Los que leemos la Biblia todos los días sabemos que el Libro es la imperfecta revelación de un arquetipo divino. Los que lo leemos lo interpretamos desde nuestra imperfecta experiencia y conciencia.
Nunca llegamos a la verdad transparente que encierra el Libro.
Nunca llegamos a ver y sentir la perfección del arquetipo divino. Nunca podemos leer a través de nuestro YO-ARQUETÍPICO.
Aunque también sabemos que el Libro nos revela el arquetipo satánico, al cual, por suerte; tampoco alcanzamos.
Entre tal triunvirato de arquetipos vivimos como espectros en este planeta manteniendo un ajetreado e inquieto equilibrio.
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