El error de la izquierda es que no presenta ninguna
alternativa económica que sea creíble. La izquierda sigue reivindicando más derechos,
más reparto; viviendas para todo el mundo, sanidad para todo el mundo; educación
para todo el mundo. Otros empujan por una mayor toma de decisiones colectivas
en la producción, en la política; en lo social, etc. También por el disfrute común
de todo: cultura, espacios urbanos, transportes públicos baratos, etc.
Pero no conozco a nadie de izquierdas que presente una opción
de economía alternativa al capitalismo que sea viable, capaz de ser puesta en
práctica; una economía que sea el potente poder de producción de riqueza necesario
para cubrir y mantener todos los objetivos políticos y sociales enumerados
arriba. Con
excepción de algunos colectivos de tipo anarquista que abogan por
descentralizar la economía en forma de comunas igualitarias de vida sencilla,
la gran mayoría de las izquierdas siguen optando por modelos tradicionales de más
y mayor estado capaz de impulsar más y más gasto público y así mayor reparto
cuasi gratuito de todos los bienes y servicios para todos. Los que siguen
obstinados en este modelo-arquetipo de la izquierda, piden además nacionalizaciones
de empresas y bancos y la creación de más y más empresas públicas.
Nada nuevo bajo el sol. Da igual que el socialismo de estado
haya demostrado ser un fracaso económico en los países comunistas-socialistas,
además de fuente segura de represiones y creación de castas. Da igual que las
empresas públicas o mixtas creadas en España la mayoría han sido ejemplo de
pura ineficacia, corrupción, nepotismo político, etc. Simplemente no se quiere
ver, o se recurre al manoseado tópico de que no era el socialismo de verdad, o
la empresa pública de verdad que espera encarnarse en un nuevo mundo de
personas sanas, solidarias, desprendidas.
La izquierda sigue empeñada en reproducir los mismos errores
de siempre. Es una izquierda profundamente conservadora; tan conservadora como
sus antónimos de la derecha incapaz tampoco de ver nuevos horizontes a este
planeta.
Y sin embargo algo ha de surgir. Quizás algo imprevisible e
inesperado que haga volver temporalmente las aguas a su cauce por un tiempo. Sólo
por un tiempo, pues ya sabemos que el ser humano es siempre crisis, conflicto,
desasosiego, insaciabilidad.
Llega la noticia del inmenso paro y de cómo nos perciben en otros países del norte: poco trabajadores, corruptos, etc. Yo creo que la tradicional forma de hacer política y de entender la economía, tanto izquierdas como derechas en España, nos llevan a donde nos llevan. Hay valores que no se inculcan, ni se hacen propios de la noche a la mañana. Somos lo que somos y eso va con la idiosincracia. Lo que mejor nos va es culpar a otros de lo que nosotros hacemos mal, muy mal.
ResponderEliminarHe visto parte de un gran debate sobre el paro en la tele. He quedado sorprendido. Con alguna rara excepción, NADIE ofrece soluciones económicas razonable. Casi todos los participantes ven el problema como un problema de MAGIA política, nunca como un problema diagnosticable en términos de lógica económica y con soluciones posibles. Esta magia política consiste e creer que el dinero lo tienen los ricos y si se lo quitamos y lo repartimos pues ya está, el pueblo y los trabajadores se encargarán del esto bajo inspiración política buenista. ¿Nos extreñamos que estemos como estamos? En este país NUNCA SE VALORÓ la cultura empresarial y el trabajo siempre ha sido una maldición a evitar. El maniqueismo fácil y demagógico lo soluciona todo.
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