Vamos siguiendo una sensación o una intuición. Podríamos
ignorarla. Pero la intuición o sensación es persistente y nos hace movilizar
energías hacia ese horizonte. Es un horizonte que despierta anhelos, ensueños,
visiones. Toda una trascendencia de lo hasta ahora vivido. Quizás la sensación-intuición
de aventurarse al descubrimiento de un nuevo territorio. Un nuevo territorio
que sin embargo está aquí mismo entre las escenas y escenarios más prosaicos, más
ordinarios de la vida diaria y rutinaria. Las piezas que se mueven y combinan y
forman la máquina diaria y rutinaria. Piezas que se ensamblan y forman la Máquina.
Pero cuando hemos descubierto el funcionamiento de la Máquina rutinaria y
prosaica que se mueve con precisión endemoniada; de repente vemos el horizonte
de otra posibilidad que trasciende la Máquina. Hay otro
territorio formado por otra máquina que engloba a la Máquina y hasta quizás la
haga posible. Hemos descubierto el nuevo territorio y ya percibimos e intuimos
la máquina que lo habita y lo produce al mismo tiempo.
Pasamos el horizonte y ahora todo es nuevo. Los mecanismos
son nuevos. Las piezas ensambladas son nuevas. Comienza el descubrimiento. Pero
aun percibimos la Máquina con sus rutinas, sus ritmos ordinarios y corrientes. No
dejamos de percibirla, pero ya en otro plano, pasando a otro territorio con
otra máquina y sus piezas ensambladas con precisión mecánica. Nada puede estar
fuera de su sitio. Absolutamente nada.
El que trabaja en una cadena de montaje sólo ve su máquina. El jefe, al que interesa que la producción vaya a las mil maravillas, necesita elevarse sobre el terreno para ver cómo va todo.Lo que no sabe es que él también es parte de otro engranaje.
ResponderEliminarTrabajé en la cadena de montajes de una fábrica. Sé lo que es estar pegado a una máquina y acabar siendo transformado en máquina. El hombre-máquina.
ResponderEliminarMientras la imaginación sobrevolaba a otros parajes, otros mundos. Libremente. Hay una libertad profunda en ese ser-máquina. Mientras eres máquina nada te afecta.
Nada es libre en el Universo. Incluso el libre albedrío humano es aparente: los pensamientos e ideas no existen por si mismos, sino que corresponden a estados materiales cerebrales. Y ya sabemos que la materia no es libre; se mueve y actúa de acuerdo con leyes exactas. Incluso teniendo en cuenta las indeterminaciones e incertidumbres cuánticas, un átomo cualquiera sólo hace lo que las leyes físicas le dicen que haga. Y decir que nada es libre es lo mismo que decir que todo en el Universo está determinado. Nada pasa por libre arbitrio de ninguna voluntad. Por lo tanto, todo está escrito, puesto que nunca va a pasar nada que no esté ya previsto por las leyes físicas, según vio ya, a su manera, el viejo Laplace. Somos piezas constituyentes de una Gran Máquina absurda, que, por lo que sabemos, sólo existe y funciona por gusto de existir y funcionar. Esto agobia un poco, pero hay que pensar que nuestra finalidad es vivir. Sólo eso: estamos aquí para vivir, y no tenemos otra finalidad sino vivir.
ResponderEliminarComentario anterior: Cuetu
ResponderEliminarMáquinas... deseantes, Sr. Nesalem? [Deleuze & Guattari]
ResponderEliminarPedrosa Latas
Cuetu: Nada es libre en el Universo. Incluso el libre albedrío humano es aparente: los pensamientos e ideas no existen por si mismos, sino que corresponden a estados materiales cerebrales.
ResponderEliminarNesalem: Yo ahora me levanto y voy a la cocina. Esa decisión surge de repente en mí. Entre multitud de opciones que puedo escoger escojo precisamente ir a la cocina. ¿Es pertinente considerar esta decisión como libre o determinada?
Cuetu: Y ya sabemos que la materia no es libre; se mueve y actúa de acuerdo con leyes exactas. Incluso teniendo en cuenta las indeterminaciones e incertidumbres cuánticas, un átomo cualquiera sólo hace lo que las leyes físicas le dicen que haga.
Nesalem: Asumiendo que sea así ¿Es pertienente en el ejemplo de arriba una materia determinada por leyes exactas?
Cuetu: Y decir que nada es libre es lo mismo que decir que todo en el Universo está determinado. Nada pasa por libre arbitrio de ninguna voluntad.
Nesalem: Asumiendo que sea así ¿Es pertienente en el ejemplo de arriba que el universo esté determinado de manera absoluta?
