Fui caminando con Renior a lo largo de la costa cercana a la ciudad y por un camino que muchas veces se asoma a los acantilados produciéndome vértigos por reflejos imaginativos que poco a poco iba evitando distraído por el relato que Renior, mi antiguo compañero de universidad, me iba relatando. Decía:
"Una vez fui enviado a supervisar unas capas geológicas en una comarca lejana de aquel país. Se sospechaba que podría haber vetas de mineral de hierro cuya explotación podría resultar viable para la compañía Bilcow, una vez el Estado diese su licencia bajo la condición de un porcentaje importante compartido de beneficios con dicho ente público. La comarca estaba rodeada de montañas por ser tal lugar una especie de valle irregular difícil de llegar, pero que con paciencia y esfuerzo por parte del conductor de un jeep especial del Ejército y un viajero un tanto aventurero como yo, pues al final acabamos arribando ya metidos en la noche y sin que hubiese un alma en la plaza central del pueblo principal llamado Neskatrom. Un nombre recio en su pronunciación y de orígenes tan inciertos que hasta el momento queda en el misterio."
"Nos hospedamos en una posada de muros milenarios que pronto nos dispuso de alimentos para la cena basados en carne de caza y un pan de centeno tan áspero como apetecible al mascarlo mezclado con una sidra del lugar un tanto ácida, pero de efectos relajantes. Estaban sentados en aquel tosco salón y en una alargada mesa de madera unas seis personas vestidas con abrigos oscuros que parecían estar rezando o recitando una especie de mantra o de rosario sin percatarse de nuestra presencia. Pero ser testigos de aquella escena era al mismo tiempo vivir una sensación de insólita extrañeza. Mi chófer y yo comíamos aquella carne sabrosa regada por una sidra que ya iba entrando con mayor placer en nuestras necesitadas entrañas. No obstante, como si de un imperativo reflejo se tratara, mirábamos con persistencia hacia el grupo de tales personas. Había dos mujeres cuyas voces más claras se distinguían del resto incrustando cada paso de recitación con una leve expresión de queja. Al acabar de comer y ya llegado el te, nuestra atención aumentó en grado de interés. De repente vimos que una de las personas sacaba un par de cirios gruesos de color violeta y los prendía con una cerilla. El grupo ahora se quedaba quieto y en silencio roto a los dos minutos por una oración recitada en una lengua totalmente desconocida para nosotros. Yo ni tan siquiera sabía que tal lengua existía y oírla me producía cierta inquietud, quizás una cierta oscura premonición que despertaba profundos sentimientos personales. Mi chófer sentía más bien curiosidad, como alguien que ve un espectáculo en un sitio desconocido, pero sin más."
"Más tarde salían todos del salón como en procesión hasta desaparecer por la puerta. Nos quedamos mirando Sherno --como así se llamaba mi chófer--y yo el uno al otro como formulando una común interrogante. Dimos gracias al tabernero de la posada por tan agradable cena y decidimos salir los dos a dar una vuelta por el pueblo. No había nadie y las luces que iluminaban la plaza principal eran bastante débiles. Hacía algo de frío, pero el cielo estaba despejado a juzgar por el intenso brillo de las estrellas. Nos metimos por callejuelas medio oscuras de casas de dos plantas y vimos que alguna ventana dejaba ver reflejos de luz eléctrica también de poco voltaje. Al llegar a una pequeña explanada que formaba como otra plaza secundaria del pueblo vimos gente formando también procesiones procedentes de diversas callejuelas que confluían en tal plaza. Al fondo de la plaza había como un templo de curiosa estructura. Las grandes puertas se abrían dejando ver un interior de brillos confusos e inciertos, pero las puertas lo que hacían era abrir como una especie de gran boca de batracio con antenas carnosas que eran las torres que coronaban tal templo. En realidad todo era de una piedra rojiza y la imitación nos sorprendió por su perfección."
"Al cabo de un tiempo fueron entrando todos en tal templo. Nosotros permanecimos por un momento dudosos sobre qué hacer. Era evidente que la curiosidad nos arrastraba y así decidimos arrimarnos a la puerta para ver qué estaba pasando. Al principio las luces nos cegaban, luego fuimos adaptándonos gradualmente. No eran luces artificiales. Parecían proceder del brillo natural de alguna sustancia tanto de mineral sólido como líquido. Una especie de fósforo o radiación sin posible identificación por nuestra parte, aun siendo yo geólogo con cierto criterio sobre la composición física del subsuelo. Una vez despejada la vista y la mente pudimos ver que la nave era desproporcionadamente alta y al fondo había una especie de ventanal de vidrios ornamentados con símbolos y figuras de gran atracción visual. Todo ello lo íbamos viendo a medida que las luces iban perdiendo su fulgor para dejar que otros contrastes y relieves fueran surgiendo. La gente allí instalada se arrodillaban mirando al gran ventanal de vidrio que ahora se iba abriendo al mismo tiempo que las luces iniciales quedaban apagadas."
