguían a un dios supuestamente implacable, sediento de sangre y de mujeres. Leían un libro aparentemente horroroso de donde salían ideas criminales. Nosotros los Pingomingos de Pingominga nunca creíamos que los garrapzarrapos nos invadieran. Nosotros éramos un pueblo democrático, multicultural, tolerante, integrador, subvencionista, polimorfosexual; y, si hubiésemos sabido que en Garrapzarrap había un deseo de invadirnos por cualquier malentendido, hubiéramos entonces empezado un diálogo civilizado y bilateral. Por nuestra parte nunca habíamos creído que los garrapzarrapos fueran en serio. Ellos pretendían ser agresivos porque en el fondo eran un pueblo oprimido y frustrado, pero con un poco de diálogo y comprensión todo se resolvería pacíficamente y acabaríamos siendo hermanos.
Pero ahora veía que la invasión era certera y como nuestro ejército se había convertido en una ONG pacífica, no teníamos arma alguna con que enfrentarnos a ellos.
Crónicas de Pertunuop en la Guerra de Nopratsutr.
Pero ahora veía que la invasión era certera y como nuestro ejército se había convertido en una ONG pacífica, no teníamos arma alguna con que enfrentarnos a ellos.
Crónicas de Pertunuop en la Guerra de Nopratsutr.
11 abril, 2010
ESE FUE EL PASEO DE AYER
Fuimos a dar una vuelta por las afueras de la ciudad en un día radiante de primavera. Las afueras de nuestra ciudad son especialmente privilegiadas en cuanto a paisaje. Sales en poco tiempo del asfalto y el hormigón y te pones a caminar en poco tiempo por caminos que cruzan prados, arboledas, riachuelos, arroyos. Al mismo tiempo vas viendo las colinas circundantes, las caserías que todavía pueblan los valles; las montañas a lo lejos y que en un día claro se hacen humildemente majestuosas. Es un caminar tranquilo que intenta olvidar o poner entre paréntesis la rutina del trabajo o el agobio de las obligaciones diarias. Si dispones de cierta sensibilidad descubrirás que todavía puedes recrear el mundo a tu manera, en función de tu imaginación; y lo saborearás como un secreto propio de tu alma. El camino puede verse como un flujo de formas y colores que van representando, no exactamente recuerdos; sino manifestaciones de algo primigenio o primordial que sigue ahí en un eterno presente. De repente nos damos cuenta que somos parte de algo que nos reclama y nos de señal de su existencia aunque solo sea por momentos. Podemos ver la vegetación en una infinita gama de sombras, colores y disposiciones. Podemos incluso introducirnos en un tiempo y espacio que nos reduce a una mirada inocente aventurera y exploradora de mundos que se esconden y retuercen sin jamás poder definirlos o apropiárnoslos. La mirada al cielo a través de las frondosas ramas de un árbol puede ser también la mirada que se difumina y disemina en una multitud inagotable de luces y sombras que nos pueden arrebatar todo pensamiento para dejarnos desnudos ante lo eternamente inmediato.
Ese fue el paseo de ayer.
Ese fue el paseo de ayer.
10 abril, 2010
TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN
Hoy me levanto sin recordar ningún sueño. Hacia las 4 de la mañana me puse a seguir leyendo la novela “We need to talk about Kevin” de la autora americana Lionel Shriver. Se trata de un chiquillo que desde que nace muestra una conducta maligna y destructiva que acaba en una matanza en el instituto. Es una novela dura que muestra hasta que punto la maldad de un menor puede llegar a ser tan innoble y perversa. Es, también, una crítica a la psicología y a los psicólogos de la educación “tolerante”, de la culpabilización de los padres cuando es toda la sociedad la que va por un camino de paranoia súper protectora del menor, a padres “comprensivos” que no quieren ver la realidad de muchos casos; etcétera. La traducción al español es buena. He aquí un párrafo sacado de la p. 311 de la edición española (Anagrama 2007). La reflexión de la madre (Eva) sucede después de neutralizar la agresión de su hijo de 6 años con un empujón que le produce la involuntaria rotura de brazo. De repente el chiquillo cambia ciertas actitudes. Eva reflexiona: “Llegados a este punto, no estará de más que hablemos de un poco del poder. Por lo que respecta a la política doméstica, hay un mito que asegura que los padres tienen un poder desproporcionado. No estoy seguro de que eso sea cierto. ¿Qué pueden hacernos nuestros hijos? Para empezar, partirnos el corazón. También avergonzarnos y llevarnos a la ruina. Y, por mi experiencia personal, puedo dar fe de que son capaces de hacernos desear no haber nacido. ¿Y qué podemos hacerles nosotros? Prohibirles que vayan al cine, por ejemplo. Pero ¿cómo? ¿Con qué respaldamos nuestras prohibiciones, si el niño se encamina a la puerta beligerante? La cruda realidad es que los padres somos como los gobiernos: mantenemos nuestra autoridad mediante la amenaza, abierta o implícita, de recurrir a la fuerza física. Un niño hace lo que le decimos ― no nos engañemos ― porque podemos partirle un brazo”.
