03 mayo, 2012

NADA HAY MÁS IMPOPULAR QUE EL CALVINISMO RADICAL

Hay que hacerse a la idea de que el mundo nunca va a ser ningún paraíso. Hay que hacerse a la idea de que la historia no va a ningún sitio. También hay que hacerse a la idea de que la naturaleza humana no tiene más solución que reconocerse como lo que es: contingente, voluble, inestable, intratable muchas veces; siempre en estado de desasosiego; víctima de signos confusos y equívocos en su comunicación con el mundo y con los demás; víctima de sus anhelos, deseos, imaginaciones, etc.

El calvinismo radical aceptó la idea de la absoluta depravación del ser humano. Los caminos humanos nunca llevan a la perfección; siempre habrá conflicto, siempre egoísmos, siempre la tendencia a explotar al prójimo, a dominarle. Y los dominios y explotaciones se hacen también por parte de los paladines de la lucha de clases, ya que una vez en el poder, este hay que preservarlo y preservarlo ya incluye represión, injusticia, exclusivismo, elitismo de partido o vanguardias. Y como las izquierdas y derechas creen en un mundo perfeccionable, utópico, estable, y demás; pues el esfuerzo por llegar a esa perfección con todos los medios, es el mismo esfuerzo con que hay que liquidar, destruir, excluir, marginar, silenciar; etc, etc..

El calvinismo radical sabe que no hay posibilidad alguna de perfeccionar la naturaleza humana; y, que lo poco que se puede mejorar el mundo es en base a una radical aceptación de lo que somos. El mal es una realidad que hay que neutralizar en lo posible con leyes que emanan del consenso democrático de una sociedad civil que puede de alguna manera conjugar egoísmos destructivos con cierto bienestar social, progreso relativo y circunstancial. Nada más que relativo y circunstancial. Siempre hay que pensar que todo se podría ir al garete de las “involuciones” más crueles y nefastas. Siempre hay que estar vigilantes con la desmesura de una naturaleza humana proclive a las fantasías, a los espejismos, a las quimeras, a la crueldad sin límite incluso disfrazada de solidaridades y amores dulzarrones.

El calvinismo radical es absolutamente realista con la condición humana.

21 comentarios:

  1. Sí, Sr. Nesalem, pero ¿no sería más exacto contemplar el calvinismo como una de las maneras de que el hombre dispone para aliviar el sufrimiento inherente a la vida? A mi manera de ver, absolutiza Ud. el calvinismo.

    Porque el mundo humano es un mundo de sufrimiento. Para unos más que para otros, naturalmente. Un mundo regido por el sufrimiento. Y todos los humanos, por imperativo natural, perseguimos el mismo fin: reducir, aliviar o evitar al máximo ese sufrimiento, cada uno de acuerdo con sus circunstancias, sus posibilidades y sus luces. El sufrimiento del hambre se calma con el alimento, y esa ingestión de alimento produce gran placer. Y así podríamos seguir razonando, pero a buen entendedor, pocas palabras bastan.

    Unos calman su sufrimiento por medio de la religión; otros, con la cultura, o los cuidados médicos, o el futbol, o la cocaína, o el sexo bueno, o el poder, o la agresión contra otros, o la jardinería, o una combinación de varias cosas. Pero, admitámoslo, Sr. Nesalem, la religión, incluyendo el calvinismo, no es más que un recurso entre otros muchos, que a algunas personas les sirve para lenificar o evitar su sufrimiento vital.

    El calvinismo, pues, es realista; no lo discuto. Pero, en tanto que religión, es un recurso para hacer la vida más soportable en medio de los sufrimientos. Un recurso más; un recurso como otros muchos. Y nada más. No creo que sea la panacea.

    Cuetu

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  2. Pero no nos engañemos, Sr. Nesalem. Por más que el ser humano intente suprimirlo o aliviarlo, el sufrimiento es inevitable. En cualquier situación de la vida, todos los caminos conducen al sufrimiento; unos a más, otros a menos. Cada uno escoge, de acuerdo con sus circunstancias, sus posibilidades y sus luces, el que cree menos malo. Nadie escoge el sufrimiento máximo a posta. Y si alguien parece hacerlo, siempre lo hace por evitar otro sufrimiento, material o moral, mayor.

