14 abril, 2022

MANUEL DE LEÓN Y EL MISTICISMO PROTESTANTE // LA EXPERIENCIA MÍSTICA

Manuel de León, pastor de la Iglesia Evangélica de La Felguera y autor de varios libros sobre historia del protestantismo, está en proyecto de sacar a la luz un libro titulado "El Dios de la presencia


numinosa", y subtitulado "La mística protestante." Manuel de León se centra de forma meticulosa y extensa sobre el poco o nada conocido fenómeno místico del mundo protestante y sus personajes, pero lo hace también explorando aquellos condicionantes que influyeron ya no solo en la mística en el protestantismo, sino también en el cristianismo en general. Por sus páginas circulan personajes que van desde Pablo a Miguel Servet, desde el pietismo de Valentín Weigel, A. Hermann Francke, Margereta Wolker y Eva Margareta, a individualidades puritanas tales como Stephen Charnock o Isaac Ambrose. Explora también la espiritualidad mística de Lutero y otros protagonistas de la Reforma, entre ellos Müntzer y Grebel. No falta tampoco un buen capítulo sobre Jacob Boeheme o también el fundador del Cuaquerismo George Fox y la mística de la Sociedad de los Amigos.

El libro entonces nos conecta con el poeta romántico visionario William Blake influido por las tendencias subterráneas del misticismo protestante inglés, para luego entrar en el luteranismo alemán y sus derivas filosóficas que influyen en Kant. El filósofo de Königsberg tuvo un interesante debate en torno al misticismo del sueco Swedenborg y con este visionario nos metemos en su laberíntica pero detallada descripción del Más Allá.No faltarán exploraciones en torno a Jung, a Rudolph Otto, la mística católica contrastada con la protestante y al final nos introduce en los aspectos místico-carismáticos del movimiento pentecostal moderno, su enorme éxito y proyección en Latinoamérica, minorías étnicas y en general su alcance a importantes sectores sociales ávidos de una espiritualidad más cercana al corazón que al cerebro o las doctrinas sistematizadas en credos.

Un libro que ya solo por su extensión y los temas que toca apetece.

LA EXPERIENCIA MÍSTICA


Los místicos nos dicen que sus experiencias son auténticas y no una autosugestión. La experiencia mística es una fusión de mi ser particular con otro ser más universal. Es una experiencia interna, "subjetiva", pero que obedece a una predisposición difícil de precisar y comunicar. Hay momentos en el místico que siente como un flujo interno de liberación de toda atadura o ruptura quizás con los hábitos de pensamiento que normalmente lo ligan al sentido común de lo prosaico, de lo normal, de lo práctico. Vivimos en función del trabajo, del mantener las obligaciones sociales al día sin caer en crisis de confusión, de agotamiento, o escasez, o culpabilidad moral. Pero en el místico hay momentos de soltura, de libre juego del alma, de trascendencia en libertad y entonces intuye, detecta la posibilidad de un alma universal donde todas las esencias de las cosas confluyen en un mismo flujo de libertad y él o ella se funden en el todo, aunque sea por un instante, por un momento. La experiencia mística es ese acto de fusión interna, íntima, que se transforma en deleite y hace posible recuperar la fe en un universo vivo, donde los formalismos, los obstáculos, las prohibiciones, las órdenes o mandatos, las leyes, dejan de tener vigencia y entonces el paisaje se hace infinitamente tan intenso como ilimitado.

Los místicos pueden fusionarse con Dios, con el Alma del Mundo, con el misterio inefable; con el amor eterno.

Pero la experiencia mística tiene sus peligros, sus oscuridades, sus extravíos, sus abismos


41 comentarios:

  1. EL MÍSTICO/MÍSTICA Y LA VIDA PLENA

    Es problemático el misticismo. Partimos de un cuerpo que siente y padece las contingencias de la vida con mejor o peor suerte y ese cuerpo va en conjunción con su representación en la conciencia. Compleja conciencia que se mueve en varias dimensiones y controla lo que puede controlar. Y decimos que hay un yo que es quién ha de poner orden inmediato a las cosas que pasan con los recursos que tenga, pero que muchas veces se ve invadido por pasiones y deseos o interferencias por las que no esperaba o accidentes de la vida en el exterior que superan las defensas que el pobre yo no espera y para las cuales no se siente lo suficientemente fuerte y entonces puede replegarse de varias maneras: miedo, desconcierto, confusión, pánico, ansiedad, depresión, etc. O es valiente y tiene recursos y tira para adelante arriesgándose y dando soluciones que le salen de la manga de su ser profundo. Cada persona es un mundo. Viene equipada con una forma de ser que nunca sabes por dónde va a derivar o caminar.
    Hay gente que necesita de Dios y hay gente que no necesita de Dios. En Europa hay mucha más gente cada día que no necesita de Dios. Practicamente vamos hacia un ateísmo o indiferencia religiosa generalizada. Las democracias a partir de la división Iglesia/Estado pues crearon un espacio de libertades civiles que dieron lugar a una masiva defección de las iglesias en consecuencia de que para creer en Dios hay que tener fe y la fe es indemostrable y si no hay demostración de la existencia de Dios de forma objetiva y palpable, pues en un mundo cada vez más inmerso en la ciencia y en la cultura de libertad laica la gente ya no está dispuesta a creer en lo que no ve por mucho respeto que pueda tener a las tradiciones y a su religión.
    Creer en Dios en le mundo moderno es algo difícil para una persona inteligente en primer lugar, luego la gente del montón todo depende de las modas que le vienen o le imponen y la gente suele ser conformista con tal de obtener seguridad social y vivir decentemente. Entre las masas o la gente o el pueblo, pues hay algunos que les da por pensar en Dios de forma libre y como un desafío personal y se meten en la tradición religiosa de forma comprometida y sintiéndose interpelados por la idea tan volátil o tan manoseada o tan vituperada o tan desprestigiada o tan misteriosa y escondida idea; y comienzan a explorar algunos de entre esos algunos el misticismo como opción de vida profunda o existencial.
    Y para ello desafían la normalidad de sus congéneres que se conforman a las ideologías servidas en bandeja, y comienzan a cuestionar ese "yo" que tantos prejuicios alberga y tan proclive es a defender la normalidad y la realidad servida; y, se encuentran entonces con barreras que se diluyen en la conciencia y se les abre un mundo interior de una infinitud sorprendente y además gratis. Sólo se requiere esa necesidad y fuerza que a uno le viene sin saber por qué y de repente Dios como idea cobra una realidad misteriosa y nostálgica que atrae como un centro gravitatorio imposible de avitar. Y he ahí nuestro místico/mística en su camino al gozo de una vida que promete ser plena.

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  2. LA EXPERIENCIA MÍSTICA ES LÍNEA DE FUGA DE LA CONCIENCIA HOMÍNIDA

    Pero volvemos a caer en el error de ver las cosas en su sustantividad y no como línea de fuga que nos atraviesa a muchos en diferentes grados y momentos y entonces la experiencia mística es una posibilidad del homínido en determinadas circunstancias de nuestras relaciones y encuentros en la vida. Cuando el yo se desplaza por circunstancias de severo sufrimiento, de inusitada alegría o estados de relajación extraordinarios, entonces se abre una línea de fuga que se desliza por los recovecos de la conciencia en dirección a la nada, al silencio de absoluta oscuridad o luminosidad que viene a ser lo mismo al alcanzar la simplicidad transparente de Dios, de la Divinidad, del absoluto olvido o la absoluta inocencia que trasciende toda la existencia. Oiga, ¿usted ha tomado alguna sustancia?
    Hay gente que se desliza a estos estados de máxima alteridad a través de sustancias. Recordemos los libros de Carlos Castaneda y su experiencia con el peyote. Las líneas de fuga se producían a través del hongo elaborado de diferentes maneras. La conciencia se descoyuntaba en diferentes direcciones y las visiones le llevaban a planos de existencia fuera del tiempo y espacio habitual. Pero la modalidad mística de la conciencia no necesita de mescalina alguna para producirse. Se está siempre produciendo de diferentes maneras en las conciencias, pero no todas saben detectarlo o ser consciente del fenómeno; menos conocer cómo darle expresión a través del lenguaje o el arte o las categorías religiosas disponibles. El místico que ya parte de una formación religiosa, filosófica o estética sí sabe tratarlo y situarlo y vivirlo como una fuente de liberación de la realidad cotidiana y condicionante. Pero la línea de fuga se está ya siempre produciendo a nivel de plano de conciencia en los homínidos.
    El libro de Manuel de León sobre la mística protestante, que también se adentra en diferentes experiencias místicas, despertó en mí, a través de sus personajes históricos una necesidad de volver a explorar la naturaleza de tal fenómeno.

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  3. EL MÍSTICO COMO REBELDE A TRAVÉS DE LOS SIGLOS

    Las religiones median entre Dios y el hombre a través de sacramentos, liturgias, rituales, etc. Para gestionar tal mediación pues hay sacerdotes que ofician en el templo, o en la iglesia administrando todo ello; o leen e interpretan las Escrituras para la feligresía. Es decir, el creyente de una religión no ve nunca directamente a Dios, ni lo oye directamente (salvo casos raros y difíciles de comprobar), sino que todo lo que sabe de Dios lo hace a través de una iglesia, sinagoga, mezquita, templo, etc., o sea, de una religión concreta y sus intermediarios.
    Sin esa función mediadora no habría religión alguna. Pero ¿qué pasa con aquellos que no se conforman con la mediación institucional de una iglesia y deciden ir directamente a Dios como almas y voluntades individuales?
    Obviamente tales individualidades han sido vistas con bastante suspicacia y reticencias dentro de las iglesias a través de los siglos, cuando no han sido directamente condenadas o expulsadas de las religiones positivas. Si tenemos en cuenta que además en el cristianismo la naturaleza del Creador es absolutamente distinta de la naturaleza de la criatura, entonces no hay posibilidad de establecer una unidad individual directa de la criatura con su Creador, pues es como tratar de mezclar el agua con el aceite: no hay posibilidad de tal cosa. El Ser de Dios (está por encima de todo ser en realidad), no es el ser del hombre, por tanto dos naturalezas distintas se han de relacionar a través de otra que posea parte de las dos naturalezas. Pero entre Dios y el hombre ¿qué existe que pueda ser considerado parte Dios y parte hombre? Alguien dirá: Jesucristo. Pero la duda sigue surgiendo ya que esas dos naturalezas, según el constructo teológico, siguen siendo distintas y no se fusionan en una. Y luego además se presenta el problema de la mediación de un Jesucristo que tampoco vemos ni oímos salvo en los textos evangélicos y por medio de los sacramentos que han de ser mediados por los sacerdotes. Volvemos al punto cero de la necesidad de mediación y necesidad de las iglesias.
    Pero el místico se rebela ante tal mediación y decide que la aventura con Dios ha de ser individual o al menos bajo escuelas libres de experimentación con la visión o contacto o fusión directa con Dios. El místico cree que a Dios se le puede acceder vía directa entre alma de criatura y Dios en toda su infinitud, eternidad y reino de Luz. Cree que existe esa posibilidad y que las religiones se han blindado en teologías interesadas para alejar a Dios de los creyentes y así satisfacer sus ambiciones de poder o adaptación terrenal. O sea, han puesto sus intereses religiosos a la espiritualidad libre y directa entre el homínido y Dios.
    Lo cual implica que hay un punto en común entre el ser de Dios y el nuestro. Tiene que haber un territorio común entre el alma humana y Dios. Un punto o línea de encuentro o aproximación íntima entre la criatura y Dios sin mediación alguna.
    Seguiremos explorando este tema.

