Existe el mercado como una ley universal de equivalencia. Pero para aproximarse a esa suma abstracción o perfección uno ha de ser también una criatura perfecta.
Existe también el anti-mercado como otra ley universal de total y absoluta de anti-equivalencia. Pero para aproximarse a esa suma abstracción uno ha de perderse en un caótico universo de eterna dispersión y absoluta soledad.
Pero en este mundo vagamos en un espectro que deambula entre ambas abstracciones.
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