alma. Ganabas la eternidad dando limosna a los pobres.
Escuchaba la
radio cuando iba en autobús y el programa era sobre una ONG. Se reclamaba el
espíritu solidario y la labor de la ONG por boca de la señora que la representaba
era algo bueno, noble, justo, cooperativo, solidario; desprendido. Su voz era
suave, llena de plenitud solidaria. La presentadora derramaba piedad y entusiasmo.
Tendré que
dar a una ONG y así quedaré a gusto conmigo mismo y ganaré el cielo. Daré una limosna a través
de una ONG.
Leía el
periódico o veía la TV y me di cuenta que para ayudar a los pobres había que
dar más impuestos al Estado.
Pero el
Estado me obliga a dar limosna a los pobres. Ya no puedo ganar la Gloria.
He de borrarme del Estado.
Quiero volver a dar limosna a los pobres cuando salía
de la iglesia y así estar a gusto con mi alma y ganar el Cielo.
¿Cómo se puede borrar uno del Estado? Es decir: si uno no está de acuerdo en pertenecer ni colaborar con el Estado, ¿cómo se puede dar uno de baja de tal entidad? Hummmm!!!! Pregunta peligrosa. Superpeligrosa.
ResponderEliminarA mayor control estatal de la vida, menor riesgo y responsabilidad por parte de los individuos. Los individuos se convierten en parte orgánica de la máquina estatal. No son capaces de pensarse a sí mismos fuera del Estado. Se hacen cómplices del Estado y procurarán denunciar a todo aquel que se salga de las definiciones estatales. El Estado. Surge como oposición al nomadismo. Tendemos los humanos a reproducir nuestro espíritu nomádico en ocasiones. Hay un alma nomádica en muchos.
ResponderEliminarSobre las ONG, hay que leer el libro "Blanco Bueno Busca Negro Pobre: Una Crítica a los Organismos de Cooperación y las ONG." Escrito por Gustau Nerín. Doctor en Antropología y profesor de la Universidad de Cuinea Ecuatorial, país donde ha residido durante varios años. Lo publica la editorial Roca-editorial. Barcelona 2011..
ResponderEliminarCopio y pego una cita sobre el gran antropólogo francés Pierre Clastres en Wikipedia (que Dios nos conserve estas vías informativas tan libres y a disposición por mucho tiempo).
ResponderEliminar_______________________________
"Clastres define a las sociedades primitivas como aquellas que rechazan la aparición de un órgano de poder separado del seno de la sociedad, sociedades «sin Estado. Sin fe, sin ley, ni rey».
Clastres se propuso demostrar la falsedad de la idea de que todas las sociedades necesariamente evolucionen desde un sistema «tribal», «comunista» e «igualitario»" a sistemas jerárquicos y finalmente a sistemas estatales. Fue crítico con el marxismo y la antropología económica en general argumentando que en las sociedades primitivas existe un predominio de la esfera política por encima de la económica.
Probablemente su aporte teórico más importante fue la acuñación de la categoría analítica de «deuda». Para Clastres las sociedades primitivas imponen una deuda permanente al líder o jefe tribal, de manera tal que le es imposible transformar su prestigio en poder separado de la sociedad. Al surgir el Estado se produce una inversión de la deuda mediante la cual las sociedades estatales afirman que el pueblo se halla permanentemente en deuda con sus soberanos.
Según sus investigaciones, las sociedades no jerárquicas poseen mecanismos culturales que impiden activamente la aparición de figuras de poder, sea aislando a los posibles candidatos a jefe, sea descartando completamente el mando y creando en cambio jefes con poder de aconsejar, con autoridad limitada a actividades rituales o a hablar en nombre de una ley ancestral inalterable. No se produce en tal caso ninguna «evolución» hacia el Estado, sino la reproducción de las formas igualitarias y un movimiento centrífugo de la sociedad contra la jerarquización y la centralización, una guerra contra la estatización.
