06 agosto, 2011

NESALEM LEE LA BIBLIA: LOS PROFETAS BÍBLICOS

Los profetas del Antiguo testamento o Tanak tratan de influir en los reyes y el pueblo de Israel para que acepte la Ley y los estatutos de Jehová. Parece ser que Israel se pierde con suma facilidad adorando los dioses “extranjeros”, y edificando lugares sagrados para los ídolos locales. Hasta los reyes se “pervierten” con estas prácticas a pesar de haber sido castigados duramente una y otra vez. Tampoco la practica sagrada a Jehová va por el buen camino, pues los ricos oprimen a los pobres y los rituales acaban siendo puro formulismo o formalismo para justificar una y otra vez la misma conducta.

Los profetas entonces arremeten contra las idolatrías y desviaciones del pueblo israelita; denuncian unas prácticas que de nada sirven si no pasan a ser parte de una conciencia ética de reparto y respeto por los pobres, las viudas y huérfanos. Denuncian el abuso de poder de los reyes y los sacerdotes; también sus políticas equivocadas. Todas estas desviaciones, desobediencias y opresiones traen como consecuencia la ira y el castigo de un Jehová justo que juzga de acuerdo a la Ley y los estatutos. Pero también hay arrepentimiento y misericordia por parte de Jehová y promesas de un futuro reino mesiánico que pondrá las cosas en su sitio en esta tierra y habrá paz y todas las naciones adorarán a Jehová.

Pienso, a juzgar por lo que leo en la Biblia, que la religión de Jehová no acaba de ser aceptada ni impuesta de forma satisfactoria entre el pueblo israelita. Ni la misma monarquía parece plegarse a los dictados de los sacerdotes y profetas (empieza a producirse una centralización en serio con Ezequías y luego Josías, con ayuda de Jeremías). Da la impresión que el partido Jehovita es un partido importante, pero no lo suficientemente poderoso para imponerse de una vez y por todas a todos los sectores de Israel y Judá. Se nota que en Israel conviven varias formas religiosas paganas con el culto a Jehová. Los profetas representan al partido de Jehová y tratan de crear una conciencia nacional israelita y judaíta (todavía no hay judíos en sentido moderno), basada en el culto y la ética de inspiración en la Torá. Todo ello centralizado en el Templo de Jerusalén.

Y, sorprende de nuevo, que en el AT Dios es un dios de la Historia, que se mueve actuando en la historia; que da el bien y EL MAL (Dios distribuye también EL MAL), en consonancia con la conducta de su pueblo. No hay un Satanás como fuerza del mal semi-independiente; sino, muy ocasionalmente, como un consejero más en la corte de Dios (libro de Job). No hay especulación alguna con lo sobrenatural. Todo lo que ocurre, se promete, o se hace es algo que siempre ocurre como premio o castigo aquí en este mundo. Siempre en este mundo. Nada de especulaciones sobrenaturales sobre el más allá.

Puede que esté equivocado. Yo creo que la Biblia es un libro para estudiar lo más sinceramente posible. Lo más objetivamente posible. Si no hay sinceridad ni ganas de ver la verdad, entonces juguemos a darnos versiculazos a troche y moche sin querer ver en qué contexto se dan y producen esos versículos. No se puede mentir.

2 comentarios:

  1. Pensándolo bien. ¿A quién demonios les puede interesar estos profetones de mente tan compulsiva y estridente de tiempos tan antiguos?

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  2. Hombre, pues no dejan de ser interesasntes estas reflexiones sobre los profetones, Sr. Nesalem.

    Runand

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