09 abril, 2010
ACCIÓN EN EL PRESENTE
Tiene que ser acción en el presente, significado en el presente. La Encarnación de Dios en Hombre se está produciendo en todo momento y en cada instante. El Calvario y la Resurrección es un hecho que se está produciendo a cada instante y en un infinito de repetición. La Historia Sagrada se ha de fundir en el presente superando la distancia del tiempo o sea, transformando el tiempo en tiempo mítico. cada uno dentro de sus paisajes imaginativos. Ya no hay un allá y un acá, todo pasa a ser un infinito dentro de una eternidad. Pero Calvario, también Calvario.
Y la Cruz como fusión de lo terrenal/espiritual en un centro infinito y eterno.
Y la Cruz como fusión de lo terrenal/espiritual en un centro infinito y eterno.
MONO SALTIMBANQUI
Me levanté de la siesta siendo demasiado consciente de mi cuerpo material
Del suelo material
De la realidad material que me constituye.
Soy materia.
Pura materia que toma forma absurda de mono saltimbanqui.
He saltado de la cama
Como un mono saltimbanqui
Hurgando y husmeando el mundo material que me rodea.
Del suelo material
De la realidad material que me constituye.
Soy materia.
Pura materia que toma forma absurda de mono saltimbanqui.
He saltado de la cama
Como un mono saltimbanqui
Hurgando y husmeando el mundo material que me rodea.
07 abril, 2010
NO MÁS 60
Me levanté aquella tarde después de mi larga siesta y me di cuenta que si no hacía algo rápidamente llegaría a los sesenta años y, luego, sería la irremediable cuesta abajo hacia la tumba con el cuerpo gastado y arrugado y padeciendo lastimosos dolores, además de verme a la altura del caracol o de la culebra arrastrándome por los suelos de la vida humana todo atrofiado y potencialmente cubierto de llagas y tumores. Así que tenía que hacer algo cuanto antes para atajar el paso del tiempo.
Fui a una farmacia y compré un montón de ungüentos raros, jarabes baratos, pastillas para todo y tubos de cremas antirreumáticas. Cuando llegué a casa mezclé todo en una cacerola, eché agua y lo puse a hervir. Luego eché hierbajos que había traído de Armenia, más unos polvos que me había vendido una vieja bruja china. Fui revolviéndolo hasta que llegó a formarse una papilla color crema marrón. La dejé enfriar y a las doce de la noche en punto y en ayunas tomé mis primeras cucharadas. A la media hora una descomunal diarrea me dejó sin ninguna partícula putrefacta en los intestinos, a la hora una buena vomitona me dejó sin ninguna partícula de alimento en el estómago. A las tres horas una tiritona macanuda me dejó sin ninguna fuerza en el cuerpo. A las cinco horas todos mis orificios corporales sangraban sin piedad. Al día siguiente, de madrugada comencé a sentirme nuevo, fuerte y juvenil. Me miré al espejo y vi que tenía cuarenta años menos. Me vestí con gana y con frescura cantando sin parar. Volví a descubrir que la vida era toda alegría y al asomarme por la ventana todo era belleza y sol radiante.
He conseguido parar el tiempo y hacerlo retroceder a gusto. Voy a escuchar a The Beatles y prepararme para ir al baile. Mañana será domingo y saldré con la pandilla. Nunca más se me ocurrirá llegar a esos sesenta años. ¡Nunca más!
