Con motivo de la polémica suscitada en el epígrafe sobre ¿Qué es Ser Judío?, el Sr. Cuetu, asiduo vistante y colaborador de El Atrio, ha llegado a una definición de lo que lo que es el concepto "nación". Es una larga definición y compleja en sus planteamientos. La sometemos a la crítica de cualquier lector de este blog. Antes sería conveniente darse una vuelta por el apígrafe referencia de donde provienen las anteriores participaciones y que dieron lugar a la polémica. No se olviden del debate sobre El problema no son las autonomías del epígrafe de abajo.
FANIA OZ SALZBERGER: ¿QUÉ ES SER JUDÍO?
¿QUÉ ES UNA NACIÓN?
1. Ningún historiador ha detectado nunca que hubiera una discontinuidad entre la territorialidad que manifiestan los mamíferos primates y la territorialidad que manifiestan los humanos. Es decir, siempre se observa que los humanos han vivido en grupos numerosos, controlando y ocupando una superfície de tierra que constituye su espacio vital y de la cual extraen sus medios de subsistencia. Nunca se ha observado que los humanos vivieran en la forma de individuos (o familias nucleares) separados y sin relación entre sí y sin ninguna vinculación con ningún territorio. Y ello ha sucedido así persistentemente hasta nuestros días, sin que haya sido observada ninguna discontinuidad. Puede afirmarse que los humanos no hemos perdido en ningún momento de la historia ese instinto o institución territorial que (como otras instituciones importantes) nos viene de los primates, sino que la hemos transformado de manera que hoy en día aparece bajo la forma de naciones.
2. Una nación es un grupo numeroso de gente, que ocupa un territorio extenso que consideran propio, unida por lazos emocionales basados en la consaguinidad étnica, la conciencia y memoria de una historia común como grupo, el uso cotidiano de una lengua común, las costumbres comunes y unas creencias o religión; cierta manera común de comportarse y de hacer las cosas de la vida; un sentimiento y una conciencia de pertenencia, identificación y de fidelidad al grupo, que no excluye la crítica o la discrepancia; un instinto territorial que llega incluso a la utilización de la guerra como medio de defensa cuando el territorio es invadido por grupos humanos ajenos a la nación.
3. Las relaciones de fuerza entre las naciones a lo largo de la historia, han conducido a situaciones políticas muy diferentes. Algunas naciones han conseguido la soberanía o independència política, que es la situación en la cual ninguna otra nación tiene potestad para imponerles leyes o dictados. Una nación soberana o independiente se rige sólo por sus propias leyes, y es libre de aceptar o no las dependencias, alianzas o tratados internacionales que desee. El poder de una nación soberana es ejercido por su estado: conjunto de instituciones civiles o militares que gobiernan sobre los hombres y el territorio. Las formas de estado y de gobierno pueden ser muy variadas entre las diferentes naciones. Los límites territoriales de la nación soberana suelen ser claros, reconocidos y respetados por las otras naciones. Una nación soberana e independiente es reconocida como tal por el resto de las naciones.
4. Históricamente, la soberanía de la nación era ejercida y ostentada por los reyes y otros soberanos. A partir de las revoluciones inglesa y americana, la soberanía de las diferentes naciones pasa progresivamente a ser ejercida y ostentada por el conjunto de miembros de la nación: el pueblo soberano.
5. Otras naciones no tienen soberanía ni independencia. Su territorio nacional y sus gentes están bajo la soberanía y potestad de otra nación más fuerte, o repartido entre varias. Algunas han perdido, incluso, uno o más de los rasgos caracterizadores expuestos en el punto 2, por ejemplo, la lengua común, o la memoria histórica, el sentimiento de pertenencia, o incluso ya no ocupan un territorio que puedan llamar propio. Sin tener independència ni soberanía, algunas de estas naciones pueden tener un fuerte movimiento político entre sus miembros que lucha por esta independencia con medios que pueden ser muy diversos, mientras que otras parecen aceptar su subordinación sin discrepancia aparente. En este sentido, se observa un amplio espectro de situaciones posibles, desde la enérgica reclamación de independencia por una gran mayoría de miembros de la nación, hasta la pasividad total y la aceptación aparente de su subordinación.
6. Existen reinos o estados que ejercen soberanía sobre más de una nación. En tales casos, por regla general, hay una nación de las que forman el reino o estado que es políticamente, económicamente o militarmente hegemónica, y que controla el estado en mucha mayor medida que el resto. En estos casos, hablando con propiedad, la nación soberana sería sólo la nación hegemónica, mientras que las otras, que bien pudiéramos llamar naciones sometidas, carecerían de soberanía en la práctica. En esta situación, no obstante, pueden darse diferentes grados y dinámicas de hegemonía-subordinación entre las naciones que constituyen el estado. Recíprocamente, existen también naciones que se extienden por dos o más reinos o estados; una nación de estas características podría ser nación hegemónica en uno o más de esos estados, o bien no serlo en ninguno.
7. Las naciones no son eternas. Históricamente, se ha observado que pueden surgir naciones nuevas y pueden morir naciones existentes. El nacimiento de una nueva nación suele producirse cuando una parte de la población de una nación emigra a distancia considerable del territorio nacional inicial, o cuando una potencia o unas circunstancias particulares imponen una separación radical entre las partes del territorio nacional inicial. Esta separación geográfica o política puede ir cambiando las características internas de cada grupo mencionadas en el punto 2, de manera que, en un proceso secular de evolución y diferenciación, lo que era en principio una nación son ahora dos o varias naciones diferentes. Este hecho es independiente de que las naciones en cuestión sean soberanas e independientes o no lo sean.
8. Recíprocamente, se han dado casos históricos (o se pueden encontrar en la actualidad) en que unos territorios nacionales diferentes que están en proceso de evolución separada y diferenciación progresiva, pero que, no obstante, poseen todos en común suficientes características definitorias de las que se mencionan en el punto 2. En tal caso, los individuos implicados pensaron, o pueden pensar, que tales territorios y sus habitantes forman fragmentos de una única nación, considerar poco importantes las diferencias y pasar a reivindicar políticamente su unificación o reunificación. En esto puede haber también, naturalmente, diferentes grados y dinámicas, desde reunificaciones conseguidas hasta indiferencia total a la evolución por separado y diferenciación progresiva. Ester hecho es también independiente de que los territorios o fragmentos en cuestión sean soberanos (con estado) o no lo sean.
9. La muerte de una nación puede producirse por la eliminación física de todos sus miembros; pero generalmente se produce por asimilación. Cuando una nación está sometida a la soberanía de otra, puede suceder que los miembros de la nación sometida se vayan asimilando, progresivamente y en un proceso secular, a los miembros de la nación dominante. Las características nacionales mencionadas en el punto 2 irían desapareciendo progresivamente en la nación sometida, de manera que al final del proceso, ya no existiría sino una única nación. En la actualidad, entre las naciones sometidas, podemos observar diferentes grados y dinámicas de este proceso de asimilación, desde naciones que han llegado ya o están entrando en la asimilación y desaparición total hasta otras en las que el proceso no ha hecho más que iniciarse; desde las que resisten políticamente a la asimilación, con mayor o menor fortuna, hasta las que se resignan con actitud pasiva.