26 febrero, 2020

EL BUEN SAMARITANO EN UN MUNDO POSHISTÓRICO

Los medios han de sobrevivir informando. Informando de todo. De todo se ha de informar para que el medio sobreviva y las conciencias estén informadas en un mundo informatizado y sobreinformado e hiperinformado para que las conciencias no queden vacías, ni se angustien en el aburrimiento. Con entretenimiento. Vivir es un riesgo en todos los sentidos.  Entretenimiento de palabra e imagen, no hay nada adónde se dirigir que ya no esté marcado por alguna coordenada informatizada. La realidad ha desaparecido y ahora se trata de repetir historia ya completada. Globalización. Más allá de la globalización ya vemos el balón del mundo y del universo flotando en la fría nada del cero absoluto. Oiga, si ese es el substrato de toda la historia que se ha venido desarrollando con tanto misterio, toneladas de sufrimiento, sobresalto y escasas alegrías, ¿cómo la gente no ha de angustiarse y desanimarse y abandonarse ante los colchones mullidos de los medios que nos informan, no dejan de informarnos para que sepamos todo de forma muy objetiva, transparente, feaciente. ¿Quién soy yo?
Es verdad, ¿quién soy yo?
El Buen Samaritano pasó por allí y no preguntó nada, simplemente recogió al herido y se lo llevó para cuidarlo, curarlo y alimentarlo. La parábola no dice nada más que era un samaritano. No nos dice si era buen o mal seguidor de la Torá, o si leía a Marx o a Adam Smith. Tampoco sabemos si era seguidor de algún profeta o rabino, o si leía mucho o poco, o si tenía sombras y oscuridades en su vida. No consta si reñía con su mujer o era buen vecino y buen esposo. Decía la parábola que había pasado antes un rico filántropo masón, pero que se había limitado a tomar nota e informar a una organización de caridad para que se hicieran cargo del herido. Había pasado también una feminista de Podemos, pero se limitó a tomar nota de las míseras condiciones sociales de las que era víctima tal herido, mencionando algo también sobre la brutalidad del machismo con los desfavorecidos y de cómo el Estado era quién se debía encargar del caso, pues hacer caridad era algo reaccionario que reforzaba el sucio egoísmo individualista de la sociedad sexista y de clases. Pasaron religiosos de muchas iglesias y sectas y todos tomaron nota de si debían o no ayudar a alguien que no profesaba sus creencias y sacaron conclusiones en sus templos, y todos informaron a las debidas organizaciones públicas o privadas sobre ese herido tirado en una cuneta esperando la llegada de una ambulancia pública que tardaba y tardaba.
¿Quién soy yo si veo a un herido tirado en una cuneta, mal vestido y golpeado?
Es evidente que llamaría a una ambulancia. El Buen Samaritano hoy día llama a una ambulancia con médico dentro.
He de informarme cómo va el coronavirus. No hay minuto que no sea informado de tal virus y su virulencia. Paciencia. Inquiétese. Usted ha de inquietarse. Sentir el miedo en profundidad. Su vulnerabilidad. Sea usted un herido o un enfermo necesitado de ambulancia o de Buen Samaritano. El mundo es así. Déjese caer en manos del Estado, Buen Samaritano. Nosotros tan solo le informamos hasta la saciedad y el agotamiento.

26 comentarios:

  1. OTRA VEZ HABLAMOS DE ANTISEMITISMO

    El antisemitismo considera al judío, o bien una raza inferior genéticamente condicionada a hacer el mal contra la humanidad en forma de control del mundo por medio del dinero y contubernios vengativos llevados a cabo por resentimiento. O también una raza superior con una inteligencia fuera de lo normal que hace que nos lleguen a controlar e influir a través del capitalismo y la ciencia, o en otros casos---todo depende del punto de vista---a través del comunismo, el ateísmo, la degeneración moral, el materialismo, etc.
    De una forma u otra el antisemita no considera al judío como persona en un mismo plano de igualdad como ser humano, con sus virtudes y defectos como todo ser viviente; con sus derechos y obligaciones como todo el mundo. El pueblo judío define su identidad por descendencia biológica materna, para ser considerado miembro de la nación de Israel, lo cual indica que cualquier judío lo es, o bien porque sus antepasados fueron religiosos practicantes en algún momento, o bien por conversión reciente o voluntaria. En cualquier caso, y al margen de sus creencias o no creencias actuales, un judío sabe que es judío porque conoce su descendencia materna.
    Cualquier judío sea o no religioso, sabe que es un ser humano tan normal como otro cualquiera y que tiene los mismos derechos y obligaciones que los demás como ciudadano en una democracia. Quien sea practicante del judaísmo tiene derecho a su identidad y libertad religiosa como un católico, un musulmán, etc.
    El antisemita es incapaz de ver al judío con ojos de normalidad ciudadana, ni tampoco como ser humano en plano de igualdad con todo el mundo. Simplemente, no soporta que los judíos mantengan esa supervivencia y esos rasgos distintivos, que él o ella interpretan como rasgos raciales o innatos de inferioridad o superioridad.
    De ahí que en ciertas circunstancias trate de difamarlos, asociarlos a algo negativo, de degradarlos, ridiculizarlos, perseguirlos, cuando no exterminarlos. O, también exaltarlos como un pueblo superior más allá de toda normalidad.

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  2. El antisemitismo es una modalidad de racismo centrada en los judíos como pueblo y religión. Como todo racismo conlleva la segregación, la discriminación, y, en casos extremos el genocidio. Por eso no se puede comparar la Shoah o el genocidio turco contra los armenios, con casos de xenofobia o de discriminación política que no conllevan la marca del racismo, aunque a veces se confunden. No hay genocidio palestino, aunque si hay conflicto político con sus complicaciones. No hay posibilidad de comparar el conflicto catalán con prácticas nazis de racismo o genocidio, aunque si hay prácticas de supremacismo político, cultural o lingüístico. Hoy día se tiende a banalizar el Holocausto y a compararlo con otros fenómenos, o a hacer pantomimas caranavaleras con ello por parte de sectores sociales o minorías políticas donde persisten los prejuicios y el antisemitismo.
    Hay que tener en cuenta también las proyecciones que a lo largo de la historia se han hecho con el pueblo judío en Europa. Los judíos han servido como chivo expiatorio de resentimientos sociales y religiosos, de plagas o pestes, de sufrimientos colectivos, de demonios personales y populares. El cristianismo ha usado el antisemitismo a lo largo de la historia, basado en los prejuicios contra el judaísmo ya palpables en el Nuevo Testamento. La derecha ha usado el antisemitismo como pretexto para culpar a los judíos de los males morales y sociales de sus estados/nación, y la izquierda lo hace hoy día con el pretexto del antisionismo, dónde el antisemitismo subyacente en mucho inconsciente colectivo sirve como pretexto para condenar Israel y el contubernio sionista/capitalista.