Fui a una farmacia y compré un montón de ungüentos raros, jarabes baratos, pastillas para todo y tubos de cremas antirreumáticas. Cuando llegué a casa mezclé todo en una cacerola, eché agua y lo puse a hervir. Luego eché hierbajos que había traído de Armenia, más unos polvos que me había vendido una vieja bruja china. Fui revolviéndolo hasta que llegó a formarse una papilla color crema marrón. La dejé enfriar y a las doce de la noche en punto y en ayunas tomé mis primeras cucharadas. A la media hora una descomunal diarrea me dejó sin ninguna partícula putrefacta en los intestinos, a la hora una buena vomitona me dejó sin ninguna partícula de alimento en el estómago. A las tres horas una tiritona macanuda me dejó sin ninguna fuerza en el cuerpo. A las cinco horas todos mis orificios corporales sangraban sin piedad. Al día siguiente, de madrugada comencé a sentirme nuevo, fuerte y juvenil. Me miré al espejo y vi que tenía cuarenta años menos. Me vestí con gana y con frescura cantando sin parar. Volví a descubrir que la vida era toda alegría y al asomarme por la ventana todo era belleza y sol radiante.
He conseguido parar el tiempo y hacerlo retroceder a gusto. Voy a escuchar a The Beatles y prepararme para ir al baile. Mañana será domingo y saldré con la pandilla. Nunca más se me ocurrirá llegar a esos sesenta años. ¡Nunca más!
04 abril, 2010
AD HOMINEM
Cuando se discute algo entre personas puede suceder que ante un argumento razonado y razonable se prefiere hacer callar al contrincante, no en base a sus argumentos, sino descalificándole ad hominen, o sea; como persona, o con epítetos: tu eres un místico, tu eres del PP o del PSOE, tú eres un reaccionario, o un progre; tú te quieres dar importancia; o, peor: ese tío/a habla así porque está amargado, o está un poco loco, o no es de nuestra iglesia o secta, etc. Todo menos razonar el argumento.
Es así como somos los humanos de este Planeta.
Es así como somos los humanos de este Planeta.
¡ZAS!
Todo lo que haces ahora.
Todo pensamiento.
Toda imaginación en movimiento.
Todo: dentro, fuera, arriba, abajo.
¡Zas!
Todo ello es repetición infinita de un mito eterno.
No hay espacio, ni tiempo.
Solo hay ¡ZAS!
¡ZAS¡
Todo pensamiento.
Toda imaginación en movimiento.
Todo: dentro, fuera, arriba, abajo.
¡Zas!
Todo ello es repetición infinita de un mito eterno.
No hay espacio, ni tiempo.
Solo hay ¡ZAS!
¡ZAS¡
03 abril, 2010
LA OTRA CIUDAD
Mi ciudad es un tanto especial. Mi ciudad es un lugar donde cada rincón remite a un recuerdo, a una sensación; a una vivencia de futuro. Mi ciudad y yo formamos un mismo devenir. Hemos crecido juntos y juntos caminaremos hasta que uno de los dos fenezca. Es más evidente que sea yo quien muera antes, pero la ciudad perdería también parte de su propio reflejo.
No importa.
Hay otra ciudad que se aparece en mis sueños una y otra vez. Es la misma ciudad pero de una tonalidad misteriosa, con unas vibraciones que conectan con otra realidad extraña pero que también forma parte de mí. Los lugares son otra versión de los mismos lugares que mi ciudad real, pero los veo como si un alter ego estuviese ya viviendo esa otra ciudad que yo tan solo puedo vivir en sueños. Entonces la ciudad y sus distancias y edificios me hablan de otra manera, me infunden sentimientos y visiones como si en algún lugar de mi dimensión atemporal (el “mitos” que subyace a todo individuo concreto) tuviera que haberse producido una ramificación temporal en otro universo diferente. O quizás son infinitas las ramificaciones, pero por ahora dos bastan. La descripción de esta ciudad y su comparación con mi ciudad real figura en el Libro de Harmakán.
¡Qué extraños son esos sueños! ¿Podría compartir tal visión de ciudad onírica con otras personas o es quizás una experiencia solipsistica, intransitiva e intransferible a otras personas? No. Cuando hablaba con uno de mis hermanos sobre este persistente sueño vi que su semblante se transfiguraba y que estaba hablando de algo que él reconocía también como producto de sus sueños! Quedamos sorprendidos. Algo pensativos.