    Unos, pues, escogen el camino de la religión, concretamente, el calvinismo. Este camino tiene sus satisfacciones porque reducen sufrimiento, pero, como todo camino humano, tiene también sus sufrimientos inherentes. Ni más ni menos que el camino de la droga, o el estudio, o el sexo bueno, o la cultura, o la vida contemplativa, o la agresión contra otros, o el poder, o el hacerse cura, o rico, o físico cuántico, o asesino en serie...

    En una cosa si que coincidimos, Sr. Nesalem: en que la naturaleza humana es irredimible. Siempre lo ha sido y, según todos los indicios, siempre lo será. Y esto es lo principal.

    Cuetu

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  3. 1) Si total depravación entonces no hay posibilidad de salvación o alivio alguno de sufrimiento; salvo que esa salvación provenga de una Transcendencia: de D-ós.

    2) Y si esa salvación o alivio de sufrimiento se produce, ha de ser por Gracia, no por mérito alguno. Ninguna salvación o alivio de sufrimiento puede provenir de un estado inmanente de absoluta depravación.

    3) Y si existe esa Trascendencia o D-ós, entonces ha de haber señales sobre qué caminos seguir para que ese estado de depravación absoluta sea lo menos maligno posible.

    4) De ahí que la moral bíblica establecida en la Torá sea la ley universal a la que hemos de aproximarnos para vivir en un estado de mínima decencia y equilibrio.

    5) Ello requiere dos dimensiones de la Torá: la ley moral internalizada y la las leyes civiles que han de regir la sociedad. Es necesario tener creencias fuertes y valores sólidos sobre lo que es la Justicia, la Moral y el Trabajo. Relativismos cero.

    6) Todo lo demás solo nos lleva a la confusión, a la pérdida de papeles en cuanto a qué está bien y qué está mal. A éticas de conveniencia que buscan el provecho propio o de grupo; y, por lo tanto contribuyen a más desasosiego, a más sufrimiento personal y social.

    7) En el calvinismo radical todo esto expuesto arriba ha de aparecer como opción individual libre. Jamás se ha de forzar a nadie moral alguna, a pertenecer a ninguna iglesia; a apoderarse del poder político para cambiar nada. Absoluta separación de Iglesia y Estado y toda contribución "social" ha de ser producto de opciones y actuaciones individuales; nunca de imposiciones o proyectos de regeneración de nada. En este mundo estamos de paso y todo es circunstancial y relativo a una existencia terrenal contingente que en otras dimensiones espirituales revelarán su necesidad.

    8) Muchas iglesias cristianas, incluidas las calvinistas-presbiterianas, han entrado en el juego de salvar a la humanidad a través de la política o la acción social con vistas a un progreso o mejora; creemos que están totalmente equivocados en ese aspecto de salvación de la humanidad. No, desde luego, en todo aquello que se haga por libre voluntad individual sin esperar nada a cambio.

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    1. Creo que la visión de Nesalem es muy acertada.
      Solo dos matices.

      1) No solo la salvación procede de Gracia. Sino que además esa Gracia permite "desarrollar" o "manifestar" esa salvación. Aunque no se manifiesta ni se manifestará "plenamente" en ninguna persona -naturalmente mucho menos en comunidad alguna aunque se llame iglesia. Lo siento no hay societas perfecta-. Es decir esa salvación tiene implicaciones concretas en todo ámbito humano: social, político, económico.

      2) El error de cualquier iglesia -las mencionadas calvinistas-presbiterianas- ha sido convertir la manifestación y ocupación de la salvación en el área social (político incluido) en un fin. La comunidad cristiana pasó de ser un agente de Gracia con sus manifestaciones sociales y políticas, en uno social y político obviando ese aspecto transcendental que supera la realidad humana.