Parafraseando a Karl Marx y burlándose de la aplicación universal de las «leyes de la historia» Clastres escribió:
La historia de los pueblos que tienen una Historia es la historia de la lucha de clases. La historia de los pueblos sin Historia es, diremos con la misma verdad, la historia de su lucha contra el Estado."
ResponderEliminar
Un individuo libre es aquel que elige ser parte del Estado o no serlo. Un individuo libre diría: "Yo elijo ser parte del Estado porque me conviene, pues a cambio recibo protección, seguridad jurídica, derecho al voto; etc.". Pero otro individuo libre podría decir: "Yo no estoy de acuerdo con pertenecer a ningún estado. Mi vida la organizo yo como quiero. Doy mi dinero a quien me da la gana; escojo la protección que mejor me convenga; escojo los grupos sociales que mejor se adapten a mis valores, etc. No necesito para nada del Estado."
ResponderEliminarHoy día ya no cabe esa segunda opción en las sociedades de Omnipotencia Estatal. El Estado se ha impuesto de forma abrumadora. Ya nadie se concibe como individuo libre fuera del Estado. Y el Estado no se impuso más que por la fuerza. El Estado nos vino como una máquina de poder externa que exige nuestra sumisión incondicional. "Pienso, luego soy Estado". Y el Estado sigue manteniéndose por la fuerza. Si no pagas tu deuda con el Estado vas a la cárcel. Los especialistas deciden siempre por nosotros. Ellos saben. Los políticos saben. Los conocedores saben lo que nos conviene de forma racional y objetiva. Oh! Estado!
El Estado existe en base a una profunda desconfianza con el hombre. Si el Estado nos hablase con voz propia ´nos diría: "Yo soy tu Dios que te conoce mejor que nadie. Tu, ¡oh, hombre! eres un ser irracional, un ser proclive a la violencia; al robo y la rapiña. Tu ¡oh, hombre! eres un loco capaz de autodestruirte con tu ceguera. Yo soy quien te ha de salvar con mi inteligencia, con mi ciencia, con mi organización, con mis valores; con mis ejércitos y policía y leyes que te controlen. Yo soy quien te ha de marcar los límites hasta donde puedes llegar. Yo soy, quien llegado el caso, te mandará a la guerra contra quien yo considere es mi enemigo. Yo soy el Estado y mi existencia se debe a tu debilidad, a tu locura, a tu instinto depredador oh, hombre! Tu estarás siempre en deuda conmigo, pues yo soy quien te provee de todo para que puedas vivir en colectividad forzada."
ResponderEliminarQuien quiera ser un ente libre ha de saber qué es el Estado. Trascenderle. Será esa la manera cómo llegado el día el Estado quedará desmitificado, desprovisto de justificación: una entidad política más entre otras muchas posibilidades. Quizás peores, quizás mejores.
Podría ser que así fuera. Pero podría ser que el Estado derivase en el Super-Estado y entonces ya no hay más individuo que el que produzca el Estado en forma de ciudadano. La corrección política será la ideología suprema: dulce, suave, amoral; fuertemente relativista en forma de círculo vicioso. Habrá versiones fascistas en forma de máquinas de guerra que produzcan una movilización constante de energías paranoicas contra las líneas de fuga que se escapan a su centro gravitatorio. El Super-Estado también necesitará de forma ocasional sus movilizaciones sociales, militares, artísticas, propagandísticas.
El cristianismo primitivo fue una línea de fuga respecto al Estado romano y sus vasallos. La Historia no tenía más finalidad que esperar a ser destruida por Dios. Mientras, había que vivir en la radicalidad ética. El desapego absoluto de este mundo entre cuyas posibilidades estaba la sustitución de Dios por el Estado Imperial: el Super-Estado. Luego ya vino el Compromiso y más tarde el Cristianismo de hizo Estado.