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  3. HISTORIA INFORMÁTICA

    Ya hay una historia de los ordenadores. El primero que vi fue en Dallas, en el Eastfield College en 1976. Ocupaba toda una habitación y para utilizarlo había un terminal con teclado. Yo una vez que no había nadie escribí: Computer, I love you. Alguien me dijo que el cerebro central del ordenador o computadora, estaba en el downtown de la ciudad, o sea, el centro. Aquello me parecía ciencia ficción. Un cerebro electrónico metido en algún sitio de algún rascacielos de Dallas era algo casi misterioso. Todavía no había visto 2001, Una Odisea en el Espacio. Unos meses más tarde la vimos Robbie y yo en una sesión de cine de la Amberton University en Garland, en la zona urbana del Gran Dallas. Esa película confirmaba nuestros presentimientos contraculturales de la máquina conquistando al hombre de un modo inhumano y malévolo. Por aquel entonces leía a Theodore Roszak , teórico de la contracultura que hablaba precisamente de esto.
    Luego, trabajando en Sears Roebuck en Dallas, vi el cuarto del big computer imprimiendo como loco números sobre papel y otras cosas indescifrables para mí. Imprimía pliegos de papel agujereado por los bordes que iba colocando doblados sobre una bandeja para luego ser recogidos por algún contable que arrancaba los bordes agujereados en su mesa y descifraba todo aquel tinglado. La habitación tenía unos armarios metálicos con puertas de cristal que albergaban el cerebro de la grande superficie comercial y recuerdo ver como unos discos o cilindrosa unidos por un cable de banda ancha y diversos circuítos que entre todo, con algunas lucecitas incluídas, hacían un ruido de trik trak. Para mí todo aquello era el progreso tecnológico que dominaba ya el mundo social y económico USA.
    Y poco a poco se fueron reduciendo. Pero lo siguiente sobre ordenadores vino de mano de un amigo que trabajaba como físico de la NASA en Houston y desde casa se comunicaba con un ordenador por teléfono. Ponía un adaptador al teléfono y de allí sacaba o colocaba información o hacía operaciones diversas por un tiempo. Luego ya comenzaron a verse las pantallas.
    Las pantallas ya funcionaban en las bibliotecas a principios de los 80. En las bibliotecas de la Universidad de Texas en Austin ya funcionaban las pantallas para la búsqueda de libros o publicaciones, para la catalogación de los mismos, para la consulta de información diversa. Eran pantallas negras con letras verdes o rojas o blancas, todo dependía, y se hacían milagros con ellas. En Austin me enteré por primera vez de lo que luego sería Internet. Un amigo del departamento de historia se relacionaba con otras universidades a través de una red que servía para colocar información a compartir. Me decía que esa idea de red provenía del Ejército que ya la venía usando hacía tiempo, pero que ahora pasaba al uso civil de las universidades. Con ello podía hacer consultas sobre datos o debates con colegas de modo instantáneo y en forma de pantalla.
    Luego trabajando en un high school de Washington ya disponíamos en 1986 de ordenadores en los departamentos con cada vez más posibilidades: listas de alumnos, notas, asistencias, programas de diseño de currícula, tests diversos, juegos, etc. Internet ya estaba funcionando de una forma más generalizada, pero aun en sus rudimentos.
    Fue en España donde vi internet propiamente dicho funcionando en un instituto en 1994. Aquello iba con una lentitud exasperante. Los monitores eran grandes y se les llamaba cabezones. Y así poco a poco se fue generalizando Internet y de los cabezones se fue pasando a pantallas planas y de los lenguajes informáticos se fue pasando a los servidores como Google y a mayores complejidades y sofisticaciones que para mí siguen siendo pura magia potasia.

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  4. MUNDO, OH MUNDO, IS ANYBODY OUT THERE?

    Cuando miramos las cosas en el día a día, estas están desprovistas de un significado profundo, de una metafísica que las guíe. La vivencia en el momento entre el fluir de la vida, las personas, los espacios, las ocupaciones; es inmanente a ese mismo fluir. Pero como ese fluir del correr de la vida nos agota con sus rutinas, nos tensa o nos agita con los problemas y preocupaciones, con los miedos y los desplazamientos de sentido con el paso del tiempo, entonces algunos reflexionamos y buscamos una explicación del porqué del todo ello que es la vida, el mundo, el universo. Y ahí es cuando entramos en la especulación metafísica, filosófica. Pero sabiendo que no hay nada en la vida, que nos dé la clave de nada más allá de ella misma. En ese sentido podríamos decir que vivimos en radical y absoluta inmanencia, y que toda trascendencia nos la inventamos para dar sentido a nuestras cabezas, mentes, almas, cuerpo. Si hay una casa es porque primero hay un diseñador de la casa, nos decían los defensores de la Creación; y si hay un mundo o universo es porque primero hay un Hacedor, venía a decir tal lógica. Pero tal lógica es falaz: la mente que diseña la casa es una persona que tiene necesidades de habitación, de gustos, de criterios de calidad de vida, familia, medios económicos, y además es una persona concreta que conocemos y podemos visualizar sus necesidades en muchos casos comunes a las nuestras.
    Pero cuando hablamos de la vida, el mundo, etc., hablamos de algo que no podemos trascender porque los límites que envuelven ese mundo, son los límites que envuelven nuestra mente, alma, cabeza, cuerpo. Los medievales creían que primero estaba Dios y Dios daba lugar a una metafísica que estructuraba y explicaba el mundo material. O sea, la naturaleza y lo material no poseía razón o esencia propia, pues dependía de la Trascendencia, de Dios. Era la metafísica la que explicaba el mundo y no al revés. Pero tal explicación fue rechazada por la modernidad que veía la imperiosa necesidad de emancipar a la naturaleza del encorsetamiento en que estaba constreñida por una teología, fe o metafísica de la fe institucionalizada por la Iglesia. La modernidad quería ver a la naturaleza en sí, sin prejuicios de curas o sistemas de pensamiento que disimulaban sus intereses terrenales bajo un conocimiento espiritual incuestionable.
    Hoy día casi todo pensamiento científico, político, ideológico, reclama su conocimiento en las experiencias de un mundo inmanente que niega cualquier base espiritual o etérea de la realidad. Pero no por ello se cierra el paso a las metafísicas especulativas, pues aunque el mundo o universo esté limitado a su inmanencia (¿infinita?), no por ello la imaginación y la razón nos tienta a construir modelos o esquemas por los que se rige la vida, el mundo, etc. Se buscaron leyes históricas, evolutivas, sociales, psicológicas, económicas donde poder fundamentar la vida y decir: el mundo progresa y se rige por la ley del progreso que nos abre mayor libertad de cuerpo y espíritu (mente), de decencia, de dignidad. Y aunque ya no existan los grandes relatos metafísicos, ni rija ya la religión con Dios a la cabeza; sin embargo siempre buscamos un substrato que nos guía a la hora de vivir con sentido.
    Bien sea la pluralidad de mundos, de perspectivas, de emociones, de paraísos utópicos, o del pueblo, una perspectiva inmanente no puede ser caos. Creemos que algo tiene que ser el fundamento o principio que haya de guiarnos, bien sea posmodernismo, poshumanismo, etc. La metafísica no muere.
    ¿Y Dios? ¿Cómo se podría entender a Dios bajo esta infinita inmanencia?

