12 diciembre, 2013

A LA BÚSQUEDA DE TERRITORIOS COMUNES (I)

La única manera de comunicarnos y de compartir es cuando hay territorios comunes afectivos. Dos personas se sienten a gusto cuando hay afectividades comunes. Dos personas se sienten mal cuando no comparten espacios comunes afectivos. Cuando los territorios de
uno son externos a la forma de vivir la vida en el otro, esas personas no pueden compartir afectividades. Fuera de los territorios comunes afectivos estarían los territorios comunes necesarios u obligatorios. Toda relación se establecerá en función de formalismos, de diplomacias, de normas, de acuerdos a niveles prácticos; de conversación superficial; cuando no de abierta rivalidad, oposición, explotación, resistencia, violencia, de coacciones; y todo lo que ello conlleva.

Esta es la dinámica de la vida.

¿Qué territorios comunes afectivos existen? Exploremos ideas.

Un universo común: Esta idea es demasiado abstracta para generar territorios comunes de afectividad. Nadie se sacrifica, disfruta, o comparte nada en función de la idea de vivir en un mismo universo. Es como una nube muy alta, que está ahí, pero que no suscita interés alguno.

Un mundo común: También resulta demasiado abstracta, a pesar de los intentos ecologistas de dar vida a la Tierra; de ponerle nombre: Gaya. O de hacernos ver las interrelaciones comunes que tenemos con el planeta y pues si algo se descompone, las consecuencias negativas serán para todos. De todas maneras es una idea que ya establece ciertos vínculos entre ciertas personas, pero no de un modo afectivo lo suficientemente fuerte como para “amar a la Tierra y por ella lucho y muero o Gaya me da energía y paz en mi vida diaria.”

Una humanidad o raza común: Esta es la idea de muchos cosmopolitas que anteponen el mundo y el Hombre como un territorio común a toda la Humanidad y así llegar a ser hermanos, etc., ya que como hombres compartimos los mismos atributos, las mismas miserias y
alegrías, etc. Los derechos humanos surgen de esta idea común y han llegado a ser el referente de las constituciones democráticas y la bandera de muchas ideologías. Sin embargo, la Humanidad como ideal sigue siendo una idea demasiado abstracta. No obtenemos sentido pensando en La Humanidad; o amando a la Humanidad. Demasiado lejano y abstracto.

Una raza común: Esta idea sirvió y sirve en determinados momentos históricos para ciertas personas. Es la idea básica del racismo. La raza blanca es superior, es más inteligente, es más humana, etc. Se dio sobre todo como idea impulsora y motivadora del colonialismo; también como idea aglutinadora y marcador de separación en sociedades de pluralidad racial. Sigue siendo para ciertas minorías una idea central donde organizar territorios afectivos comunes en oposición a otros que se consideran inferiores, degenerados, etc. No obstante nadie se levanta de la cama diciendo: hoy me siento mejor blanco o mejor negro que ayer y voy a ser más feliz. (Véase también Ideología)

Un idioma común: Creo que de una manera parcial. Esta idea de idioma común sirve parcialmente y momentáneamente para aglutinar a gente, sobre todo en contextos de inmigración. El nacionalismo sería un paso más en esa dirección. Tampoco nadie diría a un amigo: hoy estoy contento porque me siento hablando español, etc. De otra manera el idioma nos viene dado como territorio común necesario.

Un estado común: Puede o no puede aglutinar a los ciudadanos que habitan su territorio. Si el Estado logra
generar una ideología nacionalista aglutinadora y común entonces sí; pero si el territorio bajo su jurisdicción no logra crear esa vinculación en todo su territorio, la idea de Estado puede devenir abstracta para muchos: Una identificación light, práctica, de conveniencia; pero no afectiva. De otra manera el Estado también nos viene dado como territorio común necesario.

Una nación común: Esta idea sí es y ha sido fuerte a la hora de aglutinar a las masas en torno a un territorio común afectivo basado en la nación. Puede incluir un idioma, una religión o varias. Por una nación o una Patria se ha luchado, muchos han muerto; las clases sociales se han unido en torno a un enemigo común, etc.. Hay, para muchos, afectividad mística con la Patria o la Nación, la bandera, el himno, etc.. Es, en ocasiones, como un territorio sagrado. No obstante es muy raro oir decir: hoy siento que la Patria/Nación me hace más fuerte o trabajador. Parece, sin embargo, debilitarse esta idea en Europa, no obstante resurge con fuerza en las minorías nacionales de ciertos estados. (Véase así mismo el apartado Ideología)

(Continua abajo)

1 comentario:

  1. Un cristianismo consecuente tiene que saber resolver sus afectividades individuales y colectivas. Un cristiano no puede ser fascista, tampoco comunista; tampoco liberal a secas; tampoco sectario de cualquier partido; tampoco pertenecer a ningún nacionalismo, sea este de Estado o de otra cosa. Un cristiano tiene sus afectividades en otra cosa que no es ninguna de las mencionadas, pero accidentalmente ha de escoger en situaciones, es inevitable saber escoger; es difícil saber escoger opciones tanto poíticas (es inevitable) como individuales a nivel de relaciones con la gente, etc..

    No vale esconder la cerviz y pretender que el mundo no va con nosotros; queramos o no el mundo nos asedia por todos los lados; pero el arte es saber estar en el mundo sin ser del mundo....

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