14 julio, 2012

PERO ¿QUÉ DIANTRES SON LOS MERCADOS?

Pero ¿qué demonios son los mercados? Todo el mundo inclinado hacia el resentimiento anticapitalista bien sean de derechas o de izquierdas hablan de los mercados como si fueran unas entidades malévolas manejadas por una conspiración diabólica de pérfidos banqueros o gente poderosa que opera en las oscuridades para controlarnos y esclavizarnos.

Ayer leía unas declaraciones de Antonio Banderas que repetían más o menos este mantra de los mercados que nos dominan.  Se preguntaba Banderas por ese oculto poder que nos controla y que en su forma son los grupos de presión empresariales, o corporaciones, etc. Tenemos amigos y oímos a mucha gente y sobre todo periodistas o políticos de IU o artistas e intelectuales que nos advierten de “los mercados”. Pero, ¿qué diablos son los mercados? ¿Qué diablos es el neoliberalismo?

¿Somos los humanos seres esencialmente buenos y nobles, pero accidentalmente dominados por fuerzas oscuras que nos hacen ser malos, alienados, oprimidos, y manipulados? En el fondo del ataque a los mercados, mucho me temo, subyace este mito milenario de los poderes satánicos que nos dominan con saña perversa y sádica. Pero ¿es así en realidad? ¿Qué son los mercados? ¿Qué es el neoliberalismo? Atrevámonos a pensar y a arriesgarnos a la posibilidad de no tener razón por muy sensata que nos parezca nuestra postura.

http://ocio.lne.es/cine/noticias/nws-98285-antonio-banderas-muy-critico-situacion-actual.html 

6 comentarios:

  1. Tal vez sean los que permiten que el señor Banderas cobre por una película un montón de millones de euros, a pesar de que en la misma solamente emplea unos meses de trabajo. Si no existieran él cobraría lo mismo que un extra.

    Es fácil darle a la lengua sin parase a pensar ni un poco siquiera.

    Azor

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  2. ¿LOS MERCADOS? ¡PERO SI ES MUY SENCILLO!

    ¿Los mercados? Es muy sencillo. Cuando alguien (sea un particular, una empresa o un estado) quiere estirar más el brazo que la manga, acude a los mercados, que le alquilan el uso de un dinero; naturalmente, a cambio de un precio de alquiler, llamado "tipo de interés". Lo mismo que el que alquila bicicletas, ni más ni menos. Pero claro, luego hay que devolver el capital más los intereses, y aquí radica del problema para muchos.

    Los que quieren estirar más el brazo que la manga y se quejan de los mercados, tienen un remedio muy sencillo: no pedirles prestado nunca nada. De esa manera, la "maldad" de los mercados nunca podrá alcanzarles. Vivir de acuerdo con sus ingresos reales y, si estos le parecen escasos, mirar la manera de producir más para vivir mejor. Yo siempre he aplicado este sencillo principio y nunca he tenido problemas con los mercados.

    Los mercados también tienen la función de prestar dinero a los que tienen un proyecto económico creíble, con posibilidades de dar un rendimiento. O a los que tienen posibilidades reales y tangibles de devolver el préstamo más intereses. Lo extraño de todo este asunto es que los mercados, con las lumbreras que los dirigen, hayan caído en la extraña práctica de dar préstamos a vividores e insolventes (sean estados, empresas o particulares), cuando era público y notorio que nunca iban a poder devolver el dinero. Es muy extraño, y va contra la lógica financiera de toda la vida. Y, por supuesto, requiere una explicación.

    Cuetu

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  3. Pues la explicación está en todos aquellos que imponen una ideología o política de conveniencia a los mercados. Incluso los hay que anteponen estos factores a la misma existencia del "Mercado"; es decir: el mercado (o mercados)no es una realidad o ley de equivalencia; sino que el mercado será aquello que satisfaga mi ideología, mi ilusión sobre cómo ha de ser el mundo, mi política de conveniencia capta-votos. Entonces la labor de esta gente es interferirse en el mercado para sacar provecho de él de las formas mencionadas arriba. Los socialistas-comunistas para crear su panacea de Estado del supuesto Reparto y la supuesta Igualdad, los conservadores católicos para mantener una sociedad moralmente paternalista. Para los políticos cínicos y oportunistas para ofrecer el oro y el moro a cambio de votos y permanencia en el poder.