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  4. FIDEÍSMO PROTESTANTE Y LÍNEAS DE FUGA MÍSTICAS

    En el protestantismo es el texto de las sagradas Escrituras el que actúa como mediador entre Dios y el hombre. El texto es la Palabra de Dios que habla directamente al hombre. Pero si así fuese entonces no tendría por qué haber discrepancias a la hora de leer la Biblia: todos entenderíamos la Palabra sin duda alguna, habría comunidad inexorable de sentido en todos aquellos que leyeran la Escritura. Por tanto y, debido a que no es así, eso quiere decir que entre la Escritura o la Palabra y la persona el sentido es indirecto y muy mediado por nuestros condicionantes subjetivos o culturales o de estructura de carácter, prejuicios, interferencias diversas de las cuales no nos podemos abstraer. Y esto nos lleva a la correcta interpretación de la Biblia que en la práctica se delega a líderes, a personas carismáticas, a teólogos de renombre a sínodos de iglesias o los departamentos de Divinity de ciertas universidades. Surgen catecismos, confesiones de fe, libros referencia, teologías sistemáticas, etc. De nuevo la mediación es inevitable, aunque es ya una mediación en cierta manera libre y voluntaria, nadie se condena en el protestantismo por disputar con las interpretaciones. Al final es la invisibilidad de la relación espiritual entre uno mismo y Dios lo que ha de contar a la hora de salvarse leyendo u oyendo el evangelio de la Palabra. Al final los salvados serán la iglesia espiritual universal que nadie conoce y solo Dios sabe quiénes son.
    Lo cual da lugar a que en el protestantismo la relación directa entre la persona y Dios sea en la práctica una forma de espiritualidad muy común a pesar de las diferencias de interpretación o matices doctrinales. Ejemplo: la lectura de la Biblia en solitario, la oración silenciosa, espontánea y en la soledad, las dudas interpretativas que se viven como dudas personales, etc. La fe personal que haya surgido después de oir o leer el evangelio está absolutamente desligada de ningún mérito moral u obra de caridad o bondad o práctica religiosa que cuente. Lo cual hace que la mediación entre el individuo y Dios sea más bien difusa, indescirnible, y se pase a una intimidad espiritual entre Dios y el hombre que no ocurre en otras religiones más estrictas con la mediación institucional vinculada a la salvación o perdición. Fuera de la Iglesia no hay salvación, decían los católicos.
    El fideísmo protestante está a un paso del misticismo como línea de fuga posible para llegar y encontrar a Dios directamente. En el libro de Manuel de León vemos esas posibilidades llevadas a cabo en diferentes épocas del protestantismo y en el pentecostalismo moderno. Vemos los personajes en pugna con esta posibilidad.

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  5. MÍSTICA EN MALOS MOMENTOS O CIENCIA EXPLICATIVA E IMPERSONAL

    ¿Cómo puedes vivir la mística cuando no te sientes bien y el mundo que te rodea parece más una aspereza gris que se opone a cualquier sueño de la mente? Pasé por unos días de catarro fuerte con algo de fiebre y la nariz como un grifo (no era COVID, simplemente un trancazo que hacía tiempo que no cogía). Las noches envuelto en frío, calor, posibilidad de tiritona, paracetamol, desánimo, sin ganas de nada, anímicamente aséptico. El mundo afuera frío, hostil, hasta que el paracetamol hace efecto. ¿Cómo ser un místico cuando el cuerpo no anda bien y si el cuerpo no anda bien, tampoco el espíritu va bien?
    El paracetamol hace que el cuerpo recupere cierta estabilidad aun dentro de la indisposición. Y la mente vuelve a recuperar normalidad. Pero la vida del espíritu no debería de depender de medicamentos o drogas o ayuda química alguna. El místico si realmente sabe cómo dirigirse directamente a las últimas fronteras de las limitaciones físicas y entrar en el Gran Silencio o la nada de Dios o la visión prístina y transparente de la Jerusalén Celestial o el Ein-sof o el cielo de Swedenborg, o las visiones de Blake, o el nirvana o satori budista, la Razón spinoziana; pues entonces no habría enfermedad o trastorno físico capaz de no rendirse a la superioridad del Espíritu ante la materia. Pero no es tan fácil. No es así. Cuando el mal físico ataca no deja de ser sufrimiento, malestar, espiritualidad bajo mínimos.
    Antes de dormirme leí la epístola a los Hebreos del Nuevo Testamento y encontré una interpretación platónica del Cristo del sacrificio expiatorio y el Templo celestial donde Cristo oficia como sumo sacerdote del orden de Melkisedec y con un solo sacrificio logra salvar a todos aquellos que se acerquen a Él por fe, ya que los sacrificios expiatorios de la Ley y los templos y sus sacerdotes han quedado obsoletos ante el nuevo pacto del Ungido, del Cristo. Ahora es el pacto de la fe, la ley queda superada. Es curiso que este Cristo es algo así como un ente divino que ha vivido siempre como el Primogénito de Dios en el reino de los Cielos y que en un momento dado hace las funciones de Redentor de la Humanidad. ¿Pero en qué dimensión? Bajar a este mundo no significa bajar exclusivamente a la Tierra, está el reino sublunar habitado por los demonios y el mal y todo lo que daña a la Tierra. ¿No sería ahí donde realiza su descenso y dónde triunfa ante Satanás y la muerte? ¿No sería ahí donde se lleva a cabo su "crucifixión" en el reino sublunar de la imaginación? Hebreos no parece estar hablando del Jesús de los evangelios ya que estos no existían por entonces. ¿No sería este el posterior "secreto mesánico" del Jesús de Marcos que solo unos pocos elegidos podrían entenderlo? Hay mucho misterio en toda esta trama cristiana y da gusto poder especular en ello con sentimiento místico.
    Quedé pensativo y me di cuenta que muchos homínidos como yo no podemos pasar sin elevarnos con alguna lectura trascendente que alimente nuestro espíritu. Había pasado la tarde leyendo ciencia. Sobre la evolución de la corteza terrestre, el movimiento de las placas tectónicas, el origen de la vida. Fascinante. Pero es un mundo impersonal. Son siempre fenómenos explicativos, acontecimientos naturales que aspiran a cerrar incógnitas al mismo tiempo que abren otras de más calado existencial. Fenómenos sin relación anímica directa con nosotros, impersonales, indiferentes a nigun deseo humano o proyecto. Me encanta leer libros de ciencia, pero luego me agotan, me asfixian, me siento piedra o molécula o neutrón.
    Y sin embargo es la ciencia la que nos ha logrado aliviar mucho dolor físico, alargar la vida combatiendo enfermedades que antes diezmaban la población, conseguir una alimentación más sana, etc. Ciencia y misticismo o ciencia y espiritualidad son dos partes de tantas que nos hacen ser humanos.

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  6. Asturies ye una tierra mui áspera pa cuestiones místiques o metafísiques. Tolo que güela a relixón fiede enseguida por ser cuentos de curones o monxones pa sacate les perres. Lo nuestro ye'l realismu de traxe mahón obreru. El racionalismu apropiáu pa estudiar peritu o inxenieru si quier ún avanzar y progresar. La política divídese nos de izquierda y los de dereches. Los d'izquierdes suelen tirar pal pueblu y los de dereches son los de los ricos. Al final son toos unos cabrones, pero val más votar a la izquierda. Hai una intelectualidá o mundu artísticu que ye siempre d'ízquierdes: unos más tradicionales de materialismu reciu y otros de la sospecha radical escontra el sistema sin saber mui bien de qué va la cosa. Falar de misticismu en Asturies ye duro. Hai que dir a los submundos de la xente raro que siempre hai. Si quies ser aceptáu pol establishment hai que ser d'ízquierdes. Más bien socialdemócrata. Pero el materialismu obreru de racionalismu obxetivu ye también apreciáu.

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  7. MISTICISMO Y EXPERIENCIAS CERCANAS A LA MUERTE (ECM)

    Habría que considerar las experiencias cercanas a la muerte (ECM) como la puerta experimental de la verdad del misticismo. Son ya más los médicos que prestan atención a estos fenómenos con sus pacientes que atraviesan una ECM y cada vez más están convencidos de que algo objetivo puede estar ocurriendo en este tipo de pacientes a la hora de vivenciar una cercanía a la muerte o muerte clínica. Las pautas siguen unos pasos que se repiten de la misma manera en cada paciente, aunque pueda haber aspectos diferenciados pero a un nivel secundario. La primera es el desprendimiento brusco de la conciencia del cuerpo cuando están en el quirófano o siendo intervenidos y ya en diagrama plano. La segunda es la capacidad de ver todo aquello que sucede en su entorno cuando están interviniendo en ella, e incluso la conciencia "flotante" intenta tocar o comprobar lo que ve sin posibilidad alguna de contacto físico. La tercera es la visión del "túnel" o "puente" que lleva a una poderosa fuente de luz y donde comienzan a vivir una sensación de paz y amor como nunca lo hubieran experimentado en vida. La cuarta es la posibilidad de ver su vida entera, pasado y futuro en una visión panorámica instantánea. La quinta es el contacto que van tomando con otros seres espirituales más cercanos: familia fallecida, amigos, etc. Y la última se trata de la decisión que un ente de luz toma en función de sí ha de volver el alma a su vida física o no. En estos casos relatados por un 20 % de pacientes en todos los países donde se han estudiado estos casos, los que han "vuelto" relatan más o menos la misma experiencia. Todos coinciden en que hubiesen querido por todos los medios haber seguido en esa nueva dimensión de amor y expansión espiritual, en lugar de retornar al mundo físico del cuerpo y los sentidos.
    Si estas ECM se van demostrando con más experiementación y más datos y estadísticas, podríamos estar ya cerca de dar un sentido objetivo y científico a algo que hasta ahora era simplemente rechazado por la ciencia de forma sistemática: la experiencia mística de la conciencia individual o del alma. El debate se ha abierto y la polémica está servida entre los mismos médicos y científicos.