      Miqueas

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  4. ¡Uy, uy, uy, Sr. Nesalem! Notables diferencias que, como suelo yo hacer siempre, intentaré razonar y dialogar con argumentos que, en mi incorregible inocencia, considero pertinentes al caso, y hasta válidos (¡lejos de mi los tramposos y barriobajeros "argumentos" ad hominem!), aunque algunas veces se me responda por el perentorio expediente de mandarme a leer el Dharmat. Sí, Sr. Nesalem, así como suena: "¡Váyase Ud. a leer el Dharmat, hombre de Dios!" Libro por otra parte notable, escrito en un áspero, rudo y casi incomprensible lenguaje de las montañas, bien verdad es, que recuerdo haber leído con gran fruición en mis años mozos, y que tengo por algun estante de mi copiosa biblioteca de mi casa de la costa. Ahora me hallo, por mis achaques, en un balneario de la montaña dándome los lodos y demás zarandajas; hasta que vuelva a la costa y a mis habituales baños de mar, no podré recrearme con la relectura del Dharmat. Dicho lo cual, entro en harina.

    Cuetu

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  5. Puntos 1 y 2 del Sr. Nesalem:

    Que la vida esté regida por el sufrimiento y sus diferentes maneras de evitación o lenificación (hipótesis que yo hago en mi comentario inicial), no quiere necesariamente decir que todo ello sea debido a ninguna "depravación". Este concepto implica una valoración moral, que en mi descripción está ausente, puesto que intento solamente eso, describir lo que a mi me parece la realidad humana en un mundo hostil. Que una persona sufra no quiere decir que sea necesariamente un depravado, ni que sea a causa de la depravación de otros.

    Por otro lado, creo que no es cierto que no sea posible "ninguna salvación o alivio del sufrimiento" que no provenga de un plano que Ud. llama Trascendente. De hecho, sin intervención de ninguna Trascendencia, es posible aliviar o suprimir muchos sufrimientos humanos si la persona escoge el camino adecuado, es decir, el camino menos malo, de acuerdo con sus circunstancias, sus posibilidades y sus luces. Por ejemplo, muchos sufrimientos físicos se alivian o desaparecen del todo acudiendo a la Medicina; muchos sufrimientos morales o anímicos se pueden suprimir o aliviar evitando a las personas o ambientes que los producen; y así podríamos proseguir indefinidamente. No es cierto, pues, que no sea posible ese alivio o supresión del sufrimiento en un plano de inmanencia.

    El camino escogido conducirá a otros sufrimientos diferentes, claro está, y otros nuevos surgirán de la nada durante el proceso, porque así es la vida. Pero AQUELLOS concretos, sí se han aliviado o suprimido.

    Cuetu

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  6. Los anteriores 1 y 2, más el punto 3 del Sr. Nesalem:

    La cuestión de la existencia de un Dios.

    Para empezar, creo que, a lo largo de la historia (y debido al inmenso poder de que siempre han gozado las religiones), se ha inflado y exagerado este tema, dando la impresión de que es un tema muy importante, muy difícil, muy filosófico, muy profundo e irresoluble. En realidad, es una cosa muy sencilla de argumentar, casi una trivialidad: No hay ningún hecho, dato, observación o indicio que apunte, de una manera razonable, a la existencia de un Dios como el que predican las religiones actuales o las pasadas. Y con esto, tendría que estar todo dicho.

    Cómo es el mundo, y cómo evolucionó, lo explica la Ciencia, en la medida de sus fuerzas. Y lo que la ciencia no explica, no se sabe, y nadie lo sabe. Y si alguna vez hubiere nuevas explicaciones, es la Ciencia la única que las puede dar. Lo siento, pero las cosas son así. Y punto.

    Nadie SABE si existe un Dios, pero todos los hechos, pruebas e indicios apuntan a que no existe. Cada cual es libre de especular o de ilusionarse con lo que le dé la gana; pero sin perder de vista que se trata sólo de eso, de especulaciones o de ilusiones la mayoría de las veces interesadas.

    Algunas personas sienten con fuerza en su interior que hay un Dios. O por lo menos, así lo manifiestan. Personas mahometanas, por ejemplo, están tan convencidas de esta existencia que estarían dispuestas a dar su vida por ella.

