http://nesalem-wwwrelatos.blogspot.com/
Atención: en este nuevo blog publico una serie de relatos del viaje a Marruecos y la Colonia Saconia de Madrid donde pasé mi infancia. Copiar el link con el ratón y pegarlo al http:// de Google ya que este blog no me permite "linquear" o yo no sé hacerlo.
Espero que os guste.
30 junio, 2010
29 junio, 2010
VIAJE A ISRAEL
A partir del lunes 5 de julio Nesalem empieza su viaje por Israel. Llevará su portátil y enviará crónicas al blog.
28 junio, 2010
PUBLICADO ARTÍCULO/ENSAYO
Caramba! Nos han publicado este artículo del blog en la prensa.
http://www.lne.es/opinion/2010/06/28/razon-imaginacion-sentido-comun/935481.html
Nesalem
http://www.lne.es/opinion/2010/06/28/razon-imaginacion-sentido-comun/935481.html
Nesalem
26 junio, 2010
CASTELLDEFELS
Nadie de los que formaban la panda que cruzó las vías de Castelldefels, se ha reconocido culpable de su acción. Todos los que han sido entrevistados han dado todo tipo de excusas con el objeto de justificar contra toda razón y sentido común, asegurando que el accidente tuvo lugar porque “El tren no llevaba luz y yo no habría cruzado las vías si hubiese visto las luces del tren venir”. Otro dice que “el túnel estaba colapsado y que no era visible y que se vieron obligados a cruzar las vías”. Otro que no había guardias que avisaran o dirigieran a la gente hacia el túnel”, etc.
En una palabra: los muchachos no tienen culpa de nada y no se les puede culpar de nada. Ellos hacen siempre el bien, son pura alegría joven; y, si algo pasa la culpa y responsabilidad es del Niñera-Estado que no les protegió lo suficiente cuando se dirigían a la plena diversión.
Nadie dijo: “La culpa fue nuestra por atravesar las vías sabiendo que está prohibido y que no se debe hacer. Los únicos culpables somos nosotros que hemos desafiado el peligro y las normas”.
Nadie respondió así y lo peor de todo es que NADIE ESPERA QUE RESPONDAN ASÍ DE CLARO Y SINCERO. Se les consideraría tontos de la uva.
Pero el caso es que quien así respondiera merecería mi más sincero respeto y valoración como persona. Yo puedo ser una persona que rompe las normas alguna vez, pero si caigo HE DE TENER EL SUFICIENTE VALOR PARA RECONOCER MI RESPONSABILIDAD. No se trata de puritanismo, se trata de honor, de respetabilidad, de sinceridad de buena persona aunque seas una cabeza loca en tu conducta.
No es así cómo la gente vive la vida en nuestro país ahora: TODOS SOMOS INOCENTES, VÍCTIMAS DE FUERZAS EXTERNAS, O, ABANDONADOS POR NUESTROS GUARDIANES QUE NO SON RESPONSABLES CON NOSOTROS.
De puta pena. Total carencia de dignidad. Vale todo con tal de sacar tajada.
En una palabra: los muchachos no tienen culpa de nada y no se les puede culpar de nada. Ellos hacen siempre el bien, son pura alegría joven; y, si algo pasa la culpa y responsabilidad es del Niñera-Estado que no les protegió lo suficiente cuando se dirigían a la plena diversión.
Nadie dijo: “La culpa fue nuestra por atravesar las vías sabiendo que está prohibido y que no se debe hacer. Los únicos culpables somos nosotros que hemos desafiado el peligro y las normas”.
Nadie respondió así y lo peor de todo es que NADIE ESPERA QUE RESPONDAN ASÍ DE CLARO Y SINCERO. Se les consideraría tontos de la uva.
Pero el caso es que quien así respondiera merecería mi más sincero respeto y valoración como persona. Yo puedo ser una persona que rompe las normas alguna vez, pero si caigo HE DE TENER EL SUFICIENTE VALOR PARA RECONOCER MI RESPONSABILIDAD. No se trata de puritanismo, se trata de honor, de respetabilidad, de sinceridad de buena persona aunque seas una cabeza loca en tu conducta.
No es así cómo la gente vive la vida en nuestro país ahora: TODOS SOMOS INOCENTES, VÍCTIMAS DE FUERZAS EXTERNAS, O, ABANDONADOS POR NUESTROS GUARDIANES QUE NO SON RESPONSABLES CON NOSOTROS.
De puta pena. Total carencia de dignidad. Vale todo con tal de sacar tajada.
LA GRAN HOSTIA
Aquel profesor era diferente. Hablaba poco y era un hombre trabajador. Buen maestro, decían algunos. Muy exigente, decían otros.
Duró poco aquel profesor.
El alumno mocoso Hunstret Musartfsr llevaba tiempo provocando al profesor. El profesor callaba ante las burlas del mequetrefe que lograba contagiar a los otros alumnos, mequetrefes o no mequetrefes, pero que todos acaban fácilmente siendo mequetrefes. El mal es siempre más fácil y nos evita el enfrentamiento y la valentía. El mal y el cobarde siempre suelen darse de la mano. Al alumno mocoso y consentido Hunstret Musartfsr lo llevaban atendiendo 3 psicologos/as, cuando había reuniones de evaluación el monstruito recibía más tiempo que nadie para estudiar su “problemática” y darlde una “solución creativa” y dialogante. Diálogo, mucho diálogo; decían los pedagogos con rabia puritana y fascista.
Nadie se acordaba en estas evaluaciones de nuestro profesor.
Todo hasta que un día Hunstret Musartfsr, conocedor de su fuerza, de su poder, de su ventaja abismal sobre el profesor; sabiendo que sus derechos de menor eran infinitos y que a la mínima cualquier juez o político justificaría cualquier capricho insolente de niño mequetrefe; puso a prueba a nuestro profesor, en su clase, tirando un solemne pedo seguido de un apabullante eructo al cual siguió la risa colectiva de la "inocente" alegría de los muchacho/as.
El profesor despacio, sin decir nada; todo bajo control, se arrimó a Hunstret Musartfsr. Este se quedó mirándole como diciendo ¿qué?, ¿qué me vas a hacer? Aquí el gallo soy yo. De repente el brazo del profesor subió hasta cotas pendulares que auguraban una descarga terrible.
La hostia fue descomunal pero certera, sin peligro alguno: sólo el impacto edificante y saludable de una buena hostia purificadora del mal. El monstruito Hunstret Musartfsr, cuyos padres justificaban de todo capricho y rabieta; se vio de repente substraído de todo poder, de toda arrogancia, de todo perverso liderazgo ante sus compañeros. La hostia, la gran hostia, lo tiró para atrás y le dejó la cara roja como un tomate.
“Lo estabas pidiendo con urgencia niñito de mierda: ¿te das cuenta que no eres más que una niñata cobarde?
Hunstret Musartfsr se pusó a llorar y a patalear, mientras, el profesor, fue saliendo del aula poco a poco con sus cosas y ya nunca jamás lo pudimos ver.
La ley fue a por él sin compasión, la Inspección se tiró rápidamente a su yugular con un ejemplar expediente contra el profesor fascista y violento. Sus compañeros lo criticaban sin piedad pues había puesto en evidencia su cobardía congénita y su pusilanimidad. Las asociaciones de padres y madres y compañeros sentimentales, lanzaron el grito al cielo por no haberse identificado a tiempo la personalidad tan violenta y peligrosa de tal profesor. Suerte, que nuestro profesor, sabiendo cuál sería el juicio social, había ya desaparecido para siempre de nuestra vista.
El niño Hunstret Musartfsr fue mimado hasta lo inconcebible por decenas de psicólogos/as; fue puesto como ejemplo de víctima de la violencia machista por los políticos/as. Al final nuestro niño mequetrefe acabó siendo un héroe de nuestra sociedad democrática del país Klotsrewq.
Duró poco aquel profesor.