Es evidente que el mensaje del Nazareno tuvo que haber sido muy peligroso por sus consecuencias. De ahí su pronta ejecución. De ahí que fuere necesario neutralizarlo en lo posible. De ahí lo complicado que resulta ser seguidor del Nazareno hoy día.
ResponderEliminar¿Qué es la pobreza? ¿Quiénes son esos pobres que están ahí a la puerta de la iglesia? Imaginémonos que todos los pobres del mundo están ahí a la puerta de la iglesia. Padres que no encuentran trabajo y no pueden dar de comer a sus hijos pequeños. Los pequeños están desnutridos y son inocentes. Es una inocencia maltratada. Si lo vemos a través de los ojos de la inocencia lo podremos comprender mejor. Podremos comprender mejor los efectos de la pobreza. La indignidad y degradación de la pobreza. Pero no como algo abstracto. Los pobres de la India o de Madagascar nos pueden resultar lejanos, una frase abstracta. Podemos hablar de ellos sin sentir nada porque hablamos de algo que no relacionamos en la proximidad de los afectos. Quizás hasta resulte deshumanizante hablar de la pobreza en estos términos. Es lo que hace el lenguaje de la conveniencia política, ideológica, religiosa quizás con buena voluntad, pero una buena voluntad que se acaba cosificando en frases hechas, en clichés. Desde Occidente hablamos mucho de la pobreza lejana del Tercer Mundo; de la pobreza en abstracto; de algo que no podemos conectar de forma directa como si fueran nuestros hijos, como si fuéramos nosotros mismos o familiares o amigos o vecinos próximos a los que queremos y que están viviendo esa situación. Y entonces lo vemos o comprendemos como se comprende una película, un espectáculo; no con los sentimientos desgarrados al ver a tus hijos en plena inocencia con los cuerpos desnutridos, o las enfermedades sin posibilidad de curación. La impotencia de no poder actuar; la frialdad y crueldad del mundo que te rodea; de los que tienen y viven a mil años luz de ti a pesar de vivir en la misma ciudad o pueblo. Hacer más énfasis en esto sería ya un ejercicio de retórica. La retórica no sustituye nunca al sentir. Sentir esa fuerza desgarradora que proviene de ese sentimiento de profundo de amor al ver la inocencia maltratada.
ResponderEliminarSi lo vivimos así ya empezamos a ver la pobreza en su cruel dimensión y degradación. Nuestra relación con la pobreza ha de ser una relación de sentimiento vivo y desgarrado en primer lugar. Hemos de estar inmersos en ella y sentir inmensa compasión e indignación. Es el primer paso para comprender la tragedia del ser humano. Hay otras formas de maltrato de la inocencia y de la dignidad humana que no necesariamente conllevan pobreza material; pero el primer nivel de comprensión de la tragedia humana es la pobreza en su doble degradación física y moral. Luego están las diferentes modalidades de sufrimiento humano en sus diversas manifestaciones. Esta es la vida que nos ha tocado vivir. Seres contingentes, vulnerables, inscritos en un mundo de fuerza y poder que a medida que se distancia del sentimiento afectivo por los más próximos parece como si una frialdad e indiferencia nos blindara de los demás, del prójimo hasta llegar a percibirlos como meros objetos manipulables. Una razón instrumental rige la mayor parte de nuestras relaciones sociales. Un sentido de la conveniencia egoísta y particular bien desarrollado nos hace luchar en la vida en clave de mera supervivencia. Conveniencia no es amor. Razón instrumental no es ética y moral que emanan de un sentimiento visceral contra la injusticia y lo que ella entraña de deshumanización. Ideología no necesariamente es comprensión de las complejidades de la existencia humana. A veces es todo lo contrario. Es el muro protector, el sentido fijado de antemano que nos impide ver la realidad variopinta que nos rodea. Nada mejor que las fijaciones mentales para reducir el mundo al mínimo común denominador de lo manejable, de lo manipulable; de lo condenable o aceptable.
