Ahora viene Navidad y hay que escribir algo sobre este acontecimiento. Hace poco
vi la película de Tim Burton titulada "Pesadilla en Navidad" y era sobre unos seres esperpénticos y
esqueléticos que vivían en el mundo del Halloween y que descubren el
mundo paralelo de la Navidad. Pero lo que me sorprende de la película es
que el mundo paralelo de la Navidad es un mundo "pagano" nórdico
gobernado por Santa Claus y Santa no representa nada relacionado con el
cristianismo. De hecho toda la película transcurre sin ninguna
referencia al cristianismo. Navidad es una fiesta
de tipo legendario-gnóstico. Una fiesta de nostalgias invernales de
niños e inocencias que esperan sus regalos-ilusiones refugiados de un
invierno mítico metidos en casas calientes. Nada que ver con el relato
cristiano. El mundo de Tim Burton es un mundo de criaturas compuestas de
piezas extrañas y mecánicas oníricas....
Hay dos navidades: una es la de nacimiento y Jesús que nace en Belén y
otra es la navidad nórdica de Santa Claus que viene del mundo de los
hielos donde hay un algo nostálgico que proviene de esas noches gélidas,
pero que esas noches gélidas cósmicas no son hostiles precisamente sino
que albergan ilusiones, nostalgias, imaginaciones de un mundo que fue
posible en la infancia y que sigue siendo una posibilidad imaginativa.
Es también la Navidad del árbol. Es curioso que la Navidad reclame su
origen precristiano en forma de mito gnóstico-"pagano".La Navidad sería así un mito universal que abarca y trasciende el cristianismo. Incluso el Niño Jesús de la Navidad se transforma en una inocencia mística de tonos gnósticos.
Pero los mitos nostálgicos son extrañas sensaciones que viven y perviven en nuestras almas y que despiertan en ocasiones para recordarnos que este mundo pétreo de realidades duras y cinismos crueles y sufrimientos inútiles y miserias mil; pues es sólo un mundo provisional. Allá en el fondo de los paisajes remotos de nuestra imaginación e ilusiones hay otra realidad esperándonos con los brazos abiertos. Con el hogar encendido con leños y nuestros abuelos contándonos cuentos; y nuestros padres que son padres de verdad; padres biológicos entregados a su familia de verdad; pues esos padres y abuelos y familias están ahí al calor del fuego ya casi listos para sentarse en la gran mesa y cenar. Persiste el mito de la nostalgia. Incrustado en nuestra alma y el alma incrustado en misterios que se pierden en un inconsciente remoto.
Feliz Navidad.
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NAVIDAD INOLVIDABLE
17 diciembre, 2013
LAS DOS NAVIDADES
Labels:
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6 comentarios:
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Hoy que se ha impuesto el matrimonio civil, el bautismo civil, los funerales civiles, tampoco será extraña la Navidad Civil, Laica y Secular (aunque no tenga ningún sentido)
ResponderEliminar¡Y Feliz Navidad!
El laicismo así entendido sería la desespiritualización de la vida. La vida y el mundo como cosas que han de someterse a una mecánica científico-tecnológica con fines de manipulación. Pero el mundo así pierde su magia. Todo ha de llegar a ser demostrable, explicable, programable, wikipediable, manejable, exportable, etc. ¿Cómo demuestra usted la existencia de Santa Claus? ¿Cómo? Y ¿los Reyes Magos? ¿Y la existencia de Jesús? Pues si no es demostrable no existe, y si no existe pues no tiene valor alguno más que lo entretenido que nos pueda resultar a través del What's up o Wasap. Pero quien pierda la dimensión mítico-religiosa pierde el misterio, la alegría secreta de una vida que guarda esperanzas intemporales....
ResponderEliminarSi todo se somete a una clave interpretativa científica entonces no cabe ninguna religión, ni creencia, ni mito, ni leyenda. Sólo las explicaciones científicas valen. Puede uno jugar con la ficción, el arte, las creencias, etc; pero sin más valor real que el entretenimiento, el placer estético, la ilusión imaginativa, etc. Pero todo ello desprovisto ya de realidad propia, de valores propios, de jurisdicción objetiva intercambiable. Hoy día la religión queda reducida al ámbito privado en las democracias modernas. No así muchas religiones que todavía se imponen como ideología oficial y logran financiarse con ayuda del Estado.
ResponderEliminarPara mí eso es un avance. Si las religiones logran colocarse al mismo nivel que cualquier asociación civil, entonces se lograría que el Estado no condicione, ni se interfiera en la vida propia y libre desarrollo de la comunidad. Eso es una gran ventaja. Lo opuesto implica someterse a los condicionantes que el Estado pueda imponer (véanse las iglesias nacionales luteranas suecas y noruegas haciendo de pedagogos dominicales de la corrección política socialdemócrata). Nadie, algún día en el nombre de la Ciencia, podría prohibir la celebración de la Navidad por considerarla una fiesta de gente irracional que no se atiene al concimiento objetivo de las cosas, que antepone sus vanas ilusiones a la verdad racional y política del mundo. En futuro la religión podría ser considerada como un fenómeno de enfermedad mental bordeando la oligofrenia. La navidad podría ser ya considerada como la manifestación más clara de un brote esquizoide-psicótico de algunos colectivos en tratamiento y observación psiquiátrica.
Mientras tanto disfrutemos la Navidad de Santa Claus y la de Jesús con árbol, nacimeinto, turrón, villancicos, regalos, servicios, cultos u oficios de Navidad. Navidad, Navidad, dulce Navidad!!!!!
Pero hay algo en las reflexiones anteriores que debe ser profundizado con más rigor. La Navidad es la ilusión de que la vida puede adquirir otra tonalidad más alta. Ilusión que se renueva todos los años, pero una ilusión que debe de cambiar nuestra percepción de lo habitual y cotidiano. Los cristianos poseemos el concepto de Espíritu, pero ese concepto se seca o se desvaloriza o incluso se "desespiritualiza" y se convierte en cliché repetitivo. El Espíritu vivifica la realidad, le da vida allí donde todo parece ya muerto o cosificado. Esto no es un artificio retórico, es una realidad posible llegado el momento en que se han roto los muros o paredes de lo habitual o lo corriente para dar paso a lo nuevo que nos ofrece la creación. La creación es inagotable y la muerte no es más que otro paso. Esto merece más reflexión.
ResponderEliminarNo sé yo si es mejor un Estado con religión oficial o con ideología oficial, no lo sé. Al final puede ocurrir que ambos prohíban la Navidad, o cualquier otra cosa. comparto la no injerencia del Estado en la práctica religiosa del individuo, pero ¿Debe suponer eso la absoluta laicidad del Estado y la no participación del mismo en actos religiosos? No lo tengo tan claro.
ResponderEliminarFELIZ NAVIDAD a todos
Interesante pregunta que abre más interesante debate. Podríamos partir del presupuesto de que en un Estado para que sus ciudadanos disfruten del ejercicio de su libertad religiosa ha de haber tres condiciones:
ResponderEliminara) que no vaya contra la ley constitucional
b) que ninguna religión imponga sus creencias a los demás a través de coacción alguna
c) ni que tampoco se las impongan a ella.
Pero sabemos que las grandes religiones han producido culturas. En España ciertas manifestaciones culturales-populares: procesiones de Semana Santa, Navidad, la fiesta del pueblo, el bautismo, funeral del pariente; etc..son vividas y aceptadas como prácticas culturales sin más.