El alumno mocoso Hunstret Musartfsr llevaba tiempo provocando al profesor. El profesor callaba ante las burlas del mequetrefe que lograba contagiar a los otros alumnos, mequetrefes o no mequetrefes, pero que todos acaban fácilmente siendo mequetrefes. El mal es siempre más fácil y nos evita el enfrentamiento y la valentía. El mal y el cobarde siempre suelen darse de la mano. Al alumno mocoso y consentido Hunstret Musartfsr lo llevaban atendiendo 3 psicologos/as, cuando había reuniones de evaluación el monstruito recibía más tiempo que nadie para estudiar su “problemática” y darlde una “solución creativa” y dialogante. Diálogo, mucho diálogo; decían los pedagogos con rabia puritana y fascista.
Nadie se acordaba en estas evaluaciones de nuestro profesor.
Todo hasta que un día Hunstret Musartfsr, conocedor de su fuerza, de su poder, de su ventaja abismal sobre el profesor; sabiendo que sus derechos de menor eran infinitos y que a la mínima cualquier juez o político justificaría cualquier capricho insolente de niño mequetrefe; puso a prueba a nuestro profesor, en su clase, tirando un solemne pedo seguido de un apabullante eructo al cual siguió la risa colectiva de la "inocente" alegría de los muchacho/as.
El profesor despacio, sin decir nada; todo bajo control, se arrimó a Hunstret Musartfsr. Este se quedó mirándole como diciendo ¿qué?, ¿qué me vas a hacer? Aquí el gallo soy yo. De repente el brazo del profesor subió hasta cotas pendulares que auguraban una descarga terrible.
La hostia fue descomunal pero certera, sin peligro alguno: sólo el impacto edificante y saludable de una buena hostia purificadora del mal. El monstruito Hunstret Musartfsr, cuyos padres justificaban de todo capricho y rabieta; se vio de repente substraído de todo poder, de toda arrogancia, de todo perverso liderazgo ante sus compañeros. La hostia, la gran hostia, lo tiró para atrás y le dejó la cara roja como un tomate.
“Lo estabas pidiendo con urgencia niñito de mierda: ¿te das cuenta que no eres más que una niñata cobarde?
Hunstret Musartfsr se pusó a llorar y a patalear, mientras, el profesor, fue saliendo del aula poco a poco con sus cosas y ya nunca jamás lo pudimos ver.
La ley fue a por él sin compasión, la Inspección se tiró rápidamente a su yugular con un ejemplar expediente contra el profesor fascista y violento. Sus compañeros lo criticaban sin piedad pues había puesto en evidencia su cobardía congénita y su pusilanimidad. Las asociaciones de padres y madres y compañeros sentimentales, lanzaron el grito al cielo por no haberse identificado a tiempo la personalidad tan violenta y peligrosa de tal profesor. Suerte, que nuestro profesor, sabiendo cuál sería el juicio social, había ya desaparecido para siempre de nuestra vista.
El niño Hunstret Musartfsr fue mimado hasta lo inconcebible por decenas de psicólogos/as; fue puesto como ejemplo de víctima de la violencia machista por los políticos/as. Al final nuestro niño mequetrefe acabó siendo un héroe de nuestra sociedad democrática del país Klotsrewq.
23 junio, 2010
EXTRAVÍO Y PÉRDIDA
El poder del espíritu sin la guía de la ley se extravía y se pierde por paraísos e infiernos. El poder de la imaginación sin la ayuda y guía de la razón también se extravía y se pierde y es la fuente de infinidad de sufrimiento. Los hay que han optado al 100% por la imaginación y no saben lo perdidos que están y el mucho daño que hacen a sus hijos. Los hay que pretenden vivir la razón al 100% y no saben el mucho sufrimiento que generan a ellos y a sus hijos.
Dios nos dé suficiente espíritu y suficiente razón.
Dios nos dé suficiente espíritu y suficiente razón.
22 junio, 2010
CENTROS COMERCIALES
He descubierto que me gustan los centros comerciales gigantescos. Disfruto la estética y la libertad que me ofrecen estos gigantes centros comerciales. Me liberan de la estrechez provinciana de la tienda de barrio. De las largas colas de las tiendas con tenderos rancios. El centro comercial es un cosmos de libre circulación, de libre elección, de múltiples dimensiones. Siempre que quiero recobrar mi sentido de libertad visito con urgencia un centro comercial, el más grande de todos.
18 junio, 2010
EL FORASTERO
La silueta de un hombre a caballo se fue acercando. El aire llevaba el polvo que se iba levantando. Aquiles Klerton nos dijo que era el cabalgar de un hombre cansado. Quizás demasiado cansado. Cuando se adentró por la Calle Mayor miraba a uno y otro lado con recelo, con desconfianza. El caballo estaba cubierto de sudor. Al llegar al saloon se apeó y ató a su animal a la baranda. El sombrero estaba lleno de polvo.
Pidió una botella de güisqui y se quedó pensativo. Northrop Sender nos dijo que su rostro estaba muy arrugado quizás ajado por el sol y el viento. O quizás la vida le había dejado la señal amarga de quien ha vivido ya suficiente, pensó algo más tarde cuando el forastero llevaba bebida la mitad de la botella. Afuera soplaba el viento mientras el sol se retiraba y la oscuridad se iba imponiendo. Aquel era un pueblo demasiado solitario e inhóspito para dejarse caer de aquella manera, pensó Northrop. ¿Quién era aquel extraño?
Billy Murray, el hijo del Reverendo, se atrevió a dirigirse a él comido por la curiosidad.
— ¿Quién es, amigo? ¿De dónde viene?
El hombre no respondió. Los ojos se le cerraban de sueño. Volvió a echar otro trago.
Billy Murray era terco e insistió:
— Amigo. Este es un pueblo muy triste. Ya no queda nada de lo que fue. Es todo muy triste.
Entonces el hombre giró su rostro y espetó una seca mirada a Billy.
Este no supo que decir y retrocedió como un resorte.
El hombre entonces acabó la botella a grandes sorbos e intentó dar unos pasos. El golpe contra el suelo de madera retumbó en todo el pueblo. En ese momento la luna iluminaba también los ranchos secos y ásperos comidos poco a poco por el desierto.
Aquiles Klerton nos dijo que el forastero ensilló su caballo al amanecer y se perdíó entre su misma polvareda hasta que sus ojos no pudieron ya seguirle.
Pidió una botella de güisqui y se quedó pensativo. Northrop Sender nos dijo que su rostro estaba muy arrugado quizás ajado por el sol y el viento. O quizás la vida le había dejado la señal amarga de quien ha vivido ya suficiente, pensó algo más tarde cuando el forastero llevaba bebida la mitad de la botella. Afuera soplaba el viento mientras el sol se retiraba y la oscuridad se iba imponiendo. Aquel era un pueblo demasiado solitario e inhóspito para dejarse caer de aquella manera, pensó Northrop. ¿Quién era aquel extraño?
Billy Murray, el hijo del Reverendo, se atrevió a dirigirse a él comido por la curiosidad.
— ¿Quién es, amigo? ¿De dónde viene?
El hombre no respondió. Los ojos se le cerraban de sueño. Volvió a echar otro trago.
Billy Murray era terco e insistió:
— Amigo. Este es un pueblo muy triste. Ya no queda nada de lo que fue. Es todo muy triste.
Entonces el hombre giró su rostro y espetó una seca mirada a Billy.
Este no supo que decir y retrocedió como un resorte.
El hombre entonces acabó la botella a grandes sorbos e intentó dar unos pasos. El golpe contra el suelo de madera retumbó en todo el pueblo. En ese momento la luna iluminaba también los ranchos secos y ásperos comidos poco a poco por el desierto.
Aquiles Klerton nos dijo que el forastero ensilló su caballo al amanecer y se perdíó entre su misma polvareda hasta que sus ojos no pudieron ya seguirle.
13 junio, 2010
LFGRTAWER SABÍA DE CONTRATOS
Bhsgt.-Pero tengo entendido que hubo una experiencia sindical anterior a la que contaste de los Talleres Kronchardt.