ResponderEliminarEn Jesús la pobreza era contrastada con la actitud hipócrita ciertos puristas del judaísmo. Estos puristas de palabra hacían malabares doctrinales e interpretativos, pero su corazón estaba distante del prójimo sufriente. También la pobreza estaba contrastada con la actitud de los ricos que vivían esclavos de su propia codicia y lujos y dejaban que a los pobres se pudrieran en la calle. Se podría inferir que Jesús no sería nada complaciente con el poder romano que exprimía al pueblo con impuestos. Tampoco con el gobierno títere de Herodes Antipas. En consonancia con su ética de los últimos días toda acumulación de riquezas o de cualquier “tesoro en la tierra”, estaba en disonancia con el Reino de los Cielos. Por lo contrario, toda dádiva a los pobres y todo amor al desvalido era condición sine qua non para entrar en el Reino de los Cielos. La Torá quedaba resumida en ese amor incondicional al que sufre las injusticias tanto del poder como de la existencia. Habría que incluir también la recurrente vulnerabilidad al poder destructivo de los demonios de mucha gente desdichada. En resumen podríamos decir que para el Nazareno la pobreza marca el nivel más extremo de sufrimiento y degradación humana y es desde ahí desde donde hay que partir para entender la necesidad urgente del Reino de los Cielos. Pero para comprender lo que ha de ser el Reino de los Cielos hay que sentir en profundidad lo que es el pecado y sus efectos más degradantes. Y la pobreza es su marcador más visible y manifiesto. Está en cualquier esquina, en cualquier calle. A la salida del templo y de la sinagoga. Los pobres están con vosotros, decía el Nazareno. Por eso el amor ha de ser mucho mayor en cuanto es capaz de comprender y sentir la degradación de la pobreza en seres humanos inocentes. Y si amor entonces la señal más palpable es el desprendimiento y la limosna. “Me visteis desnudo y hambriento y no me disteis de comer, etc.” Jesús, según los evangelios, era partidario de dar limosnas, de distribuir riquezas a base del acto de la limosna. Pero ¿nada más que eso?
ResponderEliminarHemos de situarnos en el cuadro apocalíptico del momento para ver el significado de la pobreza en Jesús. Recordemos que el fin del mundo está muy cerca. No pasará esta generación sin que ello ocurra, decía el Nazareno. Se establece una ética de emergencia basada en el pleno desprendimiento de las cosas de este mundo. Se insta a cumplir escrupulosamente con la Torá interpretada esta de una forma radical en sus exigencias de amor al prójimo. Ese amor se manifiesta con el desprendimiento de riquezas, de posesiones; de orgullos; de exigencias compensatorias, de costumbres o tradiciones; incluso de abandono familiar en caso de llegar a ser obstáculo. Ese desprendimiento tendrá como eje fundamental la caridad hacia el que no tiene, sacando al pobre de su miseria e indignidad, así como de su pecado y de sus demonios. Sin duda esa es la expresión más radical de amor al prójimo: el umbral de lo que ha de ser El Reino de los Cielos, donde la justicia y el amor han de ser los referentes absolutos del gobierno del Mesías. Pero toda esta ética de emergencia implica así mismo un rechazo a las vinculaciones políticas e identitarias del momento. Es de comprender que negarse o escaquearse de pagar el tributo a Roma por parte de los seguidores del Nazareno es casi un deber, siendo este asunto una de las causas del empobrecimiento de la población del Israel ocupado además de que mostrar subordinación a un gobernante gentil era una blasfemia ante Jehová. De ello fue acusado ante el Sanedrín (Lucas 23: 1-2) y de ello quisieron encontrar una declaración pública irrefutable sus enemigos al someterle a la prueba del tributo al César. Jesús respondió con astucia. “Dad al César lo que le pertenece—o sea: la moneda, la moneda es cosa del César--, pero a Dios lo que le es de Dios—o sea: a Dios el verdadero tributo y lealtad”.
