Caminaba por las calles de la antigua Senakerib en un día caluroso y bajo los efectos de una bebida que me había preparado el sacerdote Btusrtur, cuando de repente descubrí aquel pergamino que habría de sacar de quicio a todo el consejo sacerdotal del dios Marduk. ¿A qué se refería dicho manuscrito? Se leyó muchas veces y nadie sabía a qué imperio, nación o tribu se refería dicho manuscrito. Entonces, el Sumo Sacerdote al ver el miedo que provocaba lo guardó en el cofre de oro y lo enterró bajo el altar. El pergamino decía así:
No caben lamentaciones. En X se han hecho las cosas muy mal. Todos hemos hecho las cosas muy mal. Todos somos partícipes de votar a politicastros mediocres y demagogos. A todos nos ha interesado creer que los duros valían a dos pesetas. A todos nos gusta un estado de bienestar sin preguntarnos de dónde ha de salir la riqueza para mantenerlo. A todos nos gusta echar la culpa al otro de nuestras propias miserias y errores. A muchos nos gusta culpar sistemas, globalizaciones, fantasmagóricos ultraliberalismos, insidiosas conspiraciones; pero la verdad es que hemos fallado todos: unos por ser los políticos ineptos y mediocres que nos gobiernan; y, otros por votarles para sacar tajada del momento. Sabemos que los políticos de turno nos roban y ningunean, pero seguimos votándoles con amor y desidia. Seguimos creyendo en la inteligencia picaresca, en la moral ambigua; en la irresponsabilidad de delegar todo o casi todo al Estado.
No caben lamentaciones. En X se han hecho las cosas muy mal. Todos hemos hecho las cosas muy mal. Todos somos partícipes de votar a politicastros mediocres y demagogos. A todos nos ha interesado creer que los duros valían a dos pesetas. A todos nos gusta un estado de bienestar sin preguntarnos de dónde ha de salir la riqueza para mantenerlo. A todos nos gusta echar la culpa al otro de nuestras propias miserias y errores. A muchos nos gusta culpar sistemas, globalizaciones, fantasmagóricos ultraliberalismos, insidiosas conspiraciones; pero la verdad es que hemos fallado todos: unos por ser los políticos ineptos y mediocres que nos gobiernan; y, otros por votarles para sacar tajada del momento. Sabemos que los políticos de turno nos roban y ningunean, pero seguimos votándoles con amor y desidia. Seguimos creyendo en la inteligencia picaresca, en la moral ambigua; en la irresponsabilidad de delegar todo o casi todo al Estado.
No caben lamentaciones. Todos hemos hecho las cosas mal:
izquierdas, derechas, centro, descentro, etc… Todos: empresarios oportunistas cazamercados blindados, sindicalismo burocratizado y financiado por el Estado y atado a intereses partidistas; banqueros sin escrúpulos arropados por Banco Central y políticos, autonomías despilfarradoras con dinero fácil compra-votos, etc.etc.
Nos rescatan, porque solos no
podemos rescatarnos.
Esto es muy serio: o cambiamos el chip, o nos gobernarán
desde Europa para evitar que caigamos en las trampas e irresponsabilidades de
siempre. Lo sentimos por la gente buena, noble y trabajadora que también abunda en este país, pero X necesita un revolcón serio que erradique estas lacras corrupto-democráticas. La democracia para muchos es nada más que la libertad de robar mejor, de sacar mayor y mejor provecho personal; de usar, interpretar o abrumar con leyes o normativas que actuan más como impedimentos, obstáculos, diques contra el riesgo, la inventiva, la estimulante competitividad.
De no cambiar seguiremos repitiendo el infame dicho popular de X: el que venga detrás, que arree.
Nadie sabe por cuanto tiempo ha de estar dicho manuscrito bajo el altar, pero en Senakerib se espera por un profeta que resuelva el enigma cuanto antes. De no ser así, corremos el peligro de que los ríos no vuelvan a crecer y las plagas de Marduk nos hieran de muerte con fiebres inimaginables.
De no cambiar seguiremos repitiendo el infame dicho popular de X: el que venga detrás, que arree.
Nadie sabe por cuanto tiempo ha de estar dicho manuscrito bajo el altar, pero en Senakerib se espera por un profeta que resuelva el enigma cuanto antes. De no ser así, corremos el peligro de que los ríos no vuelvan a crecer y las plagas de Marduk nos hieran de muerte con fiebres inimaginables.
Todo lo que dice es cierto y visible ahora, Sr. nesalem, pero hace 6 años hubo un profeta solitario predicando en el desierto, poniendo el grito en el cielo sobre lo que estaba pasando y faltó muy poco para que lo LINCHARAN las masas...
ResponderEliminarKousinsky
profetas hubo, pero eran las vacas gordas.
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