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  5. LA FE EN UN MUNDO INMANENTE

    Solo podrás tener fe si recibes una señal clara y objetiva de Dios. Entonces no hay duda ninguna de la presencia de una Trascendencia. Pero si esa señal no la recibes, entonces vivirás en la zozobra de no estar recibiendo la señal que confirme tu fe. Vivirás una fe de anxiedad, de angustia, de espera en tensión. No serás capaz de desvincularte de la duda de estar siempre sujeto a una absoluta inmanencia. Cualquier vivencia o representación de tal fe, no sería más que otro producto de la mente.
    Muchos intelectos de la modernidad abandonaron la fe. Simplemente, una vez rechazada la metafísica medieval y ya instalados en la inmanencia física/natural, si no hay señales claras y objetivas de tal fe, no hay porque creer ya en ninguna Trascendencia. Vivirán entonces la realidad de este mundo, la realidad de los sentidos, de lo que se ve y se palpa. Cuando los intelectos o la gente con poder, las clases medias o altas elaboran ideas, pues más tarde o más temprano esas ideas calarán en el pueblo, serán la realidad oficial y común de una mayoría. Así fue con el agnosticismo, el ateismo, y las ideas de la Ilustración y democracia, y así fue anteriormente con el cristianismo y otras religiones. La razón se convierte entonces en un axioma inexpugnable sin necesidad de ninguna petición de principio.
    La religión sigue, pero ya adaptada a esa nueva situación en que la mayoría no cree y el creer pasa a ser la excepción y no la regla. Pero la fe sigue siendo un dilema en un mundo de descreencia, de ciencia, de conocimientos demostrables y objetivos. No importa la inexpugnabilidad de los axiomas. La fe en la vida de los individuos sigue siendo un dilema. Siempre hay una pregunta última que hacerse. Pero para el hombre o mujer de fe ahora hay que elegir entre muchas fes. ¿Cuál es la correcta cuando el trasfondo de todas ellas es el mismo: creer en lo que no se ve?
    Aun habiendo elegido una fe determinada, queda la duda de si uno está siguiendo esa fe de un modo correcto, pues una cosa son las ideas, los deseos, las emociones y afectos, y otra la realidad material visible que condiciona, que reclama su territorio. Obviamente, una fe verdadera, real y objetiva es aquella que recibe una señal absolutamente indudable. Dios no andaría con medias tintas, ni jugaría al escondite con la gente a quien quiere revelarse.

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  6. PANDEMIA DE LOS MEDIOS

    Me parece que los medios de comunicación se están cebando con la población. No paran con el coronavirus. Los hay que oír y ver en cafeterías, en autobuses, en todos los sitios. Ellos son la plaga, la peste. Buscan audiencia y publicidad y no tienen reparos. No creo que esta forma tan abrumadora de informar sea la mejor manera de cubrir una pandemia. Incita a la histéria colectiva, al miedo, al pánico. Quizás sea la hora de hacerles el boicot buscando información en medios más discretos.

    Empieza a haber un cambio cualitativo respecto de las gripes estacionales de toda la vida, con mayor o menor gravedad. Si antes las percibíamos como algo natural que nos ha de ocurrir de vez en cuando, ahora tenemos la impresión de que están jugando con nosotros, manipulando. Deja de ser lo natural del vivir, para transformarse en algo que se te impone desde fuera, externo, producido por cualquier juego bactericida de azar o premeditado. Aunque no sea así, los medios imitan o continúan la lógica de los juegos virtuales, las series catastróficas, etc. Es como si el espectáculo y la realidad se mezclarán deliberadamente. Ante esta nueva situación hemos de responder con valentía, con dignidad, apoyando, ayudando, informando con serenidad.

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  7. El ego. ¿Cuál es la esencia del ego? ¿Un recuerdo? ¿Una serie de recuerdos? ¿Memoria? ¿Es el ego la memoria? Pero la memoria es una representación discontínua. No hay manera de retener una imagen de memoria por un segundo, pues en ese mismo momento ya está cambiando. Aunque se repita y se pueda evocar a voluntad, no es posible retenerla. Pero la evocación aunque parezca voluntaria, se atiene a un contexto que la interpela. Eso quiere decir que está grabada en algún sitio. Las neuronas. Pero las neuronas son células y las células son estructuras que cambian, aunque retienen su estructura. Ojo. Retienen su estructura de célula. Podemos construir una estructura abstracta como modelo y de él derivar las demás. Como un universal. Recordemos que los universales tenían realidad propia. O sea, de seguir una filosofía medieval tendríamos que reconocer la realidad del universal y la contingencia de sus derivados. Pero hoy día obramos al revés. La realidad es empírica y de lo empírico extraemos lo abstracto. Lo abstracto no es real, es ideal, es un modelo sin realidad material. Un constructo. La realidad de las neuronas es singular y cambiante al mismo tiempo. Millones de neuronas cambiantes y singulares cada una de ellas. ¿Mónadas?

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  8. DISEÑO INTELIGENTE (I)

    Hay que tener cuidado de anteponer el carro delante del caballo. El caballo es el que tira del carro y no al revés. Cuando hablan de "diseño inteligente" del universo lo que están intentando es poner de nuevo el carro delante del caballo. O sea, es el carro el que tira del caballo. Falso. Falacia. Lo que quieren hacer es colocar la fe antes de la realidad empírica, y entonces la realidad empírica ya va a estar condicionada por la fe. Se pondrá a hablar el lenguaje que la fe le propone. Pero eso no es ciencia y sí es mala fe y mala ciencia. Es una vuelta a la escolástica medieval por la puerta de atrás.
    La naturaleza habla su propio lenguaje y nosotros si seguimos el método científico hemos de obtener ese conocimiento de la forma más objetiva posible. Pero esto es también problemático. Por mucho que afinemos las herramientas matemáticas o los instrumentos de investigación, el objeto nunca se agota. Tampoco la conciencia se agota en su búsqueda de mayor transparencia para con el objeto. Es una relación inagotable, pero que da frutos en forma de conocimiento fiable, objetivamente fiable de acuerdo a los criterios de fiabilidad: iterabilidad, predicción..
    Pero hete aquí que cuando investigamos la conciencia estamos investigando algo en lo que estamos inmersos. No podemos saltar "fuera de" la conciencia para verla como un objeto aislado e independiente (Husserl) o llegar a una pura intencionalidad. Investigamos la conciencia dentro de la conciencia. En un mundo de chocolate, "chocoleateado", es imposible saber lo que hay fuera del chocolateado en el que somos y vivimos. Las cosas son siempre-ya chocolate. Y así con la conciencia: las cosas son siempre-ya conciencia. Lo cual nos impide a los humanos ver el mundo tal como es, sino en función de la conciencia. Vemos el mundo como conciencia. De la conciencia no podemos salir.
    Qué es la naturaleza en sí es algo que nunca podremos saber. La naturaleza está siempre en función de nosotros, como datos empíricos para la ciencia, como paisaje, como producción, como fuente de alegorías y metáforas, como creación de dioses o Dios.