ResponderEliminarLa identidad de los seguidores de Jesús es una identidad de desapego y desvinculación con los poderes terrenales que gobiernan el mundo. Sus valores son contravalores. Hay una disyunción o discontinuidad entre el Reino de los Cielos y el mundo sometido al omnipotente imperio gentil y su gobierno colaboracionista, incluido el Templo y sus autoridades. El anuncio del Reino que hacía Jesús era una verdadera amenaza a los poderes del momento, ya que el anuncio apocalíptico del Reino de la Nueva Jerusalén y su radicalización de la Torá; no sólo desactivaba las identificaciones y apegos hacia los poderes terrenales muy alejados ya de la lealtad a Jehová (Yahveh), sino que también hubo desobediencia activa en cuanto a la cuestión del tributo; y, quizás cierto apresurado entusiasmo mesiánico en el ataque al Templo. El mensaje de Jesús era un mensaje de desafección con los poderes del mundo y la pobreza era la máxima expresión de un mundo ya totalmente gobernado por el pecado. Un mundo al que había que renunciar en función del Reino de Dios ya próximo, ya concluyente de la Historia y experiencia humana. Un Nuevo Mundo estaba a las puertas. Un Nuevo Mundo gobernado por el amor y la justicia: la esencia de la Torá.
ResponderEliminar¿Qué política social han de seguir los seguidores del Nazareno respecto a la pobreza? ¿Seguir pensando que el fin de los tiempos, de la Historia, está cerca, siempre cerca y mantener esa certeza viviendo en comunidades cerradas al mundo; dando al César o al Estado aquello que les fuerza a pagar como tributo para no pasarse la vida en la cárcel? ¿Dar todo lo que se tiene a los pobres? ¿Qué pobres? ¿Los del pueblo de Yhaveh? ¿Todos sin excepción?
ResponderEliminarQuienes ya viven el cristianismo paulino y el cristianismo político ya saben lo que dice la epístola a los Romanos:
" Toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno y serás alabado por ella, 4 porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para hacer justicia y para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia, 6 pues por esto pagáis también los tributos, porque las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas continuamente a este oficio. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra." (Romanos 13)
Resumimos todo lo dicho arriba con alguna observación más. Todo queda abierto a discusión y debate, desde luego.
ResponderEliminara) La figura de Jesús hay que comprenderla como un espectro que va desde su existencia histórica real y palpable dentro de los parámetros de aquella época y dentro de un judaísmo radical en su versión apocalíptica-mesiánica; hasta su posterior mitificación dentro ya de parámetros helénicos y judíos-helénicos. Esto todo un espectro gradual que ya penetra el tejido de los evangelios; escritos estos hasta 70 años o 100 años después. Los evangelios ya insertan anacronismos en la vida y hechos de Jesús que responden más a la conflictividad de las comunidades cristianas de la diáspora con el judaísmo y los seguidores del Jesús judío. Las diatribas contra los fariseos son elocuentes en Lucas. No hablemos ya de Juan.
b) No cabe duda que la pobreza y el sufrimiento humano dentro del Israel ocupado por el Imperio, fue el detonante de una radicalización del judaísmo en vertientes apocalípticas-mesiánicas. Jesús fue el líder de una de estas corrientes y su prédica, además de su acción profética, tenían como eje fundamental el sufrimiento humano del pueblo de Israel: los pobres, los tullidos, los endemoniados o gentes que sufrían dislocaciones mentales serias. Pero esta predica estaba enmarcada en un proyecto histórico de fin de la Historia protagonizado por la nación de Israel. Todo ello se va desarrollando a partir de las rebeliones macabeas y posteriores dislocaciones políticas y religiosas del pueblo judío tanto con el Imperio griego como con el romano. Es difícil saber qué confrontaciones hubo con el imperio romano, pero es casi seguro que hubo negativa a pagarle los impuestos y quizás algún escarceo guerrillero. Hubo evidentemente una confrontación directa con el Templo y las autoridades herodianas-saduceas. Todo ello le llevó a su ejecución en la cruz.
