14 mayo, 2008

En Ruta hacia Mujdat


La tierra es áspera. Caminamos despacio y en silencio. Llevamos suficientes provisiones, pero el camino se hace duro. Hay una sensación de alivio. Abandonamos las ciudades de Seklas. Abandonamos su agotada y senil civilización. Los dejamos que se vayan consumiendo en su molicie sensual. Los bárbaros de las montañas de Krumar están afilando sus armas para un día no muy lejano entrar en las ciudades y barrerlas. Así es este planeta. Así ha sido siempre. Nosotros abandonamos a tiempo. Nos espera traspasar la dura cordillera de Tison-Mat para luego llegar al Valle de Mujdat. Allí nos espera la tribu de Miztarin.

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