"Fue un silencio que yo describiría como un silencio frío. Quizás hostil. O mejor, terriblemente inquietante. Al mirar para arriba vimos que se trataba de la nave desproporcionadamente alta y que ahora abría su cielo abovedado para dejar que la vista se perdiera en el abismo de un cielo real que parecía absorbernos como si una fuerza gravitatoria ejerciese su inexorable influencia sobre nosotros. Un sudor frío recorrió mi cuerpo. Sherno estaba tembloroso. La gente del pueblo o los fieles de tan insólita religión o la coincidencia de uno y otro, ahora cantaban una lóbrega alabanza. De repente nos
vimos abocados por todas direcciones hacia un abismo insondable de dimensiones siderales. Sherno y yo dimos un grito de terror. Nos sentíamos caer en las inmensidades gélidas de un universo al desnudo que nos hacía perder la razón y nos dejaba fuera de quicio al enfrentarnos con toda esa realidad que rodea el planeta de forma tan cruda y tan inhóspita. Los fieles seguían con su alabanza mortecina viendo cómo los astros lejanos centelleaban con una intensidad insólita. Permanecimos por un tiempo o no tiempo en un estado de paroxismo que nos ralentizaba el pensamiento a un grado de lentitud capaz de fragmentar los sonidos internos de las palabras a partículas infinitesimales imposibles de articular como voz. Todo ello tuvo su duración. El final fue concluyendo como el comienzo. Las luces se fueron encendiendo hasta adquirir su primer fulgor. Imposible ver ahora el gran ventanal o la vidriera, menos todavía el cielo de la enorme nave. La gente fue saliendo en silencio. Las luces nos cegaban presionándonos hacia el exterior por las grandes puertas de la boca de batracio gigantesco. Al final logramos salir, fuimos recuperando la normalidad, si a ese nuevo estado se le pudiera llamar ahora normalidad. Digamos que éramos capaces de caminar, de hablar y recordar el camino de vuelta a la posada con más o menos acierto."
Renior se paró un momento. Dejó salir un fuerte suspiro que me hizo sobresaltarme. El mar ahora rugía en forma de oleaje allá abajo por los acantilados de vertiginosa verticalidad para mi espíritu sensible. Me quedé meditabundo por bastante tiempo. Renior parecía perdido en sus recuerdos mientras seguíamos caminando en dirección a la ciudad.
UNA EXPERIENCIA RELIGIOSA PUEDE CAMBIAR TU VIDA
ResponderEliminar(Los apuntes del geólogo Pertam Renior)
Después de aquella experiencia en Neskatrom sólo puedo vivir en el más absoluto apego por el instante en sus mínimos detalles. Todo va más despacio, más infinitamente lento e inagotable. Vivo en el absoluto misterio de mi existencia y nada me puede resultar de sentido "común". O sea, un sentido dado como definitivo, como axioma indiscutible y común a todos. En este momento mi pluma se mueve plasmando una realidad que no es mía porque tampoco hay un yo real que pueda reclamar más verdad que la que me sostiene como flujo. Me pierdo en los detalles que me parecen inagotables y ricos en tonalidades, en ángulos de visión, en posibilidades. He ganado un tesoro que antes era incapaz de ver y menos sentir. Cuando hablo con una persona me parece estar en escenario de palabras y gestos que he de traducir en función de su intensidad, de su serenidad, de su inseguridad. Son dos mundos al encuentro de puntos comunes de resonancia, pero también pueden ser encuentros dominados por la simple instrumentalidad sin sentimiento. Las resonancias nos hacen vivir de un modo u otro. Incluso el odio o el rechazo nos hacen vivir, es vida que nos afecta. Pero la instrumentalidad es artificio, manejo, apatía, aburrimiento. Las resonancias pueden ser inestables y peligrosas, pero muchas veces nos llevan al camino de la apertura, del hambre de conocer, de explorar, de trascender.
Nada está ya hecho o pensado. Nada está acabado. Incluso la muerte ha perdido su poder para convertirse en otra puerta a otras dimensiones inexploradas.
La filosofía es ante todo una rebelión interna que te hace cuestionar lo que la mayoría no quiere o no puede cuestionar. Todo lo demás, los conceptos y categorías de la filosofía, son las herramientas que utilizas para profundizar y liberar aquellas imposturas que pretenden imponerse como verdades indiscutibles.
ResponderEliminarPero sin esa profunda rebelión interna jamás se puede entender lo que es filosofía. Se puede explicar o aproximar, pero sin esa inquietud existencial inicial, la filosofía no deja de ser un discurso hueco y sabiondo, además de un saber ya domesticado.
Si te haces fundamentalista encuentras refugio en tus principios irrebatibles que actuarán como rocas o columnas o cimientos fuertes que te sostendrán contra toda crítica, todo cambio, todo relativismo disolvente.