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  8. "Si lo que quieres es encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, frecuencia y vibración".

    Nikola Tesla
    #Fuedicho

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  9. MAPAS MÍSTICOS

    Los místicos han de seguirse como mapas que nos abren a nuevos territorios de experiencia, aunque no siempre su experiencia ha de ser la nuestra, pues en la medida en que haya resonancia entre los dos caminos eso quiere decir que los paisajes ya explorados del místico a quien seguimos son coincidentes con nuestras necesidades y expectativas; mientras que si su camino nos empieza a crear angustia, tristeza o simplemente aburrimiento, eso quiere decir que ya no es nuestro camino y hemos de proseguir por otro sitio. Hemos de abrir nuestros propios paisajes con el riesgo que ello supone. Lo importante es que la resonancia no desaparezca o se transforme en inquietud o desasosiego. Entonces hemos entrado en parajes que no son los nuestros.
    Es la misma navegación que en la vida diaria, pero esta vez las aperturas, los paisajes y accidentes se mueven en una dimensión de cuerpo y alma al unísono que nos aleja de la normal percepción de las cosas para ir divisando el espacio donde va desapareciendo el espacio y el tiempo y el ego comienza a disolverse...
    Oiga, usted me está llevando a zonas peligrosas. Me podría volver loco o sentir el vivo terror de la incertidumbre. No me cuente estas cosas.
    O también sería el primer contacto con ese todo absoluto que nos recibe en plena libertad, incondicionalidad, luz o oscuridad absoluta que es otra manera de hablar de una oscuridad que no se define en función de la luz, sino que va más allá de luz y oscuridad como polos de luminosidad. Pero los místicos que el libro de Manuel de León nos invita a explorar nos llevarían por sus caminos y posiblemente la aventura fuese más visual y comprensible de lo esperado. Los caminos de la exploración mística pueden ser solitarios, con montañas, valles y bosques míticos donde aparecen nuestros arquetipos de inocencia más profunda, donde los límites del caos se podrían vislumbar al mismo tiempo que se abraza uno a la fuente de vida y luz...
    Oiga, ¿ha oído usted hablar de la guerra de Putin? ¿En qué mundo vive usted? ¿No se da cuenta de la cruel realidad que hay ahí afuera? ¿No ve la corrupción de su país y las escuchas sin trabas que se ejercen sobre los ciudadanos de su país? Baje a tierra antes de que se caiga y se mate.
    El viaje místico sabe mucho de horrores y de extravíos y de desiertos vacíos y de paisajes de tundra con tribus salvajes dispuestas a esclavizarte.
    Cielo e infierno. Espíritu y materia. Eckhart, Böhme, Blake, Fox... Coja el mapa de uno de estos curiosos personajes místicos y explore. Que tenga un buen viaje.

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  10. CUBA: UN SÍMBOLO MUERTO O UNA MOMIA A REAVIVAR

    Es cubano y trata de explicarme la indignación que siente por su país. Le pregunto de qué parte de Cuba es, pero no es muy específico. Pobreza, falta de recursos, falta de futuro. No hay futuro. El tiempo que llevó salir a su madre, luego él, luego su familia. La esperanza de Cuba es salir de allí cuanto antes. Me lo dice con rabia. Gesticula. Le llevó mucho tiempo salir de allí, pero por fin lo logró. Me habla sobre la represión que se ejerce sobre el pueblo, el temor en que se vive. Silencio. Vale más callar, no meterse en líos. Fidel, Fidel, ¿que pasa, Fidel?; que los Americanos no pueden con él. Palos, muertos en las protestas de hace tres años. Le digo que Podemos aquí defiende a Cuba. Mueve el cuerpo, los brazos, quiere expresarse hasta con los dientes. Por fin dice: "Si tan bien se está allí, ¿por qué no se van a vivir allí? A los cubanos nos toca vivirlo, pero ellos lo viven desde aquí, o si van allí van con programas que les cuidan o les miman. Pero la pobreza la vivimos nosotros." Cuba sí, Cuba sí, Cuba sí, yankis no. Etc.

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  11. TEXTUALIDAD COMO MÍSTICA Y TORTILLA CON PATATAS

    Hemos llegado al templo donde está la Biblia sobre un atril de madera apolillada. No hay nadie, y al abrir la puerta suenan los goznes. Hay suficiente luz pues hay ventanucos que miran al exterior. Al ver la Biblia pienso en el Texto y el placer que produce al leer el texto de las Sagradas Escrituras en voz alta. Es lo que hago. Voy al estrado donde se alza el atril y abro la Biblia al azar. Me sale el texto de Jonás. Leo.
    Mis acompañantes se sientan en las bancadas de madera y al final hacen un amago de aplauso. Pero ocurre algo interesante: la historia de Jonás no se agota nunca. Tampoco se agotan los salmos. Podemos leer toda la Biblia en voz alta ante una comunidad imaginaria y los significados nunca se agotan. Habría que volver a leerla y las palabras remitirían a un texto oculto que subyace al texto presente que se podría desvelar con más matices, con más voces, con más contextos, con más detalles de la naturaleza, de la gente. Textos. Textos que se irían abriendo como placas que se van mostrando y desplazando hacia un origen perfecto e ideal que nunca se alcanza, pues la perfección y la idealidad ya se está produciendo en cada instante de lectura. El Libro. Somos gente del Libro. Estamos atrapados en el Libro.
    Creo que lo dicho arriba fue mi sermón a la comunidad de amigos visitantes que obedientes me escucharon y al final volvieron a simular unos aplausos.
    "No está mal", me dijo Alicia. "Eso que has dicho se puede aplicar a cualquier libro, a cualquier texto, a cualquier pensamiento. Es lo que se llama textualidad, el mundo de la textualidad y sus deslizamientos y corrimientos. La Biblia sería la Madre de todos los libros, de todos los textos... ¡Wow!".
    "Sí, ¡wow! ¿Quién pone el límite a la textualidad para reducirla a capítulos, a versículos, a libros? Porciones de narrativa que podamos asimilar de alguna manera. Es todo una locura, o quizás una total infinitud de sentidos que proceden ¿de dónde?", dijo Carístides, "No podemos caer en un vacío nihilista donde todo sentido queda diluído en infinitas interpretaciones. Hay que poner un tope. ¿Quién impone el tope?, ¿quién ha de guiar a la comunidad ideal de los lectores del Libro con ciencia y sabiduría y camino seguro sin extravío?
    Me bajé del estrado y dije:
    "Vámonos a comer la tortilla que ya nos está esperando en el restaurante del pueblo. Comamos y bebamos que mañana moriremos, dice otro versículo del Libro."
    Todos dieron un grito de afirmación. Toda la improvisada comunidad de lectores del Libro nos fuímos al pueblo a comer la tortilla con patatas.

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  12. LA PALABRA Y LAS CAÍDAS Y RECAÍDAS (EL ORIGEN Y LOS ALEJAMIENTOS)

    La Comunidad Ideal. El Libro Ideal escrito para la Comunidad Ideal. El Libro Ideal es el libro que abarca todo el universo, toda la creación. En el principio fue la Palabra. Una narrativa que va produciendo realidades a medida que se va pronunciando, estructurando, escribiendo, leyendo en voz alta. ¿Cuál es el nivel más puro de la Palabra? Quizás sea el momento en que surge como sonido espontáneo que proviene de la mente divina. El acto mismo de la pronunciación es el acto mismo de la creación. ¿Qué había antes de la pronunciación? Nada que podamos articular, intuir, imaginar, balbucear, apuntar a. La nada. Y de repente: Dios pronuncia: "hágase". La mitología inicial hablaba de caos, un cosmos mezclado y unos dioses en lucha por un orden. Dioses que vencen y dioses que son vencidos pero que acechan, amenazan y hay que seguir conteniéndolos. El texto canónico fue abstrayendo, depurando mitos, hasta llegar a la frontera de lo existente y lo no existente. Y ahí, en esa misma frontera, está Dios creando a través de la Palabra un cosmos.
    ¿Un cosmos que se va degradando a medida que la pura pronunciación se separa de su origen y se va independizando en forma de discurso oído, escrito, tradición, Texto canónico, interpretación? O: ¿un cosmos que ya siempre es origen tanto en su pronunciación como en su transcripción, estructuración, lectura, escritura y Dios siempre está presente en todo aquello existente que subsiste siempre como pronunciación y nunca se aleja de ningún origen porque ya todo es siempre-ya origen en su misma diferencia y variedad y pluralidad?
    La primera opción exige un centro o presencia que pierde poco a poco su poder sobre la creación a medida que la palabra se independiza en escritura, en memoria, en tradición e interpretación. Pero es un centro o presencia que reclama siempre-ya el retorno a su origen, a su inocencia, a su idealidad. Siente la separación como una violencia inesperada, resentida; como una pérdida de control indeseada y por lo tanto hay que intentar restablecer, reparar, recobrar, regenerar, restaurar la creación a su pureza, orden, obediencia. De nuevo los monstruos vencidos acechan con violencia y astucia, atacan, desestabilizan, son ajenos, son otros. Los remedios: La Ley, los pactos, los sacrificios de expiación, las compensaciones, la justicia, la Historia con su principio y su fin, la Comunidad o Pueblo elegido.
    Un cosmos ya siempre Palabra pronunciada en su instantáneidad sin alejamiento posible porque ya todo es presente en su misma otredad o diferencia o variedad o pluralidad, ya todo es creación y producción de texto y todo se vuelve extraño hasta que el sufrimiento nos separa de nuevo y nos coloca en la tesitura del acto, del siempre actuar, del nosotros y vosotros, del yo y el otro o lo otro como fuerza de vida y pensamiento. Siempre la justicia de la afirmación de uno mismo ante aquello que busca afirmarse dominándome y explotándome.
    Tanto una posibilidad como la otra necesitan del milagro para no caer en el ciego nihilismo o la desesperación del anhelo nunca cumplido. En el principio era la Palabra, pero la la Palabra no es razón independiente, ni presencia del nirvana eterno, ni orden asegurado en ningún momento. La Palabra es misterio que necesita del milagro de la fe para rellenar los olvidos y las constantes recaídas.