Habíamos comprobado la irremediable objetividad de un misterio que habríamos de vivir más allá de nuestra muerte física. Quizás en nuestra estructura genética hay guardados datos de profundas vivencias ocurridas en mundos o universos relativamente remotos.
No importa.
Hay otra ciudad que se aparece en mis sueños una y otra vez. Es la misma ciudad pero de una tonalidad misteriosa, con unas vibraciones que conectan con otra realidad extraña pero que también forma parte de mí. Los lugares son otra versión de los mismos lugares que mi ciudad real, pero los veo como si un alter ego estuviese ya viviendo esa otra ciudad que yo tan solo puedo vivir en sueños. Entonces la ciudad y sus distancias y edificios me hablan de otra manera, me infunden sentimientos y visiones como si en algún lugar de mi dimensión atemporal (el “mitos” que subyace a todo individuo concreto) tuviera que haberse producido una ramificación temporal en otro universo diferente. O quizás son infinitas las ramificaciones, pero por ahora dos bastan. La descripción de esta ciudad y su comparación con mi ciudad real figura en el Libro de Harmakán.
¡Qué extraños son esos sueños! ¿Podría compartir tal visión de ciudad onírica con otras personas o es quizás una experiencia solipsistica, intransitiva e intransferible a otras personas? No. Cuando hablaba con uno de mis hermanos sobre este persistente sueño vi que su semblante se transfiguraba y que estaba hablando de algo que él reconocía también como producto de sus sueños! Quedamos sorprendidos. Algo pensativos.
Habíamos comprobado la irremediable objetividad de un misterio que habríamos de vivir más allá de nuestra muerte física. Quizás en nuestra estructura genética hay guardados datos de profundas vivencias ocurridas en mundos o universos relativamente remotos.
02 abril, 2010
EL LIBRO DE CALIFICACIONES
Llegué al instituto después de una baja por enfermedad. Llegaba un tanto aprehensivo pues no tenía mis clases preparadas, pero confiaba en cierta manera en mi habilidad para la improvisación. Cuando llegué a mi clase de alumnos repetidores de bachillerato me encuentro de repente con un aula llena y hasta alumnos sentados en el suelo por no disponer de pupitre. “¿Qué ha pasado aquí?” pensé yo casi al borde del pánico, “En esta clase solo había cuatro alumnos repetidores,¿qué pasó?” Como no tenía nada preparado para esa clase, ya que en condiciones normales podía disponer de una copia apropiada en el departamento y así justificar la hora sin mayor problema, pues ante tal multitud y caos imprevisto e irracional no sabía qué iba a hacer. Me sentí abrumado, completamente aplastado por una sensación de impotencia ante una ola arrolladora que me amenazaba comer. De dónde habían salido tantos alumnos de repente y con los que no había contado durante todo el curso porque los repetidores eran pocos, tan pocos que no llegaban a diez; pero que antes de mi baja por enfermedad, por motivos de dejadez y abandono, habían quedado en cuatro; eso era un peligroso misterio. Pregunté entonces a los alumnos: ¿Qué hacéis aquí todos vosotros? ¿No estaréis en la clase equivocada?” Dos o tres respondieron al mismo tiempo con cierta guasa rayana en el cachondeo: “¡¡Somos repetidores!!” “Pero ¿cómo podéis ser repetidores sino figuráis en ninguna lista como tales ni habéis venido nunca a clase?” dije yo asombrado. Oigo entonces varias voces que dicen algo así como: se habrán equivocado, o qué más da, o lo mismo da, o usted a lo suyo, o todo a la vez sin lograr entender nada. Entonces pensé, esta papeleta va a ser difícil. “Esperad un poco”, les dije “voy a Jefatura a solucionar este problema, ha tenido que haber un error. No deis guerra”. Los chavales entonces se pusieron a reír o a incrementar el cachondeo en un crescendo intolerable.
