Desde el momento que existió la posibilidad de negar la existencia de Dios ya todo el mundo sospechaba su no-existencia. La sospecha ya estaba instalada en las mentes humanas como un virus pernicioso. Y habiendo sospecha ya no hay seguridad, ya no podía existir la absoluta inmersión de los hombres del pasado que habían creído en Dios porque no existía ninguna posibilidad de no creer en él.
Y así nos habíamos convertido en grandes simuladores viviendo una simulacro de la religión. La moderna religiosidad de las iglesias no eran más que una Gran Simulación y un Gran Simulacro. En aquel entonces éramos todos ateos. Ateos católicos que iban a misa. Ateos protestantes que eran fundamentalistas. Ateos musulmanes integristas, etc. El virus había actuado de forma generalizada y la infección había hecho sus estragos. Era un mundo profundamente nihilista.
Nihilistas socialistas, nihilistas liberales, nihilistas conservadores, nihilistas humanistas...
Todos viviendo el Gran Simulacro, la Gran Simulación: pretendiendo ser aquello que no podíamos ser.
Hasta que aparecieron Neglathan el Sabio y su mujer Mncsdiana de Tremurlak. Ellos trajeron el contra virus que hizo posible la Gran Rebelión.
Ellos nos hicieron ver que la negación de la existencia de Dios no era más que la puerta de entrada a la Gran Revelación del Gran Dios, creador de la existencia y de la no existencia; es decir: del todo absoluto.
Ahora somos Absolutamente Creyentes sin posibilidad de negar lo que jamás podremos negar.
Se parece algo a la filosofía de Parménides.
ResponderEliminarK.
El Universo es ciego, sordo y mudo. Su indiferencia hacia nosotros es impresionante: nos mata, nos tortura, nos enloquece, juega con nosotros con una indiferencia ciega, como un gigante torpe y estúpido. No hace falta acudir a razones científicas para ver que Dios no existe (razones que ya son suficientes), sinó que sólo con ver la ciega indiferencia del Universo ya hay más que suficiente para que, con sentido común, pueda decirse que no está regido por ningún Dios, más allá de las frías e indiferentes leyes de la materia.
ResponderEliminarRunandros
Todo el por qué o explicación alguna del universo es siempre un acto de fe. Simplemente no sabemos nada.
ResponderEliminarTodo ello podría tener una razón de ser. Quizás una escuela de aprendizaje para luego pasar a otras dimensiones.
ResponderEliminarTolo
Me niego, por razones de protesta existencial radical y absoluta, a creer que este universo no tiene sentido.
ResponderEliminarMe remito a las declaraciones de Bashevis Singer. Nada de resignaciones: tiene que haber un sentido aun en contra de ese universo cabrón-indiferente y de esos dioses hijo-putas. Ese sentido lo podemos encontrar en nuestros poderosos arquetipos de nostalgia, de inocencia cósmica. Ahí está la verdad!!!
¿Podría explicar un poco qué quiere decir con "arquetipos de nostalgia, de inocencia cósmica"? Intuyo que ese es un núcleo importante en su personalidad y pensamiento. Valdría la pena extenderse un poco en ello.
ResponderEliminarRunandros
Le remito al epígrafe: NUESTROS PAISAJES PSÍQUICOS. Vaya a la columna de izquierda y allí explico.
ResponderEliminar"Las frías e indiferentes leyes de la materia" dice Runandros. Prefiero "los arquetipos de la nostalgia" y "la inocencia cósmica" de Nesalem. Sea como sea.
ResponderEliminarK.