Klops. Sí, pero aunque en esa experiencia yo era la causa, sin embargo el aprendiz de sindicalista fue mi hermano Lfgrtawer que era algo mayor que yo y estaba bastante leído y creía saber de legislación laboral porque trabajaba por aquel entonces en un taller de carpintería como oficinista y llevaba cosas de nóminas y contratos. Además había en mi casa un honor y dignidad reivindicativa y algo de lucha de clases que nos venía por tradición izquierdista que atizaba un poco el espíritu de justicia social contra el patrón explotador y todas esas cosas. Yo fui testigo de aquello porque era quien trabajaba de aprendiz en aquella imprenta con 14 años.
Bhsgt.- ¿Y qué pasó?
Klops.- Pues yo aunque era aprendiz no hacía más que repartir paquetes y cobrar recibos y luego me ponían algo en la imprenta para que aprendiera. Pero el clima de aprendizaje por aquella época en estos talleres era un tanto difícil. Era más lo que uno iba arrancando a los oficiales con quienes te ponían. Muchos no te enseñaban nada y alguno algo. Yo además casi siempre estaba haciendo recados y no veía cómo entrar en aquel aprendizaje que me parecía esotérico y casi imposible.
Bhsgt.- Sin embargo muchos aprendieron un oficio en esas circunstancias que tú describes. O sea, por güevos, pero sigue.
Klops.- Pues llegado el mes de septiembre me matriculé nocturno en la escuela de oficialía para hacer delineante. Eso significaba que me tenían que dejar salir a las cinco para poder entrar a las seis de la tarde que era cuando empezaban las clases nocturnas. Mi horario era de 9 a 7, con la hora de comer, pero los contratos de aprendizaje especificaban que había que facilitar al aprendiz las horas necesarias para el estudio y su formación. En muchas empresas importantes de la ciudad así ocurría.
Bhsgt.- Y a ti no te dejaron. ¿Acerté?
Klops.- Sí, creo que sí. Efectivamente el señor Hujsrty que era el jefe me dijo que o seguía con el horario que tenía o si no a la calle. Fue entonces cuando mi padre se indignó porque mi padre, como dije antes, era muy sensible a las cuestiones de reivindicación de los obreros a los patrones cabrones y egoístas que explotaban a los chavales como yo. Mi padre venía de aquella tradición socialista idealista de antes de la guerra civil y estos casos le sublevaban.
Bhsgt.- Y tú hermano Lfgrtawer ¿qué pintaba en todo esto?
Klops.- Pues mi hermano se lo tomó en serio (tenía 17 años) y como parecía que la justicia estaba de mi parte pues lo comentó con mi padre a la hora de comer allí en aquella cocina con la mesa de mármol y la bandeja de pescado frito; y mi padre se indignó y dijo que no había derecho y que habría de ir allí a meterle la ley por el hocico al ogro de Hujsrty, el patrón. Pero mi hermano con la supuesta experiencia que le daba su trabajo de oficinista y cierto fervor justiciero-sindical se ofreció a ir a discutir el tema con el ogro de Hujsrty.
Bhsgt.- ¿Y? No me digas que hubo otra patada en el culo.
Klops.- Bueno, casi. Verás. Al día siguiente o al otro, no me acuerdo; quedaron mi padre y mi hermano en pasar por la imprenta a discutir el asunto. Efectivamente, parece ser que mi padre llevó a mi hermano Lfgrtawer al taller en el cuatro-cuatro y lo dejó que fuera él quien hablara con Hujsrty ya que él era quien sabía y además mi hermano así insistía que fuese.
Bhsgt.- ¡La leche! Vaya güevos que teníais en esa familia.
Klops.- Yo diría imprudencia y falta de sentido de la realidad, pero así fue. De repente aquel día según llego de hacer un recado me avisan que pase por la oficina con rapidez. Cuando entro en la oficina veo a mi hermano con la cara casi pálida y soliviantada por el miedo recibiendo un chorreo demencial por parte del patrón Hujsrty que le instaba a salir de aquella oficina cuanto antes sino iba a haber más que palabras. Cuando yo entré me dijo que cogiera mis pertenencias y me fuese del taller pues quedaba despedido ipso facto todo ello dicho con una ira y violencia verbal digna del Apocalipsis. Mi hermano salió con las orejas gachas y las patas de alambre y la puerta de la oficina se cerró con estrépito. Mi padre esperaba en el cuatro-cuatro. Yo salí de la oficina al taller a toda pastilla, cogí la ropa que tenía, monté en bici y para casa como un obús. Pasé dos meses sin tener trabajo y en octubre empezaba a la escuela de delineante como nocturno.
Klops. Sí, pero aunque en esa experiencia yo era la causa, sin embargo el aprendiz de sindicalista fue mi hermano Lfgrtawer que era algo mayor que yo y estaba bastante leído y creía saber de legislación laboral porque trabajaba por aquel entonces en un taller de carpintería como oficinista y llevaba cosas de nóminas y contratos. Además había en mi casa un honor y dignidad reivindicativa y algo de lucha de clases que nos venía por tradición izquierdista que atizaba un poco el espíritu de justicia social contra el patrón explotador y todas esas cosas. Yo fui testigo de aquello porque era quien trabajaba de aprendiz en aquella imprenta con 14 años.
Bhsgt.- ¿Y qué pasó?
Klops.- Pues yo aunque era aprendiz no hacía más que repartir paquetes y cobrar recibos y luego me ponían algo en la imprenta para que aprendiera. Pero el clima de aprendizaje por aquella época en estos talleres era un tanto difícil. Era más lo que uno iba arrancando a los oficiales con quienes te ponían. Muchos no te enseñaban nada y alguno algo. Yo además casi siempre estaba haciendo recados y no veía cómo entrar en aquel aprendizaje que me parecía esotérico y casi imposible.
Bhsgt.- Sin embargo muchos aprendieron un oficio en esas circunstancias que tú describes. O sea, por güevos, pero sigue.
Klops.- Pues llegado el mes de septiembre me matriculé nocturno en la escuela de oficialía para hacer delineante. Eso significaba que me tenían que dejar salir a las cinco para poder entrar a las seis de la tarde que era cuando empezaban las clases nocturnas. Mi horario era de 9 a 7, con la hora de comer, pero los contratos de aprendizaje especificaban que había que facilitar al aprendiz las horas necesarias para el estudio y su formación. En muchas empresas importantes de la ciudad así ocurría.
Bhsgt.- Y a ti no te dejaron. ¿Acerté?
Klops.- Sí, creo que sí. Efectivamente el señor Hujsrty que era el jefe me dijo que o seguía con el horario que tenía o si no a la calle. Fue entonces cuando mi padre se indignó porque mi padre, como dije antes, era muy sensible a las cuestiones de reivindicación de los obreros a los patrones cabrones y egoístas que explotaban a los chavales como yo. Mi padre venía de aquella tradición socialista idealista de antes de la guerra civil y estos casos le sublevaban.
Bhsgt.- Y tú hermano Lfgrtawer ¿qué pintaba en todo esto?
Klops.- Pues mi hermano se lo tomó en serio (tenía 17 años) y como parecía que la justicia estaba de mi parte pues lo comentó con mi padre a la hora de comer allí en aquella cocina con la mesa de mármol y la bandeja de pescado frito; y mi padre se indignó y dijo que no había derecho y que habría de ir allí a meterle la ley por el hocico al ogro de Hujsrty, el patrón. Pero mi hermano con la supuesta experiencia que le daba su trabajo de oficinista y cierto fervor justiciero-sindical se ofreció a ir a discutir el tema con el ogro de Hujsrty.
Bhsgt.- ¿Y? No me digas que hubo otra patada en el culo.
Klops.- Bueno, casi. Verás. Al día siguiente o al otro, no me acuerdo; quedaron mi padre y mi hermano en pasar por la imprenta a discutir el asunto. Efectivamente, parece ser que mi padre llevó a mi hermano Lfgrtawer al taller en el cuatro-cuatro y lo dejó que fuera él quien hablara con Hujsrty ya que él era quien sabía y además mi hermano así insistía que fuese.
Bhsgt.- ¡La leche! Vaya güevos que teníais en esa familia.