Fui a Jefatura cabreado llevando mi cartera cargada de millones de cosas y tan pesada como un buque. ¿Cómo pudo haber sucedido esto? No puede ser y no tengo nada disponible para esta marabunta fuera de lugar. Llegué a Jefatura y todo era un desconcierto. Jefatura se me aparecía como una inmensa oficina llena de empleados cada uno con su despacho y había muchos despachos; tantos como nunca me había imaginado. Pregunté por el Jefe o cualquier auxiliar de Jefe de estudios, pero la empleada con quien hablaba no podía escucharme en ese momento porque estaba atendiendo a un teléfono. Quise ir a otros, pero esos otros estaban hablando unos con otros sobre cosas que no lograba captar y no me podían atender. Yo me ponía cada vez más nervioso porque tenía una clase de 30 alumnos o más sin cuidar y eso siempre era un riesgo. Entonces la empleada dejó el teléfono y yo le pregunté por un Jefe de Estudios pues necesitaba solucionar un problema rápido. La empleada se quedó mirando hacia varios sitios a la vez girando la cabeza y al mismo instante alguien se puso a hablar con ella preguntando algo que logró captar la atención de la misma y se empezaba a olvidar de mí y yo agobiado y tenso y por fin la empleada se dirige a mí y me dice que no ve a ningún Jefe de Estudios pero que qué es lo que quiero. Yo entonces le explico el caso, pero hay voces y murmullos que impiden la explicación razonable, pero que la final queda en una pregunta: “¿Me enseña su horario y la clave de curso?” “Sí, claro” respondí yo al mismo tiempo que abría mi cartera y hurgaba entre libros, libretas, papeles, bolígrafos; pues tenía decenas de bolígrafos acumulados y también tizas. ¿Cómo era posible que tuviera tantas tizas acumuladas que me impedían buscar mi libro de calificaciones donde tenía tal información del curso y horario? No podía perder tiempo ahora limpiando mi cartera de tantas tizas y bolígrafos.
Tenía que encontrar mi libro de calificaciones pues la empleada ya se estaba enrollando con otra cosa y su interés por mí iba desapareciendo a tal grado como si no existiera. ¡No encontraba el libro de calificaciones! ¡Maldita sea! ¡Dónde estaba mi libro de calificaciones, qué habría hecho con él! Sin libro de calificaciones no era nada pues era todo mi poder, mi referencia, mi seña de identidad en esta profesión y yo ahora sin él pensaba yo arrollado por la angustia y la desesperación. “¿El horario y el código de curso, por favor?” me volvió a repetir la empleada con cierto enfado. “Mire, no encuentro mi cuaderno de calificaciones y no me acuerdo el código de curso, sé que son de bachillerato y … tuvo que haber un problema....” , pero la empleada ya no me oía y se limitó a cerrar nuestro diálogo con un “sin horario de curso ni código de referencia no puedo hacer nada” y, en ese momento se fue a hacer otras cosas lejos de su despacho y yo me sentía desconcertado, los alumnos podrían estar rompiendo las mesas, peleándose, o escapar del instituto a la calle y menuda responsabilidad la mía. Seguí buscando por aquella inmensa oficina y vi a una auxiliar de Jefatura que andaba por allí charlando con unos y otros y entonces creí tener mi tabla de salvación y le pregunté casi fuera de mí y de forma obsesionada lo mismo que a la empleada y entonces ella me dijo. “Me das tu horario y código de curso?”, y yo ahora temblaba de rabia y volví a mirar en mi cartera y ahora todo eran tizas, miles de tizas acumuladas en aquella cartera y más bolígrafos, cientos de bolígrafos mezclados con libros y con libretas y CD's y mi libro de calificaciones no aparecía por ningún sitio y entonces ya congestionado por la rabia, la impotencia y los nervios le dije que no podía encontrar mi libro de calificaciones y por lo tanto no podía decirle mi código de curso ni mi horario. Ella entonces creía recordar que yo efectivamente daba cursos a repetidores de bachillerato y, rascándose la cabeza dijo: “Déjame preguntar a Pelardewtop que creo que sí sabe algo sobre este tema. Yo me quedé sólo allí sudando y mirando a la oficina y no me explicaba cómo esa oficina podía ser tan grande.