ResponderEliminarSi te haces relativista te disolverás en una inmensa libertad para justificar lo que quieras, jugar a lo que quieras, pero también vivir bajo mil tensiones, dudas y sufrimientos nunca explicables.
En realidad nadie se mueve en esos polos en su pureza pues sería una locura. Lo que ocurre es que cada uno se mueve como puede, como la vida le va dictando, como su sentido de orientación le va dirigiendo; y sobre todo como su estructura de carácter le permita luchar con mayor o menor energía.
Si de verdad reposas en la fe, entonces todo ha de tener una razón última y sabes que por mucho que no comprendas ni entiendas el universo va por donde tiene que ir.
ResponderEliminarPero la fe es como un caballo loco que salta, se encabrita, a veces va sosegado, y otras te tira de la montura y te estrellas contra el suelo. Es decir: la fe no es la razón, ni tampoco una metafísica humana ordenada o explicativa. La fe te conduce a algo que no se comprende en términos de conciencia o visión humana. La fe es absolutamente irracional, pero su núcleo es persistente, seguro, inevitable e inexorable en medio de toda tragedia, sufrimiento o desesperación que pueda atacar.
Curioso.
El protestantismo ve la fuente de la verdad en la Biblia. Deja que la conciencia individual trabaje esa relación de Dios con la persona a través del Texto y su interpretación. La lectura solitaria, callada, meditada, arriesgada, quizás exagerada o afectada de estrechez y miopía en ocasiones, aunque en otras se encuentra un sano equilibrio. Esa es la mayor libertad religiosa que se haya encontrado jamás.
ResponderEliminarUna vez que esa verdad se ha consolidado, las instituciones serán siempre secundarias. Aunque nunca dejarán de luchar por reconquistar el monopolio de las conciencias humanas bajo pena de condena eterna o amenaza de algún tipo. Con Lutero se acabó definitivamente el "fuera de la Iglesia no hay verdad", ya que por mucho que él intentase reconstruir la iglesia visible en una unidad institucional, la verdad que él había restaurado se declaraba absolutamente libre en las conciencias particulares.
Quizás la verdad de Cristo era esa: la libertad de la fe implicaba la libre interpretación de una Revelación que actuaba de todas maneras y en contra de los poderes e intereses del mundo, entre ellos los religiosos.
Son muchos los espejos en los que nos hemos de reflejar. Uno ora a Dios, ¿pero quién ora a Dios? No se sabe de dónde surge la voz que ora a Dios. No sabemos nada de lo que somos, sabemos lo que nos dicen que somos, pero tampoco los que nos dicen lo que somos saben nada de lo que son. Vivimos una suerte de encerrona, pero no digas nada. No digas nada, por Dios. Dios es una palabra que representa algo que nunca encontramos. Como todo. Sólo encuentro agua cuando tengo sed. Solo veo a alguien cuando le llamo y veo su cuerpo y nombro su persona. Imposible que haya realidad si la muerte nos separa definitivamente de este sueño, de esta alucinación.
ResponderEliminarSolo se puede vivir si nos engañamos a nosotros mismos. Hemos de refugiarnos en los mitos. Nos dicen he ahí lo que la ciencia dice. La ciencia lo prueba. Vale. Lo prueba, pero las pruebas no vencen la muerte, ni la alucinación en la que estamos inmersos. Somos unos pobres animales que creemos que hemos llegado a no ser animales.
Cuando amas a una persona sabes que esa persona no es eterna. Amas lo que ha de desaparecer. Amas nada, la nada que se ha encarnado en imagen corporal mortal. Disolución. Terrible. Eres feliz en la cortedad de la alegría. Nada encaja en la narrativa que te has inventado o que otros han inventado para ti.
Cierto. Cuando desmitificas todo se vuelve humano, demasiado humano y en último término demasiado triste y frustrante.
He sido feliz viendo al zapatero remendar medias suelas mientras silbaba una canción.
El creyente creía sin hacerse más preguntas. Su realidad era una realidad segura pese a quien pese. Qué aburrida es la realidad prosaica y cotidiana. Cómo mienten los políticos, cómo nos toman el pelo, pero ese es el escenario de esta alucinación. No esperes ninguna explicación.
He sido feliz hablando con aquel que sabía comprender. Al mirar hacia el horizonte parecía que la señal del profeta se cumplía: habrá cielos nuevos y una nueva tierra. Una canción de los Moody Blues se dejaba oír en el escenario. Quien tiene sueños y esperanzas de forma repetida ha de sentirse optimista, pues no todo el mundo es capaz de tal cosa. Puede ser una de esas verdades arquetípicas indemostrables que anidan en nuestra alma.
ResponderEliminarLa venida del Mesías se difiere: ¿Habrá venido? Pero en ese caso no sabemos cómo ni cuándo, ni qué efectos ha de tener en el mundo. Se difiere. Quizás haya llegado a tu alma en forma de arquetipo. Escucha la canción de nuevo. Mira al horizonte de nuevo. Que no desaparezca la esperanza. ¿Notas que cuando hablas tus palabras son como perlas en lugar de sonidos vacíos y repetitivos sin sustancia?