    Este sentimiento de que Dios existe (de la sinceridad del cual yo no dudo) lleva a esas personas a mantenerse adheridas a alguna religión. Generalmente, se adhieren a la religión que es normal en su ámbito familiar o social, y muy raramente a otra. Esto ya nos tendría que hacer sospechar que, en el surgimiento de tales creencias y férreas seguridades, debe de tener gran importancia el tipo de familia y de sociedad donde nace la persona, y lo que a ésta se le predica desde la más tierna niñez como cosas ciertas, absolutas, sagradas e irrevocables. Con toda probabilidad, si yo, por ejemplo y por desgracia, hubiera nacido en La Meca, seria un férreo creyente superconvencido de la existencia de Dios. ¿Qué otra alternativa REAL me quedaría? Ninguna.

    Cuetu

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  7. Siguiendo con los puntos 1, 2 y 3 del Sr. Nesalem.

    Yo creo que no es tan difícil darse cuenta que la idea misma de Dios es incongruente. Es decir, el problema "filosófico" no sería ya si existe o no Dios, sino de que ni siquiera es posible construir la idea de Dios sin hacernos trampas a nosotros mismos.

    Por ejemplo, la idea de un Dios en tanto que Creador del Universo es incongruente. Podemos pensar en Dios de dos maneras: como siendo idéntico y de la misma substancia que el Universo, o bien pensar en el Universo como una emanación de Dios.

    El primer caso es el panteismo. Dios y el Universo son la misma cosa, la misma substancia inmanente: concretamente (podemos decir hoy) materia/energía en un espacio/tiempo. Ondas o formas de energia que se manifiestan a veces como materia, y viceversa. Si pensamos en Dios y el Universo como la misma cosa, tanto da decir Dios como decir Universo, o sea, la palabra Dios seria un sinónimo PERFECTO de la palabra Universo. Nada nuevo se añade a nuestro conocimiento del Universo; únicamente, quizá, la ESPECULACIÓN de que el Universo mismo pudiera ser un ser vivo con una mente poderosa, del cual ser vivo nosotros formamos parte. Naturalmente, esta es una especulación posible, pero, en el estado actual de nuestros conocimientos, no hay ningún hecho, prueba o indicio de que suceda tal cosa. Y si esto no se ha demostrado, nadie está moralmente obligado a creerlo.

    Cuetu

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  8. Siguiendo con los puntos 1, 2 y 3 del Sr. Nesalem:

    Pero las religiones no suelen mantener un punto de vista panteista, sino creacionista. El Universo como emanación de Dios.

    Tanto si concebimos el tiempo como un flujo o, siguiendo la Teoría de la Relatividad, como una dimensión más de un Universo esencialmente estático, donde todo está ya comprendido, tanto lo ya sucedido como lo que está por suceder, hemos de aceptar que ese Dios no es un Ser autosuficiente. Es un ser que NECESITA la existencia de otra cosa fuera de Él, en este caso en Universo.

    ¿Cómo puede el creyente argumentar que el Universo exista sin que haya un DESEO de Dios? En eso consiste la idea de Creación. Pues bien, si concebimos a Dios como teniendo un deseo, aunque sólo sea el de entretenerse un poco con el Universo, es porque lo concebimos como no autosuficiente, con una esencia imperfecta hasta el punto de necesitar de otra cosa diferente a Él, por ejemplo la raza humana, para realizarse. Es decir, el creyente no puede dejar de concebir un ser DEPENDIENTE de otras cosas diferentes a Él. Por lo tanto, un Ser que no sería omnipotente, puesto que NO PUEDE satisfacer su existencia consigo mismo.

    Si creó, tiene que ser porque porque quiso, y si quiso, es porque necesitó, y si necesitó, es porque es dependiente, y si es dependiente, no es omnipotente.

    Si es Creador, no puede ser Omnipotente. Si es Omnipotente, no puede ser Creador. Omnipotente y Creador a la vez: tal es la incongruencia que los creyentes mantienen; naturalmente, haciéndose trampa a sí mismos.

    Cuetu

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    1. ¿Entonces afirma Cuetu que el universo se produjo mediante procesos no mentales, no conscientes e impersonales? ¿Que los seres humanos somos resultado de procesos amorales y exentos de valores?
      Miqueas

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  9. Bajo un punto de vista racional argumentaríamos de la misma forma que usted argumenta. Nada que decirle al respecto. Tiene usted toda la razón. El calvinismo radical no tiene ningún problema con los razonamientos lógicos que muestran las contradicciones y los desvaríos de las religiones. Nuestro iconoclastismo nos lleva también, llegado el caso, a reflexionar como usted. La mente humana debería de ser absolutamente lógica y racional con estas cosas y con todas.

