03 julio, 2010

INTENTANDO COMPRENDER

La justificación del estado de Israel es la existencia física del pueblo judío. Mientras exista el pueblo judío como nación, la Tierra de Israel será siempre un proyecto a materializar. Esa memoria histórica ha pervivido por siglos. No ha sido así con los árabes que poblaron Palestina. La identidad nacional palestina se construye en oposición a Israel. Anteriormente eran árabes adscritos al imperio turco en el que también vivían judíos y otras minorías. Con la formación del estado de Israel surge la posibilidad de formar un estado árabe en Palestina. De la misma manera que se forman de manera conveniente y artificial Jordania, Iraq, Siria, o Kuwait; surge la posibilidad de formar un estado árabe-palestino. Esa posibilidad surge con la partición de 1947. Con los auspicios de la ONU y por votación mayoritaria de sus miembros en aquel momento, se otorga el reconocimiento del Estado de Israel y un Estado árabe-palestino.

Los árabes se negaron a ello. Dijeron no y declararon la guerra a Israel. Pierden la guerra. Los árabes reinterpretan la historia considerando toda Palestina como territorio árabe. Añádase a esto la interpretación religiosa de territorios sagrados islámicos en manos del infiel y ya tenemos la clave de la intransigencia política palestina. Todos los países árabes entran en este juego de conveniencia. En realidad les importan poco los palestinos (Egipto y Jordania tuvieron en sus manos el destino de Gaza y Cisjordania, respectivamente, pero nunca propiciaron un estado árabe-palestino), pero el conflicto palestino-israelí sirve de pretexto para fomentar una victimización crónica por parte del Occidente neocolonialista y cristiano.

Esta conveniente intransigencia por parte de los árabes motiva otra guerra (1967) y otra vez la pierden. Se fustiga un nacionalismo palestino que actúe como mosca cojonera contra Israel, mientras la realidad material de los palestinos árabes se hunde en una mayor miseria y desesperación. El conflicto es irresoluble mientras prevalezca la obcecación árabe de negar la existencia de Israel. Cuando se empieza a reconocer esta existencia se van abriendo más posibilidades de negociación y pactos: Egipto y Jordania son un ejemplo. Mientras sea el terrorismo quien hable la negociación es imposible. La dinámica de la fuerza y la destrucción prevalecerá.

Es un intento de situarnos. Quizás estemos equivocados. Da tu opinión.

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