Hay algo que el tiempo no puede vencer. Algo. Indefinido, impreciso. Persiste. La ciencia no lo puede demostrar. ¿Estás seguro?: Se trata de cómo ciertas células neuronales reaccionan a ciertos estímulos... Todo bajo control.
¿Has encontrado ya tu comunidad?
Una respuesta:
ResponderEliminarUna cosa es la fe que recibes como una revelación o milagro que persiste en el tiempo y que abre sentidos a través de la lectura del Texto bíblico en tu soledad, en tu alma individual; y otra es la comunidad de la fe a la que habrías de pertenecer. Toda comunidad exige normas y reglas. Cierta unanimidad como organización o asamblea, cierta diferenciación con otras comunidades. Cuando no una diferenciación radical o fanática.
La fe es absolutamente subjetiva. No puedes evitar que suceda. La ciencia trata de analizarla en términos de neuronas y estímulos; trata de determinarla como fenómeno físico (y posible tratamiento médico futuro). La psiquiatría lo puede ver como un fenómeno alucinatorio. Las comunidades de fe tratan de domesticarla en función de sus intereses institucionales u organizativos o sectarios.
Pero la fe es algo más que todo eso. Es un desapego de todo eso. Inexplicable. Y si radicalmente subjetivo, también altamente sospechoso. Es como una semilla que se ha instalado en el alma y crece. Contrariamente a como se cree, no te separa del mundo en absoluto, todo lo contrario: aprendes a vivir en él de la forma más creativa posible. Las creencias sí te pueden separar del mundo y de los demás de forma algo esquizoide o neurótica, pero la fe es todo lo contrario.
Dejemos que el protestantismo y todas las religiones cristianas encuentren su lugar en el mundo de la forma más civilizada posible, pero la fe que la Reforma en su día restauró en forma de lectura íntima y privada esa fue su mayor contribución a la sociedad moderna que se abría paso. Todo lo demás es secundario. Las comunidades de fe históricas son importantes, pero la comunidad ya no es el individuo y de ahí la eterna canción de la unidad y la separación, del deberíamos de estar unidos, pero no lo estamos, del yo soy más puro o más liberal que tú, etc. De ahí el juego necesario de las interpretaciones, las denominaciones, las sectas. O un Papa que imponga una unidad artificial y basada en la fuerza, o la libertad de formar nuevas iglesias cuando surja otra nueva división. Esa es la condición humana. Pasa lo mismo con las ideologías. Fue así desde el mismo nacimiento del cristianismo.
UN CAFÉ PELIGROSO
ResponderEliminar(Los apuntes de Merlin Fernandes abandonados en el banco de un parque de la Gran Ciudad)
Las almas apagadas necesitan de otras almas que las enciendan. No eches a Platón por la borda. A veces es necesario disolverse en el absoluto. O intentarlo. El reino ideal donde no hay ninguna interferencia u obstáculo. Donde el alma se expansiona sin límite. O se confunde con la eternidad. Máxima felicidad. O máxima indiferencia. Todo se trata de acabar con el sufrimiento como sea.
Caminaba por una calle solitaria de un pueblo en pleno invierno. Hacía frío. Todo parecía hostil. Entré en una cafetería que estaba todavía abierta. Había una mujer sentada en una mesa con un café humeante. La había visto más veces. Unas veces la había visto como recuerdo, otras como obsesión, otras como alguien que había trabajado conmigo. Ahora estaba allí. Me indicó que podía sentarme en su mesa. Quedé sorprendido. No era normal en pueblos como este que una mujer te indique que te puedes sentar para hablar sin saber muy bien quién eres. Quizás ella tendría la misma sensación que yo. Quizás ella me habría conocido en alguna faceta de su vida, o hubiese aparecido en algún sueño o trabajado en algún sitio donde yo había trabajado. Verás, la vida no funciona así. Si no estás seguro de conocer a alguien lo lógico es ser desconfiado y poner el muro o la barrera. Nadie quiere problemas de forma gratuita, y los homínidos podemos ser ambiguos y muy paranoicos. Sobre todo muy paranoicos. Demasiado cerebro y demasiado sistema nervioso. Todo ello nos lleva a la desconfianza paranoica con suma facilidad.
Pero ya me había perdido en mis elucubraciones y la mujer seguía allí sentada, aunque ya no estaba seguro si me había indicado algo o no. Lo más normal era que no. De todos modos seguía siendo una mujer que había conocido en algún momento, y ahora ella se estaba fijando en mí. Me entró una fuerte sensación de haber contactado con algo sobrenatural. Era una fuerte atracción que nada tenía que ver con la atracción sexual ni aun sublimada al estilo freudiano. Era una potente ansia de hablar. Simplemente hablar. Nada más que hablar.