c) Una vez muerto Jesús surge la frustración, la confusión, la dispersión y agrupación de sus seguidores. Surgen las primeras reflexiones teológicas sobre su persona, su papel mesiánico y su muerte. Nos movemos ya en la otra dirección del espectro. Sus seguidores inmediatos judíos y miembros de su familia permanecen dentro del judaísmo aunque su vida y muerte siguen teniendo un fuerte sentido mesiánico que ahora se ha de posponer para una segunda venida triunfal. Pero dentro de las corrientes helénicas judías surgen ya las tendencias en dirección a una reinterpretación espiritual de alcances universales. La pobreza y desvalimiento del pueblo de Israel bajo la ocupación romana y la corrupción del Templo, se desplazan a preocupaciones más universales que ahora tienen que ver con el ser humano y su condición de imperfección y pecado. El Mesías pasa a ser un Cristo que se mueve en esferas cósmicas de luz y tinieblas, de “potestades, principados, dominios, eones, etc.”. Pasamos de la proyección histórica a la proyección cósmica-espiritual. De la dimensión concreta judía a la dimensión existencial del hombre universal, tanto judío como gentil. De la redención de Israel a la redención del mundo como categoría metafísica.
d) La pobreza entonces ya empieza a tener otro sentido. Es la pobreza del alma, del espíritu, de la carne caída. La pobreza y el desvalimiento ya se refiere a una condición humana caída; una condición universal. La muerte de Jesús, ahora Jesucristo, es una muerte de redención del ser humano del pecado como condición esencial a su caída (véanse los tonos platónicos de este desplazamiento). Esta es la pobreza fundamental del nuevo cristianismo que se va elaborando teológicamente. Los evangelios van construyendo un tejido textual en base a tradiciones orales del Jesús judío-apocalíptico unidas a nuevas reinterpretaciones o reelaboraciones teológicas de adaptación a una cosmovisión más helenizada, más universal, más culta. Y así, del Jesús judío radical llegamos al Jesucristo católico, ya ligado al Imperio y su defensa. Del Jehová Padre celoso de su Ley y de su pueblo Israel, al Dios de amor infinito universal, celoso del orden imperial establecido.
e) Todo ello hay que verlo siempre desde esa óptica espectral de transición de un polo a otro. El devenir del fenómeno cristiano, como otros fenómenos similares, es siempre gradual. Nos podríamos situar en un punto concreto o sincrónico del espectro y podríamos ver la realidad concreta de ese punto en el tiempo como un plano presente. Labor casi imposible sin datos ni documentos adecuados contrastables. Sólo podemos intuir de forma aproximada.
ResponderEliminarf) La fe cristiana no tiene que desaparecer por desvelar lo que parece más evidente y plausible al ser crítico e inconformista con las posibles mitificaciones. Está claro que el cristianismo presente sigue siendo un cristianismo teológico enmarcado en diferentes corrientes y que dichas corrientes siguen siendo la prolongación en el tiempo de las diversas tendencias de los primeros siglos. Desde el cristianismo más milenarista, hasta el más gnóstico; desde el cristianismo más comprometido con el poder político y el Estado hasta el cristianismo más aislacionista y descentralizado; desde el cristianismo más desmitificado e historizado y “marxistizado”; hasta el cristianismo más conservador y anclado en parámetros metafísicos jerarquizados: todos ellos toman de alguna manera el relevo histórico del cristianismo de los primeros siglos.
