28 julio, 2010

REFLEXIONANDO SOBRE EL PROBLEMA ÁRABE-ISRAELÍ

Habría que evaluar la situación árabe-israelí de la siguiente forma.

Todo judío de origen, todo nacido en Israel al margen de nacionalidad, lengua, religión o cultura tiene derecho a la ciudadanía israelí. Todo residente después de 5 años de residencia puede solicitar la ciudadanía. Otra cosa es que se la concedan. Todo aquel casado con judío/a, hijo de judío/a, nieto de judío/judía puede también acceder a la nacionalidad israelí. Los árabes israelíes (20% de la población) tienen derecho a la ciudadanía israelí, y la mayoría lo son, con excepción de los que viven en el Este de Jerusalén y los Altos del Golán, que en principio son residentes permanentes con derecho a solicitar ciudadanía, pero que pocos lo hacen. Los drusos y circasianos (104,000 y 5,000 respectivamente) son también ciudadanos israelíes y sirven con normalidad al ejército israelí. Se exceptúan los drusos de los Altos del Golán que son residentes permanentes y muestran poco interés en hacerse ciudadanos israelíes. Algunos incluso mantienen nacionalidad siria. Otra cosa a tener en cuenta es el estatus de los árabes palestinos que viven en la franja de Gaza y en Cisjordania, la situación jurídica y civil de estos palestinos depende de la Autoridad Palestina que gobierna una autonomía transitoria condicionada en un futuro a la hoja de ruta de los acuerdos de Oslo. Los palestinos de estos territorios no pueden adquirir la ciudadanía israelí, ni tan siquiera si se casan con un/a ciudadano israelí.


Evaluando esta información podemos ver cuál es el dilema del futuro del estado de Israel. La población árabe israelí crece el doble que la judía (2,2-4,3). Teniendo en cuenta que las lealtades de la población árabe respecto a la población palestina de las zonas ocupadas son ambivalentes, cuando no de simple solidaridad y simpatía; y, que además están excluidas del servicio militar, no es de extrañar que la población judía se muestre recelosa de los árabes del país. Los árabes no dejan de ser una minoría nacional dentro del estado de Israel, si a esto añadimos el factor musulmán de la mayoría (una minoría es cristiana), hablamos entonces de una minoría de difícil integración que puede percibirse como quinta columna en caso de grave conflicto. No obstante hay que considerar que muchos árabes israelíes son conscientes de sus privilegios democráticos y nivel económico en comparación con los países árabes de su entorno (70% según encuesta). La mujer árabe en Israel tiene derecho al voto, no así en otros países musulmanes, por ejemplo. Luego está la futura evolución de los territorios palestinos. Si Israel se hubiera anexionado estos territorios como parte del Estado, toda la población pasaría inmediatamente a ser ciudadana israelí por derecho. Evidentemente, esto hubiese sido una opción muy arriesgada que hubiese colocado el porcentaje de población árabe a porcentajes bastante más altos rompiendo entonces el límite crítico de “judeidad” de Israel; lo cual hubiere forzado a una redefinición del Estado donde la condición judía pasare a segundo plano. La constitución de un estado palestino parece satisfacer mejor las aspiraciones de sectores mayoritarios palestinos y judíos, pero encontrar una solución que haga viable unas fronteras estables, una delimitación de la expansión de los asentamientos o colonias judías en estos territorios; va a ser muy difícil, teniendo en cuenta los resultados de Hamás en las últimas elecciones. Hamás, tengamos en cuenta, sigue hablando de la desaparición del Estado de Israel para construir una Palestina enteramente musulmana.


Hay que añadir a esto la presión externa por parte de países marcadamente anti-israelíes o anti-sionistas, como son Siria, Irán o Arabia Saudí; también tengamos en cuenta que las poblaciones egipcias, jordanas y demás países árabes siguen siendo educadas en un fervor anti-judío que les ayuda a proyectar sus males colectivos con facilidad. La situación de paz con los países circundantes está condicionada a coyunturas de equilibrio y relación de fuerza que en cualquier momento pueden romper. Irán financia a Hezbolá y Hamás goza de financiaciones varias. Ambos pueden seguir utilizando misiles o hacer daño a Israel de una manera u otra.

La solución civilizada de mutuo entendimiento entre árabes israelíes y judíos en el Estado de Israel implicaría una mayor aceptación y mezcla de poblaciones que conllevaría la posibilidad de casarse unos con otros sin problemas ni prejuicios y así se acabaría con la segregación que se vive en ciudades como Nazaret. Otro segundo paso sería la aceptación de un estado 100% aconfesional en materia de religión. En otras palabras sería el establecimiento de un estado liberal democrático basado en la libre elección de la persona y sus derechos individuales. Pero mis avispados lectores ya saben que estoy ironizando demasiado. Esto hoy por hoy es un imposible, aunque hay fuerzas muy minoritarias que aspiran a ello tanto judías como palestinas, las identidades abrumadoramente dominantes ni tan siquiera conciben tal posibilidad.

Nesalem

1 comentario:

  1. El problema de base es que Israel es un estado confesional basado en la defensa de una determinada religion a la que poco a poco no van acogiendo la mayoria de sus residentes/ciudadanos.
    Al principio de su existencia, cuando la mayor parte de sus habitantes eran mas bien seculares (los gobiernos del partido socialista) y no incluia los territorios ocupados despues de 1967
    no habia este problema. Pero desde entonces, con la incorporacion de muchos habitantes no judios y la cada vez mayor captacion de los resortes del estado de Israel por fanaticos religiosos,
    se ha llegado a una crisis existencial (que es ser judio? pregunta que no creo que le ocupara mucho tiempo a Ben Gurion o Golda Meir) y politica (que hacer con los territorios y habitantes ocupados?).

    Yo desde luego no tengo solucion. A mi manera de ver estan condenados las dos partes a la guerra de cien anos, y quizas la ultima oportunidad de resolver el problema paso con el rechazo de los Acuerdos de
    Wye River (propuestos por Clinton) en 1999. Un Israel gobernado por Netanyahu y una Palestina gobernada en parte por Hamas nunca llegaran a un acuerdo.

    Michael
    Houston, Texas

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