    Pero bajo un punto de vista radicalmente individualista y existencial hemos de recurrir a otro lenguaje y otro modo de especular.

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  10. Sr. Miqueas, no puedo afirmar taxativamente la primera cuestión que me plantea. Nadie sabe si el Universo mismo es una cosa viva, consciente y personal de la cual formamos parte (panteismo) o no. La ciencia no lo sabe, y nadie lo sabe. Yo me inclino a pensar que no, que todo procede de fuerzas ciegas e impersonales, puesto que si hubiera un Ser, con los conocimientos actuales ya habríamos detectado algún indicio fiable de su existencia.

    Por lo que hace a los seres humanos, la ciencia no tiene ninguna duda al respecto: nuestra existencia puede explicarse perfectamente por la teoría de la evolución, sin la intervención de mente alguna. Un proceso tan ciego e eimpersonal como el que produjo las montañas. Eso es lo que yo creo.

    Cuetu

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  11. Sr. Cuetu. Muy amable al responder a las cuestiones planteadas. Permítame seguir dialogando.
    Agradezco su sinceridad en la primera respuesta declarando su agnosticismo. (Aunque como planteamiento de toma de decisiones no sea nunca referente. Me explico. Nadie toma decisiones vitales sobre la incertidumbre de saber o no saber, sino sobre lo sabido o lo no sabido sea o no cierto).

    Pero volviendo al tema que nos ocupa. Aunque lo plantee como pensamiento en realidad es creencia y por supuesto se la respeto.
    Respecto a la segunda, ahí si lo plantea como creencia cuando en realidad parte de un hecho científico indudable.

    Pero la cuestión principal de este resumen y con el que quiero seguir el dialogo es:
    ¿Cómo explica la existencia de valores desde un proceso amoral y exento de valores?

    Miqueas

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  12. Sr. Miqueas, le aclaro que mi posición es atea y no agnóstica, puesto que creo que no hay Dios. Mientras que el agnóstico suele declarar que NO SABE si hay Dios o no lo hay. No se pronuncia en su creencia. Como dije arriba, "Yo me inclino a pensar [...] que todo procede de fuerzas ciegas e impersonales, puesto que si hubiera un Ser, con los conocimientos actuales ya habríamos detectado algún indicio fiable de su existencia." No solo creo que no hay Dios, sinó que ni la idea misma de Dios como Creador puede existir de manera congruente, como explico en una serie de comentarios anteriores.

    Es posible pensar congruentemente en una idea panteista, pero, además de no haber nada demostrado, es una idea que también me parece falsa: un Ser tan enorme, con tan enormes distancias internas implicadas, no podría funcionar como una unidad, como persona única. Las partes de ese Ser, a partir de una cierta distancia, carecerían de toda información de las otras partes. No sería posible la unidad mental y material que caracteriza a un organismo.

    Sencillamente, NO SE SABE por qué existe el Universo.

    Algunos científicos conjeturan la idea de que el Universo, incluídos nosotros, claro, es una REALIDAD VIRTUAL, desarrollada por un superprograma informático. Incluso dan algún indicio de ello. Pero no dejan de parecerme también conjeturas demasiado aventuradas.

    Cuetu

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  13. En cuanto a la teoría de la evolución, Sr. Miqueas, considero que es la explicación correcta del surgimiento de las especies vivas sobre la Tierra. Tiene una coherencia interna incuestionable, y un grado total de coincidencia con los cientos de miles de hechos observados. ¿Creencia? Claro, creo que la teoría de la evolución es acertada, igual que creo que el Sol es el centro del Sistema Solar. Creo que las cosas ampliamente demostradas por la Ciencia son ciertas.

    Cuetu

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  14. Respecto a los valores morales, Sr. Miqueas, en mi opinión, surgieron de las necesidades de la vida social, dentro de sociedades humanas concretas, en el transcurso de la evolución. Algunos de esos valores (por ejemplo, el de la familia) puede que sean anteriores, incluso, a la existencia del hombre o de los primates.