(VIENE DE ARRIBA)
ResponderEliminarLa mujer siguió mirándome y yo me puse nervioso. Me indicó que podía sentarme en su mesa. Allí en aquella silla vacía. No me lo podía creer. Un sueño me llamaba en el orden de la realidad despierta. Fui y me senté.
La mujer estaba borracha. Noté que había bebido y su voz se hacía pastosa y resbaladiza.
"Si..én..tese caba..llerou...y dí..game quiéeen esh usté...."
Miré a mi alrededor y vi que dos personas me observaban desde el mostrador. La camarera ya venía hacia la mesa. Había empezado una situación laberíntica. La camarera me preguntó que qué iba a beber. Le dije un café. Sí, un café.
La mujer entonces me cogió el brazo derecho y me dijo. "No te preocupesh, no est..oy tan borra..cha coomo cree...sh. Tan sólo necesi...to hablarrr. Habla. Parec...esh muy solitario".
La cara viéndola de cerca sí me parecía familiar. Sí, ya sabía quién era, pero había pasado mucho tiempo. Su cara juvenil de fresca sonrisa y escondida malicia era ahora el rostro de una mujer madura con sus incipientes arrugas y su mirada algo opaca.
"¿Te acuerdas de mí?", le dije.
"Cla..a..ro que m'acueerdo de ti. ¿Sigues tan looo..co como siem..pre?" la camarera trajo el café. "¿Sa..abes qué?"
"No, no sé nada...", respondí yo.
"Lo esst..oy..pasando muuy maal..."
De repente me sentí incómodo. Otra vez me había dejado llevar por el impulso y la intuición de irrealidad que a veces me dominaba y aquello se tornaba feo. La vida era eso: búsqueda del milagro de la inocencia perdida para enseguida caer en el infierno del error y la confusión.
No tuve que hacer mucho esfuerzo para verme libre de tal situación pues una mano potente y demasiado pesada me estaba golpeando mi hombro izquierdo.
"Es hora de tomar el viento fresco, so pendejo. ¿Qué haces ahí con mi mujer? ¿Tratando de ligar? O te vas por dónde viniste ahora mismo o las hostias que te van a caer van a ser de campeonato de pesos pesados, cacho cabrón...", entonces me levantó como si fuera un muñeco de cartón y me lanzó contra la puerta de la cafetería.
Esa era la vida real. Eso era lo más típico de las situaciones humanoides. La mierda siempre acaba salpicando cuando mensos lo esperas. Las ideas van por un sitio y la realidad va por otro más bronco, más salvajemente civilizado.
Así que volví a caminar por el pueblo frío y solitario y el ambiente me parecía todavía más hostil que al principio.
Ahora que me pongo a escribir este relato, creo que me lo estoy inventando, pero tampoco estoy muy seguro y me da la impresión de que sí ha sucedido y que todo fue verdad, pero con interrogantes. Los sueños a veces pueden ser muy reales.
Cuando algún político antepone la disciplina de partido a cualquier otra consideración me echo a temblar. He ahí alguien que no me representa. He ahí otro que ha vendido su alma al diablo de la organización o la secta antes que al ciudadano que ha de representar por encima del partido o cualquier jerarquía. Un político se debe a aquellos a los que representa, no a su organización que ha de pasar siempre a ser secundaria. Ahí es donde empieza la corrupción en la política. El partido se independiza de los ciudadanos y busca ante todo su perpetuación como máquina de poder. Oponerse al partido cuando hay que hacerlo en honor a la verdad sería un acto de inmenso valor por parte del político de turno. No hacerlo es un acto de servilismo en nombre de la obediencia y el acatamiento de una organización antes que el servicio al ciudadano. De ahí que la democracia española empiece a verse más como partitocracia que democracia.
ResponderEliminarVALOR DE USO, VALOR DE CAMBIO
ResponderEliminarSuenan las campanas de la iglesia del barrio, pero son campanas electrónicas que imitan las reales. En esa iglesia habrá todavía actos sacramentales para aquellos que creen. He comprado un reloj despertador en un chino ayer por la tarde para colocar en mi mesa de despacho desde donde escribo con mi teclado y mi pantalla, para medir el tiempo al modo del reloj de un campanario. El señor chino que me lo vendió me puso también una pila color oro. Su acento era chino heavy. Hoy día es extraño entrar en una tienda de productos electrónicos en el centro de mi ciudad y encontrarte con un señor amable de la ciudad de toda la vida preguntándote: "¿qué desea el señor? No. Era una pareja joven de chinos con fuerte acento en su lengua que asociaba mal "despertador" con el producto que vendía. Ya no era un despertador para ir a trabajar a una de aquellas fábricas donde ganábamos un jornal para sobrevivir con el dinero en metálico metido en un sobre color manila. Era un despertador para contar mis horas de ocio al lado de una máquina que me transporta instantáneamente por todo el mundo con mi pensión depositada de forma virtual en una nube invisible y con un valor abstracto todavía transmutable en un acto sacramental de compra de zapatos o una barra de pan o un café en cualquier cafetería.
