El Doctor Perbhsjorp expuso, entonces, su extraña herejía
ante la Asamblea de aquel territorio:
Se trata de saber que vives en algún punto del espectro
entre tu alma absoluta-abstracta y la nada. Llamaremos a esa alma: ánima. Interactúas
con el paisaje, pero el paisaje son otros espectros que han adquirido aparente
solidez en un estado provisional situado también en algún punto entre su
potencial absoluto y su desintegración total. Las personas que ves son en
apariencia objetos externos en posturas diferentes, andares, rostros; todo ello
al mirarlo o al interactuar produce efectos y afectos, asociaciones, atracción,
repulsión, indiferencia. Todo ello está en su estado provisional de solidez, en
cuanto a lo que nuestros sentidos pueden percibir como tal estado; pero estas
interacciones o encuentros nos van moviendo, desplazando más cerca o más lejos
del ánima o muerte. A veces es la mirada de una persona, una chica
especial con
sus andares, su cuerpo. Otras veces es un rincón de la ciudad, un edificio, un
parque, el tráfico; lo que atrae escenas pasadas, sentimientos más o menos
agradables o desagradables; o quizás indiferencia o apatía.
O quizás, cuando uno está cansado; cuando el espectro físico
padece desplazamientos hacia la muerte o la nada, entonces la energía afectiva
está en sus mínimos de intensidad; el exterior se nos muestra intratable, gris,
apático; la gente nos estorba, nos resulta todo aburrido. La condición humana y
la llamada realidad son percibidas como espectros de intensidad-energía.
Los sentidos captan hasta cierto grado las señales del mundo
espectral “exterior”; pero los sentidos son así mismo espectros con sus grados
de intensidad entre dos polos. Llega un momento en que los sentidos no pueden
percibir más allá de cierto horizonte o umbral; y, sin embargo el alma abstracta
y absoluta (ánima) está ahí fuera de su alcance. Entonces la percepción se hace
intuitiva; percibimos nuestra ánima como nuestra esencia; como la tonalidad que
envuelve nuestra existencia. Y la percepción intuitiva es así mismo otro
espectro diferencial. Cada “individuo” se mueve en grados de tonalidad
espectral en permanente interacción o encuentros con el mundo y sus modalidades
de objetos, de apariencias; de espectros en su aparente solidez o
invisibilidad.
Y sin embargo seguimos envueltos en nuestra tonalidad
anímica que es única en cada “individuo”, en cada objeto, en cada manifestación
visible o invisible. Nos movemos en una permanente síntesis de espectros y
tonalidades en todos los niveles (modalidades) y grados de intensidad: biológicos,
materiales, psíquicos, campos de energías, etc. Y esa es nuestra presencia
absoluta, a pesar de sus tensiones; de sus caídas en las apatías,
aburrimientos, depresiones o derivaciones psíquicas aparentemente enloquecidas.
Todo está ahí en su presencia absoluta pero siempre en absoluto movimiento o
vaivén espectral para nuestras percepciones.
Todo está inmerso en una energía y esa energía se sostiene
en su existencia sin llegar a ser jamás inexistente.
Nadie en la Asamblea dijo nada. Hubo silencio total, pero a
los pocos días el Doctor Perbhsjorp fue expulsado de aquel territorio.
Donde esté el catecismo del Padre Astete que se quite toda esta basura filosófico-anarcoide. Prometo leer el catecismo del Padre Astete. Prometo leer el catecismo del Padre Astete. Prometo leer el catecismo del Padre Astete. Prometo leer el catecismo del Padre Astete.
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