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  9. DISEÑO INTELIGENTE (II)

    Y eso nos hace preguntarnos, ¿qué hay más allá de la conciencia? Pero tal pregunta es imposible de responder. Si somos ya conciencia, trascender tal condición es un absurdo, un imposible. Vivimos y somos conciencia, fuera de ello no seríamos ni existiríamos. Por tanto, si la conciencia es universal y si todo es conciencia para nosotros, entonces no hay posibilidad ni de imaginarse una pregunta que no sea la conciencia preguntando y la misma conciencia respondiendo. Por eso a las personas de fe les digo que de haber un Dios de la fe, trascendente a nuestra conciencia, entonces ese Dios tendría que darnos señales antinaturales, irracionales, tremebundas; en una palabra: milagros. Milagros contra natura, señales "impepinables" de su poder sobre las conciencias absolutamente chocantes. Curiosamente, el Antiguo Testamento daba esas señales chocantes, tremebundas, contra toda normalidad. Los antiguos hebreos quizás sabían que de haber un Dios, este tenía que ser pura voluntad trascendente, aparentemente caprichosa, irracional quizás.
    Recurrir al diseño inteligente como hacen muchos cristianos, es hacer trampas. Nos imaginamos un Dios siguiendo el modelo de un arquitecto con un plano o diseño y lo colocamos antes de toda conciencia, de toda naturaleza, como motor del universo siguiendo un modelo metafísico racional que colocamos artificialmente ahí como podemos colocar el carro delante del caballo. Pero de la misma manera que colocamos ese Gran Arquitecto podríamos haber colocado cualquier otro modelo: un elefante cósmico, unos dioses griegos diseñadores, una gabardina eléctromagnética...
    Por eso el "diseño inteligente" es mala fe y mala ciencia. Volvemos a la escolástica católica, cosa que el protestantismo procuró dejar atrás a favor de la libre Voluntad de Dios, del Dios bíblico.
    Para hacer ciencia solo hay una manera: el método científico. Y la ciencia está limitada a eso. Todo lo demás sigue siendo conciencia de todo y de diversas maneras. Los diseños racionales con plano y modelo incluído.

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  10. REALIDAD

    Pero decir que todo es conciencia es decir que fuera de la conciencia no hay nada, y si fuera de la conciencia no haya nada, entonces todo el universo de la conciencia es el universo existente, o lo existente. Simplificamos y lo llamamos lo existente. Y lo existente engloba todas las modalidades de percepción. En lugar de decir conciencia-árbol o conciencia-cielo, o conciencia de odio, etc., pues queda asumido que lo existente conlleva el trasfondo de conciencia. "Conciencia" entonces dentro del universo de lo existente, sería una modalidad de percepción de ser consciente de algo que antes no conocíamos, de algo que ahora lo hacemos presente a voluntad y dentro de un dominio o control. Entonces, recordemos que conciencia en sentido general es todo lo existente, pero como modalidad de percepción "conciencia" es hacer consciente algo desconocido hasta entonces.
    Y ahora hablando de lo existente ya podemos hablar de todas las cosas que percibimos tanto internamente como externamente. Comenzamos a hablar de realidad.

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  11. UN POCO MÁS CLARO

    Si antes decíamos que fuera de la conciencia no hay nada, ahora decimos que fuera de lo existente o la realidad no hay nada. La realidad/ lo existente no la reducimos a un ser o denominador común que sería su realidad subyacente, como hace la filosofía clásica en sus metafísicas; sino que es todo el universo/mundo perceptible por el ser humano. Y este mundo de lo existente puede ser percibido de muchas maneras, tanto internamente (pensamiento, realidad incorpórea, emociones, afectos, etc.)como externamente: cosas, objetos, personas animales, naturaleza. Puede ser vivido de muchas maneras también: como objeto estético, instrumental, moral, ideológico, religioso, místico, realista, etc.
    Fuera de este mundo de lo existente o lo real tal como lo hemos ido clasificando no hay nada. Fuera de lo humano nos encontramos con lo inhumano, lo desconocido, los territorios inclasificables; pero fuera de todo lo existente/universo no hay nada.
    Ahora podríamos plantear el problema de la fe.

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  12. LA FE ES UNA POSIBILIDAD, PERO ES UN HECHO EXTRAORDINARIO

    De nuevo el problema de la fe. Es evidente que en esta realidad de lo existente, la religión en sus diversas modalidades son parte de esta realidad humana. También sometidas a los avatares de la historia, a los cambios, a las tentaciones de poder, las bondades y las maldades, las divisiones, los conflictos y guerras, etc.
    Pero el problema común a todas las religiones es la posibilidad de una trascendencia. O sea: de un más allá de la realidad, de lo existente. Y la fe sería entonces esa conexión con lo necesariamente imposible si ya hemos cerrado la realidad en sí misma sin posibilidad alguna de trascendencia. Lo existente/ la realidad implica una inmanencia radical, por no decir absoluta....pero....
    Pero la irrupción de la Trascendencia en la inmanencia implicaría manifestaciones o señales de contra-realidad, de lo milagroso como acontecimiento abrumador, lo tremendo, lo numinoso, la revelación apocalíptica, desplazamientos de percepción sobrenaturales, terror, lo sublime...
    Y todo ello una vez descartada toda interferencia psicológica, psíquica, psicodélica, alucinógena, etc.
    Pero, ¿qué hay de más extraordinario que la propia existencia, lo existente, la realidad?

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  13. MUNDO, OH, MUNDO

    Lo existente, el mundo, es extraordinario, pero no lo vivimos como tal. Si un mundo está todo el hecho de chocolate, tal creación tan extraordinaria deja de serlo cuando todo el mundo vive el "chocolateo" diario como rutina, además de estar hechos sus pobladores de la misma sustancia chocolatera. Nuestro mundo por ser lo único que conocemos como mundo, se nos hace rutinario, repetitivo, instrumental para sobrevivir, un lugar de sufrimiento, conflicto y enfermedad, y por lo tanto desagradable en la mayoría de las ocasiones.
    ¿De qué nos sirve vivir en un mundo extraordinario si luego casi todo nos va a ir resultando ordinario, cotidiano y aburrido?
    Y lo paradójico es que lo "extraordinario" o "milagroso" de este único mundo pasan a ser los momentos excepcionales que nos ocurren dentro de él, una vez que ha pasado a ser realidad plana y cotidiana. Hablamos de la inocencia de la niñez, los arrebatos de alegría cuando una luz mágica parece inundar la realidad, los momentos creativos, esas personas que nos comprenden y nos quieren, la magia del enamoramiento, un paisaje hermoso en un momento de tranquilidad, equilibrio y buena salud. Una epifanía religiosa o mística-oceánica en un momento dado, una satisfacción de haber hecho lo correcto, de haber cumplido un buen propósito, acabar un buen libro, decir no a ciertas personas, librarte de peligros o malas situaciones.
    Digamos que todo lo que vivimos, lo bueno y lo malo, lo ordinario y extraordinario lo vivimos en este mundo que se cierra con nosotros de alguna manera como individuos siempre-conciencia y conscientes o inconscientes de las cosas.
    Y de nuevo, ¿hay algo más allá de esta "nuestra" realidad, de nuestro mundo, de lo existente?

