01 abril, 2013

MADRE MÍA, EN QUÉ LÍO NOS HEMOS METIDO ASÍ POR LAS BUENAS

La conciencia como fenómeno. ¿Puede la conciencia captarse a sí misma como realidad objetiva? ¿Hay algún punto en nuestra conciencia desde donde podamos contemplarnos con objetividad? Tal cosa nos llevaría a un yo-esencia incondicional y transparente a sí mismo (un yo trascendental). Desde ese yo podríamos aprehender toda realidad de forma fiable, pues ese yo sería capaz de reflejar las cosas del mundo (fenómenos) también en su esencia; es decir: libres de todo prejuicio, de toda interferencia emocional o sentimental. Nos atendríamos a datos puros. Un yo-esencia e incondicionado está, por principio, fuera de toda influencia o prejuicio social; fuera también de toda borrasca interna en forma de afecciones, emociones, deseos e intereses personales, etc. Siendo entonces puro y transparente consigo mismo, ese yo no necesitaría justificarse a sí mismo; captarse a sí mismo. Partiríamos de un axioma en forma de verdad absoluta indemostrable. Pero ¿podemos hacer eso con el yo? ¿Podemos partir de esa premisa axiomática sin más, sin demostración alguna que lo justificara?

Aceptar tal cosa nos llevaría a aceptar la existencia del espíritu en nosotros o de un alma única e incondicionada desde donde podamos ser absolutamente responsables y objetivos. Aun si hubiera interferencias, estas siempre se tendrían que rendir a la suprema claridad de lo que es en sí absolutamente transparente y objetivo consigo mismo y con la realidad. Seríamos absolutamente libres y en esa libertad el mal, la ignorancia, la mentira, etc.; jamás tendría posibilidad de imponerse o distorsionar o deformar. Ante lo absolutamente transparente toda duda se disipa al instante. Pero ¿podríamos llamar a eso libertad? Bueno, todo depende cómo queramos definir el concepto de libertad. En este caso sería la libertad pura que disfruta de total transparencia hacía sí misma y hacia el mundo. Estamos hablando de soberanía absoluta sobre toda realidad. Pero entonces ese yo-esencia e incondicionado acabaría siendo una nada absoluta. No habría posibilidad de existencia alguna. Se autodisolvería en sí mismo, en su mismedad o absoluta transparencia.

No hay posibilidad de que la conciencia humana llegue a un conocimiento objetivo absoluto. Y si eso no es
posible, todo conocimiento es siempre provisional y en función de algún condicionamiento, interferencia, prejuicio, emoción, interés afectivo; necesidad existencial, etc. Pero eso nos llevaría a un absoluto relativismo. En realidad la realidad sería siempre pura conveniencia por mucha razón y lógica que se utilizara como herramienta. No habría manera nunca de establecer una pureza y transparencia absolutamente objetiva. No habría manera de establecer criterios de verdad que no fuesen siempre criterios de conveniencia por mucha trascendencia o justificación lógica que se les diera. Una inyección de penicilina me cura esta enfermedad en este momento concreto, pero jamás puedo estar seguro de que la penicilina me va a curar en el futuro. La relación enfermedad-penicilina no es una relación absoluta y eterna. Todo es provisional e impermanente y en relación con un espacio-tiempo concreto (Hume).

El yo es un ente cambiante, impermanente, perecedero. Y ….¡atención!: el yo desde el momento que es mortal ya está atravesado por la nada absoluta; quizás sustentado en esa nada absoluta de transparencia absoluta que curiosamente lo contiene y lo abarca. Eso quiere decir que toda la realidad aparente, que todos los fenómenos del mundo están ya contenidos y constituidos en esa nada absoluta. ¿Qué deducimos de todo esto, ladies and gentlemen? ¿Qué broma es esta?

14 comentarios:

  1. El Maestro Eckahart (1260-1318) decía: "Más de una vez he dicho que en el alma hay una potencia a la que no afectan ni el tiempo ni la carne; fluye del espíritu y permanece en el espíritu y es completamente espiritual" p. 64 (Maestro Eckhart: El Fruto de la Nada. Edición de Anador Vega Esquerra. Alianza Editorial/Siruela.Madrid, 2008).

    Pero si hay esa potencia espiritual en el alma, entonces esa potencia ha de ser acto de una forma absoluta. No hay materia alguna que pueda interferisrse en el espíritu. Por lo cual podríamos disolver la dicotomía alma/espíritu--tiempo/carne/materia y hacerlo un todo absoluto. El zen budismo habla de este satori o presente-presencia absoluta.