Volvió la auxiliar de Jefe de Estudios y me dijo que sí que aquellos alumnos eran míos pero que seguro que se habían escaqueado de clase todo el año pues ya sabíamos cómo eran los chavales y por algún error no habrían figurado en lista pero que era muy raro que así fuera y si yo no tenía el código o el libro de calificaciones para mirar los detalles, pues nada se podía solucionar. “¿Pero y ahora qué hago? ¿Los tengo que suspender a todos menos a cuatro?” “No, no”, dijo ella, “tú no estás muy seguro, así que hazles una adaptación extraordinaria para ellos o hazles un examen final que valga como justificación. Podrían haber pirado, pero como no sabemos.... perdona tengo un asunto urgente”, y se fue. En ese momento solo recuerdo que me perdí en una nube de confusión y logré salir del instituto en dirección a cualquier parte.
Fui a Jefatura cabreado llevando mi cartera cargada de millones de cosas y tan pesada como un buque. ¿Cómo pudo haber sucedido esto? No puede ser y no tengo nada disponible para esta marabunta fuera de lugar. Llegué a Jefatura y todo era un desconcierto. Jefatura se me aparecía como una inmensa oficina llena de empleados cada uno con su despacho y había muchos despachos; tantos como nunca me había imaginado. Pregunté por el Jefe o cualquier auxiliar de Jefe de estudios, pero la empleada con quien hablaba no podía escucharme en ese momento porque estaba atendiendo a un teléfono. Quise ir a otros, pero esos otros estaban hablando unos con otros sobre cosas que no lograba captar y no me podían atender. Yo me ponía cada vez más nervioso porque tenía una clase de 30 alumnos o más sin cuidar y eso siempre era un riesgo. Entonces la empleada dejó el teléfono y yo le pregunté por un Jefe de Estudios pues necesitaba solucionar un problema rápido. La empleada se quedó mirando hacia varios sitios a la vez girando la cabeza y al mismo instante alguien se puso a hablar con ella preguntando algo que logró captar la atención de la misma y se empezaba a olvidar de mí y yo agobiado y tenso y por fin la empleada se dirige a mí y me dice que no ve a ningún Jefe de Estudios pero que qué es lo que quiero. Yo entonces le explico el caso, pero hay voces y murmullos que impiden la explicación razonable, pero que la final queda en una pregunta: “¿Me enseña su horario y la clave de curso?” “Sí, claro” respondí yo al mismo tiempo que abría mi cartera y hurgaba entre libros, libretas, papeles, bolígrafos; pues tenía decenas de bolígrafos acumulados y también tizas. ¿Cómo era posible que tuviera tantas tizas acumuladas que me impedían buscar mi libro de calificaciones donde tenía tal información del curso y horario? No podía perder tiempo ahora limpiando mi cartera de tantas tizas y bolígrafos.
Tenía que encontrar mi libro de calificaciones pues la empleada ya se estaba enrollando con otra cosa y su interés por mí iba desapareciendo a tal grado como si no existiera. ¡No encontraba el libro de calificaciones! ¡Maldita sea! ¡Dónde estaba mi libro de calificaciones, qué habría hecho con él! Sin libro de calificaciones no era nada pues era todo mi poder, mi referencia, mi seña de identidad en esta profesión y yo ahora sin él pensaba yo arrollado por la angustia y la desesperación. “¿El horario y el código de curso, por favor?” me volvió a repetir la empleada con cierto enfado. “Mire, no encuentro mi cuaderno de calificaciones y no me acuerdo el código de curso, sé que son de bachillerato y … tuvo que haber un problema....” , pero la empleada ya no me oía y se limitó a cerrar nuestro diálogo con un “sin horario de curso ni código de referencia no puedo hacer nada” y, en ese momento se fue a hacer otras cosas lejos de su despacho y yo me sentía desconcertado, los alumnos podrían estar rompiendo las mesas, peleándose, o escapar del instituto a la calle y menuda responsabilidad la mía. Seguí buscando por aquella inmensa oficina y vi a una auxiliar de Jefatura que andaba por allí charlando con unos y otros y entonces creí tener mi tabla de salvación y le pregunté casi fuera de mí y de forma obsesionada lo mismo que a la empleada y entonces ella me dijo. “Me das tu horario y código de curso?”, y yo ahora temblaba de rabia y volví a mirar en mi cartera y ahora todo eran tizas, miles de tizas acumuladas en aquella cartera y más bolígrafos, cientos de bolígrafos mezclados con libros y con libretas y CD's y mi libro de calificaciones no aparecía por ningún sitio y entonces ya congestionado por la rabia, la impotencia y los nervios le dije que no podía encontrar mi libro de calificaciones y por lo tanto no podía decirle mi código de curso ni mi horario. Ella entonces creía recordar que yo efectivamente daba cursos a repetidores de bachillerato y, rascándose la cabeza dijo: “Déjame preguntar a Pelardewtop que creo que sí sabe algo sobre este tema. Yo me quedé sólo allí sudando y mirando a la oficina y no me explicaba cómo esa oficina podía ser tan grande.