    Ciertos valores pueden tener como base sentimientos instintivos comunes a todos los humanos NORMALES; por ejemplo, el sentimiento de compasión puede servir de base a determinados valores morales.

    De hecho, los valores morales varían de una sociedad a otra, y a menudo bastante. Son valores que contribuyen, o contribuyeron en cierto momento, al mejor funcionamiento o a la supervivencia de los grupos humanos; no es extraño, pues, que se conserven y se hayan transmitido.

    Ya sabemos con qué facilidad los grupos sociales pueden imprimir creencias y valores en sus miembros a partir de la más tierna infancia, cuando esos valores se consideran importantes para el grupo.

    Lo que acabo de decir es sólo una aproximación muy superficial al tema, y quizá con algun que otro error de concepto. Estoy seguro que Ud., Sr. Miqueas, podría aportar otros puntos de vista diferentes y pertinentes al debate.

    Cuetu

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    1. Aquí hay un algo que me inquieta. Lo plantearé así. Si una ética y una moral es solo de conveniencia o en función de un contexto, esa ética y moral jamás puede reclamar universalidad o ser referente de nada más que aquello que me conviene o conviene a mi grupo, secta, partido, etc . Abrimos la puerta a un todo vale. A fin de cuentas nadie ni nada me condena salvo si me pillan. Si la poli me coge o me denuncian los vecinos, la sociedad, mi grupo étnico, etc..

      Una razón guiada por esta moralidad de conveniencia puede resultar una razón perversa. Nadie mejor que los políticos cínicos y demagogos entienden de esta razón perversa. Pero ¿nadie más que ellos?

      Y sin embargo sí hay una ética universal autoevidente: no matarás en el contexto de asesinar, de matar premeditadamente, es universalmente válido. Y así con otros mandamientos: no engañarás, no robarás, etc..

      Y si hay una moral autoevidente y universal entonces la razón ha de someterse a ella. De no ser así todo vale, todo me es permitido para disfrute propio, para sacar ventaja, para destruir y oprimir y explotar a los demás llegado el caso.

      La razón no se sustenta a sí misma. Razón sin una ética y moral universal es razón perversa, razón instrumental por necesidad.

      Es solo una reflexión.

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  15. No pretendo hacer este debate interminable. Pero tengo la necesidad de dar respuesta para que no se entienda el silencio como aquisciencia. Por lo que dicho esto y dejando que sea el Sr. Cuetu quien tenga la última palabra, si lo desea, y a la cual yo ya no responderé, termino:
    1.- Insisto. Sus procesos racionales le llegan a la conclusión de no saber, y todos los indicios racionales encontrados en ese proceso le inclinan a no CREER en Dios. Yo reconozco que no puedo demostrar científicamente que Dios existe, pero en ese proceso racional encuentro indicios racionales que me llevan a CREER en Dios. Mi creencia en Dios es tan racional como su ateismo. O dicho de otro modo, su afirmación Dios NO EXISTE, es tan científica como la mía, Dios EXISTE.
    2.- Uno de esos indicios racionales tiene que ver con la existencia de los valores. Valores universales y absolutos que en su planteamiento niega. Solo existen valores relativos. Válidos para una determinada cultura, sociedad o tiempo. Y aquí es donde el planteamiento de Nesalem sobre los valores tiene importancia capital.
    Encantado de intercambiar este breve dialogo con el Sr. Cuetu y demas lectores. Y agradezco al Sr. Nesalem estas oportunidades de reflexión a través de su blog.

    Miqueas

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  16. Srs. Nesalem y Miqueas: Puede ser que haya un conjunto de principios mínimos morales naturales que sean universales. Al fin y al cabo, la especie humana es biológicamente única. Pero me parece también que luego, cada sociedad da más o menos énfasis a determinados principios, o establece otros nuevos.