    ResponderEliminar
  2. Tiene Ud. razón, Sr. Neslem. Pero me permito discrepar un poco de su punto de vista. La mente como sujeto puede observar el mundo como objeto, desde un centro constituído por ella misma. Y a la vez puede verse a si misma como objeto y autoobservarse. El mundo puede conocerse subjetivamente, centrado en nuestra mente; pero también puede contemplarse y conocerse objetivamente, sin centro alguno, existiendo independientemente de nuestra mente. No hay contradicción entre ambas visiones.

    Cuetu

    ResponderEliminar
  3. Ovservación. Esta cita no tiene intención de respuesta al Sr. Cuetu.

    Dice Hume:

    "Recurrir a la experiencia pasada no decide nada en el caso presente, y lo más que puede probar es, solamente, que el objeto que produce otro estaba en ese instante preciso dotado de un tal poder, pero no puede probar jamás que el mismo poder debe continuar en el mismo objeto o colección de de cualidades sensibles, y menos aún que un poder semejante acompañe SIEMPRE a iguales cualidades sensibles../...

    .../... Así, no sólo nuestra razón nos falla en el descubrimiento de LA ÚLTIMA CONEXIÓN de causas y efectos, sino que, después de que la experiencia nos ha informado de SU UNIÓN CONSTANTE, aún es imposible convencernos por la razón por qué debemos extender la experiencia más allá de los casos particulares que han caído bajo nuestra observación."

    Dave Hume: Del Conocimiento. (Los Grandes Pensadores. Proyectos Editoriales Sociedad Anónima R.B.A.Traducción de Juán Segura Ruiz. Madrid 1984) pp. 85,86)

    ResponderEliminar
  4. Lo que dice Hume es cierto. El sol, por ejemplo, ha salido cada dia durante millones de años. Ha salido ayer y, ciertamente, ha salido hoy. Pero NADA NOS GARANTIZA que saldrá mañana. No hay ninguna ley, ninguna lógica ni conocimiento empírico que nos garantice que mañana tambien saldrá el sol. De hecho, podría suceder que no saliera. Es muy improbable, pero es posible.

    Nada garantiza que las leyes de la física, la química o la biología se vayan a mantener inmutables. La ley de gravitación universal, por ejemplo, o las tres leyes de la dinámica de Newton, en las cuales se basa toda la mécánica actual. Ni las leyes de la electricidad, en las cuales se basan toda la electrotecnia i electrónica actuales. Podría ser que mañana cambiaran todas de golpe, o que empezaran a cambiar poco a poco hasta equilibrarse en otras leyes muy diferentes, o que empezaran a oscilar de manera errática sin detenerse nunca en una situación fija. Nada nos garantiza que mañana no empiece a suceder esto. Que nuestro Sol, por ejemplo, entre en una zona galáctica que empiece a perturbar todas nuestras leyes y que nos demos cuenta de que éstas no eran más que un caso particular de movimientos cósmicos mucho más amplios.

    Entonces, como no hay ninguna seguridad en nada, haríamos muy bien de no coger el coche, subir a un tren ni, mucho menos, a un avión. Puesto que todos estos artilugios se basan en leyes físicas que muy bien mañana por la mañana podrían dejar de estar vigentes, y nos veríamos envueltos en enojosos accidentes. Haríamos muy mal en llenar la nevera de alimentos, puesto que las leyes de la bioquímica podrian cambiar y echarnos a perder una nevera llena. Tampoco haríamos bien comprando una casa, puesto que la ley de gravedad podría cambiar dentro de un tiempo y nuestra casa saldría volando hasta perderse por el espacio. Y al ponernos una inyección de penicilina, deberíamos ir con sumo cuidado, puesto que, a media inyección, podría cambiar la ley de la penicilina y, en vez de inyectarnos curación, nos estaríamos inyectando veneno.

    Como no hay ninguna seguridad absoluta en nada, lo mejor sería no fiarse de ninguna ley de esas que con tanto absolutismo "predica" la Ciencia. Las leyes científicas nos sirven provisionalmente, nos han convencido de que funcionan mejor que la hechicería, pero no nos dicen nada sobre el mundo, que es en esencia incognoscible e inaprehensible. Fiarse sólo en la medida que nos producen algun beneficio tangible, pero no creérselas como materia de fe. Al fin y al cabo, nadie nos asegura que un día de estos dejen de estar vigentes.