Los flujos del dinero hacen milagros. Su valor se acumula en estratosferas invisibles, incorpóreas, inmateriales y luego se va encarnando en obras materiales, en la posesión de dones sensoriales de uso o función múltiple. La materia y su transformación en dinero realiza una milagrosa equivalencia sacramental entre trabajo, materias primas y otras mercancías en valor abstracto universal instantáneamente fluyendo y fluctuando dentro de la misma nube universal de menor valor a mayor o a veces de mayor a menor sin un posible control racional. Flujos de absorción y distribución y acumulación todo a la velocidad de la luz. Demasiado complicado. Mi reloj despertador es demasiado lento dentro de la vorágine vertiginosa del mundo que puedo abrir con mis teclas.
Hay otro mundo ahí afuera que todavía pertenece a nuestra imaginación, a nuestra recreación, a nuestros sentidos, y todavía sin equivalencias universales con las que contrastarlas. Es un mundo muy rico, muy caprichoso con sus formas y colores, sus detalles, sus sensaciones, sus alegrías o crueldades. Siempre está ahí. Todavía no ha sido clonado en formas equivalentes, salvo en el lenguaje que utilicemos para dárnoslo a conocer.
Es un mundo donde las campanas todavía podrían tocar de verdad y el milagro de la transmutación podría ser de nuevo un misterio sin más equivalencias que las que nos son reveladas a través de nuestras almas. ¿Cómo podríamos recomponer nuestra comunidad? La muerte es la puerta. El reino del Mesías sigue estando cerca. Mi reloj me ha de ir marcando las horas lentamente en modo "real".
NOTAS SOBRE EMPATÍA Y AMOR
ResponderEliminarHay una palabra que me hace parar un poco mi ritmo de reflexión. Empatía. Diccionario: "Participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella, generalmente en los sentimientos de otra persona." Yo reescribo: "Tener la natural capacidad de sentir los sentimientos de otra persona". O también: "Sentir al otro como a mí mismo". Es decir: sin artificialidad alguna o sin pretensión moral o religiosa alguna, uno no puede evitar sentirse parte de la interioridad afectiva y emocional de otro." La empatía es algo muy radical que o sucede o no sucede. No se puede simular, aunque se simula todo el tiempo. Es la negación del egocentrismo, o sea, la incapacidad de sentir empatía por nadie o sólo de forma interesada y en función de mi yo.
La máxima expresión de empatía sería el amor. Palabra muy manoseada, muy dulzona y amañada, muy confusa en la vida de la gente. Palabra que se refiere a una empatía total, incondicional y sin reservas por ciertas personas, por la vida en sí, por uno mismo visto desde cierta distancia afectiva que logra penetrar en lo más recóndito sin mentiras. Empatía, amor y verdad se dan de la mano. No hay verdad donde nunca hubo apertura. El amor a la verdad.
Amar a tus enemigos es una imposibilidad en esta tierra. Se puede hacer de forma abstracta, como una posibilidad super-humana gracias a un don sobrenatural, pero nunca en la experiencia concreta. Quien haya recibido tal don sobrenatural que levante la mano. Me puedo situar en la interioridad de un déspota, o un torturador, o un malvado, pero solo será de forma abstracta para ver los posibles fantasmas que la anidan y las terribles obsesiones que circulan, nunca para amar tal personalidad o interioridad.
Nos podemos mirar a nosotros mismos y ver las aperturas y obstáculos que nos atraviesan, las "contradicciones" en que nos movemos y la manera como tratamos de resolverlas.
La vida de una persona es siempre un milagro. No sabemos nunca dar una explicación correcta a las cosas. De repente alguien siente una fuerte afección por alguien y experimenta empatía o amor. Pero es un sentimiento que no logra explicar, que simplemente ocurre y que de alguna manera ha de satisfacer o sufrir. La empatía se diferenciaría del amor en que no se espera de nadie que nos corresponda, simplemente se nos es dado un don de sentir a los otros, no a todos quizás, pero sí a aquellos con los que nos relacionamos. El amor es más exigente y abarca la vida misma en todas sus facetas, pero no todos pueden vivir tal don, no les ha sido dado y dudo mucho que sea un aprendizaje, que dependa de un aprendizaje. Es difícil creer que se pueda aprender a amar o a sentir empatía por alguien. Mucha hipocresía y simulación y falsedad viene de este supuesto aprendizaje.
A VUELTAS CON LA REFORMA
ResponderEliminarLa reforma a la que se refiere el Señor Segovia es sólo un aspecto de dicha reforma que interesa y es necesario destacar, pero hay otros muchos aspectos de la Reforma o las reformas que no eran esos y se centraban más en consolidar un estado absolutista o parlamentario a la medida de los yeomen, no siempre coincidente con tales objetivos humanitarios, a veces más bien todo lo contrario.