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  13. Leí el evangelio de Marcos de nuevo, pero Jesús me parece un hombre frío, distante, un personaje que actúa con una agenda propia de forma casi automática. No logro hacer que una figura así, tan poco humana, me cause interés.

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  14. Recordad al levantaros que una cosa es el mundo que nos presentan las noticias, y otro es el mundo hay ahí fuera. Ponte gafas nuevas para ver lo que nunca has visto.

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  15. La democracia ha desaparecido sin remedio desde el momento que a los ciudadanos se les pueda pinchar el móvil por parte del gobierno de turno, y NO pase nada.

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  16. DE TODO HABÍA EN AQUELLA LEJANA COMUNIDAD EVANGÉLICA

    Había hermanos evangélicos que eran buenos racionalistas: su fe se centraba más en una aceptación de creencias básicas. Según ellos esas creencias básicas se desprendían del texto bíblico de forma objetiva. Había otros que eran más místicos: para ellos la experiencia lo era todo. O sea, daban más atención a la experiencia de su encuentro con Dios o Dios en Cristo a través de algún versículo o salmo, que a la comprensión racional o teológica de los mismos. Entre un polo u otro se daban diferentes grados de vivir el cristianismo. Luego estaban los legalistas que centraban su mirada más en las cuestiones morales, la autoridad y el orden dentro de las iglesias que en las sutilezas doctrinales o teológicas. Las experiencias místicas de algunos les podían resultar indiferentes o incluso extravagantes. También estaban los hermanos "del montón", o sea, aquellos que asistían siempre o casi siempre a los cultos, pero no entraban en ningún debate y procuraban pasar desapercibidos sin riesgo de pronunciarse por algo. Entraban y salían del templo, saludaban y hasta otro domingo si Dios quiere. No nos olvidemos de aquellos hermanos que cuando hablaban parecía que era Dios quien les hacía hablar y advertir. Eran los hermanos profetas o profetisas. Algunos ejercían críticas rayanas en la herejía, y los hubo que se salían de la iglesia para formar parte de otras denominaciones o fundaban ellos mismos otras iglesias independientes.
    Entre unos y otros se formaba una iglesia o asamblea o congregación. Cabían todos los dones, pero a veces era difícil calibrar los límites de cada tendencia o intensidad personal o de grupo que se daba en la dinámica de una iglesia. Los había con tendencias dogmáticas y rígidas que recurrían a versículos rocosamente apropiados para marcar el camino de una congregación que ellos veían un tanto laxa. Otros eran más liberales y eran más tolerantes con las debilidades humanas, prefiriendo el diálogo y la comprensión abierta de los problemas de los demás. Los había que te contagiaban su vivencia mística de Cristo y no parecían percibir las minucias o errores morales o defectos de los demás.
    Una congregación evangélica de tipo congregacionalista e independiente era una experiencia única en todos los sentidos. En aquella España de Franco formábamos un mundo aparte, fuera de los cánones católicamente oficiales, extraños al mundo clandestino de la política de izquierdas, en contacto directo e indirecto con el protestantismo mundial del que éramos parte, pero procurando ser discretos y hablando solo de la Biblia. Ni siquiera había identidad denominacional abierta, se procuraba dar una impresión de identidad novotestamentaria cerrada sobre sí misma.

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  17. FIDEL CASTRO Y LOS LOGROS DE CUBA

    Fidel Castro ya murió en el 2016. Fue un hombre que se hizo famoso como revolucionario en Cuba, pero su fama pronto se hizo internacional. Quería el comunismo, que es lo que dice la misma palabra: las cosas han de ser distribuidas de forma común para todo el mundo. Para que eso sea así se ha de expropiar la propiedad privada en manos de los propietarios. El Estado entonces se hace titular de los medios de producción y entonces planifica racionalmente entre todos para que todos contribuyan a producir y todos reciban los productos de tal producción a partes iguales, con justicia.
    Bueno, pues Fidel Castro expropió a los ricos y luego planificó la economía. La gente comenzó a producir zafra, tabaco, se pusieron a pescar; y cuando las cosechas dieron buen fruto pues se comenzó a distribuir la riqueza en función de las necesidades reales del pueblo. Se crearon escuelas, hospitales, viviendas, transporte público. La gente ganaba dinero pero ajustado a las necesidades reales de su familia. Todos ganaban, digamos, lo justo. Entonces con esos sueldos compraban comida en los colmados o economatos, viviendas, gastaban en autobuses públicos, ropa, enseres, etc.
    No se pagaba ningún impuesto, pues el Estado ya sabía lo que había de reservar para sus necesidades: Ejército, carreteras, obras públicas diversas, servicios sociales, hospitales, escuelas, medios de comunicación para el pueblo, etc. Además el Estado sabía dónde había que invertir para crear nuevos focos de producción: se construyeron fábricas de elaboración de tabaco, azúcareras, compañías mercantiles para llevar el producto al extranjero, etc.
    La economía era boyante y crecía más y más.
    Al año siguiente la producción aumentó al mejorar la tecnología, la calidad de trabajo y alimentación del obrero, se expandió la economía con nuevos productos, la gente recibía salarios más altos y el consumo era muy fluído. Cuba también mejoraba en salud pública, en educación, en nivel de vida pues la gente compraba mejores casas, las carreteras eran envidiables, los transportes públicos eran lo más eficaz en Latinoamérica. Cuba se hacía un país rico, la envidia de América.
    Es por eso que hoy día después de 6 años de la muerte de Fidel Castro Cuba sigue siendo uno de los países de mayor renta per cápita del mundo, su economía es una de las más competitivas del globo, el nivel de vida es envidiable y las libertades civiles corresponden a las de un pueblo altamente educado y próspero.

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  18. MI IMPOSIBILIDAD DE COMPRENDER EL ISLAM

    He leído sobre el Islam varios libros. He estado en países musulmanes. He visitado instituciones musumanas en París. Hace poco he leído otro libro sobre el lenguaje en el Islam. He tratado de leer el Corán en inglés, en español y en francés, pero me resulta opaco. Imposible. He hablado con musulmanes, pero no les entiendo. Conocí un musulmán en Fez que actuó como guía turístico con mi mujer y yo, más tarde comimos juntos, tomamos café por la noche, y me resultó una persona interesantísima. Era hijo de un mulá que había muerto recientemente, él había estudiado en Francia y en España y dominaba ambos idiomas. También tenía estudios islámicos hechos en la madraza de Fez. Era una persona joven, sensible, padre de dos niñas, con mucho nivel cultural. Fue un tiempo en el que no polemizamos, en el que simplemente hablamos y coincidíamos con muchas cosas, había en él un espíritu de comprensión y tolerancia, difícil de encontrar en personas conocidas. La idea del Islam que él me trasladó no era más que seguir las inquietudes espirituales juntos, sin ánimo de convencer a nadie, repasando la vida de su entorno marroquí, su familia, etc.
    Todas mis experiencias con el Islam, exceptuando a este hombre, fueron de cierta dosis de dogmatismo, de cumplimientos estrictos de rituales, de imposibilidad de diálogo, pues es como si una muralla nos separase a dos culturas con poco o casi nada en común por el momento. La verdad no logro "entrar" en la experiencia islámica. Algunos occidentales que escriben sobre el Islam tratan de ser condescendientes y no hablan claro, no se les entienden qué es lo que quieren decir cuando hablan del Dios musulmán. Hay ambigüedad, un querer ser "buenos" con esta religión o cultura, pero a costa de ser confusos. Cuando leo a los musulmanes en inglés o español tampoco llego a nada claro.
    Supongo que el Islam es una de esas religiones que has de nacer en ella para saber cómo es y cómo sentirla. Dicen que es un monoteismo radical y absoluto, pero luego está lleno de mitos y de milagros e interpretaciones y conceptos que has de aceptar porque sí o porque sino el infierno te espera.

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  19. ZEN Y MÍSTICA OCASIONAL

    Cuando estaba en la mili había un veterano que leía a Alan Watts y un día me dejó un libro de él que yo leí con cierta curiosidad, pues se trataba del budismo zen y en aquellos años de contracultura hippie pues el zen era parte de la filosofía del momento. Se trataba de demostrar que no había ego o que el ego era una ficción necesaria pero sin realidad propia, algo así como el humo de un fumador que se enrolla sobre sí mismo y al cabo de un tiempo desaparece, se es-fuma. Lo que pasa que el ego no se esfuma, pensaba yo, aunque si siguiese uno investigando el zen pues quizás llegase uno a extinguir el ego y fundirse con el presente puro y absoluto. Seguía leyendo y luego el tal veterano me dejó otro libro del mismo autor, pero ya no resultaba tan fácil llegar a ser budista zen cuando el ego seguía ahí por mucho que uno tratase de pensar que ya no estaba ahí. Este misticismo zen es como todo misticismo: siempre falta algo, o te olvidas de algo o algo te empuja para que no vivas la máxima felicidad del nirvana o el satori y el ego te vuelva a sacudir diciendote que yo soy yo y que si no soy yo pues tendrás que ser otro yo que vendría a ser igual que el anterior. Alguien se tendría que hacer cargo del nombre cuando el sargento te llamara o cuando pasaran lista en el cuartel o cuando eras tú en relación a los demás. Ahí dentro de tí no podía haber un vacío fundido con el universo pues eso era pura abstracción, puro idealismo imposible de hacerse realidad en la vida diaria del siglo XX de una ciudad moderna. De llegar a hacerse realidad serías entonces como una aparición que surge de la nada en forma de cuerpo humano que se movería en sincronía con el ambiente, pero sin esencia alguna o alma alguna que reclamase para sí un "Eh, soy yo, estoy aquí y quiero ir a mear y luego quiero ir al cine y además estoy pensando en salir con esa chica de ayer..." De haber funcionado el zen de Alan Watts ahora sería un fantasma, una apariencia en forma de corriente energética sin ego alguno, mezclado con el infinito y bla, bla. Pero no es así. Sigo siendo una saca de huesos con flujos de sangre, etc. Y además hay ahí dentro un ego y unos paisajes con experiencias sin fin acumuladas o descontroladas o esperando ser desveladas o descubiertas. Vaya usted a saber.
    El zen no murió en mí. Hay ocasiones en que me siento vivir en clave zen y dura unos minutos o un tiempo bendito de frescura mística. El potencial está ahí, pero dura lo que dura.