Cuetu: Por lo tanto, todo está escrito, puesto que nunca va a pasar nada que no esté ya previsto por las leyes físicas, según vio ya, a su manera, el viejo Laplace.
Nesalem: Asumiendo que sea así ¿Es pertienente en el ejemplo de arriba que ya esté todo previsto por las leyes físicas?
Cuetu: Somos piezas constituyentes de una Gran Máquina absurda, que, por lo que sabemos, sólo existe y funciona por gusto de existir y funcionar.
Nesalem: Asumiendo que sea así ¿Es pertienente en el ejemplo de arriba que seamos piezas constituyentes de una Gran Máquina Absurda?
Cuetu: Esto agobia un poco, pero hay que pensar que nuestra finalidad es vivir. Sólo eso: estamos aquí para vivir, y no tenemos otra finalidad sino vivir.
Nesalem: ¿Vivir o morir? Quizás la finalidad sea morir. Desaparecer. La nada.
En cuanto a la existencia del libre albedrío, tres cosas, Sr. Nesalem, cabría decir.
ResponderEliminar1. Desde el punto de vista de la neurociencia.
2. Desde el mero raciocinio, dada la inexistencia de entidades inmateriales.
3. Respecto a la pertinencia o no pertinencia de la cuestión.
1. En neurociencia se sabe desde hace tiempo que el impulso cerebral a ejecutar una acción, captado por los aparatos de laboratorio, es medio segundo anterior a la voluntad consciente de actuar experimentada por el sujeto. Todo sucede como si el sentimiento de actuacion voluntaria fuese una elaboración posterior que el cerebro construye para justificar una ejecución que ya se ha puesto en marcha con anterioridad.
Citemos a Michael Brooks, en un texto del capítulo 11 ("Libre albedrío: nuestras decisiones no son nuestras") de su excelente libro "13 cosas que no tienen sentido. Los misterios científicos más intrigantes de nuestro tiempo", Ed. Ariel, Barcelona, 2011, pág. 206:
"No tenemos lo que pensamos que es libre albedrío. Esta inferencia puede deducirse de décadas de experimentos totalmente reproducibles, pero sigue sin tener sentido. Como seres humanos, estamos absolutamente convencidos de nuestra autonomía, de nuestra libre determinación, de nuestro libre albedrío. Casi todas las personas con las que hablemos nos dirán que los resultados de tales experimentos son anómalos; no encajan en el marco de nuestra experiencia consciente. Sin embargo, si hablamos con Patrick Haggard, nos dirá que la anomalía, la curiosidad, reside en nuestro autoengaño, en la ilusión de libre albedrío a la que nos aferramos tan fuertemente. Haggard no está solo; la mayoría de los neurocientíficos están de acuerdo con él."
Cuetu
Quizás si viéramos las impresiones cerebrales como ya-siempre integradas en el lenguaje o discurso ya siempre-presente; pues se entiende el punto número 1. Debería de leer a Derridá sobre estos temas. No sería ninguna pérdida de tiempo. Tampoco Derridá piensa que haya libre albedrío. Tampoco existe una impresión "pura" y transparente de la "realidad" al cerebro. Ya hay-siempre lenguaje, discurso.
ResponderEliminarPero todo es discutible y por mi parte no doy nada por sentado sobre este tema, aunque estoy llegando a interesantes conclusiones.
2. En cuanto al segunto punto, cabría decir que, para que hubiera libre albedrío, alguna entidad inmaterial, alma o mente, tendría que influir sobre nuestra materia cerebral (materia-energía, se entiende). Pero sabemos que la existencia de entidades inmateriales es altamente improbable. Por tanto, todo cambio en las condiciones materiales de nuestro cerebro tiene que ser inducido por la materia misma, interior o exterior al cerebro. Y la materia, hay que repetir, está sometida sólo a las leyes físicas. A esto llegamos por el mero raciocinio.
ResponderEliminarEs más certero pensar, de acuerdo con la neurociencia, que todas las ideas, sensaciones y pensamientos que experimentamos corresponden a una configuración concreta de nuestra materia-energía cerebral. Y entre esas impresiones se halla la de tener voluntad. Una sensación, como tantas otras, que corresponde a una configuración mterial cerebral.
Hay cuatro campos de energía establecidos por la física: el gravitatorio, el electomagnético, la fuerza nuclear fuerte y la fuerza nuclear débil. Hay gente que piensa que podría haber algun campo energético desconocido hasta ahora, pero eso es altamente improbable. Los refinamientos experimentales y teóricos que fueron necesarios para estudiar los dos últimos campos citados, por ejemplo, son tan grandes que queda casi del todo excluída la posibilidad de que un campo de energía diferente se nos pase por alto. Todo puede ser, pero hay cosas que son altamente improbables.