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  14. OIGA, USTED DELIRA. YA HEMOS OÍDO ESO MUCHAS VECES

    Si el hielo no se derritiera aplicándole fuego, si el fuego nunca se consumiera, si el sol se quedase parado en el cielo y no hubiese noche ese día, si esa enfermedad se curase con una fórmula mágica, si la inocencia pudiera vivirse como tal, si la ley de la gravedad la pudiéramos controlar a voluntad y así poder volar. Si 2 y 2 dejasen de ser 4. O si un gato pudiera ser gato o mariposa al mismo tiempo, o la harina azúcar y harina al mismo tiempo. O el círculo cuadrado. O Pepa pudiera estar aquí y a 100 km más allá al mismo tiempo.
    Si de repente una voz del cielo potente como el trueno nos hiciese pararnos de terror y nos hablara directamente al pensamiento. Si un hombre o mujer de vida extraordinaria nos curara de una enfermedad incurable por el simple contacto. Si por el simple deseo en nombre de Dios las montañas se movieran. Si de dos panes y cinco peces pudiéramos multiplicarlos a miles de panes y peces para alimentar toda una población. O si alguien muerto de días y oliendo a putrefacción, de repente fuese resucitado por alguien que no conocemos. O si de repente el pasado se hace presente y todo aquello se pone de nuevo a nuestro alcance, pero bajo una nueva visión de las cosas. O si hubiese zonas del planeta que fueran "territorios santos" de magnitudes y experiencias más allá de los sentidos normales, pero sí accesibles a sentidos extranormales. O si el amor entre dos enamorados llevase a una pasión sexual de infinitas experiencias multidimensionales. O si de repente el mundo comenzara a ser destruido por ángeles visibles que tocan enormes trompetas. O si el sueño y la realidad se confunden en un tiempo confuso y desconocido. O si una nube potente y cargada de fuego destruyera toda una ciudad.
    Entonces podríamos hablar de otra realidad milagrosa entrando en la nuestra, irrumpiendo en lo existente, en nuestro mundo.
    Pudiera ocurrir que haya habido o hay personas que han visto a dioses o a Dios, o a seres sobrenaturales, que hayan experimentado cosas de magnitudes no de este mundo o universo. Visionarios que han visto, pero que no han podido convencer. O han convencido, pero su relato con el tiempo acabó siendo un mito o una leyenda. O han acabado en manicomios. O ejecutados como brujos y brujas. Podríamos seguir con muchas más conjeturas.
    Todos los ejemplos de arriba van contra la razón. Contra las leyes de la razón. Podríamos decir que la conciencia/mundo que ahora vivimos se mueva en la conciencia/razón. Lo que se sale de esta razón es absurdo, contradictorio e inadmisible, irracional o misterioso hasta que la razón lo explique. Pero a veces soñamos con estas cosas absurdas, hacemos arte con ellas, las vivimos de alguna manera de niños.
    ¿No es la Biblia la que habla de estas cosas, de estos fenómenos? ¿No será el Dios de la Biblia la Trascendencia que se anuncia contra la normalidad de una conciencia caída en su razonable aburrimiento y apatía?

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  15. https://youtu.be/BwL9r7C1CM0

    https://www.youtube.com/watch?v=Dhpu-EWtu70

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  16. LAS ENTREGAS. DELIVERY BOY.

    Entrega. De paquetes. De periódicos. El chaval iba repartiendo periódicos en bici. Los tiraba en el césped. Suscripciones de periódicos enrollados y metidos en una bolsa de plástico para protegerlos de la lluvia. La mayoría de estos chavales eran estudiantes del high school. Las bicis llevaban una caja atrás llena de periódicos enrollados, y también bolsas a los lados. Cada chaval tenía asignadas unas calles de un distrito cercano. Llevaban chalecos rojos con el nombre del periódico atrás.
    Entrega. De pizzas. Domino's. Yo mismo actué de repartidor de pizzas en Alexandria y zona de Arlington en el Gran Washington. Para ello había que estar dispuesto a trabajar duro y rápido. Las pizzas tenían que estar en el domicilio en 20 minutos a no tardar. Más de 20 minutos significaba la obligación de entregar otra pizza igual a la primera sin coste alguno. Esa era la garantía que prometía Domino's pizza en la USA de entonces. Han pasado ya muchos años. Lo recuerdo como una serie de escenas de un personaje decidido y despistado al mismo tiempo.
    Con su Toyota Corolla y su letrero anunciador luminoso (en USA estaban permitidos los letreros luminosos en los coches de reparto o anunciadores). Había que recoger las pizzas preparadas para el envío con las llaves en la boca como quien dice. De hecho, teníamos que declarar en voz alta: ¡Listo para llevar el encargo que esté preparado! y entonces me metía rápido en el coche con las pizzas encartonadas en el asiento derecho y miraba las direcciones, conjugándolas por distancia y calle. No eran más de tres o cuatro, pues no había tiempo para más en cada entrega. A veces no tenía más remedio que mirar el plano.
    Conducía algo más rápido de la cuenta. Me metía por calles desconocidas, llamaba a timbres extraños, entregaba pizzas con cortesía con mi niqui y mi gorra. Veía caras de todo tipo: amables, antipáticas, seductoras, hostiles. La mayoría eran casas tipo chalet, a veces apartamentos, o adosados. Había buenas propinas. Lo bueno del trabajo eran las propinas.
    Un día cansé y lo dejé. Creo que no me compensaba. Quizás ya era algo mayor para ello, aquello era para chavales de high school. Lo peor era cuando llovía o nevaba.
    Las noches de Washington en coche repartiendo pizzas. Iba todo muy rápido. Más de una vez tuve que dar otra pizza de regalo por llegar tarde, pero eso descontaba. Llevábamos alguna pizza extra para estos casos.

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  17. EL REVERENDO PUIG

    El muchacho fue en bici hasta la casa donde vivía el pastor protestante. La casa era vieja, pero arreglada y cuando llegó el reverendo estaba en su huerta recogiendo pepinos. Lo saludó y le hizo ver que quería hablar con él. Así que dejó la bici aparcada contra el seto que rodeaba la huerta. Era joven y tenía muchas dudas. Cuando se es joven, se tiene buena salud, pero se vive muy inseguro. El futuro es algo arriesgado y hay confusiones que parecen irresolubles. Además aquel joven era muy inquieto con las ideas. Mientras que los demás jóvenes se centraban en lo más inmediato de la diversión, las chicas, los estudios o el trabajo, él ya empezaba a pensar sobre cosas que iban más allá de lo simplemente visible o inmediato. Sus padres iban a una iglesia protestante y él por inercia también solía acudir a los servicios religiosos. Las mayorías eran católicas en un país católico, los protestantes eran una minoría, muy minoría. Una minoría que en esa España católica se percibía como rara. Eran tiempos del dictador Franco y su nacional-catolicismo. O sea, un contexto histórico muy favorable para ver rarezas en aquellos que se salían de los corriente según los cánones de la España de siempre. Hasta los comunistas y ateos les veían como gente rara, de secta rara. La ignorancia suele ser prevalente en estos casos, aun de la gente que menos se espera.
    El Reverendo al verle se acercó a la portilla y la abrió invitándome a pasar a la huerta.
    --¿Qué te trae por aquí, Carlos?---dijo con voz sonriente.
    -- Pues tengo preguntas que hacerle Reverendo Puig.--respondió Carlos con cierta timidez.
    -- Pues a ello. No esperes que yo tenga todas las respuestas. Tú, para la edad que tienes, ya haces preguntas difíciles.
    -- Sí, por ejemplo, la Biblia no encaja con la ciencia en muchas cosas y, supuestamente nosotros los protestantes, hemos de creer en la Biblia como si fuera palabra de Dios. Pero es evidente que el Génesis relata la creación del mundo como mito antiguo, donde Dios crea en el universo en siete días.
    Carlos espetó la pregunta con cierto nerviosismo, como si aquello ya lo había llevado rumiando por días y ahora era el momento de aclararlo o al menos oír una respuesta honesta de alguien, y quien mejor que el Reverendo Puig.
    El Reverendo respondió:
    -- Carlos, la Biblia es un libro que incita a hacer muchas preguntas. Mal uso harías de la Biblia si lo aceptaras todo al pie de la letra. La Biblia en muchas de nuestras iglesias es un libro que incita a preguntas como la tuya y además hay que encontrar una respuesta. La inteligencia se tiene que poner a trabajar en la interpretación, y cada uno tenemos nuestra forma de interpretar. Efectivamente la Biblia no concuerda con la ciencia porque la ciencia sigue una disciplina que es la más apropiada para conocer el mundo natural y las leyes físicas; y la Biblia es un libro de revelación que usa mitos o milagros para explicar algo que es muy complejo de explicar. Tú haces la pregunta desde el siglo XX, y aquello se escribió con mentalidad de siglos antiguos. Tu pregunta es necesaria. Y si te adentras en el texto del Génesis te darás cuenta que el relato de la creación se elaboró siglos después de lo que sabemos de los antiguos hebreos. Fueron generaciones posteriores los que añadieron el relato de la creación, que no es una sola creación, sino dos. Me alegro que me hagas estas preguntas.
    Carlos apreciaba al Reverendo Puig. Era un hombre inteligente y honesto. Cuando se le hacían preguntas, él sabía responderlas con rigor y sin miedo adónde podían llevar tales preguntas. A él se le podía aplicar el dicho: "La verdad ante todo y por encima de cualquier prejuicio"