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  20. NO ERA EL MOMENTO DE CARLOS CASTANEDA, ESO VINO UN AÑO DESPUÉS

    Todavía vivía en Austin cuando empecé a leer a Castaneda. Hacía tiempo que habían salido sus libros en paperback y se veían por muchas librerías con aquellas portadas ilustradas con temas oníricos de paisajes desérticos. Eran libros que apetecía leerlos, pero por alguna razón los iba posponiendo sabiendo que en algún momento los habría de leer. Lissa, mi compañera de trabajo de la biblioteca, era una entusiasta de Carlos Castaneda y creo que se había leído todo. Me animaba a leerlo. No era el momento, pues estaba preparando mi tesis de master sobre Joyce y las clases de Spivak requerían lecturas sobre crítica líteraria, política y filosófica que me absorbían sobremanera. Vivía una época de cierta euforia intelectual, de puro fuego por consumir la vida del entendimiento y la pasión. Recuerdo que bajando por la pendiente del jardín de la Gran Biblioteca me vino la idea de la textualidad expansiva que resultaba ser el ego que normalmente reducíamos a una burbuja de subjetividad transparente consigo misma; pero en aquel instante de epifanía mística se rompía la burbuja y en su lugar el ego se difuminaba en una red de textualidad infinita: el adentro pasaba a ser el afuera y el afuera adentro. Se traspasaban los límites territoriales que delimitaban lo subjetivo de lo objetivo, lo exterior de lo interior, la realidad ahí afuera, la percepción interior.
    No cabe duda que había traspasado una barrera que hacía tiempo impedía mi salto cualitativo hacia una expansión imaginativa de libre juego, de espacios prohibidos que ahora se convertían en lugares de juegos inocentes. Mi sed de saber, de leer, de comprender reventaba prejuicios, formas anquilosadas de pensamiento, superaba límites que otros me habían marcado o me venían dados como verdades incuestionables. Cuando llegué a la explanada cerca de la gran torre de la universidad algo había irreversible se había producido en mi conciencia y me sentía libre, increíblemente libre, aunque al mismo tiempo me daba cuenta de hasta que punto el mundo podía ser un lugar peligroso, un territorio acotado por fronteras de violencia donde se hacía necesaria más que nunca la prudencia, la apertura de caminos seguros, la posibilidad de volar en libertad sin que el rayo de alguna tempestad lograse destruir las alas de la imaginación.
    Un año después leía a Castaneda y sus libros me llevaron al desierto de las resonancias energéticas inmerso en un universo definido por intensidades, espectros, colores, oscuridades, apegos y desapegos, centros gravitatorios; espacios en expansión bajo la mirada del águila o los ojos del coyote.

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  21. SIGO SIENDO ALMA

    Aunque el yo nunca desaparece. Puedo sufrir diferentes experiencias expansivas, alternativas, místicas; pero una parte de mi conciencia volverá a ser el yo que me conectará con mi pasado, que me seguirá identificando con mi alma. Que me seguirá dictando lo que está bien y lo que está mal.
    Y si mi alma sigue siendo singular, propia en su tonalidad, ninguna resonancia por extraordinaria que sea, logrará fundirla con ninguna totalidad impersonal que la anule

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  22. SUBES Y LUEGO BAJAS

    El místico en realidad aspira a explorar su alma, su individualidad, su conciencia hasta donde sea posible, pero lo que un místico no puede aspirar es a fundirse con Dios o con el universo. La realidad divina está fuera de todo alcance, la unidad con el universo se puede comprender en cuanto a interrelación de todas las cosas entre sí en última instancia, pero no se puede vivir como hecho existencial que disuelva el yo particular de la conciencia y nos haga "flotar" en un todo oceánico sin fricciones ni fisuras. Imposible. El místico puede intentarlo, pero tan solo estará proyectando sus deseos hasta conseguir una plenitud circunstancial que durará lo que la energía anímica y corporal le permitan. Luego es la vuelta a la realidad; se vuelve a caer y la caída suele ser desagradable.

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  23. SWEDENBORG QUIZÁS MEREZCA LA PENA OJEARLO

    Es evidente que cuando lees a Swedenborg por ejemplo, estás leyendo el mundo que su gran mente logra inventar. No hay más universo místico y visionario que su propia imaginación. Y su imaginación es inmensa, atrevida y además goza de una racionalidad aplastante. Sus visiones del cielo y el infierno y su clasificación de ángeles, demonios y demás criaturas espirituales son literatura fantástica del mejor género. Leer toda su obra lleva tiempo, varios años para llegar a un dominio de ella. Creer en tales visiones como si fueran revelaciones de otra realidad espiritual nos llevaría a hacernos miembros de su iglesia: la Convención de la Iglesia de la Nueva Jerusalén. Las iglesias Swedenborgianas suelen ser bastante liberales en cuanto a la interpretación de su maestro espiritual.
    Swedenborg sintió la necesidad de desarrollar su inquietud místico-visionaria y no se inhibió lo más mínimo en escribir todo aquello que "veía" con todo lujo de detalle. Fue contemporáneo de Kant, el cual lo menciona en alguna crítica. Influyó en el padre de William y Henry James quien tenía la obra de Swedenborg en su mesita de noche. También Edgar Allan Poe se dejó influir por el maestro sueco en su obra La Caida de la Casa de Usher. Otros muchos hemos ojeado sus libros, aunque he de confesar en mi caso que para leerle hay que tener mucha motivación y paciencia: es la mente racional de un científico describiendo mundos sobrenaturales. Ello requiere se método de interpretación y mucha fe para darle sentido real.

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  24. HABLA BERTA GILKANA SOBRE LA IDEA DE DIOS

    GILKANA: Si tú crees en Dios lo que estás diciendo es que crees en una palabra o idea que pretende representar un ente existente. Pero ese "ente existente" no es (de)mostrable como ente de forma objetiva. Que alguien crea en Dios no quiere decir que exista como realidad que todos puedan comprobar. No deja de ser una idea o una palabra que no logra anclar en algo firme, preciso, y común a todos aquellos que lo buscan con un mismo método. Lo que Pepe entiende por Dios no es lo que Pepa entiende por Dios. Ni Pepe ni Pepa sabrían explicar nada salvo palabras y más palabras, pero sin mostrar o demostrar a Dios como realidad que todos podamos ver, percibir, visualizar, entender sin lugar a duda o confusión. Dios es una idea que no remite a nada claro. Una idea que lleva a la ambigüedad, a la confusión, a un deseo o necesidad psicológica que nunca llegamos a aclarar. No es de extrañar que la idea de Dios dé lugar a multitud de interpretaciones y religiones que sustentan su idea de Dios o bien por la fuerza o la amenaza o la presión social o familiar, o bien por la necesidad psicológica de entender el mundo y la vida como algo que depende de un poder omnipotente o una racionalidad divina que se hace responsable del universo. Esa idea o deseo o anhelo nos podría hacer descansar ante la peor opción de no tener explicación alguna sobre la existencia en general. Vivir en un nihilismo por pura honradez y honestidad intelectual. Señores, no sabemos nada sobre Dios y acabemos por aceptar que la idea de Dios es relativa a toda una historia de religiones institucionalizadas que se han venido retroalimentando en base al miedo o la búsqueda de sentido a toda costa. Es el fenómeno de la fe. Búsqueda o aceptación de sentido a toda costa y contra razón. Y entonces nos quedamos con un mundo vacío de sentido último. Un mundo cuyo sentido o sentidos los damos nosotros los humanos.

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  25. WILFREDO HABLA TAMBIÉN SOBRE LA IDEA DE DIOS

    WILFREDO: Te doy toda la razón Berta Gilkana. Si aplicamos el sentido lógico-racional o empírico sobre la idea de Dios es verdad lo que dices. La postura más honesta y honrada sería decir que no sabemos nada concreto u objetivo sobre Dios y que todo lo que decimos de Dios son solo ideas vagas, imprecisas, sin más referente que lo que repetimos como cierto porque otros lo repiten, pero sin nunca llegar a saber o entender qué es lo que realmente queremos decir con la palabra Dios. Quien diga creer en Dios o tener fe en Dios está dando por cierta una intuición personal y subjetiva, o sea indemostrable. Que otros digan creer también en Dios no soluciona nada: significa que otros participan o se hacen cómplices de la misma idea indemostrable por razones diversas que no logran dar realidad a ese ente llamado Dios como ente común al resto de los mortales. Entonces vivimos en un mundo sin sentido último y todo sentido es siempre inmanente a las mentes humanas.
    Sin embargo queda la conciencia humana. La conciencia humana sería siempre auténtica si se atuviera a un uso de razón preciso y en adecuación a los hechos empíricos. Pero la conciencia humana rara vez se mueve en esos parámetros empírico-racionalistas. La mente humana se alimenta de muchas sensaciones, significados, pasiones corporales, emociones diversas, instintos, deseos, miedos, alegrías y tristezas. Los individuos actúan en función de contingencias, de impulsos, de decisiones que surgen como opciones existenciales que pueden ser o no ser racionales. Los individuos, la conciencia individual, es imprecisa la mayor parte de las veces, impredecible. Cambia con el tiempo. La conciencia humana crea infinidad de representaciones sobre la realidad que son puramente subjetivas, irracionales; que responden a contingencias psicológicas que se van formando en la mente y que pueden dar lugar a expresiones materiales de grupos, de asociaciones, de destructividad o creatividad fuera de los parámetros racionales entendidos como normalidad. La idea de Dios y lo sobrenatural refieren a entes psicológicos que pueden encontrar resonancia o concatenación dentro de una estructuración de creencias con su lógica interna y que incluso podría forzar a la realidad empírica dentro de sus interpretaciones, aun sin encontrar objetividad común a todo el mundo. La fuerza de las ideas cuando forman multitud es real y pueden transformar el mundo al margen de su verdad racional/empírica, que normalmente se la pasan por el forro en muchos casos. Pasa lo mismo con las ideologías.