Cuetu
3. Por lo que hace al tercer punto, la importancia de esto es evidente. Puede ser que el hecho de que Ud., Sr. Nesalem, vaya a la cocina por un acto de libre albedrío o impulsado por fuerzas materiales no controlables a voluntad, se irrelevante. Pero no hay más que pensar en un proceso judicial, por ejemplo, donde se alegare que un acusado no es responsable de sus actos, puesto que, segun todos los expertos, está movido por fuerzas universales ajenas a su voluntad, para darse cuenta de la pertinencia del tema.
ResponderEliminarCuetu
Imaginese todos los juicios suspendidos por haber llegado a la conclusión de que no hay nadie, absolutamente nadie, que sea culpable de nada debido a nuestra absoluta condición de seres determinados y sin responsabilidad alguna de nuestros actos. Fíjese que poco a poco hacia eso caminamos: hacia la conciencia de ser víctimas inexorables de un ciego y absurdo proyecto universal que no hemos escogido. A medida que esa conciencia se vaya haciendo extensiva (cada vez son más los atenuantes psíquico-psicológicos en los juicios)un absoluto nihilismo se apoderaría de todos: no habría ética ni moral a la que atenerse, ni imponerse a nadie. Wow!!!!
ResponderEliminarVolvería una época de caos y anarquía feudal, para luego un imperio imponer por la fuerza una Ley cortando cabezas.
ResponderEliminarLa condición humana es así.
La realidad, sin embargo, existe. Y consiste, no puede ser de otra manera, en eso que vivimos y experimentamos cotidianamente. Incluyendo los saberes històricos y toda clase de saberes, incluyendo de recuerdos o expectativas. Experimentamos también un yo y otros yoes externos, por lo tanto esos yoes existen en la realidad. Y no hay más cera que la que quema. Seamos o no seamos un cúmulo de materia determinada del todo por las leyes físicas, la realidad existe y es eso que experimentamos. Aunque "la vida fuese un sueño", ese sueño existe para nosotros.
ResponderEliminarY es en esa realidad donde cobran sentido todas las cosas del mundo humano, incluidas las responsabilidades personales. Nunca se vuelve al pasado de manera total. El retroceso experimentado por la humanidad europea después de la caída del Imperio Romano no nos llevó de nuevo al Paleolítico, sino a otra cosa. Los estados materio-energéticos cerebrales de los jueces pueden llegar a declarar inocente al asesino, pero subsistirá la necesidad social de protegerse del asesino. Puesto que, en estricto conocimiento puro, no hay nada que sea asesino ni nada que sea juez, sólo bloques de materia-energía interactuantes, quizá no tenga sentido el castigo moral, pero la demás gente (configuraciones materio-energéticas, no lo olvidemos) siente pusiones de protección que han de ser satisfechas, o así lo siente la configuración cerebral de los juristas. Habrá, quizás, intervenciones sobre los asesinos de otra manera.
Cuetu
Se parece usted a un Spinoza pero transformado en un Schoppenhauer; un Spinoza a quien la Razón se le ha transformado en una Voluntad ciega e impulsiva. Una voluntad totalmente amoral y demente. Aggggg!!!! Qué mundo este!!!!
ResponderEliminarHumm... Sr. Nesalem, gracias por comparar mi humilde persona con tal ilustres personajes. Hay un determinismo débil: el determinismo social o familiar, el determinismo genético... Ese es el único determinismo que mucha gente puede comprender y aceptar. Pero, mucho más allá, hay un determinismo fuerte, que es el que yo sostengo: nada hay en las partículas materiales que demuestre una voluntad libre; entonces, puesto que todo, incluídos nosotros, estamos formados por materia y energía, nada hay que sea libre en el universo, ni siquiera nosotros los humanos. Tenemos una ilusión de libre albedrío y de libertad, pero es muy probable que no sea más que una ilusión subjetiva. Todo parece indicar que unas supuestas mentes humanas inmateriales no pueden existir, y mucho menos tener poder alguno sobre la materia. Dicho esto, cierto es que nos movemos en una realidad donde parece existir este libre albedrío humano y animal, y cierto es que la vida funciona así y quizá no podríamos funcionar de otra manera. Pero dicho esto, ¿tiene alguna importancia que en el enfrentamiento cotidiano con la vida, las personas cuya jeta se nos aparece delante de las narices cada día sean conglomerados funcionales de materia-energía regidos por puras leyes físicas ciegas o personas libres? Creo que ninguna. Igual tenemos que tragarnoslos, aceptarlos o rechazarlos, y no cambia nada considerarlos de una forma o de otra. Nada cambia.
ResponderEliminarCuetu
Cuetu
Vaya coñazo de universo. Hay que hacerle la puñeta por algún sitio.
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