Yo creo que en lugar de reducir estas cuestiones a grandes cosmovisiones que circunscriben formas de ver la vida o paradigmas, quizás sea mejor centrarnos en fenómenos concretos donde posiblemente veamos los múltiples factores que inciden en él y la complejidad de las cosas, imposibles de reducir a modelos anacrónicos elaborados a posteriori. En lugar de cosmovisión sería más acertado hablar las constelaciones que forman una realidad concreta. En el escenario inglés ya está operando la "cosmovisión" de la Reforma, pero no como una idea-bloque que determina toda una época, sino como un factor entre otros factores que siguen operando y además no de una misma forma.
Por poner un ejemplo, hoy día podemos hablar de una cosmovisión posmoderna operando en el mundo capitalista, pero tal cosmovisión opera entre otras muchas que siguen condicionando la realidad: el nacionalismo en sus modalidades, el cristianismo en sus modalidades, el marxismo duro o revisionista, etc... Y aún dentro de tales paradigmas está la realidad concreta de los individuos que, en mi opinión, nunca es capaz de ser determinada o comprendida por modelos sociológicos, pues forma parte del "misterio" existencial de cada uno.
¿Por qué el protestantismo moderno en USA se está manifestándo de tal manera? Habría que ir a casos concretos o fenómenos concretos y empezar a trabajar las motivaciones posibles que dan lugar a tales brotes de fundamentalismo de extrema derecha; pero también aquellos fenómenos que dan lugar a un protestantismo más liberal o de izquierdas, que también los hay y numerosos. Mi opinión es que las elecciones existenciales de los individuos nunca son predecibles, nunca conocemos la raíz misma que da lugar al dominio de una ideología o cosmovisión que luego arrastra a otros muchos individuos a tomar la misma vía.
A groso modo creo que no tomamos en cuenta lo que significó la fe con la Reforma, la obvia libertad subjetiva que promovió, que sembró en Occidente, y que luego fue subvirtiendo toda la vida no sólo religiosa, sino social, económica, política, cultural. Cierto que era una libertad en abstracto, pero a diferencia de la libertad socrática, era una libertad dentro de un Dios vivo que opera en las vidas de la gente de una forma que trascendía toda institución e ideología del momento y que por eso creo tal alarma que hasta Lutero tuvo que machacar con Romanos 13 y Calvino dar una organización segura a la iglesia que evitara todo “libertinaje”, o los puritanos, etc. La Reforma siempre se movió entre estos dos extremos o polos: por un lado la absoluta libertad subjetiva de la fe, y por otra el control comunitario, institucional, moral, político, etc. de los creyentes o el pueblo en general. La Reforma no fue una cosmovisión única y transparente en todos aquellos territorios donde actuó, fue una semilla, un potencial, una posibilidad sin ideología concreta que la determinara como liberal, conservadora, fascista, etc. (Para Erich Fromm era la semilla del fascismo).
Hay caminos que sigo y me llevan desde un lugar externo, que me resulta indiferente por lo muy transitado y común y además asociado a una rutina obligada; a otros lugares sagrados, con un sentido simbólico capaz de reunir las mejores sensaciones, las mejores esperanzas, las visiones más nobles del paisaje natural o urbano. Comienzo a caminar como una peregrinación y todo el recorrido es un viaje de lo profano a lo sagrado, con sus diferentes tonalidades de color, de sonido, de formas y contornos.
ResponderEliminarPuedo encontrarme con alguien conocido. Nos saludamos. Hablamos. Nos despedimos. Cada persona es una apertura a otro aspecto de la vida. He llegado a un sitio desde donde veo las montañas no muy lejanas y ya comienzo a descender hacia el valle.
EL ANTIGUO CEMENTERIO CIVIL
ResponderEliminarEl antiguo cementerio civil ha dejado de ser civil para ser cementerio común a todos los ciudadanos que fallecen. Incluidos los niños. Con triste dolor. Pero el cementerio común ya no es lo que fue. Es más un lugar que representa una pasada época que un espacio común de triste despedida a nuestros desaparecidos en cuerpo presente que habían de reposar en nichos y tumbas hasta que el tiempo concluyera con la misma disolución de la carne.
El cementerio civil había sido un lugar aparte dentro del cementerio que enterraba a los seres humanos bautizados y certificados como católicos, que era el cementerio común, el cementerio normal. El cementerio civil era el gueto post mortem de los que se declaraban por razones profundas o por procedencias extranjeras, protestantes, masones, socialistas o comunistas que rechazaban ser enterrados por su enemiga la Santa Iglesia. También ciertos republicanos de confirmada laicidad que hacían de su entierro un testimonio insoslayable de su postura. No sabemos si había algún judío o musulmán, pues después de la guerra civil algunas bandas fanáticas vengativas hasta con los muertos se habían dedicado a romper lápidas y destruir tumbas para así manifestar hasta dónde puede llegar el odio al enemigo. Incluso al más allá si hubiese sido posible a través de los símbolos que pretenden conectar el más acá con ese más allá fuera de nuestro alcance. La enfermedad de los humanos puede alcanzar tal tipo de locura entre otras cosas. Dios nos libre de tales aberraciones. Amén.