    Al Sr. Miqueas le preguntaría: entonces, si los valores y moral humana no son producto de la evolución, ¿de qué pueden ser producto? La respuesta tradicional cristiana es que esos principios vienen de Dios, y que están contenidos en la Biblia. Y aquí viene la crítica al punto 4 del Sr. Nesalem: ¿quién dice que la Biblia exprese a voluntad de Dios o esté inspirada por Él? Es un libro complejo y multiforme, de autoría más que dudosa en casi todos sus textos. Pero una cosa resulta clarísima: no hay en ella nada que se oponga a que esté redactada por autores humanos. Y si no hay nada que se oponga a una autoría humana, ¿qué necesidad hay de buscar autorías o inspiraciones sobrenaturales? Si la existencia de la catedral podemos explicarla como producto humano, no hacen falta ya más "explicaciones" sobrenaturales añadidas.

    Por otro lado, la Bíblia nos presenta diferentes morales. Por ejemplo, la moral que, en el Deuteronomio, manda que todo hijo que conteste de manera insolente a su padre sea llevado a las puertas de la ciudad y lapidado. O la moral recogida en los Diez Mandamientos. Ahora bien, ¿hay en la Bíblia alguna señal, o un color diferente, o un comentario aparte, que nos diga que la moral del Deuteronomio NO y la de los Mandamientos SÍ? ¿Cual es la moral auténtica? Todo aparece como válido, mandado por Dios y digno del mismo crédito. Sólo los intérpretes de la Bíblia establecen escalas de valor.

    De hecho, la Biblia reconoce que Dios se equivocó; primero elabora toda una moral detallista hasta el aburrimiento en el Antiguo Testamento y luego parece que reconoce que se equivocó: "Bah! No hagais caso. Todo fue un error; olvidaros de lo anterior; la moral que vale ahora es otra, que os presento en estos nuevos libros". Hay una impresión de poca seriedad por parte de Dios bastante acusada. Entonces la pregunta es inevitable: ¿Cuál es la moral auténtica de la Biblia? Entre los múltiples preceptos morales, ¿cuáles son los que seerían aplicables al mundo de hoy?

    Cuetu

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  17. Aceptando la invitación del Sr. Cuetu, vuelvo a intervenir. Sobre todo porque introduce en el debate una cuestión importante.

    Lo primero, me reafirmo en anteriores observaciones. Sr. Cuetu, renuncia a argumentar su posición limitándose a cuestionar la alternativa.

    Respecto al dilema que plantea, mucho tiene que ver con el concepto de inpiración que se tenga. Si se trata de la idea de la formación del Libro del Mormón o el Corán que creo entrever entonces le afirmo que yo no la comparto.

    El factor humano está tan presente en la "los libros" y sus géneros literarios que el examen de la crítica literaria me reafirma en la FE de que en ella también está presente la acción de Dios. Digo FE porque no exite prueba científica que lo demuestre, pero si existen argumentos racionales para asentir positivamente a la pretensión de la propia Escritura que defiende ser eso, Palabra de Dios. (Por cierto, la Catedral no afirma ella misma que un Arquitecto divino haya intervenido en su construcción).

    No creo que el Sr. Cuetu pretenda que yo, un insignificante lector de tal libro, resuelva lo que tanto ha ocupado a tan expertos y sesudos teologos, esto es, los factores que rodean al texto al que alude.

    De todos modos, el principio moral que subyace en la condenación del acto amoral de un hijo rebelde, es el mismo que subyace en el positivo "Honrar a tu padre y tu madre...", y de hecho Jesús, "el buen y gran maestro de moral" afirma que quien diga "fatuo" a su hermano es digno del infierno. Una interpretación que huya del literalismo (quiero creer que el Sr. Cuetu no es un fundamentalista, aunque su lectura si parece literalista) tendrá en cuenta el contexto donde se incluye esa frase: el Sermón del Monte o Bienaventuranzas y lo que con él se quiere transmitir: que el ser humano es un ser totalmente caído que no puede vivenciar esos valores sino es en relación con Dios.
    Termino. De su posicionamiento, Sr. Cuetu, deduzco que la validez de unos valores dependen de su contexto histórico, pero aún así nadie estaría "obligado" por ellos pues ¿quién puede negar que puedan estar evolucionando? ¿Y quien puede juzgar como erroneos los que han estado en vigencia en un momento histórico en una determinada sociedad, tal vez para lograr su propia supervivencia? Esto es, los derechos humanos no son universales ni válidos en cualquier tiempo y espacio.

    Miqueas

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