Volvió la auxiliar de Jefe de Estudios y me dijo que sí que aquellos alumnos eran míos pero que seguro que se habían escaqueado de clase todo el año pues ya sabíamos cómo eran los chavales y por algún error no habrían figurado en lista pero que era muy raro que así fuera y si yo no tenía el código o el libro de calificaciones para mirar los detalles, pues nada se podía solucionar. “¿Pero y ahora qué hago? ¿Los tengo que suspender a todos menos a cuatro?” “No, no”, dijo ella, “tú no estás muy seguro, así que hazles una adaptación extraordinaria para ellos o hazles un examen final que valga como justificación. Podrían haber pirado, pero como no sabemos.... perdona tengo un asunto urgente”, y se fue. En ese momento solo recuerdo que me perdí en una nube de confusión y logré salir del instituto en dirección a cualquier parte.
01 abril, 2010
EXTRAÑO MITO CRISTIANO
Todo lo dicho hasta ahora ha de suscitar preguntas sin fin. Si todo el mundo encarna al Dios-hombre, ¿qué hacemos con la moral? ¿Y el libre albedrío? ¿Desaparece la división Creador-Criatura y pasamos a una especie de panteísmo donde todo es Dios? ¿La responsabilidad moral desaparece?
Cuando muchos cristianos relegan la cruz un hecho histórico situado allá en la época romana que hemos de asumir en el presente, lo que está ocurriendo es que hemos de intelectualizar o representar un hecho a distancia temporal y espacial en la conciencia actual. Por un lado estoy “yo” y por otro el acontecimiento histórico de la cruz que he de asimilar y hacer mío en todo instante. Pero eso es muy problemático: hay un dualismo siempre en fricción. Estamos salvos pero seguimos siendo pecadores imperfectos siempre en lucha con nosotros mismos para retener esa imagen de la cruz que proviene de unos textos escritos y que tengo que esforzarme con ayuda del Espíritu Santo, los cultos en las iglesias, etcétera; pero esforzarme para retener esa visión, esa experiencia que siempre se me escapa por que una cosa soy “yo” y otra sigue siendo aquello: el texto, la cruz en tiempo histórico y espacio palestino. Siempre en fricción y esa fricción genera resentimiento, mala conciencia, hipocresía religiosa, etc..
Cuando el mito se nos revela por obra y gracia divina entonces tratamos de hacer que Cristo sea una realidad plena en nuestra vida diaria porque ya no podemos desligar en el espacio y el tiempo la redención de Cristo en la cruz. Ese sacrificio de la cruz y posterior resurrección una vez hecho mito eterno e infinito pasa a ser “nosotros”, pasa a ser “yo mismo” y entonces esa dualidad del “yo” y el acontecimiento histórico-temporal de la cruz desaparece. El mito se encarna en nosotros por medio de la revelación, del don de la fe; y entonces toda nuestra experiencia queda inmersa en el inevitable conflicto moral de la materia y el espíritu en todo instante, en todo momento somos Jesús y Cristo viviendo lo inevitable de la carne, del transcurrir del tiempo y el espacio, de los cambios; del sufrimiento pero al mismo tiempo sabiendo que ya estamos en un estado de gracia, que ya estamos redimidos y salvos y que el poder de la carne ya está vencido de antemano. Ese mito es ya infinito y eterno y la muerte física disuelve nuestra dimensión material, la carne, para pasar a vivir plenamente en el espíritu.