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  18. Terrible. Incapaz de comprender se dejó llevar por la multitud. Pero la multitud le producía rechazo. Todos iban en la misma dirección, pero ella buscaba su salida. Imposible. Las cerraduras estaban oxidadas. Las ventanas daban a un valle lóbrego. La cocina estaba limpia. Reluciente. Creyó ver a su madre haciendo la cena. No había pasado nada. Volvía a su normalidad. Theresa Linco. Había que resucitar. No podía ser que la vida en la tierra acabase en la oscuridad y la pesadez. Las sombras. El sheol. Nadie sabe nada, le dijo el anciano. Nadie sabe qué es lo que hay más allá. Tan solo imaginamos. Solo podemos imaginar. Escuchó la melodía y entendió que la esperanza renacía. Es posible.

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  19. CONTRAUNIVERSO

    Entonces comencé a relatar el sueño:

    "Cuando llegué a la casa me estaba esperando. No podía creerlo. "Te estaba esperando", me dijo. La casa estaba en medio de una pradera. Una casa grande de madera, como salen en las películas americanas. Y ella estaba allí ente el porche vestida con pantalones vaquero y una larga melena. El día era precioso y el aire templado. Percibía las montañas a lo lejos. Cielo azul. Ella se rió. 'No esperabas esto, estoy segura que no lo esperabas, pero es cierto'.
    Empezamos caminando por la pradera en dirección al bosque. Silencio. Los dos en silencio. En un momento dado nos paramos en medio de la pradera y nos quedamos mirando el uno al otro. El tiempo apuntaba a un futuro absolutamente nuevo. Pasearíamos en silencio. Despacio".

    Entonces X me respondió:

    "Eso que describes no es más que pura ilusión. Quizás estés describiendo un sueño. La realidad es siempre otra y esa mujer de la casa de la pradera se convertirá en una pesadilla y te será hostil con el tiempo y tú sentirás el agotamiento de la relación y el distanciamiento. Es ley de vida. No hay pareja que no acabe agotada con el tiempo. Así es la vida."

    Y yo respondí:

    "Pero yo creo en la resurrección de la vida. En la posibilidad del paraíso que retorna. En las personas que encarnan ángeles de otras dimensiones, o espíritus que se vuelven a encontrar en diferentes planetas u universos."

    A lo cual X respondió:

    "Estás loco. Aquí lo que cuenta es la realidad pura y dura y las personas somos así: inseguras, inciertas, variables, egoístas, competitivas, neuróticas, delirantes, soñadoras; pero al final la vida nos coloca en nuestro sitio y la magia desaparece siempre en desengaño, aburrimiento y malhumor. Despierta. Deja de soñar. Sé realista."

    Yo entonces me fui paseando solo con mi ilusión y mi mundo poblado de ángeles y misterios y visiones.

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  20. LA FÁBRICA DE CERA

    Era una fábrica de cera y betún. Oliver Marcus trabajaba de pinche y recadero. Tenía catorce años recién cumplidos. Llegaba por la mañana, fichaba, se ponía el mono y rápido se colocaba en la máquina de llenar tubos de betún. Lo único que tenía que hacer era poner tubos vacíos cabeza abajo sobre los agujeros de un carrusel que giraba sincronizado con un chorro de betún que llenaba los tubos a su paso produciendo un golpe seco al tiempo que dos o tres dispositivos en forma de pinza iban cerrándolos y arrojándolos ya listos para envasarlos. El envasado lo hacía Pipa Lertxundi, una mujer de casi 60 años medio sorda, ajena quizás al golpeteo machacón del carga-tubos que resonaba con sequedad en los tímpanos de Oliver.
    Y aquella mañana Julia Ordania, una mujer también rondando sus 60 años y bastante ancha de cuerpo y cara, pues abrió la puerta que daba a un patio oscuro y deprimente donde estaban los baños y arrojó un cadáver de rata enorme sobre el suelo del taller. La extensión de superficie de la fábrica de cera no era muy grande y la caída de la rata se hizo notar. Julia entonces muy ufana gritó:
    -- Rata muerta. Es la segunda que aparece en el baño cuando voy a mear, pero conmigo no pueden. Las acorralo y las pateo con fuerza, bichos repulsivos.-- Y entonces se reía estrepitosamente.
    Oliver entonces paró la máquina para contemplar el horror, pero un brazo mecánico que salía de la misma máquina lo retuvo sentado en su banqueta. Una voz mecánica enunció como una orden imperiosa: "No es el tiempo. Quedan 150 tubos para efectuar llenado". La máquina usaba un lenguaje técnico y su voz era neutra con tonos metálicos. Oliver no tuvo más remedio que volver a encenderla y seguir llenando. Pipa no sabía qué hacer, pues no oía nada. Pero enseguida volvía el ritmo maquinal.
    Julia se dirigió a su banco para partir unas barras de parafina que luego mezclaba con aguarrás y otros componentes químicos y cual alquimista de los betunes lo colocaba todo en una perola al fuego de gas. Método anticuado que chocaba con el control maquinal de la fábrica. No eran años de computadoras. Tardarían tres decenas de años por llegar.
    Cuando era la hora del café o del bocadillo entonces bajaba el jefe, Monsieur Franchón, que alternaba su posición de Director-Jefe de la Fabrica de Ceras Koper, con el consulado francés en la ciudad, y daba su discurso moral de los jueves subido a un estrado de madera que le colocaban los oficinistas a su cargo. Luego, con voz fuerte y viril arengaba al personal:
    "Sin orden y disciplina no hay progreso (énfasis). Y la disciplina se consigue con el amor al trabajo y al deber cumplido (énfasis). Traeremos nuevas máquinas que aumentarán la producción y la calidad de nuestros productos (énfasis)....
    El discurso duraba un cuarto de hora. No había preguntas, pero sí un café con donuts y un saludo personal de choque de manos con cada uno.