Klops.- Yo diría imprudencia y falta de sentido de la realidad, pero así fue. De repente aquel día según llego de hacer un recado me avisan que pase por la oficina con rapidez. Cuando entro en la oficina veo a mi hermano con la cara casi pálida y soliviantada por el miedo recibiendo un chorreo demencial por parte del patrón Hujsrty que le instaba a salir de aquella oficina cuanto antes sino iba a haber más que palabras. Cuando yo entré me dijo que cogiera mis pertenencias y me fuese del taller pues quedaba despedido ipso facto todo ello dicho con una ira y violencia verbal digna del Apocalipsis. Mi hermano salió con las orejas gachas y las patas de alambre y la puerta de la oficina se cerró con estrépito. Mi padre esperaba en el cuatro-cuatro. Yo salí de la oficina al taller a toda pastilla, cogí la ropa que tenía, monté en bici y para casa como un obús. Pasé dos meses sin tener trabajo y en octubre empezaba a la escuela de delineante como nocturno.
No sé lo que pensar de una persona así.
No sé lo que pensar de una persona así.
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/06/11/ciencia/1276270321.html
http://www.elmundo.es/elmundo/2010/06/11/ciencia/1276270321.html
10 junio, 2010
GRIGORY PERELMAN Y LA EXISTENCIA DE DIOS
El mejor matemático del mundo dice demostrar la existencia de Dios.
Si no enlazáis, copiar la dirección e ir al Google.
http://www.abc.es/20100610/ciencia-tecnologia-matematicas/matematico-grigori-perelman-acude-201006101202.html
http://www.abc.es/20100602/ciencia-tecnologia-matematicas/grigori-perelman-asegura-haber-201006022037.html
Si no enlazáis, copiar la dirección e ir al Google.
http://www.abc.es/20100610/ciencia-tecnologia-matematicas/matematico-grigori-perelman-acude-201006101202.html
http://www.abc.es/20100602/ciencia-tecnologia-matematicas/grigori-perelman-asegura-haber-201006022037.html
09 junio, 2010
LA PRIMERA EXPERIENCIA SINDICAL DE KLOPS
Bhsgt.- ¿Cómo fue tu primera experiencia sindical, Klops?
Klops.- Mi primera experiencia sindical tuvo lugar cuando tenía tan solo 16 años en los Talleres Kronchardt, de vulcanización de goma para uso industrial.
Bhsgt.- Y ¿cómo fue?
Klops.- Pues en aquel taller trabajábamos unos 10 obreros. Sabíamos que la empresa estaba creciendo y que los beneficios crecían, pero nuestro salario seguía siendo el mismo desde hacía años.
Bhsgt.- Y entonces…
Klops.- Pues entonces nos dio a tres o cuatro de nosotros la idea de reunirnos en una cafetería para hablar del tema y hacer algo. Al final decidimos que el lunes (era viernes) iríamos un grupo de tres o cuatro a hablar con el Jefe, un tal Vhnurt Kronchardt, que no era mala persona, pero que soltaba mal el dinero. Creíamos que era el momento de un aumento.
Bhsgt.- Era la época de la Dictadura del general Nemrod, ¿verdad?
Klops.- Sí, claro. Había que tener en cuenta en que contexto político estábamos: efectivamente estábamos todavía en plena dictadura y aquello era acto de sindicalismo crudo e ingenuo. Pero también puro y en su esencia.
Bhsgt.- ¿Y qué pasó?
Klops .- Pues que llegó el lunes y cuando era la hora concertada pues yo miraba a ver si había señal alguna por parte de los del grupo de valientes. Pero no veía señal alguna de hacer nada. Yo entonces fui donde estaba cada uno y les dije “¿Qué? ¿Vamos o no vamos?”. No sabían qué contestarme y supe que estaban cagados de miedo y que no iban a venir a ver al jefe. Yo entonces sentí una rabia incontenible. Serán miserables, pensé. Y sin más ni corto ni perezoso me dirigí a ver a Vhnurt Kronchardt, el jefe, que en aquel momento llegaba a la oficina de abajo a revisar unas facturas o albaranes.
Bhsgt.- ¿Y? ¿Qué pasó?
Klops.- Verás, yo entré a la oficina y con voz temblorosa (tenía 16 años y abultaba poco) le dije: “Queremos que nos suba el sueldo. Seguimos ganando lo mismo y queríamos que nos aumentara el sueldo”. Vhnurt Kronchardt se me quedó mirando con la mirada por encima de las gafas medio bajadas y sin mediar palabra me cogió por el brazo y me pegó una patada en el culo que me lanzó fuera de la oficina como un obús.
Bhsgt.- Joder!!! ¡¡Vaya pasada!! ¡¡De tebeo!!
Klops.- Ríete, pero tenías que haber pasado tu por ello. El caso es que volví a trabajar y a la semana siguiente nos subió el sueldo unos duros más. Hubo represalias contra mí. Esa misma semana, el encargado me puso a picar una fosa que había que hacer y se veía que estaban cabreados conmigo. Y así fue mi primera experiencia sindical. Sindicalismo básico y crudo como ves.
Bhsgt.-Vaya cagados que eran tus compañeros. Fuiste valiente para tu edad.
Klops.- Nada fuera de lo normal: siempre me pareció, desde muy temprano, que en la vida había que tener siempre un mínimo de dignidad. Eso lo tenía claro.
Klops.- Mi primera experiencia sindical tuvo lugar cuando tenía tan solo 16 años en los Talleres Kronchardt, de vulcanización de goma para uso industrial.
Bhsgt.- Y ¿cómo fue?
Klops.- Pues en aquel taller trabajábamos unos 10 obreros. Sabíamos que la empresa estaba creciendo y que los beneficios crecían, pero nuestro salario seguía siendo el mismo desde hacía años.
Bhsgt.- Y entonces…
Klops.- Pues entonces nos dio a tres o cuatro de nosotros la idea de reunirnos en una cafetería para hablar del tema y hacer algo. Al final decidimos que el lunes (era viernes) iríamos un grupo de tres o cuatro a hablar con el Jefe, un tal Vhnurt Kronchardt, que no era mala persona, pero que soltaba mal el dinero. Creíamos que era el momento de un aumento.
Bhsgt.- Era la época de la Dictadura del general Nemrod, ¿verdad?
Klops.- Sí, claro. Había que tener en cuenta en que contexto político estábamos: efectivamente estábamos todavía en plena dictadura y aquello era acto de sindicalismo crudo e ingenuo. Pero también puro y en su esencia.
Bhsgt.- ¿Y qué pasó?
Klops .- Pues que llegó el lunes y cuando era la hora concertada pues yo miraba a ver si había señal alguna por parte de los del grupo de valientes. Pero no veía señal alguna de hacer nada. Yo entonces fui donde estaba cada uno y les dije “¿Qué? ¿Vamos o no vamos?”. No sabían qué contestarme y supe que estaban cagados de miedo y que no iban a venir a ver al jefe. Yo entonces sentí una rabia incontenible. Serán miserables, pensé. Y sin más ni corto ni perezoso me dirigí a ver a Vhnurt Kronchardt, el jefe, que en aquel momento llegaba a la oficina de abajo a revisar unas facturas o albaranes.
Bhsgt.- ¿Y? ¿Qué pasó?
Klops.- Verás, yo entré a la oficina y con voz temblorosa (tenía 16 años y abultaba poco) le dije: “Queremos que nos suba el sueldo. Seguimos ganando lo mismo y queríamos que nos aumentara el sueldo”. Vhnurt Kronchardt se me quedó mirando con la mirada por encima de las gafas medio bajadas y sin mediar palabra me cogió por el brazo y me pegó una patada en el culo que me lanzó fuera de la oficina como un obús.
Bhsgt.- Joder!!! ¡¡Vaya pasada!! ¡¡De tebeo!!
Klops.- Ríete, pero tenías que haber pasado tu por ello. El caso es que volví a trabajar y a la semana siguiente nos subió el sueldo unos duros más. Hubo represalias contra mí. Esa misma semana, el encargado me puso a picar una fosa que había que hacer y se veía que estaban cabreados conmigo. Y así fue mi primera experiencia sindical. Sindicalismo básico y crudo como ves.
