18 enero, 2012

LA TRISTE NECESIDAD DE CREAR MITOS O EL MISTERIO DEL JESÚS HISTÓRICO

Yo puedo analizar los evangelios “desde dentro” y hacer un análisis de los textos de acuerdo a su estructura, narrativa, referencias históricas, contenidos, recursos literarios, etc. Es decir, analizo el texto como un mundo propio cerrado sobre sí mismo; sin apelar a más referencias e información que las que el mismo texto me ofrece. Es un juego de crítica literaria interesante. De hecho es como ciertos críticos literarios nos aconsejan hacer para entender bien una obra literaria. Entender en primer lugar como se estructura y organiza el texto; qué es lo que dice; cuáles son sus personajes y su psicología, status social, mensaje, cómo se relacionan unos con otros, etc. De hecho, cualquier texto, antes de pasar a contrastarlo con otros textos (históricos, científicos, culturales, etc); ha de ser comprendido en sí mismo, como estructura de significado antes de pasar a compararlo o ejercer crítica sobre él. Por descontado que poca gente tiene la paciencia para comprender los textos en sí mismos como primer paso para otras críticas, normalmente la gente proyecta inmediatamente sus ideas, prejuicios, ideologías, etc, al texto antes de saber qué dice el texto en cuestión exactamente.

Si yo analizo los evangelios “desde dentro” la figura del personaje central, Jesús, será ante todo una figura literaria; un personaje que parece moverse en una realidad judía; que hace milagros, que predica el advenimiento del Reino Mesiánico; que, así mismo interpreta la Ley judía de un modo peculiar. Le siguen sus apóstoles y discípulos. Luego muere ejecutado y su muerte tiene una trascendencia espiritual importante. Puedo ver que estos hechos varían según la óptica de cada evangelio, pero los hechos fundamentales parecen ser los mismos.

Sin embargo, cuando se trata de comparar estos textos con otros de la época, hay serias dificultades para probar que los hechos que cuentan los evangelios respondan a una realidad compartida por mucha más gente. Jesús existe nada más que como personaje de los evangelios; pero sacándolo de estos textos producidos a posteriori por las primeras congregaciones cristianas; no hay ninguna prueba documental o señal; o dato arqueológico, sobre su andadura por las tierras del Israel ocupado por Roma. Si los hechos tan portentosos que relatan los evangelios fueron reales, alguien más tuvo que haber registrado tales hechos impactantes (temblor, oscuridad, desgarro de la cortina del Templo; soldados romanos acojonados (suponemos que sus mandos más ilustrados también), muertos que resucitan y salen de las tumbas por millares. Pero no hay tal documentación. El Jesús que menciona Josefo se menciona de una forma muy tangencial. Para este historiador judío de la época el personaje más central parece ser Santiago el hermano mayor del tal Jesús. Esa parece ser una figura más importante por su influencia en ciertos sectores del judaísmo radical que cuestionaba la autoridad del Templo.

Y, es esta la razón por la cual hoy día se tiende a creer que los evangelios son relatos cuya finalidad es ya teológica. El personaje Jesús, es ya el personaje de una trama teológica que se va elaborando en los primeros años de la iglesia cristiana. Su carácter divino o semidivino, es ya un producto de la fe, de la imaginación, de la necesidad espiritual-emocional; de la necesidad de significados absolutos en esta triste vida.

8 comentarios:

  1. Pero jamás se deben de descartar los mitos como "falsos". Los mitos obedecen a una necesidad imperiosa de explicación. A un anhelo de Dios poderoso que ha de ser una realidad aunque sea a base de creer materializadas nuestras "visiones". La vida es muy dura y vivimos en un mundo confuso. Comprendo a todos aquellos cristianos que querían creer a toda costa en aquel Jesús hecho Cristo. Otra cosa son las manipulaciones de los políticos o la gentuza que siempre aspira a controlar y a engañar a los demás con estas cosas.

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  2. Bueno, pues yo sigo creyendo que el cristianismo es falso. En el sentido de que no es verdad que creyendo esto o aquello, o haciendo esto y lo otro, vaya Ud. a ganar un cielo o un infierno para después de muerto.

    Si Ud. se cree el cuento, quizá vivirà más feliz, o quizá más preocupado por culpa del cumplimiento. Pero ello no hace que el cuento sea más verdad.

    ¿Y si no es verdad, por qué existe? Quizá parezca una grosería, pero creo que tiene mucho que ver con el hecho de que hay gente que vive de ello.

    Cuetu

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  3. Usted, Sr. Cuetu, tiene una extraña manera de clasificar el mundo: lo falso y lo verdadero. Pero el mundo no funciona así: lo "falso" no se agota en su "falsedad" para acabar en la nada; sino que sigue actuando y creciendo o disminuyendo como cualquier organismo vivo.

    Los "falsos" siguen operando en este mundo sin que esa "falsedad" les haga disminuir potencia. O, si la disminuyen, lo harán en función de aumento o disminución de deseo; no en base a una adecuación transparente de mente-verdad.

    Creo que mejor será buscar otra clasificación.

    Un saludo,

    Nesalem

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  4. En cambio para Ud., Sr. Nesalem, parece que el hecho de que algo sea falso o verdadero le trae sin cuidado.

    Cuetu

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  5. Y a mayor abundamiento, tengamos en cuenta que ciertos pasajes donde Josefo menciona a Cristo o los cristianos son, con toda probabilidad y según todos los indicios, añadidos posteriores. Es un hecho explicado y detallado en muchos libros actuales.

    Cuetu

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  6. El juicio que se haga a un mito en función de pruebas objetivas que determinen falsedad o verdad, influye muy poco o nada en la potencialidad afectiva, individual y social de dicho mito.

    Un mito efectivo y actual representa afectos, necesidades, significados; cuya potencia depende de su coherencia interna, de su sistema simbólico adecuado a las necesidades sociales o colectivas.

    Ese mito entrará en crisis, no debido precisamente, a ese juicio de pruebas objetivas; sino a una crisis interna de representación simbólica al ser confrontado por otro mito u otro sistema simbólico más acorde con las necesidades del momento. Podría ser la ciencia también.

    Un mito entra entonces en el juicio de valoración en función de su creatividad, destructividad, malignidad, benignidad, etc, etc.. O sea, en función de sus efectos e intensidades. La prueba de falsedad o veracidad en base a pruebas objetivas nos ayuda muy poco o nada a la hora de tratar con los mitos y sus efectos.

    A un musulmán no le voy a convencer de la falsedad del Corán en base a un jucio de pruebas objetivas; todo lo contrario, podría reforzarle todavía más en su creencia.

    Así es el mundo.

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  7. En cuanto a Josefo estoy de acuerdo en lo que dice que hubo interpolaciones descaradas por parte de los cristianos posteriores. Pero hay una cita en que todos están de acuerdo que se refiere al Jesús real, pero es en referencia y en función de Santiago, su hermano mayor que era Jefe de la sinagoga nazarena de Jerusalén. Dicha sinagoga era fuertemente crítica con el templo.

    Puedo darle lista de autores sobre este interesante tema del hermano mayor de Jesús. Santiago fue el rival de Pablo.

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  8. Creo que tiene Ud. razón en ese aspecto. Estoy totalmente de acuerdo con su comentario del día 25 a las 16:17.

    Cuetu

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