g) Y todos ellos tienen una forma particular de entender la Justicia Social y la Pobreza. Si aplicamos los parámetros paulinos dominantes en el Nuevo Testamento la justicia social y la transformación del mundo no es algo que incumba al cristiano. El cristianismo no es un proyecto histórico de redención por medios políticos o sociales. El cristianismo es una salvación individual del alma humana en primer lugar; es la redención de la enfermedad humana del pecado. Todo lo que ocurra después de esa conversión o transformación individual es muy secundario; pero sería evidente que del cristiano renacido brote una ética y una moral de resistencia incondicional contra toda injusticia y opresión no enmarcable en ninguna ideología política concreta o partido. El cristiano tendría que substraerse a todo nacionalismo o interpretación no cristiana de la historia. No obstante reconozco que Pablo me confunde con su oportunismo en ocasiones. Véase de nuevo Romanos 13:
" Toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno y serás alabado por ella, 4 porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para hacer justicia y para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia, 6 pues por esto pagáis también los tributos, porque las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas continuamente a este oficio. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra."
La fe cristiana no tiene que desaparecer por desvelar lo que parece más evidente y plausible al ser crítico e inconformista con las posibles mitificaciones. Está claro que el cristianismo presente sigue siendo un cristianismo teológico enmarcado en diferentes corrientes y que dichas corrientes siguen siendo la prolongación en el tiempo de las diversas tendencias de los primeros siglos. Desde el cristianismo más milenarista, hasta el más gnóstico; desde el cristianismo más comprometido con el poder político y el Estado hasta el cristianismo más aislacionista y descentralizado; desde el cristianismo más desmitificado e historizado y “marxistizado”; hasta el cristianismo más conservador y anclado en parámetros metafísicos jerarquizados: todos ellos toman de alguna manera el relevo histórico del cristianismo de los primeros siglos.
ResponderEliminarY todos ellos tienen una forma particular de entender la Justicia Social y la Pobreza. Si aplicamos los parámetros paulinos dominantes en el Nuevo Testamento la justicia social y la transformación del mundo no es algo que incumba al cristiano. El cristianismo no es un proyecto histórico de redención por medios políticos o sociales. El cristianismo es una salvación individual del alma humana en primer lugar; es la redención de la enfermedad humana del pecado. Todo lo que ocurra después de esa conversión o transformación individual es muy secundario; pero sería evidente que del cristiano renacido brote una ética y una moral de resistencia incondicional contra toda injusticia y opresión no enmarcable en ninguna ideología política concreta o partido. El cristiano tendría que substraerse a todo nacionalismo o interpretación no cristiana de la historia. No obstante reconozco que Pablo me confunde con su oportunismo en ocasiones. Véase de nuevo Romanos 13:
" Toda persona a las autoridades superiores, porque no hay autoridad que no provenga de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno y serás alabado por ella, 4 porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme, porque no en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para hacer justicia y para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia, 6 pues por esto pagáis también los tributos, porque las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas continuamente a este oficio. 7 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra."
Existe esta opción, http://www.mjusticia.gob.es/cs/Satellite/es/1215198282738/EstructuraOrganica.html pero como en todo momento se va a estar pisando un estado soberano, no parece que sirva de mucho.
ResponderEliminarMuy interesante "Último", gracias por la aportación. Habría que trabajar más sobre ese concepto de "apátrida" y hacerlo funcionar en el caso cristianismo radical. O hacerlo deslizarse de tal manera que no haya posibilidad de codificarlo. Je, je....
ResponderEliminarEs curioso. Leyendo el interesante y difícil libro de Robert M. Price titulado "The Amazing Colossal Apostle: The Search for the Historical Paul" Signature Books . Salt Lake City 2012 (Nota: Price no tiene nada que ver con el mormonismo), vemos que los primeros manuscritos del corpus escritural paulino llegan hasta principios del siglo III. Desde la producción de los originales paulinos hasta tal fecha se fueron produciendo interpolaciones que fueron desplazando las doctrinas "no convenientes" de Pablo por las tendencias "católicas" o pastorales que llegaron a ser la ortodoxia. La ortodoxia fue quien canonizó los textos paulinos pero ya adaptados a sus intereses doctrinales y sus pseudoepístolas (1ª y 2ª Timoteo, Lucas, Hechos, Colosenses, Filipenses, Efesios, etc).