Bhsgt.-Vaya cagados que eran tus compañeros. Fuiste valiente para tu edad.
Klops.- Nada fuera de lo normal: siempre me pareció, desde muy temprano, que en la vida había que tener siempre un mínimo de dignidad. Eso lo tenía claro.
08 junio, 2010
EL DÍA QUE UN PIQUETE DE HUELGUISTAS ME GOLPEÓ EL COCHE
Había soñado que posiblemente habría un piquete de huelguistas a la entrada del instituto. A la mañana siguiente estaba declarada la huelga de funcionarios y yo no iba a la huelga. La primera huelga importante a la que no iba. Razones: tenía claro que las grandes centrales sindicales habían sido entusiastas copartícipes del desmadre político de Zapatero; y, segundo, las mismas centrales sindicales que ahora me pedían ir a la huelga habían sido las mismas que nos habían despreciado, vilipendiado y traicionado con el asunto de la carrera profesional. Me explico mejor: el recorte del 5% del salario de los funcionarios que Zapatero había declarado como ley, estaba siendo utilizado como pretexto para una huelga por los mismos sindicalistas que habían apoyado su política de derroche justificado con las bellas y engañosas palabras de gasto social. Además, yo y el 10% de profesores de Secundaria no habíamos firmado el cheque en blanco de la llamada Carrera Profesional, por ser una trampa política con vistas a las elecciones, que premiaba a los firmantes con 2,500 euros, más subida de sueldo, siendo ese documento ilegal (así sentenciado por el Tribunal Supremo de Asturias), además de no ser más que un impresentable borrador sin ningún tipo de efectividad. La consecuencia de esta negativa a no firmar fue el castigo económico en forma de discriminación salarial con el beneplácito de los sindicatos mayoritarios de la enseñanza que defendieron de manera vergonzosa y contra toda razón y justicia, esta política discriminatoria por resultarles ventajosa a la mayoría de sus afiliados firmantes. ¿Cómo iba a ir yo a la huelga? ¿Cómo podía olvidarme del pasado y el presente para hacer “causa común” con quienes nos habían vendido? ¿Cómo era posible que el sindicato de los no-firmantes (SUATEA) al cual yo había apoyado en sus acciones, asambleas y huelgas, formase también parte de los convocantes a esta huelga en un impresentable alarde de Cuerpo Místico Sindical? Yo no iría a esta huelga. No sería partícipe de esta hipócrita escenificación. Los causantes del problema querían ahora erigirse en salvadores. Pero también tenía clara otra cosa: el sindicalismo actual está corrompido desde el momento que sus liberados son pagados por el Estado, o sea, con dinero público. Entonces quiera o no quiera el ciudadano, el trabajador o el funcionario, pagar a determinados sindicatos con los que no comulga; se ve obligado a costearles por ley. El sindicalismo subvencionado y privilegiado por el Estado es un sindicalismo corrupto y vendido por definición. Teniendo esto claro pues había tomado la determinación de no ir a la huelga. Ir a una huelga con este cariz me resultaba inmoral, insolidario, cómplice de la corrupción de mi país.
Cuando llegué al instituto por el portón de entrada de coches, efectivamente, mi sueño resultaba cierto. Había sido una premonición consecuencia de una conversación el día anterior con alguien favorable a la huelga. No me había gustado la conversación. Había rabia contenida en tal persona. Fiel creyente de la izquierda de libro marxista. Yo entonces representé en sueños lo que podría ser posible: un piquete huelguista en mi instituto. Cosa rara, pero posible. Del sueño a la realidad. Trato de entrar con el coche y un piquete de gente joven me intenta parar poniéndose delante. Yo freno y les indico que se aparten. Ellos me hostigan con panfletos y voces y cierta actitud violenta. Yo entonces aprovecho lentamente y paso, pero al pasar me pegan una patada al coche y un fuerte manotazo en el techo. Oigo insultos pero sigo. Aparco el coche y me dirijo a clase un tanto nervioso. Qué estaría pasando me preguntaba yo. ¿Cómo estaría la situación dentro del instituto? Coches la verdad no había tantos como era normal. Subí al departamento y comprobé que estaban la mayoría de mis compañeros y muchos profesores. No muchos habían seguido la huelga. El descrédito sindical era manifiesto.
Me dirigí entonces a mi primera clase y como era una sesión de repaso los puse a hacer unas páginas de ejercicios. Me quedé pensativo. Desde la ventana seguía viendo al piquete incordiando y provocando. Me dije, esto no puede quedar así. Esa gente no tenía derecho a golpear el coche de nadie. Esa gente no tenía razón moral alguna para actuar como estaban actuando y menos a mí que por años y hasta el presente estaba comprometido en movidas de verdadera justicia social y no podía consentir que aquellos jovenzuelos agresivos se arrogasen lo que no les pertenecía, lo que seguro no podían comprender ni habían hecho méritos para ello. Les dije a los chavales que siguieran trabajando en aquel repaso. Así que sin dudarlo bajé a la cafetería, salí al patio y fui directamente al piquete del portón. Una profesora de Educación Física al verme ir de frente a ellos me advirtió que no fuera, que estaban en plan violento, que no merecía la pena. Yo seguí y me planté en frente de ellos.
—Compañeros sindicalistas, cuando he entrado con el coche alguno de ustedes me lo pateó y lo golpeó, les pido que presenten disculpas por algo que no tiene sentido.
Se quedaron mirando sin saber qué decir, para pasar al momento a hablar todos a la vez incriminándome porque no había querido coger un panfleto y que además tenían derecho a “informar” a la gente para que no entrasen a trabajar y al momento trataron de ridiculizarme a voces con las típicas monsergas amenazantes de traidores a la causa, esquirol y demás.
—Señores, veo que son muy valientes como grupo y se atreven a todo; pero yo les voy a explicar quién soy: Soy de loa que no firmó la carrera profesional, he ido a huelgas no hace mucho donde no he visto a nadie de los que estáis aquí ahora tan valientes. Seguro que ganáis más que yo por haber firmado tal documento, y si no, vuestros sindicatos nos traicionaron vendiéndose a la Administración. Además sois vosotros los sindicatos los cómplices de la política económica de Zapatero al que habéis apoyado hasta el otro día. ¿Cómo me venís ahora a dar lecciones de sindicalismo?— Hay veces en que uno si vence la cobardía se siente bien y pierde el miedo, el maldito miedo que hace posible que los malos ganen a los buenos casi siempre.
—Estás confundido—me dijeron a voces—tú no sabes quiénes somos, nosotros ganamos poco, somos auxiliares de ….(voces y ganas de pegarme) y tú ¿qué haces que no vas a la huelga? ¡Babayu, que yes un babayu!. Voces, ira, serían unos diez o doce que se me arremolinan alrededor con gana de algo.
— Señores, veo que siguen siendo muy valientes. Qué queréis ¿pegarme? Sois muchos y yo uno. Podéis empezar. — Los alumnos de educación física estaban mirando, la profesora también, había gente en las ventanas del instituto mirando. La profesora de Educación Física me dijo que los chavales estaban dispuestos ir a defender a Vital. Que ellos no iban a consentir que me pegaran.
—Yes un babayu y estás haciendo el ridículo. Nosotros no pegamos a nadie. babayu, si mires ahí en aquella ventana verás al tu director riéndose de ti, ¡babayu!
—Bueno, veo que no hay modo de razonar con estos valientes—me di cuenta que no había ningún sindicalista de la educación, que eran gente joven de aspecto algo chungo y estilo barriobajero. Quizás fueran auxiliares de sanidad o de cualquier cosa indefinida, pero tampoco era el estilo de funcionarios con cierta formación; con ellos hubiese sido posible algún tipo de diálogo con enfado pero con modos y cierto estilo en el trato. Quizás fueran funcionarios conserjes o de mantenimiento de algo, no lo sé
Y seguí hablando:
— Y sí no hay modo de razonar una cosa debe de estar clara: habéis golpeado mi coche sin motivo alguno y eso está muy feo en gente como vosotros, señores sindicalistas.