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  26. BERTA GILKANA Y LA ABSOLUTA TRASCENDENCIA MÍSTICA

    Dios como ente psicológico en primer lugar. Pero ente impreciso salvo en su articulación como creencia que nunca puede aclarar nada definitivo sobre tal "misterio". Un monoteísmo absoluto trascendería toda representación de Dios formulada en creencias, en teologías, en religiones, en sistemas de conceptos. Dios sería el no-lugar al que no alcanza jamás la mente humana, pero ese no-lugar sería la absoluta trascendencia de toda la existencia y desde donde surge toda la existencia para luego retornar a ello. Al declarar esta posibilidad ya estamos abriendo un espacio mental donde cabría un Dios absoluto fuera de toda representación o verdad empírico-racional. Hemos dado posibilidad a un impulso místico que sabe que de haber Dios ese Dios ha de ser un no-lugar de no-existencia y hacia ello ha de aspirar el ansia de plenitud que nunca será plenitud. Se puede nombrar: absoluta trascendencia.

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  27. WILFREDO GROSMAN: LOS MILAGROS SON TAMBIÉN UNA POSIBILIDAD

    Cabe la posibilidad también de que ese no-lugar donde surge y vuelve la existencia sea un poder que actúe de una forma absolutamente incomprensible para nosotros los humanos y entonces la fe es un milagro que acontece en algunas personas como realidad interna, anímica, subjetiva y que tal milagro implique la aceptación de un canon de Escrituras como mapa espiritual y todo su desarrollo teológico, doctrinal, etc. Que ese milagro de la fe configure una iglesia invisible con sus iglesias locales. Pero ese milagro de la fe podría actuar también bajo otras formas de religión o sin religión. Las posibilidades hipotéticas de esta especulación son infinitas.
    Quien sienta la fe como una realidad no creo que haya razón alguna que lo vaya a desviar de lo que él o ella considere una fuerza fundamental en su vida. Siendo partícipe de una comunidad de fe esa comunidad tendrá su estructura de creencias bien desarrolladas y bastante reflexionadas como para mantenerse indefinidamente en el tiempo y espacio terrestre. En definitiva: la razón empírica tiene razón en cuanto a la demostración de la existencia de Dios y la irracionalidad de la fe, pero la fe tiene su razón de ser en vista de las necesidades y contingencias del alma humana que no soporta vacíos de significados últimos y puede vivir experiencias de tipo psicológico que haga posible digerir de la mejor manera esta vida en el planeta. Y sobre milagros ¿Quién puede mirar o demostrar lo que se produce o deja de producir en las intimidades y pliegues del alma humana?

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  28. Podemos entonces entender toda la mística teniendo en cuenta que hay almas que ya nacen con una fuerte tendencia de búsqueda insaciable hacia la Trascendencia. Cada místico nos traslada a su experiencia personal y única de su viaje espiritual, de sus visiones, de su inmensa libertad aunque sea solo por minutos o instantes. Hora de leer y releer a Plotino, a Eckhard, a Teresa de Ávila, Sor Inés de la Cruz, Böhme, Fox, Hans Denk, Johann Arndt, etc, etc..

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  29. EL MISTICISMO INCOMPATIBLE CON EL PROTESTANTISMO MAGISTRAL DE LUTERO Y CALVINO.

    Para entender la postura del protestantismo magistral de Lutero y Calvino hacia el misticismo hace falta comprender el drama del Edén como el principio de la Caída del ser humano. Pero si en el cristianismo católico medieval esta caída suponía el origen del pecado original, no obstante el hombre aun poseía la capacidad de colaborar en el camino de la salvación que Dios efectuaría a través de la redención de Cristo. Para la teología católica la gracia era necesaria, pero el hombre poseía todavía el libre albedrío y poder de decisión para aceptar o rechazar tal gracia. En el caso de Lutero y Calvino la Caída del Edén es una caída que corrompe al ser humano de forma tal que su voluntad enferma solo es capaz de elegir lo que su naturaleza o disposición corrupta le dicta. La salvación es algo que Dios concede como gracia en toda su totalidad a un hombre absolutamente caído y abocado al mal, a la condenación. La fe le viene dada al pecador por decisión divina a través del Espíritu Santo, no por mérito alguno, ni por libre voluntad de elección de la cual está desposeído por su naturaleza caída.
    La salvación de Cristo en la Cruz por medio de esta fe concedida como don gratuito hace que en el protestantismo magistral los efectos de la gracia mantengan al hombre justificado, al mismo tiempo que no desaparece su condición de pecador. Por tanto aunque tanto Lutero como Calvino utilicen expresiones cuasi místicas que formaban parte del catolicismo medieval, para expresar los efectos de la gracia en el ser humano; jamás existe en ellos la posibilidad de unidad de la naturaleza divina con la humana como fruto del amor del hombre hacia Dios o como progresión hacia su divinización a través de su santificación en base a sus méritos. Tanto las expresiones de "vive Cristo en mí" de Pablo, como la relación de Cristo con su Iglesia expresada alegóricamente como el "feliz intercambio" de Jesús como el novio y la iglesia como la novia, nada de ello indica la fusión mística de dos naturalezas que se mantienen siempre diferenciadas: la criatura que vive su condición de subordinación al pecado y Cristo como el salvador que por sus méritos hace posible la fe redentora. Todo fruto de amor está subordinado a la fe que salva y nunca a la libre iniciativa del hombre como mérito propio para alcanzar a Dios.
    En resumen, el misticismo como fusión de la naturaleza del hombre con la divina, o el camino de ascensión del hombre por diferentes etapas de santificación para "ver a Dios", es incompatible con el evangelio del primer protestantismo donde todo fruto de obras de amor o perfección están subordinadas a los méritos de Cristo a través de la fe gratuita.

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  30. LA REFORMA RADICAL Y LA BÚSQUEDA DE LA VERDAD INTERIOR

    La verdad tendemos a objetivarla en los hechos externos, en las pruebas, en las señales que nos son dadas. El catolicismo era (¿es?) una religión de sacramentos, de materialización de la fe con ritos, liturgia, penitencias, bulas, peregrinaciones, transustanciación, las obras que contribuyen a la salvación, los milagros de sanación, etc. Las manifestaciones externas y el cumplimiento de las obligaciones sacramentales eran fundamentales en la práctica de la Iglesia para salvarse. Aunque tales prácticas externas fuesen fundamentales, había que tener en cuenta su correspondencia con una fe sincera basada en el amor/temor de Dios y una interioridad espiritual que exigía fe y auténtica devoción a Dios. El alma del creyente debía de sentir a Dios y su fuerza actuando en las obligaciones y prácticas sacramentales. En el catolicismo medieval la vía mística fue una opción de trabajo espiritual que llevó a muchos a la exploración interna de la relación del alma con Dios a través de la mediación de Cristo. El alma podía elevarse a través de la auto-renuncia y el abandono a Dios gracias a que Dios mismo en su humanidad como Cristo nos ayudaba a elevarnos hacia su esencia por medio de la purificación y la divinización siempre posible. La encarnación y la muerte en la cruz servían de medios de salvación y elevación en una relación hombre/Dios ya restaurada. El misticismo católico al mismo tiempo que trabajaba estas experiencias de unidad con Dios, era capaz de seguir valorando la iglesia como cuerpo de Cristo y todas sus prácticas externas y jerarquía.
    La Reforma al rechazar las obras del hombre como medio de salvación y depender solo de la fe que nos es concedida por gracia, rehúye la vía mística como esfuerzo o disposición de la criatura para alcanzar un estado de unidad con Dios que nunca es posible por su relación de absoluta dependencia de la gracia divina, al mismo tiempo que mantiene su condición permanente de pecado durante esta vida. Las prácticas externas y la sacramentalidad luterana se reduce sustancialmente (más todavía con la fe reformada), la jerarquía se difumina en el sacerdocio universal y la fe se vive como una experiencia profunda de transformación de la conciencia. La exterioridad protestante se reduce a la Escritura/predicación como presencia de la Palabra revelada, los sacramentos sin eficacia salvadora: el bautismo y la cena; y, la iglesia como congregación visible del pueblo de Dios. La fe se repliega en una fuerte transformación de la conciencia que hace que la fe luterana/calvinista se individualice ahondando en su subjetivización y en detrimento de las prácticas externas como medios complementarios y necesarios para la salvación.
    Pero una subjetivización o espiritualización de la fe tiende a situar la verdad en las interioridades del alma más que en las razones objetivas teológicas o de doctrina bíblica (menos en las prácticas externas). Es por eso que ante la inevitable diversidad interpretativa del primer protestantismo en cuanto a unificar una confesión de fe; surge la distanciación o ruptura con Lutero de algunos de sus primeros seguidores, y más tarde el surgimiento de una teología que comienza a desplazar al verdad cristiana de toda referencia externa, para situarla en la exclusiva interioridad del creyente. Ante los conflictos, guerras religiosas y agrias polémicas el protestantismo radical de Andreas Karlstadt (1486-1541), el terrible Thomas Müntzer (1490-1525), el joven universalista Hans Denck (1500-1527), Sebastian Franck (1499-1542), y Valentin Weigel (1533-1588), comienza a valorar más la invisible verdad interior que está más allá de cualquier creencia estructurada. Sin olvidar tampoco a los posteriores Johann Arndt (1555-1621) y Jacob Boehme (1575-1624). Comienza con estos pensadores y teólogos protestantes una revalorización del misticismo medieval como profundización de la fe al mismo tiempo que hay cierto escarceo con la teosofía de Paracelso y otros.

