No nos engañemos. Para los primeros cristianos la vida en
este triste planeta tenía muy pronta fecha de caducidad. Vivían con la inmensa
alegría de que este mundo se iría a tomar por el saco en cuestión de muy poco
tiempo. Luego vendría el Juicio Final y el Reino del Mesías Jesús con su Padre
Jehová.
Que eso era así lo atestiguan las Escrituras del llamado
Nuevo Testamento en un montón de sitios.
Es decir: los primeros cristianos, incluido Jesús el Mesías;
creían que este mundo real y palpable lo único que merecía era irse a tomar por
el saco cuanto antes mejor.
Si nos atenemos al espíritu y letra de las Escrituras
nosotros también deberíamos de vivir con el siempre presente ánimo y alegría de
que este mundo ha, necesariamente, de ir a tomar por el saco cuanto antes.
Luego será el Paraíso de verdad.
Lo cual indica que el cristianismo, de haber sido consecuente, tuvo que haberse extinguido hacia el año 120EC todo lo más. Pero si no se ha extinguido entonces es que siempre ha habido un remanente que siempre ha vivido el Fin del Mundo como un límite absoluto de vida-muerte / mundo/Paraíso en toda circunstancia de la vida. En un absoluto presente.
ResponderEliminar¿Podríamos llamar a esta teología la teología del tomar-por-el-saquismo?
Claro, que todo lo que se llama cristiandad entonces no sería más que una impostura generalizada. Sólo ese resto fiel desconocido sería el cristianismo absoluto. La Iglesia Universal.
ResponderEliminarEs el momento de la Absoluta y Eterna Inocencia.
ResponderEliminarEstá clarísimo que la moral cristiana que se predica en los Evangelios es una moral de los últimos días, edificada sobre la convicción de que el fin del mundo era inminente. Por eso la moral cristiana que aparece en los Evangelios es tan imposible de cumplir.
ResponderEliminarCuetu