ResponderEliminarUna de las interpolaciones que sale a relucir en este estudio (avalado por varios especialistas en el tema) es el texto de Romanos 13 mencionado arriba. Obviamente es un texto abiertamente pro-Romano. No obstante, la elaboración del canon cristiano es un campo de investigación apasionante. Hay mucho trabajo de armonización en la teología que trata de eliminar las diferentes aristas y estratos que forman los textos del Nuevo testamento tal como ahora los tenemos.
Es fascinante. ¿Quién era el Pablo real? Si pudiéramos hablar con Pablo cara a cara ¿cómo era?
A pesar de que el Estado no es una institución creacional (es decir, instituido por Dios) sino post "caída", tanto Jesús como Pablo apelan a "obedecer" salvo en lo que se oponga a Dios. De ahí que no sea posible borrarse de él. De todos modos, el estado absoluto teme al cristiano porque sabe en él, un crítico y un opositor indomable. Y aunque sea desde la perspectiva de la izquierda estoy pensando en acudir a la manifestación de la próxima semana. Eso sí, portando la bandera de Oliver Cromwell, el primero, que temeroso de Dios, no tuvo temor, a firmar el decreto para mostrar que el monarca absoluto no era dios,
ResponderEliminarJ.L.F (Gijón).
Borrarse es imposible. Pero cuestionarlo en su raíz y desnaturalizarlo es posible. La moneda es del César; pero la moneda como pieza de metal con una inscripción pagana. Esa moneda material y concreta, pues le pertenece al César. Pero lo lícito, lo único lícito es dar a Dios lo que es de Dios. Jesús fue muy astuto. Si dice que hay que dar tributo al César el pueblo llano y sus seguidores quedarían desconcertados. Aceptar la licitud de dar tributo al poder goyim o gentil sería una blasfemia de acuerdo a la Torá. Así que Jesús manejando bien el significado metonímico de la moneda desplazando el significado a la moneda material; deja indemne la única e indiscutible licitud del tributo y servicio a Dios, al Dios de Israel.
ResponderEliminarJesús vive la urgencia de los últimos tiempos y no contemporiza con ningún poder terrenal. Jesús no representa la conciencia de los cristianos posteriores, ya preocupados con la integración al poder romano. Ya algo lejos de la urgencia del fin de los tiempos.
De acuerdo que Jesús no contemporiza con ningún poder terrenal pero muere bajo el título de Rey de los Judíos, y al igual que Herodes, los poderes imperiales y localistas ven en él un peligroso elemento que "desestabilizará" el status quo.
ResponderEliminarNo tengo tiempo para pararme y contrastar pero mí impresión es que son los movimientos menos "apegados" a lo terrenal y sus poderes, (o si se quiere mas espirituales) los que pusieron en "evidencia" poderes y reyes. Tal es el caso de los puritanos. Y los que mas estaban "fuera" de las estructuras del Estado, -como los Hermanos de Plymouth- estaban bien asimilados a la cultura de su tiempo. La bandera de Gran Bretaña presidía los estudios de los misioneros británicos. Y algún salón de devotos hermanos gallegos.
J.L.F. (Gijón).
Bueno. El tema requiere un desarrollo más profundo. No se trata de acabar aislados en forma de secta ultra-aislacionista. Es evidente que los cristianos con su ética, conducta y ciudadanía ejemplar han de influir en la sociedad donde están inevitablemente. Otra cosa es que nos demos cuenta cómo las congregaciones de los siglos 1 y 2 se vieron obligadas a adaptarse a un mundo que seguía ahí. Pero además hay que recordar que los primeros cristianos iban quedando fuera de la jurisdicción de las sinagogas, y, por lo tanto desprotegidos ante el Estado Romano. Hay que ponerse en la piel de ellos. El peligro era real.
ResponderEliminar