    Cuetu

    ResponderEliminar
  5. Hume era un hombre valiente que llevaba su pensamiento a los extremos posibles de rigor racional. Su empeño era corregir los prejuicios metafísicos que subyacían a las filosofías del momento. Nada que no fuese probado por la experiencia de los sentidos se puede elevar a ley necesaria o necesidad. Y ahí están los límites de la razón. Las regularidades que observamos son “necesarias” para la vida práctica, pero no son más que inferencias que hacemos basadas en experiencias pasadas.

    Los calvinistas radicales admiramos a gente valiente como Hume. Admiramos su iconoclastismo; su rigor antimetafísico, etc… Todo ello prueba que la fe es absolutamente irracional y escandalosa para el pensamiento. Los creyentes son absolutamente irracionales y escandalosos. Por eso pretender justificar la fe en base a la razón es un sinsentido. Es tanto como racionalizar lo irracional, que está bien como juego mental, pero no tiene sentido como conocimiento válido para el mundo.

    ResponderEliminar
  6. No en vano Hume surge de Escocia, la Escocia calvinista. Tiene que haber alguna relación: Hume recoge la radicalidad calvinista quizás sin darse cuenta o por influencia.
    Por otra parte Pablo ya hace esa reflexión a su manera: Habla de que a Dios se le conoce por las cosas visibles y luego repite y repite que la fe es un milagro, un escándalo para la gente común y los filósofos. O sea, la fe es irracional, no se llega por la razón empírica; PERO NO SE RECHAZA LA RAZÓN EMPÍRICA!!!

    ResponderEliminar
  7. Contestando al Sr.Cuetu en 13 de abril de 2013 10:44.

    Sí. La arena puede constituir una torre de arena desde la cual contemplarse sin dejar de ser arena. ¿Cómo se ve la arena desde la arena?

    ResponderEliminar
  8. Lo siento, pero no puedo aceptarle esa comparación, Sr. Nesalem. La arena no tiene mente.

    Cuetu

    ResponderEliminar
  9. Sr. Cuetu anteriormente: "La mente como sujeto puede observar el mundo como objeto, desde un centro constituído por ella misma. Y a la vez puede verse a si misma como objeto y autoobservarse."

    ¿Cómo puede verse como objeto algo que no ha podido salirse de sí mismo? ¿Cómo puedo constituir un sujeto que pueda contemplar objetivamente el mundo si el sujeto constituido forma parte de la misma conciencia que lo constituye? Si la conciencia es una modalidad fenoménica del mundo; y por lo tanto sometida a las contingencias de cualquier ser existente; ¿cómo puedo situarme en un punto o espacio libre de tales contingencias y ver el mundo en su objetividad? Parece imposible.

    Pero pudiera ser que sí. Que es posible constituir un sujeto que pueda ver el mundo con objetividad. Pero entonces ese sujeto que puede mirar al mundo desinteresadamente e incondicionalmente ¿es necesariamente(y en esencia) algo que no forma parte de la misma sustancia que los fenómenos? Volvemos a replantear el dilema de Descartes.

    ¿Pueden los axiomas matemáticos responder a la necesidad de una conciencia que puede percibir verdades puras al margen de lo fenoménico, o son estas verdades puras ideas elaboradas por la razón en base a experiencias basadas en última instancia en los sentidos? Pero si la razón es capaz de alcanzar verdades puras e incontaminadas a través de los sentidos, entonces la facultad de la razón es capaz de conectar o reflejar una esencia pura que subyace a la misma naturaleza. En resumen: la mente podría reflejar leyes naturales objetivas, externas a sí misma; ahí afuera.

    Pero esto último Hume lo descarta. Para Hume no hay posibilidad de demostrar la existencia de una necesidad natural ni mental a través de la experiencia. Lo que vemos y observamos son repeticiones de lo mismo que por darse repetitivamente forman un hábito y una predisposición a la inferencia de una "metafísica" de la necesidad, de que esas leyes son necesarias hoy y siempre. Pero eso para él es indemostrable por la razón misma. No nos está permitido llegar a esa conclusión, dice Hume.

    Hay algo curioso en todo esto. ¿No estaremos ya situados en el sí mismo del universo formando ya parte de un ser/nada absoluto sin exterioridad alguna posible? Quizás un juego del sí mismo del universo simulando perderse y encontrase como un juego (a veces cruel) del escondite? Si logramos situarnos por un momento en ese sí mismo absoluto descubrimos algo sorprendente. Spinoza. Budismo Zen. Calvinismo radical ¿??????? Fascinante.