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  21. GRUPO DE RIESGO

    Me ha recordado mi hija a través de video-móvil que yo estaba en el grupo de riesgo de esta plaga. Ella vive en París casada con un normando inteligente y de buen carácter y está a punto de tener su primera hija. Esa clasificación de "grupo de riesgo", me llegó al alma. Ya por edad también estoy en una edad de riesgo, pues tengo 69 años. Los riesgos de salud van aumentando, aunque gracias a Dios y si la peste lo permite, pues estoy bien dentro de lo que cabe. Disfruto de la vida lo que puedo y el ánimo de hacer cosas parece aumentar en lugar de disminuir. Es curioso que desde que me jubilé de la enseñanza el mundo se me abrió en muchas direcciones que antes, por motivos de trabajo, me estaba vedado explorar con más gana. También la apreciación de las cosas, las personas. Para mí las personas son mundos complejos, complicados, espejos de muchas cosas y experiencias buenas o amargas. La gente me sorprende cada día. Me sorprendo yo a mí mismo cada día. Reflexiono sobre cómo las personas nos enredamos con el lenguaje y las interpretaciones, y de algo trivial o sin importancia podemos hacer un infierno de desconfianza, o al revés, de algo serio y grave podemos trivializarlo, relativizarlo, reírnos de ello.
    Pero a lo que iba. Soy grupo de riesgo y estoy en edad de riesgo. ¿Riesgo de qué? ¿De morir? Entonces ya entiendo: "grupo de riesgo" se refiere a lo que las aseguradoras o la seguridad social o el fondo de pensiones llama a los que estadisticamente mueren en un porcentaje "x" en tiempo "y", y esos somos nosotros los mayores de 65 años.
    De otra manera yo siempre percibí en mi vida que el riesgo es algo que pertenece a la vida misma. En ese caso yo y todos formamos el gran grupo de riesgo de la humanidad en sí, y de la vida en sí. Cuando miro hacia atrás y recuerdo los riesgos reales de perder la vida en tres ocasiones y siendo relativamente joven, o cuando sopeso los riesgos de mi vida profesional como profesor y anteriormente como obrero en fábricas desde los 14 años. Los riesgos de viajar y adaptarme a otro país a otra cultura, idioma, etc., los riesgos de las opciones escogidas, unas buenas y otras malas y otras demasiado imaginarias o imposibles. Riesgos en personas que confías, pero que luego no son lo que piensas o te traicionan y seguro que otros te ven a ti de la misma forma. Riesgos en el amor. La dureza y encantamiento mágico del amor. Sus desengaños y satisfacciones. De todo esto todo el mundo puede hablar parecido.
    La vida en sí es riesgo. Vaya si lo es. Y lo más difícil de todo es el riesgo de expresarte, de intentar ser comprendido, de decir la verdad que sientes y cómo esa misma verdad revuelve las tripas a otros que no saben qué hacer contigo, pero que por suerte encuentras también las resonancias en gente que te aprecia. Descubres amor y afecto, pero también ninguneo, indiferencia, odio, sarcasmo. Ese es el riesgo de la vida. Los demás también verán en ti cosas que tú no ves y no podrás reconocer. Vivir siempre buscando equilibrios.
    Efectivamente, soy "grupo de riesgo" desde que nací. Y si tengo que morir dentro de esa fría estadística de los fondos de pensiones o las aseguradoras o la seguridad social, pues lo haré con la mayor dignidad posible. Mi vida espiritual no ha sido descuidada. He reflexionado ya sobre muchas cosas. Tengo fe en una Trascendencia o Dios o Misterio Inefable y exploro dimensiones espirituales a placer no importa la indiferencia que estos temas suscite en mucha gente hoy día que cierra esta posibilidad de forma obstinada y defensiva, cuando no muestra simple indiferencia anclados en un positivismo materialista de pacotilla y poco o nada reflexionado.
    Mi hija puede estar tranquila. Mis riesgos ya han estado asumidos desde hace mucho tiempo y los he vivido y vivo como aventura, como exploración. Espero ver a mi primera nieta con alegría y después de la muerte hay toda una eternidad o infinito esperando con muchas nuevas sorpresas.

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  22. EL BICHO Y SU INTERPRETACIÓN

    El mundo vive en estado de psicosis. Una psicosis galopa por el mundo. ¿Qué es una psicosis? En este caso es miedo colectivo. No se trata de una perturbación seria de la psique de una persona. Pero sí la perturbación seria de la vida normal de comunidades y naciones a nivel global. Perturbación y miedo. El virus moviliza la angustia que produce la vulnerabilidad. Una cosa es el virus y su virulencia y otra la representación del ente microscópico y sus efectos. En un mundo donde domina la ciencia pues esta será la que tenga la voz suprema en lo que concierne a la naturaleza del bicho y su modo de neutralizarlo, combatirlo.
    Pero la ciencia dispone de conceptos científicos, no de órdenes simbólicos o sistemas de creencias donde el virus se pueda también neutralizar animicamente a través de su función en tal orden simbólico de categorías de bien y mal, de las fuerzas o poderes malignos que es necesario también exorcizar. No disponemos de rituales apropiados para conjurar al maligno invisible. Hubiese sido importante haber desarrollado junto con la ciencia una metafísica paralela de significados anímicos poderosos cuyos efectos produjeran catarsis, dominio psíquico, fuerza divina entroncada en la profundidad de nuestra ánima. Pero el desarrollo de la ciencia se hizo combatiendo las metafísicas religiosas del oscurantismo y totalitarismo cristiano medieval y la batalla se saldó con el combate sin tregua y por extensión contra toda metafísica, misticismo y creencia trascendente.
    El virus entonces es un bicho virulento que nos ha trastornado el mundo, que puede matar o hacernos pasarlo mal, que espera un contraataque por medio de alguna vacuna o antiviral efectivo. Algunos seguiremos buscando e indagando también en el serio asunto de neutralizar el miedo a niveles anímicos profundos, jugando con las fuerzas simbólicas y metafóricas con que tratamos de comprender el cielo y el infierno, la vida y la muerte, lo infinito y lo finito, la trascendencia y la inmanencia.

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  23. PASEO

    Fuimos a pasear. Habíamos estado todo el día trabajando. Cogimos el coche y nos fuimos a la zona de Castiellu de Bernueces, cerca de Santurio. Allí fuimos caminando por una carretera estrecha asfaltada. Estaba anocheciendo. Divisábamos un valle de la parroquia de Deva. Era una escena tranquila. Hicimos repaso a lo que habíamos hecho hasta el momento con nuestras vidas. Valoramos el resultado y era bueno considerando los esfuerzos. Seguimos caminando y pensamos que nuestra hija ya se iba haciendo una adolescente. Nos fijábamos en el valle de nuevo. El paisaje era amable. En consonancia con nosotros. Un verde que se iba oscureciendo a medida que se retiraba el sol. Fueron momentos sencillos. Grabados como un arquetipo. Son importantes esos arquetipos-recuerdo. Apuntan a la sencillez humana. A la naturaleza amable.

