14 junio, 2012

¿POR QUÉ LOS NIÑOS ESPAÑOLES NO PUEDEN VENDER SUS JUGUETES?

Curiosamente quienes más nos quieren proteger de los abusos del mercado, son quienes más obstáculos ponen a la iniciativa particular, personal, civil. En España se habla mucho del neoliberalismo que nos abrasa, pero esas voces no dicen lo mucho que nos abrasan las excesivas regulaciones en un país donde nunca hubo nada que se pueda llamar liberalismo en serio. Aquí siempre hubo restricciones para todo menos para la picaresca y el amiguismo, dos factores que siempre han incidido en lo de siempre: en perpetuar a los mediocres y a los bribones en puestos de poder, sin importar ideología. Montar empresas en España sigue siendo muy difícil, y ahora más que no hay crédito. Y, siempre hubo una izquierda poderosa o una derecha de Estado fuerte, que siempre asoció el concepto “empresa” o "liberalismo" a latrocinio. Ser empresario es igual a ser ladrón y explotador, dicen estos magos de la solidaridad y la bondad social. Ser liberal es ser un capitalista salvaje que goza con exprimir al pobre hasta su última gota de sudor y sangre.

Y sin embargo es ahora cuando más se necesita la iniciativa particular, la iniciativa civil en forma de cooperativas, empresas formadas por esos amigos que no quieren ser sindicalistas, ni trabajar como funcionarios, ni vivir del cuento de la cultura subvencionada hasta las cejas; ni tampoco irse a África a lavar su conciencia europea "imperialista". Gente joven que quieren hacer cosas nuevas con ideas nuevas, con ambición de vender esas ideas a todo el mundo en un mercado mucho más libre y menos restrictivo que el actual. Precisamente cuando estoy escribiendo esto siento un silbido electrónico de afilador callejero que se anuncia como tal y una pareja joven con una furgoneta ofrece su mercancía y trabajo al barrio. Enseguida les voy a llevar mis cuchillos embotados, pero no dejen de leer este artículo de Javier Inaraja sacado de su interesante blog "Emprendebloggers":


3 comentarios:

  1. Buen tema para la reflexión cívica sobre lo que somos y cómo somos. Llevo muchos en Estados Unidos y he tenido ocasión de ver cómo actúan los niños/adolescentes/jóvenes. Es algo que va en la cultura, en sus genes.
    Sí, he visto a muchos niños vender limonada, galletas, palomitas, en un puesto ambulante que establecen frente a su casa, en su jardín. Adolescentes de ambos sexos se me han ofrecido para cortarme la hierba del jardín o para hacer otras tareas.
    Mi hijas, como los demás jóvenes de su edad, trabajaron desde muy jóvenes para pagarse sus gastos, y una vez en la universidad, trabajaban a tiempo parcial para pagarse sus gastos. Como la mayoría de los jóvenes de su edad, a los 22 años consiguieron un trabajo y se independizaron económicamente.
    Hace unos días, la menor de ellas me sorprendió porque está haciendo un cursillo de liderazgo para poder llegar ser jefe de sección en la empresa en que trabaja.
    Quizás alguno se pregunte por qué cuento estos detalles familiares, y tal vez eso mismo ocurra en España, pero adonde voy con ello es que ese espíritu emprendedor, de liderazgo en la empresa está en el ambiente, en la cultura americana. Y lo interesante es que las propias empresas, las universidades y las instituciones lo fomentan.
    He escrito muchas cartas de recomendación para alumnos míos y también he leído otras muchas cartas para alumnos que solicitaban en la universidades en que enseñado. Curiosamente, una de las características que determinan la admisión en la universidad o en el trabajo es el carácter emprendedor, el liderazgo, la creatividad. En una universidad muy prestigiosa se nos decía a los que colaborábamos en "Admisiones" que no había que prestar atención exclusivamente a las notas, sino también al carácter emprendedor. Sin esto, las notas sobresalientes no eran suficientes.
    Todo lo cual me lleva a una última reflexión: ¿Insistimos suficientemente en España, en Asturias, Extremadura, Galicia o Andalucía en que los niños sean emprendedores, innovadores? O, por el contrario, ¿hasta que punto nuestros jóvenes y adolescentes dependen del grupo, de la pandilla? ¿Hasta qué punto han aprendido que la familia y el Estado están para satisfacer sus gastos y necesidades sin que tengan que hacer mucho esfuerzo de su
    parte? Son cuestiones muy complejas, sin respuesta única, pero que deberíamos plantearnos al mismo tiempo que pedimos el rescate de los bancos. El rescate de nuestros niños y jóvenes necesita también atención urgente.

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  2. Tal vez la culpa sea de esa tradición tan española de la paga semanal que se da a los jóvenes sólo por estar ahí y sin hacer nada a cambio.

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  3. Muy buen comentario el primero. Muy buena observación El Último de Filipinas. Yo añadir que es muy común en EEUU (donde también he vivido por varios años) el condicionar la paga (allowance)del hijo/a al trabajo o deberes en casa que se hagan. Comentando esto con algún español me decía que era inmoral hacer eso, ya que los chavales tenían que hacer tales tareas sin condicionarlo a dinero alguno; simplemente porque era su deber y punto. Que eso, añadía, era cultura capitalista, etc. A mi hija le aplicamos el alowance en función de trabajo y funcinó bastante bien. Hoy día es muy responsable en lo que hace.

    Quizás en otros casos no funciona. En España se protege excesivamente a los niños y a los jóvenes.

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