Vivimos en la época del post- cristianismo. Es imposible
vivir el cristianismo de una manera absolutamente inmanente como era posible en
otras épocas. Cuando un niño nos dice que él todavía cree en los Reyes Magos ya
sabemos positivamente que esa creencia, que en su momento fue absolutamente
inmanente, ha sido ya cuestionada y superada. El niño cuando comprende que los
Reyes Magos no son más que un cuento para hacerle feliz, es el momento en que
puede hablar de “creer”. Ese “creer” implica que ya es consciente de su
opuesto; “no creer”. Es decir: ha perdido su inocencia en relación con los
Reyes Magos. Ahora es cuestión de pretender creer. Ha roto el tejido de la
inmanencia de inocencia para pasar a otro nivel de pensamiento más racional, más
maduro. Los Reyes Magos pasan a ser un mito, una bella historia para niños
inocentes.
Así mismo, cuando muchos cristianos dicen creer en Dios y en
Cristo y en la Biblia o en la Iglesia, lo que están diciendo al mismo tiempo es
que esa creencia ya ha sido cuestionada y superada por otros discursos. En
nuestra época no hay posibilidad de vivir la creencia cristiana desde una absoluta
inmanencia. Quizás de muy niño, si nos habían educado en ello, pudo haber sido algo
parecido a los Reyes Magos, pero de adulto es imposible vivir en esa inmanente ingenuidad:
se pretende creer, se intenta creer. Y, eso es todo lo que se puede hacer
respecto a la creencia. En épocas medievales quizás la gente vivía en esa absoluta
inmanencia de la creencia, pero a partir del Renacimiento para acá, eso ya fue mucho más
problemático para las mentes más educadas, incluidas las de la Iglesia o
iglesias.
Lo que se observa en el cristianismo actual es que ya se ha
pasado al post-cristianismo. Eso quiere decir que cuando se habla de fe y de
creencia cristiana ya se está haciendo desde diferentes metalenguajes que nos
ayudan a pretender creer. Hay metalenguajes fundamentalistas, liberales,
conservadores, desmitificadores, neomarxistas, etc. El post-cristianismo se nutre de todos
ellos, pretende seguir creyendo con todos ellos. Pero la era de la inocencia ya
no vuelve, nos traiciona continuamente. Muchos teólogos o pastores son sinceramente ateos. Está feo decirlo abiertamente, pero ellos son conscientes de su perfecto ateismo o agnosticismo. Me temo que está pasando con todas las religiones e ideologías.
Pero hay una inmanencia de la que no podemos escapar. Una
inmanencia que no nos permite salir “afuera” para ver las cosas desde otra
perspectiva más realista o superior. El calvinismo radical podría hablar de esa
absoluta inmanencia; de esa FE que no es capaz de salir de sí misma, ni verse en perspectiva..
Bastante de acuerdo con lo que se dice aquí, Sr. Nesalem. Excepto el último párrafo. No acabo de entender en qué consiste esa inmanencia absoluta del Calvinismo Radical.
ResponderEliminarCuetu
Pues es fácil: la única fe posible es aquella que es absolutamente inmanente a uno. Qué no puede trascenderla y "superarla" bajo ningún concepto. Se vive en ella como uno vive con cabeza o respira el aire, etc..
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