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  24. EXPERIENCIA EN CASTIELLU DE BERNUECES

    Escribiste muchas veces sobre aquella salida en bici que habías hecho hasta Castiellu de Bernueces cuando tenías quince años. Y todas las veces que escribiste de ello nunca supiste acertar con aquella experiencia. Habías cogido la bici después de comer y tiraste por la antigua carretera del golf que salía del Bibio. Fuiste pedaleando mientras tarareabas la canción de moda del momento; La Casa del Sol Naciente, en versión de The Animals. Era una tarde primaveral, concretamente de jueves santo, o sea, en plena semana santa. Pedaleabas con gusto, disfrutando de la tarde que no tenías que trabajar, ni tampoco al día siguiente. La tarde era calma y bañada por un sol filtrado por nubes muy dispersas. El olor primaveral estimulaba los sentidos: el aire cargado del olor a hierba fresca, a cuchu de los establos, a simple aire limpio. Tenías en estima aquella bici que usabas para ir al trabajo, pues te daba autonomía, te llevaba a muchos sitios de la ciudad en mínimo tiempo y esfuerzo. Y ahora también a una zona de las afueras de Gijón que no conocías: Castiellu de Bernueces y el Club de Golf.
    Llegaste a una zona frondosa de robles, luego viste el camino que subía a las escuelas de Castiellu y a la iglesia parroquial. Seguiste luego cuesta abajo y de repente te encontraste en una pequeña hondonada donde había una capilla prerrománica en plena reconstrucción. La capilla o iglesia de San Miguel. Un templo pequeño con una pequeña explanada sombreada por robles, un abrevadero de ganado nutrido por una fuente y una preciosa vista al Fario y al Picu San Martín.
    Apoyaste la bici sobre el muro que separaba la iglesia de la carretera y te pusiste a contemplar el paisaje. Concretamente mirabas al Picu San Martín. Las pomaradas comenzaban a crecer las hojas, las vacas pastaban en los prados cercanos. Había una casería también cerca que conservaba todos los aspectos de la casería asturiana tradicional, y todavía funcionando como tal en aquellos años.
    Te quedaste mirando el paisaje y entonces relacionaste el paisaje con lo que hubiese podido haber sido el paraíso bíblico del Edén y los primeros patriarcas hebreos tal como relata la Biblia. Aquella reflexión había sido estimulada por la conversación que habías tenido con un testigo de Jehová en el trabajo, y aquello renovó tu interés por las historias bíblicas. Quizás se había producido una liberación de relatos mítico-religiosos leídos y oídos cuando era un niño que despertaron la imaginación de un adolescente en confusa búsqueda de su libertad. Hubo fusión mágica entre el paisaje y los mitos y para él aquello marcó una experiencia profunda. Una especie de descubrimiento personal que siempre lo recordaba como un momento de cielos abiertos a la vida en libertad. Paisaje primaveral, iglesia medieval, fuente de agua y arroyo bajo la maleza profunda y los robles que sombreaban la iglesia; todo ello, más la referencia a las narrativas bíblicas hebreas, produjo la experiencia.

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  25. COUPLAND, TEXAS

    Nos dijeron que su hijo había muerto en la guerra de Vietnam. Efectivamente el cuadro con la foto de su hijo vestido de militar destacaba entre otras muchas fotos de aquel hijo perdido. Fotos de cuando era niño: en Navidad, en la escuela elemental, la foto de graduación del high school; jugando con su padre en el porche de la casa, con su madre y una abuela, agarrado con sus manos infantiles al volante de un ford de la época, etc. Nos habían servido café y Robbie y yo entramos en conversación con aquella amable pareja ya mayor. Estábamos en Coupland, Texas, un pueblecito al norte de Austin en dirección a Taylor. Habíamos visitado el famoso restaurante de barbacoa con el mismo nombre y después habíamos ido a dar un paseo por el pueblo. Había poco que ver. La iglesia congregacionalista estaba abierta y entramos. El edificio estaba hecho con madera resistente a los años, pintado de blanco y con ventanales góticos de cristal sin adornos. Una vez dentro el espacio era sobrio, pero bien cuidado, limpio y todo ordenado. Al frente estaba el podio y las paredes blancas rigurosamente iconoclastas. Sobre el podio reposaba una gran biblia. Los bancos eran cómodos y mullidos, preparados para sobrellevar sermones largos. Las lámparas de techo parecían de bronce. Nos sentamos por un momento disfrutando del silencio. Y luego fuimos a pasear por las pocas calles del pueblo típico texano, con sus casas rodeadas de césped o jardín abierto, el porche de la casa a la entrada con algún asiento columpio, y en algunos casos vimos nidos de colibrís hechos para ellos. Las calles siempre solitarias y silenciosas.
    Fue entonces cuando una pareja mayor que estaba sentada en el banco columpio de su porche entró en conversación con nosotros. Gente amable que pronto nos hizo pasar a su casa para tomar un café. Se interesaron por nuestros trabajos, por nuestras familias y la conversación fluía con agrado. Luego surgió el tema de las fotos. De su hijo muerto en Vietnam. De la tristeza que dominaba el trasfondo de aquella casa. Un hijo muerto es la mayor tristeza que se puede experimentar. Pude imaginarme a su hijo, a su pasado, las escenas de la época de los dorados años 50. Cuando salimos el aire estaba templado y el cielo estrellado. Nos quedaba una hora de viaje para volver a Austin.

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  26. DÉBORA

    Era un encuentro entre gente diversa. Hablábamos en un entorno difuso, la sensación generalizada era de cierto optimismo. Creo que había un jardín y parecía que empezaba a oscurecer. La casa debía de ser grande pues a veces cambiábamos de una habitación a otra hablando persona a persona o en grupo. Si profundizamos más en esta atmósfera podríamos comprobar un cierto desarraigo, una no pertenencia a ninguna cosa concreta, un mero aparecer en escena para hablar e intercambiar ideas y afectos.
    La figura de Débora aparece y explora la habitación. Se mira al espejo y no acaba de sentirse cómoda con su figura. Han pasado los años y aunque su rostro sigue siendo hermoso, hay en él gestos de cansancio, secuelas de sufrimiento, expresiones de desánimo que han deformado la inocencia juvenil de otros tiempos. Sigue mirando al espejo y parece estar recordando. De repente parece abrazar algo, una ausencia quizás, abre los brazos como queriendo abrazar a alguien. Yo sigo observando desde la entrada. No se ha dado cuenta de mi presencia. Ahora está abrazada a una imagen invisible, quizás un fantasma o un personaje de sueños. Y habla. " Un amor imposible tiñe la vida de obsesión, las incógnitas sin explorar nos llevan a paisajes grises y cerrados, no quiero que ahora te escapes. Quiero tu compromiso serio de no separarte jamás de mí, seas sueño o locura tú has de abrazarte a mí para siempre." Luego comenzó a girar como si estuviese bailando y como si la habitación se hubiese convertido en un salón de la corte versallesca de Luis XVI.
    Yo me fui alejando, pero al mismo tiempo todo parecía irreal, como si estuviese viviendo una realidad que se estaba interfiriendo en otra que hasta entonces había parecido normal. Mi estado no era febril, pero tampoco podía decir que mis sentidos percibieran de la misma manera. No estaba seguro de nada. Miré por la ventana y vi el paisaje gris, triste, una lejanía de prados y bosques hundidos en la melancolía hacían de telón de fondo.
    De repente Débora se acercó a mí. Mostraba familiaridad de trato. La belleza y serenidad de otras ocasiones pasadas todavía se podía sentir como una chispa que al momento se deformaba en otros gestos de desesperanza.
    ¿No has visto nada, verdad?
    No, no he visto nada. ¿Y tú?
    He de volver al salón. Necesito un trago. ¿Vienes?
    Los dos caminamos por los pasillos medio oscuros de la casa, cruzamos pequeños cuartos hasta llegar a la escalera. Bajamos al unísono, pero ya no había nadie en el salón, todo estaba sumido en la semioscuridad de una luz mortecina. Débora y yo nos cogimos de la mano y descendimos por unas escaleras que nos parecían eternas.

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