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  31. LA ONTOLOGIZACIÓN O PSICOLOGIZACIÓN DE LA CULPA Y JUSTIFICACIÓN CRISTIANA

    Justificación. Ha ocurrido algo en el barrio, por ejemplo: un robo. Hay sospechas entre los vecinos, pero solo aquellos que puedan justificar que durante el tiempo del robo estuvieron en otro sitio o ante otras personas, quedan realmente justificados del delito. Otros pueden quedar justificados por su credibilidad moral probada durante muchos años. Solo quedan entonces como sospechosos los que no pueden justificar su tiempo o los que no gozan de credibilidad moral ante el barrio. Sólo cuentan las conductas externas, los tiempos comprobables. Nadie puede mirar las conciencias para determinar al culpable y luego mostrarlo en forma de sonido o voz o fotografía. Ha de haber una investigación basada en en hechos y pruebas.
    La justificación cristiana parte de un "hecho" ocurrido en el Edén en tiempos inmemorables. Adán y Eva desobedecen un mandato de Dios: no comer del Árbol del Bien y del Mal. Y, debido a esa desobediencia a Dios se rompe la confianza o armonía que había entre Dios y el humano. O sea, Dios confiaba en Adán y Eva, pero ellos por libre voluntad y por satisfacer una necesidad propia como seres libres que eligen lo que ellos consideran mejor "para ellos", pues eligen el conocimiento racional e independiente de Dios. Ellos serán protagonistas de sus vidas antes que depender absolutamente de Dios. Dios entonces, como una persona herida que ha sido cuestionado en su misma soberanía y en su misma armonía y reinado justo; los castiga, los echa de su presencia y de su paraíso. Los arroja al reino de la naturaleza en su crudeza, en su corrupción, en sus ciclos de vida y muerte, en la necesidad de trabajar, de sufrir a toneladas, etc. Es como decir: si habéis escogido el árbol del conocimiento, ese es el mundo para el que ha de servir ese conocimiento. Comienza la historia. Les da una promesa de que la cabeza de la serpiente será aplastada por la mujer en algún tiempo futuro y luego cierra el Edén a cal y canto con un buen par de querubines bien armados. Menuda si les da por volver y se pongan a comer del árbol del bien y del mal y entonces se hagan como "nosotros".
    El humano pasa a vivir en la naturaleza y la historia y Dios pasa de ser un Dios del Edén a ser un Dios también de la Historia. El escenario queda listo para la trama que se ha de desarrollar.
    La culpabilidad de los primeros humanos en el Edén es clara, la desobediencia es objetiva para todo aquel que la quiera ver. Hay un agravio cometido contra el MISMO Dios, lo cual en la mente de Pablo, el cristiano, condiciona toda la naturaleza humana, la corrompe en su misma esencia; o si la esencia se mantiene, la falta/culpabilidad logra distorsionarla, cortocircuitar la armonía Dios/humano, Naturaleza/humanos, etc. Este matiz de ontologización o psicologización de la culpa ha de tener consecuencias teológicas en el cristianismo y su concepto de justificación. Y sobre nuestro tema del misticismo también ha de tener importancia.

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  32. MISTICISMO: SER Y EXISTENCIA, AMÉN

    Es evidente que todas las cosas que percibimos con los sentidos están en permanente cambio. Y este cambio implica que en el caso de nuestra vida todo ente biológico nace, crece, envejece y muere. Todo en nuestra vida conduce a la muerte, a la nada. Surge de la nada y vamos a la nada. En cierto sentido podemos decir que nuestra "esencia" es la nada. De nada a nada toca esta existencia precaria, cambiante, movediza y que suscita mucho más temor que alegría, mucho más sufrimiento que placer. Si de algo estamos seguros es de la nada a la que vamos. Verdad absoluta: nacemos y morimos.
    La existencia cristiana subordina la existencia de las cosas a la realidad trascendente que las sostiene por ser Dios ser y existencia en su grado puro. O sea, Dios es el único que tiene ser y existencia real, lo demás es creación de Dios que "existe" gracias a que él la sostiene y le da sentido. Entonces nosotros cambiamos y nacemos y morimos con un sentido que Dios inscribe en la creación. Somos su creación de la nada. Por tanto si las cosas "existen" por que Dios las creó de la "nada" y vuelven a la "nada", entonces la nada está en Dios o surge de Dios o es Dios. Dios es una nada, un abismo, una oscuridad pura o una luz pura que sería la misma cosa. La mística quiere llegar ahí: mezclarse con la nada, desaparecer como ego o cosa o ente separado y viviendo la más pura contingencia con todos los sufrimientos y problemas que esto trae. La mística, el místico quiere fundirse con la muerte, entendiendo como muerte la dimensión divina de la nada, del abismo divino que existe por sí mismo y es por sí mismo y no hay nada que se escape a su ser y existencia. Amén.

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  33. MONERGISMO Y SINERGISMO EN LA TEOLOGÍA CRISTIANA

    El mito del Edén responde ya a una teología más consciente y elaborada muy alejada de los primeros adoradores del Jehová del antiguo pueblo hebreo. El mito del Edén aunque antiguo por formar parte de alguna tradición oral o escrita mesopotámica, sin embargo tal como figura en la Biblia en sus dos versiones (P, E) ya responde a inquietudes más "modernas", más contemporáneas del exilio del pueblo de Judá en Babilonia. La escuela de Esdras tendría su explicación para incluirlo en su Torá de la forma que se incluyó. Hay ya una experiencia histórica del pueblo de Israel, sus éxitos y fracasos, su evolución religiosa.

    Cuando hablé de cómo se podría interpretar el mito del Edén a lo largo de la historia del cristianismo, me centré en dos opciones: la primera sería aquella donde la desobediencia a Dios transmutaba la naturaleza humana en pecado y esa "naturaleza-pecado" pasaba a ser consustancial al ser humano (ontologización). Tal naturaleza-pecado se heredaría por vía genética y así toda la humanidad sin excepción habría de compartir la maldición de la caída y la necesidad de alguna redención. Resumido sería decir: el hombre es malo por naturaleza y no hay quien pueda salvarle salvo que Dios intervenga de alguna manera y lo redima. Este sería la doctrina de la Reforma magistral luterana y calvinista.
    Otra posible interpretación sería la psicológica. Adán y Eva al desobedecer descubren que la realidad del mundo en que viven rompe con el estado de inocencia en que estaban inmersos. Al comer del fruto prohibido "se les abrieron" los ojos y comienzan a reconocerse como seres autónomos capaces de conocer los secretos del mundo, de crear sus propios parámetros de vida social, de conocimiento de la naturaleza; de libertad. Comenzaba así la historia humana, pero al contrario de la interpretación luterana, esta historia era una historia donde la esencia humana o su naturaleza seguía siendo buena por ser creación de Dios (y todo lo que Dios creó era bueno), por lo que el pecado aun siendo una posibilidad y potencialidad en el humano, sin embargo también sus opciones podían inclinarse al bien y a la posibilidad de crear un mundo más perfectamente moral bajo la mirada de un Dios que pasaba a ser también un Dios de la historia. Dios y el hombre pasaban a ser co-actores y co-partícipes en esta trama histórica con final feliz. A esta doctrina se le llama sinergismo: la combinación de la naturaleza de Dios con la naturaleza del hombre suman un final feliz de la historia.
    Lo opuesto, la historia bajo los efectos del pecado, crea una absoluta dependencia del humano ante un Dios que ha de intervenir en su naturaleza absolutamente caída bajo la acción de la gracia, y así poder comenzar el camino de su regeneración y definitiva salvación fuera de la historia. A esto en teología se le llama monergismo.

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  34. MISTICISMO CRISTIANO

    El misticismo cristiano ha de justificarse en torno a una interpretación cristiana sinergista, en la cual la naturaleza humana conserva sus potencialidades y bondades recibidas en la creación, aunque ahora dentro de parámetros de realidad natural e histórica donde el hombre como criatura dispone de autonomía y elección moral. Hay en el humano una voluntad que ha de decidir entre el mal y el bien, y en torno a tales elecciones la historia resultará con mejor o peor final feliz. La salvación individual quedará conseguida en función de las obras visibles de amor y caridad o esfuerzo de superación con ayuda de la Gracia divina. Se trata de seguir los principios morales marcados por Dios y el ejemplo de Cristo como Dios hecho hombre quien marca el camino de la fe y el amor como medios de perfección y santidad.
    En el misticismo este sinergismo o colaboración del hombre en la obra salvadora de Dios se realiza en la interioridad de la conciencia. Se abstrae el alma de las externalidades de la religión como instrumentos sensibles para acumular méritos que suman, y así dedicarse a la perfección de una naturaleza humana que en su esencia espiritual participa de algún modo del Ser de Dios. Esa participación ha de trabajarse desde la voluntad a través del desprendimiento, del abandono, de la ruptura con los apegos materiales que impiden a "la fuente del ser divino en el hombre" revelarse con toda su potencia y así alcanzar la "unidad del matrimonio espiritual" entre el ser del hombre y el Ser divino. El creyente místico va devaluando, aunque no necesariamente abandonando, las prácticas externas de religiosidad (también pasan a ser medios siempre sacramentalizados o con profundos significados simbólicos), para vivir la espiritualidad interior en búsqueda de esa unidad profunda donde una vez ya formando parte del Espíritu de Dios puede "ver" y sentir los secretos de la vida, las realidades del amor y la fe o confianza ilimitada en Dios a través de Cristo. La experiencia mística es una dimensión que sólo unos pocos pueden desarrollar. Son naturalezas provistas de una energía espiritual (interna) que obedece a fuertes afectos capaces de trascender los parámetros de normalidad religiosa, para alcanzar nuevos territorios del cielo y del infierno que a veces logran comunicar o a veces se quedan en la pura interioridad sin posibilidad de comunicación.
    La mística cristiana posee nombres importantes. Algunos señalan el camino aunque no serán ellos quienes lo sigan, otros alcanzan la plenitud de la fusión con el Ser de Dios aunque sólo sea por momentos; otros describen las revelaciones que van "viendo" o escuchando de los mismos ángeles. La salvación mística se puede conseguir ya desde esta misma existencia como criaturas en un mundo que ha de perfeccionarse, que ha de superarse a través de la divinización, la perfección, la renuncia, el desprendimiento de las cosas que nos atan a una meterialidad que nos impide ver, avanzar hacia el Reino de Dios (el Abismo de Dios, la Nada en Dios, la infinita luz, etc.).