    El mercado en sí haría posible una sociedad rica y equilibrada en función de sus intercambios y equivalencias justas, razonables y éticas. Pero las oscuridades febriles y neuróticamente malignas del ser humano impiden que eso sea así. Convierten simplemente el mercado en enemigo o (en caso de las "lumbreras" del señor Cuetu) dejan por conveniencia y obediencia que sea así.

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  4. Efectivamente, Sr. Nesalem. Los partidos políticos, de derechas y de izquierdas, introdujeron sus elementos en los consejos de administración de las entidades financieras para forzarlas a trabajar contra los criterios lógicos y prudentes que hasta el momento regían la concesión de préstamos. Los criterios políticos, en España y en todo el mundo, comenzaron a tener más peso que los criterios económicos.

    La derecha introdujo sus elementos en las direcciones de bancos y cajas, de manera que los créditos fluyeran fàcilmente hacia las obras faraónicas y espectaculares con las cuales esperavan obtener y mantener el voto del populacho de derechas. La izquierda introdujo sus elementos en las direcciones de bancos y cajas, de manera que los créditos sirvieran para financiar toda clase de subvenciones pretendidamente culturales, los sueldos de los centenares y miles de amigos colocados en cargos de asesoría política y otras zaranzajas similares, además de unas obras sociales superiores al nivel económico del país, con todo lo cual pretendian obtener y mantener el voto del populacho de izquierdas. Todo ello, a derecha e izquierda, guiado por unas ideas keynesianas que, en esencia, venían a decir que todo lo que fuera inyectar dinero en la economía en forma de subvanciones, sueldos de "asesores" o obras faraónicas, era bueno porque tiraba de la demanda, con lo cual se estimulaba la economía etc. etc.

    Cuando se vio que las ideas keynesianas no podían funcionar, ya era tarde. Ahora bien, no perdamos de vista que la inyección keynesiana de dinero en el sistema se hacía con la esperanza de reactivar una economía que ya no iba bien. Y creo que no iba bien por una razón importante: la competencia invencible de los sistemas de producción asiàticos, basados en sueldos 10 o 20 veces inferiores a los de aquí.

    Cuetu

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  5. En cuanto al imperio chino hay cosas a tener en cuenta. Los productos chinos son de baja calidad por lo general. Sus restaurantes no son los suficientemente fiables. A pesar de los bajos precios, la calidad ahuyenta a muchos potenciales clientes. Cada vez más.

    Ahí es donde nosotros les podríamos arrebatar mercado, pero para ello habría que desregulizar muchas cosas: horarios (horror!!), bajar precios y ofrecer mejor calidad por un tiempo, el necesario para desplazar a los chinos. Pero para esto necesitamos a esos cerebros que están sirviendo a causas sindicalistas o que están pensando en cómo repartir lo que no hay; y ponerlos a producir a a portar ideas con garra para ser competitivos y ambiciosos.

    No lo lograremos: Los redentores del mundo nunca fueron buenos empresarios, nunca crearon un solo puesto de trabajo REAL. Y en este país son legión.

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  6. De hecho, Sr. Nesalem, muchos productos son de baja calidad, sí, pero de una baja calidad "suficiente". Para hacer algunos trabajillos domésticos de Pascua en Ramos, por ejemplo, no comprarà Ud. un buen destornillador de 15€ en la ferretería, sino que le servirà perfectamente el chino de 1,50€. La realidad es que los bazares chinos tienen mucha venta, y cada día se establecen más y más grandes, por lo menos en la zona donde yo vivo. Además no todos son bazares. Hay productos que nadie sospecharía que son chinos y lo son. Acostumbrémonos a leer las etiquetas y nos llevaremos bastantes sorpresas.

    Por otro lado, todo el dinero recaudado va hacia China vía bancos chinos. China es un país rico en divisas, con balanza comercial muy favorable, puesto que nos lo vende todo, pero no nos compra nada, ni una bolsa de pipas. Con ello se enriquece en dinero (política mercantilista, creo que se llama esto). Por ello el Imperio Chino es, también, uno de los máximos acreedores financieros de los países occidentales y, además, están comprando tierras productivas en gran cantidad por África para garantizarse, y hasta exportar, grandes cantidades de alimentos.

    Total: que ojo con el Imperio Chino, que en pocos años se va a llevar al agua el gato mundial.

    Cuetu

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