En la vida diaria uno es ese conflicto inevitable del que no podemos ya desligarnos, pero la revelación de lo que hemos pasado a ser por medio de la fe, nos hace tener la confianza absoluta de que estamos en el Señor pase lo que pase; de que Él nos sustenta, de que ya estamos crucificados y resucitados en Cristo al mismo tiempo. Seguimos teniendo defectos, seguimos cometiendo errores; seguimos sufriendo, pero al mismo tiempo estamos creciendo hacia niveles de madurez espiritual mayores, vamos sintiéndonos más seguros con nosotros mismos ante los envites de la vida. El Calvario en nuestras vidas implica hacer elecciones morales, implica responsabilizarnos de nuestros actos, implica entendernos como criaturas de Dios; pero al mismo tiempo ya todo está englobado en Dios, ya nada se escapa a Dios. Ya nada queda fuera de Dios porque Dios todo lo contiene y no existe posibilidad alguna que algo quede fuera de Él. Esto acaba con toda mala fe, con todo dualismo que produce hipocresía o resentimiento, fruto de una fricción pretendidamente superable; pero que siempre se nos escapa y por lo tanto estamos siempre alejados de algún modo de Dios y entonces la mala conciencia religiosa que es la peor y más siniestra de todas.
Cuando muchos cristianos relegan la cruz un hecho histórico situado allá en la época romana que hemos de asumir en el presente, lo que está ocurriendo es que hemos de intelectualizar o representar un hecho a distancia temporal y espacial en la conciencia actual. Por un lado estoy “yo” y por otro el acontecimiento histórico de la cruz que he de asimilar y hacer mío en todo instante. Pero eso es muy problemático: hay un dualismo siempre en fricción. Estamos salvos pero seguimos siendo pecadores imperfectos siempre en lucha con nosotros mismos para retener esa imagen de la cruz que proviene de unos textos escritos y que tengo que esforzarme con ayuda del Espíritu Santo, los cultos en las iglesias, etcétera; pero esforzarme para retener esa visión, esa experiencia que siempre se me escapa por que una cosa soy “yo” y otra sigue siendo aquello: el texto, la cruz en tiempo histórico y espacio palestino. Siempre en fricción y esa fricción genera resentimiento, mala conciencia, hipocresía religiosa, etc..
Cuando el mito se nos revela por obra y gracia divina entonces tratamos de hacer que Cristo sea una realidad plena en nuestra vida diaria porque ya no podemos desligar en el espacio y el tiempo la redención de Cristo en la cruz. Ese sacrificio de la cruz y posterior resurrección una vez hecho mito eterno e infinito pasa a ser “nosotros”, pasa a ser “yo mismo” y entonces esa dualidad del “yo” y el acontecimiento histórico-temporal de la cruz desaparece. El mito se encarna en nosotros por medio de la revelación, del don de la fe; y entonces toda nuestra experiencia queda inmersa en el inevitable conflicto moral de la materia y el espíritu en todo instante, en todo momento somos Jesús y Cristo viviendo lo inevitable de la carne, del transcurrir del tiempo y el espacio, de los cambios; del sufrimiento pero al mismo tiempo sabiendo que ya estamos en un estado de gracia, que ya estamos redimidos y salvos y que el poder de la carne ya está vencido de antemano. Ese mito es ya infinito y eterno y la muerte física disuelve nuestra dimensión material, la carne, para pasar a vivir plenamente en el espíritu.
En la vida diaria uno es ese conflicto inevitable del que no podemos ya desligarnos, pero la revelación de lo que hemos pasado a ser por medio de la fe, nos hace tener la confianza absoluta de que estamos en el Señor pase lo que pase; de que Él nos sustenta, de que ya estamos crucificados y resucitados en Cristo al mismo tiempo. Seguimos teniendo defectos, seguimos cometiendo errores; seguimos sufriendo, pero al mismo tiempo estamos creciendo hacia niveles de madurez espiritual mayores, vamos sintiéndonos más seguros con nosotros mismos ante los envites de la vida. El Calvario en nuestras vidas implica hacer elecciones morales, implica responsabilizarnos de nuestros actos, implica entendernos como criaturas de Dios; pero al mismo tiempo ya todo está englobado en Dios, ya nada se escapa a Dios. Ya nada queda fuera de Dios porque Dios todo lo contiene y no existe posibilidad alguna que algo quede fuera de Él. Esto acaba con toda mala fe, con todo dualismo que produce hipocresía o resentimiento, fruto de una fricción pretendidamente superable; pero que siempre se nos escapa y por lo tanto estamos siempre alejados de algún modo de Dios y entonces la mala conciencia religiosa que es la peor y más siniestra de todas.
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