El rabino se acercó a mí y me dijo que sí existían unas escrituras perfectas donde estaban escritas las claves matemáticas del universo.
Pero el hombre es un ser caído que ha perdido la capacidad de leer las perfectas escrituras de D-ós. No goza de esa transparencia.
Y entonces estamos condenados a leerlas con alfabetos rudimentarios, con palabras y oraciones que siempre nos resbalan. Con versiones y traducciones que siempre tratan de llegar al original siempre perdido. Estamos condenados a los ejercicios de interpretación.
Solo los mandamientos básicos de la Torá quedan grabados de forma absoluta en el corazón de cada persona. Otra cosa es que el corazón se aleje o se acerque a la transparencia de la Ley. Procura siempre acercarte y que su Luz brille cada vez más cerca.
Y luego estudia matemáticas.
El rabino me dijo adiós y yo me fui algo triste hacia el Muro de las Lamentaciones.
La iglesia Católica no tiene este problema. El magisterio de la Iglesia interpreta por todos. Je, je!!
ResponderEliminarMila