Yo, entonces me retiré caminando. Cuando llevaba diez metros caminando empezaron a insultarme a voces:
—Hijo puta!, ¡Cabrón! ¡Qué te den po’l culo!
Seguí caminando y les puse el dedo estirado en forma de joderos. Cuando llegué al edificio ya todos lo habían visto o se habían enterado. El director me vino a hablar y explicarme que habían entrado otro grupo y atascado las cerraduras e impidiendo el paso y que hubo que expulsarles.
Más tarde muchos compañeros querían saber qué había pasado y mostraban indignación porque al instituto de enfrente nadie había ido a él, nadie había molestado y la gente entraba y salía con normalidad. Habían ido a por el nuestro con gana y alevosía. De una manera u otra mostraron comprensión y solidaridad por lo sucedido. Mis alumnos de primero de la ESO lo habían presenciado desde la ventana y al final de clase hablamos tranquilamente de los que había pasado. Les explique todo lo que escribí arriba y con ejemplos. Les dije que había una lección que había que aprender de ello:
—Cuando sabéis que tenéis razón—les dije—tenéis que ir de frente y solucionar el problema. Nunca seáis cobardes, cosa que no quiere decir que no seáis imprudentes. Quede claro una cosa: Yo no estoy en contra de los sindicatos y el sindicalismo. Una democracia necesita de buenos sindicatos, pero estos no son buenos sindicatos. Se han corrompido. Al tocar el timbre me dijeron: “¡Estamos contigo profe! ¿Habrá que aprobarles?
Ps.- Presiento que si la situación deriva al caos social vamos a ver cierta violencia sindical o de grupos radicales. Puede que vuelvan las palizas, las venganzas, etc. Una vez que el enemigo queda definido como absoluto y poderoso, estos grupos verán justificada esa violencia: ellos siempre serán las víctimas, pero los problemas son siempre mucho más complejos y no se pueden reducir a blanco y negro. Sólo los siniestros hijos de puta desean que los problemas sean siempre blanco y negro.
Nesalem
Cuando llegué al instituto por el portón de entrada de coches, efectivamente, mi sueño resultaba cierto. Había sido una premonición consecuencia de una conversación el día anterior con alguien favorable a la huelga. No me había gustado la conversación. Había rabia contenida en tal persona. Fiel creyente de la izquierda de libro marxista. Yo entonces representé en sueños lo que podría ser posible: un piquete huelguista en mi instituto. Cosa rara, pero posible. Del sueño a la realidad. Trato de entrar con el coche y un piquete de gente joven me intenta parar poniéndose delante. Yo freno y les indico que se aparten. Ellos me hostigan con panfletos y voces y cierta actitud violenta. Yo entonces aprovecho lentamente y paso, pero al pasar me pegan una patada al coche y un fuerte manotazo en el techo. Oigo insultos pero sigo. Aparco el coche y me dirijo a clase un tanto nervioso. Qué estaría pasando me preguntaba yo. ¿Cómo estaría la situación dentro del instituto? Coches la verdad no había tantos como era normal. Subí al departamento y comprobé que estaban la mayoría de mis compañeros y muchos profesores. No muchos habían seguido la huelga. El descrédito sindical era manifiesto.
Me dirigí entonces a mi primera clase y como era una sesión de repaso los puse a hacer unas páginas de ejercicios. Me quedé pensativo. Desde la ventana seguía viendo al piquete incordiando y provocando. Me dije, esto no puede quedar así. Esa gente no tenía derecho a golpear el coche de nadie. Esa gente no tenía razón moral alguna para actuar como estaban actuando y menos a mí que por años y hasta el presente estaba comprometido en movidas de verdadera justicia social y no podía consentir que aquellos jovenzuelos agresivos se arrogasen lo que no les pertenecía, lo que seguro no podían comprender ni habían hecho méritos para ello. Les dije a los chavales que siguieran trabajando en aquel repaso. Así que sin dudarlo bajé a la cafetería, salí al patio y fui directamente al piquete del portón. Una profesora de Educación Física al verme ir de frente a ellos me advirtió que no fuera, que estaban en plan violento, que no merecía la pena. Yo seguí y me planté en frente de ellos.
—Compañeros sindicalistas, cuando he entrado con el coche alguno de ustedes me lo pateó y lo golpeó, les pido que presenten disculpas por algo que no tiene sentido.
Se quedaron mirando sin saber qué decir, para pasar al momento a hablar todos a la vez incriminándome porque no había querido coger un panfleto y que además tenían derecho a “informar” a la gente para que no entrasen a trabajar y al momento trataron de ridiculizarme a voces con las típicas monsergas amenazantes de traidores a la causa, esquirol y demás.
—Señores, veo que son muy valientes como grupo y se atreven a todo; pero yo les voy a explicar quién soy: Soy de loa que no firmó la carrera profesional, he ido a huelgas no hace mucho donde no he visto a nadie de los que estáis aquí ahora tan valientes. Seguro que ganáis más que yo por haber firmado tal documento, y si no, vuestros sindicatos nos traicionaron vendiéndose a la Administración. Además sois vosotros los sindicatos los cómplices de la política económica de Zapatero al que habéis apoyado hasta el otro día. ¿Cómo me venís ahora a dar lecciones de sindicalismo?— Hay veces en que uno si vence la cobardía se siente bien y pierde el miedo, el maldito miedo que hace posible que los malos ganen a los buenos casi siempre.
—Estás confundido—me dijeron a voces—tú no sabes quiénes somos, nosotros ganamos poco, somos auxiliares de ….(voces y ganas de pegarme) y tú ¿qué haces que no vas a la huelga? ¡Babayu, que yes un babayu!. Voces, ira, serían unos diez o doce que se me arremolinan alrededor con gana de algo.
— Señores, veo que siguen siendo muy valientes. Qué queréis ¿pegarme? Sois muchos y yo uno. Podéis empezar. — Los alumnos de educación física estaban mirando, la profesora también, había gente en las ventanas del instituto mirando. La profesora de Educación Física me dijo que los chavales estaban dispuestos ir a defender a Vital. Que ellos no iban a consentir que me pegaran.
—Yes un babayu y estás haciendo el ridículo. Nosotros no pegamos a nadie. babayu, si mires ahí en aquella ventana verás al tu director riéndose de ti, ¡babayu!
—Bueno, veo que no hay modo de razonar con estos valientes—me di cuenta que no había ningún sindicalista de la educación, que eran gente joven de aspecto algo chungo y estilo barriobajero. Quizás fueran auxiliares de sanidad o de cualquier cosa indefinida, pero tampoco era el estilo de funcionarios con cierta formación; con ellos hubiese sido posible algún tipo de diálogo con enfado pero con modos y cierto estilo en el trato. Quizás fueran funcionarios conserjes o de mantenimiento de algo, no lo sé
Y seguí hablando:
— Y sí no hay modo de razonar una cosa debe de estar clara: habéis golpeado mi coche sin motivo alguno y eso está muy feo en gente como vosotros, señores sindicalistas.
Yo, entonces me retiré caminando. Cuando llevaba diez metros caminando empezaron a insultarme a voces:
—Hijo puta!, ¡Cabrón! ¡Qué te den po’l culo!
Seguí caminando y les puse el dedo estirado en forma de joderos. Cuando llegué al edificio ya todos lo habían visto o se habían enterado. El director me vino a hablar y explicarme que habían entrado otro grupo y atascado las cerraduras e impidiendo el paso y que hubo que expulsarles.