No voy a enumerar tumbas de personas que llegué a conocer y que siguen allí, en ese espacio del antiguo cementerio civil, esperando un tiempo futuro indefinido en que serán inexorablemente erradicadas para dejar paso a no sé sabe todavía qué habrá de ocurrir con tan insólito lugar de herejía y pensamiento voluntariamente escindido de la Santa Iglesia Católica Romana cuando su poder espiritual abarcaba también la vida terrenal en forma de identidad civil con sus certificados correspondientes de bautismo y demás. Eran los tiempos en que la normalidad española no se podía concebir de otra manera sin arriesgarte a la señalización social y espiritual que nombraba y apuntaba al peligro de la anti-España.
En Gijón hay otro cementerio más amplio y más moderno que nunca he visitado. Está bastante más alejado de la ciudad. Pero el ritual de los entierros y su significación ya no es lo que fue. Ya todos somos ciudadanos normales ante el más acá y el más allá. El fuego purificador de la carne de los hornos crematorios nos deja a todos o a a casi todos reducidos a las comunes cenizas grisáceas distribuidas en urnas particulares para su discrecional uso. Todo bajo un halo de profesionalidad impecable. Amén.
EL CULTO PROTESTANTE DEL CEMENTERIO CIVIL DE CIARES EN EL DÍA DE LOS DIFUNTOS
ResponderEliminarMiraba las tumbas y los nichos. Llevaba una biblia en la mano forrada en piel. Era la época de Franco. Años sesenta. Llegarían más de sus correligionarios: los creyentes evangélicos. Familias con sus hijos todavía niños o adolescentes. El cementerio civil se iba llenando de visitantes diversos, pero la mayoría eran los protestantes de la Capilla Evangélica de la Calle Prendes Pando. Allí yacían sus fallecidos y en esta fecha la comunidad hacía un culto especial en memoria de sus muertos. Siendo el treinta y uno de noviembre no era raro ver el cielo gris otoñal cubrir la amplia vista hacia los montes de Deva o el Pico Fariu, más cercano el Picu San Martín. La escena reunía esos componentes propios del Día de Los Difuntos que hacen posible una seria meditación sobre la muerte y el más allá. Las biblias bajo el brazo o cogidas de la mano imponían un respeto por la revelación de la letra impresa que habría de ser leída con veneración en unos momentos. Pero había también un halo de espíritu romántico sacado de algún poema de William Worthwords que se podía haber escrito en aquel momento en toda su inspiración, pues al ir oscureciendo el cielo cada vez más encapotado, resaltaba el verdor de los prados y los montes acariciados por un aire fresco melancólico.
El culto protestante del cementerio civil del Día de los Difuntos era una especie de paréntesis de tiempo sagrado que surgía al juntarse una congregación de personas de pie y a la entrada del Cementerio Civil en aquella húmeda antesala más propia de entrada a una morgue o un macelo que un venerable lugar de difuntos. Y en ese silencio inesperado, de repente unas cincuenta personas de todas las edades cantaban esos himnos tan hermosos de sus himnarios, que solo era posible oírlos alguna vez en alguna película americana del oeste u otras donde aparecía un culto protestante. Los himnos eran profundamente solemnes al tiempo que hacían referencia a la trascendencia de un Dios salvador en su hijo Jesucristo. No había ninguna señal de liturgia o de signo común en otras iglesias cristianas como la cruz o las velas ni representación alguna divina.
Luego venía la lectura de algún pasaje de la Biblia que todos iban siguiendo con sus biblias abiertas, seguida de una breve predicación de algún pastor o presbítero (anciano) invitando a participar del mensaje evangélico del más allá real y palpable siempre según la Biblia, la esmerada impresión de aquellas biblias Reina-Varela de 1960. Y todo acababa con aquel himno famoso del final del Titanic "Más Cerca oh Dios de Mí" y una oración final.
Luego era ya la dispersión bajo un cielo ya casi oscurecido. Algunos años llovía u orbayaba y todo contribuía al repliegue espiritual propio del momento, del Día de los Difuntos. Las tumbas quedaban en su silenciosa soledad y la vida seguiría con su inexorable devenir en el tiempo. Luego, el Cementerio Civil se cerraba y todo retornaba a su rutina.
Any time we write something related to the past or to any of our own interior landscapes we realize there's something left, something we didn't say because we weren't able to open up the whole territory of our imagination with enough freedom. That's the tragedy of our existence: we get stuck in in the development of our freedom because we think we aren't entitled to our own being as we think it belongs to so many things that compels us to yield to them because they are better than us, or because we fail to grasp reason or the truth, or even because we can fall into the desperation of getting lost for lack of self confidence.
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