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  35. SÓLO HAY DIOS SI HUBIESE MÁS DIOSES, PERO UN SOLO DIOS NOS LLEVA AL ABSURDO

    Si el Ser de Dios y la existencia coinciden entonces no hay interioridad alguna en Dios que se oponga a su instantaneidad absoluta. Dios es y hace al mismo tiempo. Ese ser y hacer es pura realidad, la única realidad existente. Ese ser y hacer actúa como una voluntad pura. Crea en esa misma instantaneidad de ser y hacer como voluntad absoluta. Toda creación es un acto puro de su voluntad. Nada se le opone, no se nutre o alimenta de nada fuera de él. No hay una materia externa o cosmos que le preceda.
    Sres, llega el momento de la verdad: el Dios de la Biblia crea las cosas en actos puramente voluntarios y en una absoluta libertad. Ningún dios griego o Divinidad o Idea o Bien o Razón platónica surge de esa manera; todos ellos ya forman parte de un cosmos que les precede y en cual ya integran una jerarquía. Este no es el Dios de la Biblia. Él es el que es. Y si es así vivimos en un mundo que en todo instante depende de esa Voluntad divina.
    Pero... si todo es voluntad divina, entonces nada es voluntad divina. Si todo el universo estuviese hecho de queso, entonces no habría manera de saber lo que es queso como ente o parte o propiedad de la materia. Si todo es queso entonces nada es queso. Sería un universo de muchas cosas, infinitas cosas, pero el queso sería indetectable. Para todos los efectos sería inexistente.
    Si todo es voluntad divina, entonces la voluntad divina no es identificable como tal y el mundo serían cosas, infinitas cosas, pero la voluntad divina sería indetectable. ¿Adónde vamos a partir de aquí? Pues las voluntades individuales, particulares, son las que tienen que pensar el universo, representarlo, trabajarlo, organizarlo. Y ahí entra todo lo que llamaríamos mundo. No obstante hemos sido capaces de conocer al "Yo soy el que soy" a través de la Revelación del Éxodo, y a través de esa revelación nos hemos reconocido como criaturas de esa Voluntad pura: Dios. Pero entonces y de forma automática todo, absolutamente todo, es-ya-siempre pura voluntad divina y volvemos de nuevo al todo que por ser todo es nada.
    Sres: no hay cosa más absurda que la idea de Dios. Nada ni nadie será capaz de descifrar este puñetero dilema. Vivimos en un universo creado por un Dios que jamás podemos detectar porque ya somos en Él y por Él. Si hubiese otros dioses, entonces sí podríamos saber cuál es el fiat de su creación. Su creación sería distinta a la de los otros dioses y diosas. Habría relación criatura/creador, comparación de creaciones, relación entre creaciones. Entonces sí sabríamos cuál sería nuestro Dios.

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  36. Creo que nunca había entendido mejor que a Dios no podemos definirlo desde nuestra naturaleza de queso. Esta figura es clarificadora: un queso que no se puede distinguir de otro elemento porque todo es queso

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  37. ANALOGÍA, UNIVOCIDAD Y UNILATERALIDAD DE DIOS: EL MILAGRO DE LA FE

    Siguiendo los argumentos de arriba. Si ya somos en Él y por Él entonces toda la experiencia humana es también su creación, pero jamás será posible desde la conciencia humana y a través del pensamiento conocer el por qué de todo lo existente. No sólo se manifestaría su "poder y gloria", según Pablo, en las obras de la naturaleza, sino también en todo lo que sucede en la dimensión de la experiencia humana: lo bueno, lo malo, lo horroroso, lo aburrido, la estupidez, la sensatez, lo menos bueno y la excelencia. Nada se escaparía a esa Voluntad pura y absolutamente libre. Lo cual indicaría que Dios está por encima de cualquier juicio ético o moral o racional bajo parámetros humanos. El Ser y Hacer de Dios es puramente arbitrario. Es pura creación, y la experiencia humana es fruto de esa creación.
    Siguiendo el estricto monoteísmo de la Revelación del "Yo Soy el que Soy".
    Ante la imposibilidad de trascender nuestra condición humana y entender de ningún modo a Dios, es por ello que recurrimos a las comparaciones, a las semejanzas, a las analogías, las metáforas, las alegorías: Dios es amor (según la vivencia o experiencia humana de amor elevada al ideal abstracto), Dios es Justo (según el concepto de Justicia humano, histórico, elevado a la abstracción), Dios es eterno (según nuestro concepto de infinitud, de condición fuera del tiempo), Dios es Vida (nuestro concepto de vida en su idealización), Dios es bueno (según el concepto de bondad que nosotros abstraemos de nuestra experiencia), etc, etc. Las narrativas sobre Dios de la Biblia se mueven en el lenguaje, en la palabra, lo cual hacemos para que su Voluntad se traduzca de algún modo a nuestra mente. Pero esta manera de adaptar a Dios a la mente humana es lo más parecido a la invención de nuevos dioses con los cuales compararlo y extraer una posibilidad de relación objetiva bajo contraste, proporción, comparación. Las analogías son artificios que actúan como puntos de común referencia entre lo divino y lo humano, digamos los territorios comunes donde lo divino y lo humano se encuentran de alguna manera y los hombres pueden formarse una idea o intuiciones o sentimientos hacía el Creador. Pero mucho me temo que lo innombrable, lo inaprehensible, lo más allá de la conciencia humana pueda ser conocido en cualquier territorio común en tiempo y espacio ya que entonces algo, una parte de ese territorio, tendría que estar en contacto o fundido con el Ser/Existir divino y entonces el ser humano sería indirectamente partícipe de/en Dios y dejaría de ser analogía para ser una relación unívoca.
    Entonces la relación Ser/Existir de Dios es siempre-ya una relación unívoca pero unilateral por parte del Creador, quien crea y mantiene como creación en su libre albedrío y disposición toda la experiencia humana, pero donde el ser humano ha de actuar en base a una decisión fuera de toda razón, de toda lógica, de toda comparación: la fe. Por un lado la unilateralidad de Dios, y por otro la fe, absurda, quizás milagrosa, la resonancia interna de una confianza inexplicable.

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  38. REFORMADORES RADICALES QUE SE VAN CENTRANDO EN LA LIBERTAD DE CONCIENCIA (SIGLOS XVI Y XVII)

    El misticismo de la Reforma radical aspira a centrar en asunto espiritual en la interioridad del alma, en la subjetividad en detrimento e incluso abandono de toda religiosidad exterior. Las cosas invisibles van a cobrar mayor fuerza: la iglesia invisible cobra mayor importancia que la iglesia visible, con excepción del anabaptismo que hace de nuevo énfasis en la iglesia visible local de los bautizados que han de dar producir obras de perfección y santificación. Los demás centran todo el esfuerzo en la experiencia interna de unión con Dios a través de Cristo, lo cual hace posible desligar o desvincular cada vez más la salvación de las instituciones y sus constreñimientos, para afirmar una mayor libertad de conciencia y universalidad de la fe. Al desligar la conciencia del creyente de sus afiliaciones eclesiásticas, la fe y la conversión pasa a ser un asunto interno entre Dios y el alma del creyente, y ahí ningún sacerdote o pastor o autoridad civil ha de intervenir, juzgar o condenar. Así mismo la fe se hace extensible a todo el mundo: no sólo a los cristianos, pero también a los infieles, a los judíos, a los turcos musulmanes, a los paganos, etc.
    La subjetivación de la fe hace que algunos de estos reformadores místicos o cuasi místicos no tengan interés alguno por formar ningún nuevo grupo o denominación. Otros si tienen seguidores, pero de una forma voluntaria. Otros siguen en la Iglesia luterana pero su espiritualidad ha trascendido ya los signos externos de religiosidad de la iglesia para elevar o sublimar la sacramentalidad, la liturgia o la lectura de la palabra hacia significados más simbólicos que indican la realidad interna y subjetiva de la unión del creyente con Cristo.
    Cobra de nuevo, pero bajo nuevas luces o escenarios, el protagonismo de un ser humano que ahora se libera también de su condición ontológica de pecado al modo luterano, para reinterpretar la desobediencia del Edén más como un error de desobediencia moral, pero sin que haya cambiado lo esencial de las personas que sigue gozando de un cuerpo y una voluntad capaz de seguir escogiendo el bien y el mal. Aunque esta nueva experiencia ya no está sujeta a las regulaciones de las iglesias, ni a su autoridad jerárquica a la que no tiene por que dar cuenta. Lo cual tiene también consecuencias en cómo se ha de percibir el poder civil y los estamentos de poder que se erigen como dioses.

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  39. MÍSTICA IRREMEDIABLE EN EL MERO VIVIR

    Unilateralidad. En la "relación" Dios/hombre, el término Dios nos es opaco, inaprehensible, inimaginable, irreconocible. Es la "nada" para nosotros. Por tanto no es relación propiamente. De Dios surge la creación, nosotros somos su creación. Dios crea de su nada, pues no puede haber una nada aparte de Dios, que sea un sitio aparte. La nada es el puro poder de crear. Nosotros somos su creación. No hay intercambio entre los dos términos. Surge creación, se despliega en la mutabilidad, vuelve a la nada. En esa Nada/Dios no hay posibilidad de reflejarnos, de ver, de conocer. Es una relación unilateral. El lado Dios/nada es inimaginable. Pero Dios actúa de forma absoluta en la creación. En Él somos y en Él vivimos. Él es y Existe en su creación. Todo acto, todo movimiento o acontecimiento, toda experiencia es creación directa, instantánea, absoluta. Nada existe fuera de Dios. Pero el lado de Dios nos es opaco, inalcanzable, nada.
    No podemos hacer intercambio de "he aquí mis obras", "he aquí mi amor", "he aquí mi trabajo", "he aquí mi culto de adoración". Intercambiamos entre iguales, entre personas; pero no existe intercambio entre la nada/Dios y nosotros. Lo que somos nos viene dado. La razón se nos escapa. No seríamos capaces de entender la razón, el porqué. Hay una inmanencia y trascendencia absoluta. Nos movemos como inmanencia de Dios y nos perdemos al pensar en su trascendencia. Chocamos con una barrera intransitable. Intransitiva. Lo que somos es también parte del por qué, pero simplemente somos lo que somos y cambiamos y mudamos y envejecemos. Al final morimos. Pasamos la barrera. La nada. Volvemos.
    De nada nos sirven las analogías, las teologías interpretando y hablando de Dios de un modo abstracto o imaginativo. Pero surgen analogías, surgen teologías, filosofías. Todo acto es absolutamente creación divina. No falta nada. No hay carencia alguna bajo el punto de vista creación. Todo forma parte de su Razón: lo horrible, lo cruel, lo bueno, lo hermoso, el dolor, la alegría, la desesperación, la moral, la amoralidad, la creencia, la ausencia de creencia.
    Si hay resonancia en el interior, puede surgir la fe. Puede surgir el deseo de orar, hablar, explicar, pedir. Pero sería una "decisión" divina.
    Es todo extraño. Este universo es extraño.
    Hubiese sido mejor quizás tener varios dioses, muchos dioses. Entonces compararíamos, valoraríamos, escogeríamos a cuál Dios o Diosa creer. Pero un monoteísmo absoluto trasciende todo politeísmo. Pura Voluntad, pura creación, pura libertad.
    Nos tienta el politeísmo, nos tienta poblar al mundo de entidades espirituales, de ángeles, de vírgenes, de demonios.
    De ahí que el Demonio tenga tanta fuerza en el fundamentalismo. Es el Dios-otro que nos hace contrastar, comparar, culpar o amar.
    Es todo muy extraño. Hay una mística irremediable en el mero vivir.

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