Más tarde muchos compañeros querían saber qué había pasado y mostraban indignación porque al instituto de enfrente nadie había ido a él, nadie había molestado y la gente entraba y salía con normalidad. Habían ido a por el nuestro con gana y alevosía. De una manera u otra mostraron comprensión y solidaridad por lo sucedido. Mis alumnos de primero de la ESO lo habían presenciado desde la ventana y al final de clase hablamos tranquilamente de los que había pasado. Les explique todo lo que escribí arriba y con ejemplos. Les dije que había una lección que había que aprender de ello:
—Cuando sabéis que tenéis razón—les dije—tenéis que ir de frente y solucionar el problema. Nunca seáis cobardes, cosa que no quiere decir que no seáis imprudentes. Quede claro una cosa: Yo no estoy en contra de los sindicatos y el sindicalismo. Una democracia necesita de buenos sindicatos, pero estos no son buenos sindicatos. Se han corrompido. Al tocar el timbre me dijeron: “¡Estamos contigo profe! ¿Habrá que aprobarles?
Ps.- Presiento que si la situación deriva al caos social vamos a ver cierta violencia sindical o de grupos radicales. Puede que vuelvan las palizas, las venganzas, etc. Una vez que el enemigo queda definido como absoluto y poderoso, estos grupos verán justificada esa violencia: ellos siempre serán las víctimas, pero los problemas son siempre mucho más complejos y no se pueden reducir a blanco y negro. Sólo los siniestros hijos de puta desean que los problemas sean siempre blanco y negro.
Nesalem
06 junio, 2010
RAZÓN, IMAGINACIÓN Y SENTIDO COMÚN
La realidad tiene unas leyes que son objetivas; que no se pueden invalidar sin sufrir las consecuencias. Hay leyes físicas que todos respetamos por la cuenta que nos tiene. Hay leyes económicas objetivas, hay leyes de relación de fuerza y poder (que no leyes históricas: la Historia como tal es una entelequia) y de interrelación humana que se pueden conocer y controlar de alguna manera. Los humanos disponemos de la facultad de la razón. La razón es un arma poderosa para llegar a tener el anclaje más equilibrado posible en una existencia difícil que nos envite de un lado a otro; fuera y dentro de nosotros, con la posibilidad de caer, sentirnos mal, e incluso hacernos perder interés por la vida.
La razón nos ayuda a ordenar la vida de un modo sencillo y equilibrado. Nos permite, así mismo, vivir con la mayor efectividad y mínimo sufrimiento posible. Pero la razón es como un barco aparentemente seguro en medio de turbulencias, oleajes aparentemente caprichosos, figuraciones fantásticas o seductoras representaciones compensatorias. Las tensiones de la vida someten a la razón a constantes desequilibrios que requieren así mismo de persistentes compensaciones. Lo irracional nos desborda por muchos lados y necesitamos encauzarlo de alguna manera. Es entonces cuando la facultad de la imaginación viene a nuestra ayuda y actúa como una luz reveladora que intenta humanizar lo que se escapa al poder de la razón. Razón e imaginación han de ir de la mano con el objeto de hacer la vida más rica y satisfactoria.
Pero esto no es fácil. Hay racionalismos que desprecian lo irracional al nivel de la falsedad o la mera irrelevancia. En ocasiones lo irracional se identifica con las pasiones anárquicas, caprichosas o destructivas que hacen la vida un innecesario infierno. Cuando este racionalismo parece tener la última palabra surgen entonces fuertes corrientes de romanticismo subjetivista y anárquico que intentar degradar la razón al papel de simple lacaya o criada de la imaginación. La imaginación entonces pasa a tener un rango superior a la hora de entender la vida: lo que la razón condenaba como falsedad o capricho subjetivo, pasa ahora a ser fuente de creatividad, de sentido, de autenticidad. Los romanticismos privilegian entonces el libre desarrollo de toda energía irracional como paso previo hacia una humanidad emancipada. De ahí su fuerte influencia en el arte, la literatura, las ideologías políticas tanto anárquicas como totalitarias. Su influencia se hace sentir también en cierta educación progresista; y es así mismo fuerza motora de los gnosticismos de la nueva era y de mucho ecologismo místico-radical. El mismo regreso de las religiones al primitivismo integrista, o la proliferación de sectas extravagantes nos habla también de este instinto irracionalmente rebelde contra la razón. Y es que la razón puede corromperse y convertirse en mera razón instrumental, en mero ejercicio de control desligado de la vida, de la imaginación y entonces el alma humana se ahoga y pide aire fresco a cualquier coste.
Razón e imaginación han de ir de la mano. Una imaginación sin un referente racional que lo amarre a la realidad puede extraviarse en un sinfín de espejismos, de fricciones insoportables con una realidad que persiste en sus inexorables ritmos y leyes. Una razón desprendida de la complejidad multidimensional de la existencia puede acabar en mera máquina de disección que aspira a un mundo frío y predecible. La política no puede ir desligada de ciertas leyes económicas recurrentes o relaciones de fuerza inevitables. La religión no puede negar las evidencias científicas o las leyes físicas que condicionan la realidad. Pero así mismo, la razón objetiva debe también de conocer sus límites y nunca tratar de demoler aquello que la imaginación sabe trabajar con más arte, con más libertad, con más atrevimiento. En el mutuo equilibrio y conjugación de ambas facultades quizás es donde reside nuestro viejo amigo el sentido común.
Nesalem
La razón nos ayuda a ordenar la vida de un modo sencillo y equilibrado. Nos permite, así mismo, vivir con la mayor efectividad y mínimo sufrimiento posible. Pero la razón es como un barco aparentemente seguro en medio de turbulencias, oleajes aparentemente caprichosos, figuraciones fantásticas o seductoras representaciones compensatorias. Las tensiones de la vida someten a la razón a constantes desequilibrios que requieren así mismo de persistentes compensaciones. Lo irracional nos desborda por muchos lados y necesitamos encauzarlo de alguna manera. Es entonces cuando la facultad de la imaginación viene a nuestra ayuda y actúa como una luz reveladora que intenta humanizar lo que se escapa al poder de la razón. Razón e imaginación han de ir de la mano con el objeto de hacer la vida más rica y satisfactoria.
Pero esto no es fácil. Hay racionalismos que desprecian lo irracional al nivel de la falsedad o la mera irrelevancia. En ocasiones lo irracional se identifica con las pasiones anárquicas, caprichosas o destructivas que hacen la vida un innecesario infierno. Cuando este racionalismo parece tener la última palabra surgen entonces fuertes corrientes de romanticismo subjetivista y anárquico que intentar degradar la razón al papel de simple lacaya o criada de la imaginación. La imaginación entonces pasa a tener un rango superior a la hora de entender la vida: lo que la razón condenaba como falsedad o capricho subjetivo, pasa ahora a ser fuente de creatividad, de sentido, de autenticidad. Los romanticismos privilegian entonces el libre desarrollo de toda energía irracional como paso previo hacia una humanidad emancipada. De ahí su fuerte influencia en el arte, la literatura, las ideologías políticas tanto anárquicas como totalitarias. Su influencia se hace sentir también en cierta educación progresista; y es así mismo fuerza motora de los gnosticismos de la nueva era y de mucho ecologismo místico-radical. El mismo regreso de las religiones al primitivismo integrista, o la proliferación de sectas extravagantes nos habla también de este instinto irracionalmente rebelde contra la razón. Y es que la razón puede corromperse y convertirse en mera razón instrumental, en mero ejercicio de control desligado de la vida, de la imaginación y entonces el alma humana se ahoga y pide aire fresco a cualquier coste.
Razón e imaginación han de ir de la mano. Una imaginación sin un referente racional que lo amarre a la realidad puede extraviarse en un sinfín de espejismos, de fricciones insoportables con una realidad que persiste en sus inexorables ritmos y leyes. Una razón desprendida de la complejidad multidimensional de la existencia puede acabar en mera máquina de disección que aspira a un mundo frío y predecible. La política no puede ir desligada de ciertas leyes económicas recurrentes o relaciones de fuerza inevitables. La religión no puede negar las evidencias científicas o las leyes físicas que condicionan la realidad. Pero así mismo, la razón objetiva debe también de conocer sus límites y nunca tratar de demoler aquello que la imaginación sabe trabajar con más arte, con más libertad, con más atrevimiento. En el mutuo equilibrio y conjugación de ambas facultades quizás es donde reside nuestro viejo amigo el sentido común.