    ResponderEliminar
  10. Quizás habría que releer el gran poema de Parménides. Quizás Parménides tenía razón....

    ResponderEliminar
  11. Pues Sr. Nesalem, qué quiere Ud. que le diga. Creo que es evidente que una persona puede conocer el mundo objetivamente, o sea, como objecto exterior a la mente de esa persona. De hecho, no sé como puede conocerse el mundo de otra manera que no sea objetivamente. Yo soy yo con mi mente, y ahí fuera está ese objeto llamado mundo. Puedo conocerlo a base de lecturas geogràficas, películas documentales, descripciones literarias, ciencias físicas y naturales, historia, observación directa de las cosas, etc. etc. Incluso, dentro de ese mundo objetivo puedo contemplarme a mi mismo actuando, y juzgar desapasionadamente e imparcialmente mi actuación en el mundo. Cada persona conoce el mundo de manera más o menos completa, claro. Y puedo contemplarme a mi mismo como objeto dentro del mundo y actuando en él. Puedo analizar mis acciones y ejercer autocrítica sobre ellas, a priori, a posteriori y in acto. Si las cosas fueran como Ud. dice, sería imposible la autocrítica.

    Me da la impresión que le gusta complicar mucho las cosas que, a todas luces, no son complicadas. Pero bueno, eso les pasa a todos los filósofos, esos que hacen literatura sobre ideas.

    Cuetu

    ResponderEliminar
  12. Por otro lado, nuestra mente (en tanto que actividad propia de nuestro cerebro) es cierto que forma parte del Universo material, es un objeto más del mismo. Como también son materiales las ideas, las sensaciones y sentimientos que nuestra mente contiene y maneja. Corresponden a configuraciones materiales no bien conocidas dentro del cerebro. Ahora bien, nuestra mente es de tal naturaleza que puede observar el resto del Universo, e incluso observarse a si misma. No veo que haya de contradictorio en ello.

    Cuetu

    ResponderEliminar
  13. La observación que nuestros sentidos hace del Universo (incluyendose a si misma) es, ciertamente, limitada. Mi ojo puede captar las ondas electromagnéticas reflejadas por la superficie de un objeto, y mi cerebro, a partir de esas ondas, me da una cierta imagen del objeto. Forma, color, brillo... El tacto me da más datos (temperatura, masa, densidad...), igual que los otros sentidos. Hay muchas más cosas de ese objeto que la observación sensorial no me da. Por ejemplo, no veo cómo está constituído por átomos, la clase y tamaño de esos átomos, cómo se enlazan esos átomos para formar moléculas, ni tampoco conozco la forma y cantidad relativa de esas moléculas. No veo el interior del objeto. No veo las ondas infrarojas o ultravioletas que puede reflejar. Pero las ciencias físicas y naturales pueden darme sobre ese objeto multitud de informaciones que los sentidos son incapaces de dar. Mi conocimiento de ese objeto puede llegar a ser muy grande. Puedo imaginármelo como un inmenso vacío en el cual hay, a distancias enormes unos de otros, unos núcleos atómicos, alrededor de los cuales, a distancias también enormes, giran ciertos electrones. Y así sucesivamente. No puede decirse en modo alguno que los datos de los sentidos, unidos a los de las ciencias, no nos permitan un conocimiento del objeto. No sé qué quiere decir Ud. con su expresión "esencia pura" o "conocimiento puro", pero el conocimiento que es posible adquirir sobre un objeto es ciertamente notable.

    Cuetu

    ResponderEliminar
  14. Nada que objetar a lo que usted dice; pero siempre hay algo más interesante y fascinante cuando la mente es libre de pensar.

    Efectivamente, hay que colocar un axioma en algún sitio para funcionar y usted lo indica muy bien en su primer comentario de esta última remesa.

    Pero todo tiene más trasfondos, más niveles, más aventuras fascinantes .....

    ResponderEliminar

Antes de enviar un comentario escríbelo primero en word para conservarlo en caso de que falle el envío. Trata de que no sea muy largo, pero si quieres escribir más entonces divídelo en más comentarios con el "sigue...etc". En caso de no poder enviar por cualquier razón no descrita entonces envíamelo a rbjoraas@telecable.es y yo me encargo de publicarlo.

DE LA RESURRECCIÓN PAULINA A LA RESURRECCIÓN VIRTUAL

  La promesa bíblica se centraba en un mundo transhistórico bajo el gobierno de Dios a través de su Mesías. Los espiritualistas quisieron es...