Nesalem
02 junio, 2010
LA CAUSA ÁRABE INVITA A LA "RESISTENCIA" IRAQUÍ EN GIJÓN
http://www.lne.es/gijon/2010/05/31/gobierno-retira-apoyo-foro-irak-amenaza-boicot-comercial/922644.html
http://www.lne.es/gijon/2010/06/02/montes-equipara-opositores-irak-luchadores-antifranquistas/923891.html
http://www.lne.es/gijon/2010/06/02/conexion-iraqui/923582.html
Atención. Hay una izquierda (IU principalmente) que se alía con la barbarie musulmana integrista y además lo hace apoyada por el Gobierno del principado y el Ayuntamiento de Gijón. La hacen sin complejos y además nos lo presentan como algo progresista y democrático.
Es hora de denunciar las tendencias fascistas de esta gente. Estas alianzas son alianzas con nuestros enemigos oscurantistas con el fin de fortalecer regímenes como el de Irán y cia.
¿A qué se debe esta inclinación tan pro-árabe y tan pro-ayatolas y Hamás?
Es increible el resentimiento enfermizo de esta gente. Todo en nombre del progreso. ¿Cómo se financian? ¿Qué ayudas reciben además del dinero del contribuyente asturiano?
De puta vergüenza.
http://www.lne.es/gijon/2010/06/02/montes-equipara-opositores-irak-luchadores-antifranquistas/923891.html
http://www.lne.es/gijon/2010/06/02/conexion-iraqui/923582.html
Atención. Hay una izquierda (IU principalmente) que se alía con la barbarie musulmana integrista y además lo hace apoyada por el Gobierno del principado y el Ayuntamiento de Gijón. La hacen sin complejos y además nos lo presentan como algo progresista y democrático.
Es hora de denunciar las tendencias fascistas de esta gente. Estas alianzas son alianzas con nuestros enemigos oscurantistas con el fin de fortalecer regímenes como el de Irán y cia.
¿A qué se debe esta inclinación tan pro-árabe y tan pro-ayatolas y Hamás?
Es increible el resentimiento enfermizo de esta gente. Todo en nombre del progreso. ¿Cómo se financian? ¿Qué ayudas reciben además del dinero del contribuyente asturiano?
De puta vergüenza.
01 junio, 2010
OTRA VEZ ISRAEL
http://www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Society_&_Culture/flotillatoc.html
http://www.stratfor.com/weekly/20100531_flotillas_and_wars_public_opinion?utm_source=GWeekly&utm_medium=email&utm_campaign=100531&utm_content=readmore&elq=1226a7c3cdc342eb8a78fa6dd1a
http://www.terrorism-info.org.il/malam_multimedia/English/eng_n/html/hamas_e109.htm
Se me ocurren las siguientes reflexiones en torno al barco "pacifista".
1) Se pudo haber dejado que los “pacifistas” entregaran su mercancía en la Franja. Así el New York Times no hubiese dicho nada y el bloqueo de Israel quedaría en evidencia que se puede transgredir sin problemas. Más tarde llegarían más “pacifistas” y “ONG’s” en más barcos de bandera turca, griega, chipriota, italiana, a “alimentar” a los pobres palestinos etc. El bloqueo israelí quedaba ya desbancado y Hamás libre de ir y venir a su antojo.
2) Se pudo haber parado y remolcado el barco al puerto más cercano israelí. Allí se hubiera requisado la mercancía y detenido a los “pacifistas” con alguna multa o arresto, etc. El problema es que el New York Times hubiera también puesto el grito en el cielo por los abusos de las autoridades israelíes y la injusticia del caso, etc., pues eran pobres “pacifistas” de todo el mundo ante la opresión israelí, etc.. La consecuencia posiblemente hubiese sido más y más barcos de “pacifistas” dispuestos a ser detenidos y abordados y el New York Times tendría motivos de indignación para días.
3) El barco pudo ser abordado evitando en lo posible cualquier muerte o heridos aun a costa de que soldados israelíes pudieran perder la vida o ser agredidos o incluso disparados. Aun así el New York Times seguro que pondría su grito en el cielo ante el trato vejatorio dado a los “pacifistas” por los israelíes, etc. Seguirían viniendo más barquitos “pacifistas a romper la moral opresiva e imperialista de Israel.
4) El barco fue abordado con las máximas precauciones pero con órdenes de defenderse en caso de ser atacados. Esto fue, en mi opinión, lo que pasó. El New York Time pone el grito en el cielo, y Occidente sale a la calle a protestar contra Israel. etc..
5) El barco fue abordado de esta forma para dar un escarmiento a los posibles futuros “pacifistas” y demostrar que Israel no juega con su bloqueo y que no bromea. El New York Times tiene la noticia a güevo y el mundo se indigna con gana. Quizás sigan viniendo más barcos “pacifistas” a ser tiroteados, etc..
En resumen: Israel lo tiene crudo sea como sea. Haga lo que haga Israel va a tener siempre mala prensa.
Se me ocurren algunas preguntas.
1) ¿De quién sale la idea del barquito?
2) ¿Por qué exponerlo a ese riesgo?
3) ¿Qué ventajas se sacan de todo esto?
Es evidente quién sale ganando y quién sale perdiendo con todo esto. Israel caería siempre en la trampa.
http://www.stratfor.com/weekly/20100531_flotillas_and_wars_public_opinion?utm_source=GWeekly&utm_medium=email&utm_campaign=100531&utm_content=readmore&elq=1226a7c3cdc342eb8a78fa6dd1a
http://www.terrorism-info.org.il/malam_multimedia/English/eng_n/html/hamas_e109.htm
Se me ocurren las siguientes reflexiones en torno al barco "pacifista".
1) Se pudo haber dejado que los “pacifistas” entregaran su mercancía en la Franja. Así el New York Times no hubiese dicho nada y el bloqueo de Israel quedaría en evidencia que se puede transgredir sin problemas. Más tarde llegarían más “pacifistas” y “ONG’s” en más barcos de bandera turca, griega, chipriota, italiana, a “alimentar” a los pobres palestinos etc. El bloqueo israelí quedaba ya desbancado y Hamás libre de ir y venir a su antojo.
2) Se pudo haber parado y remolcado el barco al puerto más cercano israelí. Allí se hubiera requisado la mercancía y detenido a los “pacifistas” con alguna multa o arresto, etc. El problema es que el New York Times hubiera también puesto el grito en el cielo por los abusos de las autoridades israelíes y la injusticia del caso, etc., pues eran pobres “pacifistas” de todo el mundo ante la opresión israelí, etc.. La consecuencia posiblemente hubiese sido más y más barcos de “pacifistas” dispuestos a ser detenidos y abordados y el New York Times tendría motivos de indignación para días.
3) El barco pudo ser abordado evitando en lo posible cualquier muerte o heridos aun a costa de que soldados israelíes pudieran perder la vida o ser agredidos o incluso disparados. Aun así el New York Times seguro que pondría su grito en el cielo ante el trato vejatorio dado a los “pacifistas” por los israelíes, etc. Seguirían viniendo más barquitos “pacifistas a romper la moral opresiva e imperialista de Israel.
4) El barco fue abordado con las máximas precauciones pero con órdenes de defenderse en caso de ser atacados. Esto fue, en mi opinión, lo que pasó. El New York Time pone el grito en el cielo, y Occidente sale a la calle a protestar contra Israel. etc..
5) El barco fue abordado de esta forma para dar un escarmiento a los posibles futuros “pacifistas” y demostrar que Israel no juega con su bloqueo y que no bromea. El New York Times tiene la noticia a güevo y el mundo se indigna con gana. Quizás sigan viniendo más barcos “pacifistas” a ser tiroteados, etc..
En resumen: Israel lo tiene crudo sea como sea. Haga lo que haga Israel va a tener siempre mala prensa.
Se me ocurren algunas preguntas.
1) ¿De quién sale la idea del barquito?
2) ¿Por qué exponerlo a ese riesgo?
3) ¿Qué ventajas se sacan de todo esto?
Es evidente quién sale ganando y quién sale perdiendo con todo esto. Israel caería siempre en la trampa.
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